Creo que el cine es una herramienta terapéutica. Desde hace casi un siglo, las cintas de monstruos o kaijus gigantes vestidos de lagartos nos han demostrado lo catártico y divertido que parece ser meterte en una botarga de reptil y destruir una maqueta entera de Tokio. La destrucción es inherente en la infancia; de niños nos shingamos castillos de arena para auto-‐medicar nuestras ansias animales, y de grandes reprimimos todos eso y nos encargamos de hacernos trizas a nosotros mismos en lugar de castillos. Más o menos de eso habla la nueva cinta de Nacho Vigalondo, el cineasta de culto / actor de comerciales ochenteros de origen español, quien vuelve a la pantalla grande luego de una abrupta serie de películas malísimas con una historia extremadamente original titulada ‘Colossal’, o ‘Ella es un Monstruo’ en América Latina (spoilers). La película es una amalgama de géneros de comedia negra, ciencia ficción y películas de monstruos gigantes que se parten la madre en ciudades llenas de gente asiatica. El estilo del director Nacho Vigalondo es de tomar conceptos absurdos y ridículos para contar una historia de personas con pedos reales, como el amor, la soledad, y en esta caso, el miedo a crecer, en un sentido algo literal. Gloria, la protagonista de Colossal, es una chica entrada en los 30’s que descubre que su vida es insignificante luego de que su ex la corre de su lujoso departamento en Nueva York por su constante problema de alcoholismo. Gloria regresa a su semi-‐vacío pueblo natal a una casa vacía y se re-‐conecta con Oscar, su amigo de la infancia, quien vive una vida simple y decide cuidar de Gloria durante esta nueva etapa. Todo cambia luego de una noche de peda intensa cuando Gloria cruza por un parque camino a su casa, a la mañana siguiente se topa con la noticia de que un monstruo gigante causó muerte y destrucción por su paso en Seúl, Korea, que luego desapareció misteriosamente, un monstruo que caminaba misteriosamente igual a ella. A partir de esto, Gloria descubre que cada mañana, durante unos minutos, cada vez que ella entra a ese parque, se manifiesta como un monstruo gigante del otro lado del mundo, algo que parece divertido al principio, pero luego se torna horripilante. Adicciones. Las adicciones son una temática constante dentro de la película. Buen ejemplo es el personaje de Gloria y su lucha interna por dejar de beber y de hacer pedazos su vida (o edificios).