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2.4.5.2. El Danteum, Roma 1938-1940

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Guaicamacuto 1955

Guaicamacuto 1955

2.4.5.2. El Danteum, Roma 1938-1940.

Podemos considerar que el proyecto de “El Danteum” es la obra póstuma de Terragni, de hecho estará dedicada a glorificar el poema de El Dante, “La Divina Comedia”; esta obra estaría ubicada en el foro romano, asomándose sobre la vía Imperiale y nuevamente glorificando al nuevo imperio, dialogando con la Basílica de Majencio y el Foro de Vespasiano que le están cercanos. Va a ser una obra de características únicas, va a conjugar la arquitectura con la comedia, con el arte, con la matemática del Dante, edificio encerrado en sí mismo, negado a su exterior, hecho para la meditación y la contemplación; por eso existen arquitecturas que funcionan como textos, que se diferencian al sentido tradicional entre su significado y su forma. El Danteum posee una estructura literaria, narrativa, más que arquitectónica, vale decir, convertir las esencias de un texto en formas tangibles. El Danteum se aleja de la modernidad y se distancia de la pura abstracción poniendo los mecanismos de la nueva concepción arquitectónica al servicio de una alegoría.

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La Divina Comedia de Dante está representada en el Danteum a través de una serie de elementos gramaticales capaces de ser leídos como un texto. Terragni estudia la estructura del poema, pero ignora su narrativa, para los efectos no le interesa, le interesa la ley armónica que sintetiza la unidad y la trinidad. Y para expresar esta unidad el arquitecto asume la proporción áurea, introduce el rectángulo áureo que supone un desplazamiento al propio significado de la obra literaria.

En la concepción de la obra, Terragni asume la proporción áurea para lograr un proyecto de marcado carácter ontológico, la búsqueda de la representación física del camino del cielo al infierno descritos por el Dante son en el fondo un recorrido por los distintos estadios del ser, es el camino hasta lograr su liberación total, es decir, el paraíso.

El programa asumido por Terragni en su proyecto es de una gran particularidad, es una alegoría del poema y del Dante mismo, expresada geométricamente, la planta del edificio es generada por dos figuras: un

rectángulo áureo, que como referencia su lado mayor es igual al lado menor de la Basílica de Majencio, y dos cuadrados cuya parcial sobreposición crea el acceso al edificio, el primer elemento que nos encontramos es un muro dispuesto paralelamente a la fachada que mira sobre la vía Imperiale, esto permitía un estrecho pasillo con un suave desnivel que alcanzaba la entrada, dejando libre la visual hacia el Coliseo. Una vez superado este estrecho pasillo, nos encontramos con tres salas dedicadas respectivamente al infierno, el purgatorio y el paraíso, queda un cuarto espacio en apariencia excluido: es un patio cerrado, un umbral que habla de la referencia a la vida de Dante hasta los treinta y cinco años de edad; este espacio es el que da entrada a los otros tres. El espacio dedicado al infierno tiene características de templo, es un rectángulo cerrado, con aberturas tapiadas y con escaleras que no llevan a ninguna parte y no dejan ver el cielo -“ay de vosotras almas pecadoras nunca esperéis volver a ver el cielo”. El espacio dedicado al purgatorio, se encuentra en un estadio intermedio, está flanqueado por gruesas paredes pero cenitalmente se puede vislumbrar el cielo. En la cúspide del purgatorio se encuentra el Paraíso Terrenal, el Jardín del Edén, la promesa hecha por Dios a los justos, esto está simbolizado por una gran sala hipóstila de cien columnas de cristal transparente que proyectan una gran luminosidad.

Con esto se da por abandonado todos los proyectos para la vía del Imperio y el desvanecimiento de todos los sueños de grandeza del fascismo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial dejó huérfanas a muchas otras iniciativas como la Exposición Universal de Roma que estaba programada para 1942, sin embargo toda ésta pléyade de arquitectos sentarían las bases para la arquitectura de la postguerra.

Plano del Danteum donde se puede apreciar las dos plantas y el croquis de la proporción áurea

Maqueta volumétrica del Danteum

El conjunto de toda esta obra, construidas y en proyecto, nos demuestra su gran profesionalismo, idealismo y tenacidad en el sostenimiento, y en la incansable defensa de una nueva manera de ver y hacer arquitectura. Giuseppe Terragni nos manifiesta a través de su obra una perfecta ubicación con su tiempo, es idealista y mantiene consecuentemente el espíritu racionalista de la arquitectura pregonada por el “Grupo de los 7”, dentro de su accionar proyectual se enfrenta en forma crítica a la arquitectura aristocrática de la Italia de su tiempo, sin embargo no deja de representar una respuesta intelectual y artística que siempre estuvo enraizada en la cultura italiana.

Terragni, en su corta vida, lo observamos con una fuerte personalidad independiente, solitario, lleno de idealismo y poseedor de un pensamiento de avanzada para su época. Su obra arquitectónica logra unir dos corrientes

para el momento, por un lado, el lenguaje industrial de los futuristas, y por el otro, reinterpretar y poner al día la fuerte tradición cultural italiana siempre presente en su arquitectura.

La Italia de principio del siglo XX se fundamenta básicamente en la idea del “Risorgimento” o dicho de otra forma “Il ritorno al ordine”. Italia está recién unificada es una república y arde en deseos de poseer una identidad propia; su primera manifestación es el renacimiento artístico después del drama de la primera Guerra Mundial, encuentra su razón de ser en unas certezas, del recuerdo de un pasado tranquilizador, revividos en la atmósfera mágica de iconografías que ya están fijas en la memoria ciudadana, pero sin embargo alejadas de las experimentaciones de vanguardia de un futurismo y un racionalismo que ya empujan hacia nuevas ideas. Estas expresiones hacen su eclosión a partir de 1922, las ideas del “Novecento”, (siglo XX) se consolidan en la exposición organizada por Margherita Sarfatti en 1924156 en la XIV exposición Internacional de Arte de Venecia, en la “Prima Mostra del Novecento Italiano” en Roma, en 1926, y en la Seconda Mostra en 1929, todo ello representó el lanzamiento del movimiento artístico nacional, que representaba el ideal artístico del fascismo.

Mussolini nunca estuvo inclinado hacia una determinada corriente artística o arquitectónica en particular, que hubiera podida avalarse como un “Estilo fascista”, él siempre estuvo inmerso en el mito de “La Romanitá”, con la grandeza del imperio antiguo, con el ideal de la modernidad, con la revolución fascista y además con un sentimiento más amplio que era el de la “Mediterraneidad” que implicaba la fijación en la mente de los paisajes y las tradiciones itálicas. Mussolini si supo construir una serie de imágenes genéricas, pero de un fuerte impacto, con lo que trataba de identificar en forma clara a Italia. Por ello, y en la realidad, ningún carácter específico

156 Margherita Sarfatti (nacida Margherita Grassini), (Venecia, 1880 - Cavallasca ,Italia 1961). Fue una intelectual, coleccionista y crítica de arte italiana de origen judío, famosa por haber sido amante de Mussolini. Estuvo involucrada en los movimientos artísticos italianos de la época. Cuando la política fascista se vuelve intransigente y adopta las leyes raciales de inspiración nazi, se aleja de Italia y viaja a Argentina y a Uruguay, trabaja como periodista y crítica de arte en el periódico El Diario, en 1947 regresa a Italia para retirarse hasta su muerte en su villa de Cavallasca.

emergió, ni por la arquitectura ni por las artes figurativas, sin embargo en el trabajo de los arquitectos y artistas en el recorrer de los años treinta hubo una búsqueda intensa en establecer un “stile fascista”.

Sin embargo, ante este panorama de gran exaltación recordemos la aparición en 1926, del importante “Gruppo 7”, conformado por una agrupación de jóvenes arquitectos como: Figini, Pollini, Larco, Guerra, Frette, Libera y Terragni, que promueven la corriente del Racionalismo, una propuesta de las más avanzadas de Europa para el momento. Esta nueva corriente se coloca al servicio del fascismo, e intenta con ello representar el espíritu ideológico de Mussolini en contrapeso al clasicismo y busca una bconexión con el constructivismo Ruso y el racionalismo de los alemanes y franceses como Le Corbusier, Mies Van Der Rohe, Gropius y otros, que fundamentan su arquitectura en la exclusión de todo ornamento, la línea de la forma geométrica y la uniformidad cromática, estableciendo la voluntad de pertenecer al movimiento moderno.

Después de estas consideraciones podríamos decir que existió una arquitectura fascista?, un estilo fascista?, no podemos aseverar que existió un estilo arquitectónico fascista, para crear un estilo es necesario disponer de tiempo, poseer una mayor homogeneidad y la posesión de una concientización real por parte de la sociedad en su conjunto a quien va dirigida, algo que con ningún esfuerzo propagandístico de dos décadas se puede lograr.

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