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A través de un libro, expertos brindan un panorama del VIH-Sida a 40 años de su origen
Texto y foto: Darwin Ail
Acuatro décadas del VIH y el sida, Yucatán sigue ocupando los primeros lugares de incidencia; lamentablemente todavía existe el estigma de que se puede contagiar si se usa el celular, la toalla de una persona portadora, por ejemplo, de acuerdo al libro “Los efectos sociales del VIH y el Sida en México: cuatro décadas de pandemia”, de los doctores Miguel García Murcia, Juan Carlos Mendoza Pérez y Héctor Salinas Hernández.
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Al anunciar la obra en rueda de prensa, la investigadora y activista Ligia Vera Gamboa destacó que España va muy avanzado en la vacuna y se espera que en los próximos años ya se tenga.
“México participó en un ensayo en una vacuna, no recuerdo de que país, pero ya no se avanzó. Desde hace varios años que nos han dicho que pronto se logrará y esperemos que esto sea una realidad”, indicó.
Vera Gamboa explicó que el VIH es un virus sumamente cambiante y esto es su problema para atacarlo, “pero siento que los fallecidos desde que inició la enfermedad han sido más por sida que por covid-19”.
Señaló que de acuerdo al Centro Nacional para la Prevención y el Control del VIH y el sida (Censida) Quintana Roo, Colima, Yucatán, Tabasco y, por primera vez, Baja California ocupan los primeros lugares de incidencia.
Recordó que anteriormente los primeros lugares lo ocupaban los estados de la Península de Yucatán, Quintana Roo, Campeche, Yucatán, Coahuila, donde Campeche logró reducirle a la epidemia.
En su turno, Ricardo Maldonado Arroyo, uno de los autores del material, detalló que entre los 20 capítulos que integran la obra se abordan temas como la sociedad civil y ciudadanía, sujetos emergentes de la pandemia, y los saberes y experiencias en torno al VIH-Sida.
“Lo que pretende este libro en su origen es actualizar un análisis que se hizo en 1988, casi a inicios de la pandemia, se publicó un libro que se llama el Sida en México, efectos sociales. Este libro fue el primero en estar dirigido a la esfera social. Con este material se quiere conmemorar y hacer un recuento desde el inicio de la pandemia por el VIH”, señaló. El profesor investigador recordó que el VIH es más que un padecimiento clínico, pues también
PSICOLOGÍA EN PUNTO / APRENDER A DECIR NO
Alas personas complacientes (en inglés, people pleasers, yo me considero una de ellas) nos cuesta trabajo poner límites, en otras palabras, decirle que no a otras personas, ¿pero por qué? Porque nos incomoda que otras personas estén enojadas con nosotros(as). Primero, tenemos que recordar que las únicas personas que se van a enojar de que les pongamos límites son las mismas que se beneficiaban de que no tuviéramos ninguno; segundo, porque tenemos ese estilo de negociación asociado al sacrificio de “yo pierdo, las demás personas ganan”, es decir, no nos importa incomodarnos con tal de que otras personas estén modifica o altera las relaciones sociales de quienes la padecen.
Aunque precisó que se trata de un material nacional y no se desagregan cifras por estado, pues se abordan temas como la situación que vivieron las mujeres con este padecimiento, qué sucedió con las comunidades indígenas, además de cómo afecta en la esfera social de quienes lo padecen.
Vera Gamboa precisó que este libro tiene toda una base científica con enfoque social, y destacó que el CIR guarda especial interés en promover el conocimiento acerca del VIH-Sida.
El libro Los efectos sociales del VIH y el Sida en México: cuatro décadas de pandemia fue coordinado por los doctores Miguel García Murcia, Juan Carlos Mendoza Pérez y Héctor Miguel Salinas Hernández, cuenta con la participación de especialistas en ramas como la antropología, comunicación, derecho, biología, historia, medicina y literatura, entre otros.

Se presentará el viernes a las 18 horas en la videosala del Centro Cultural Olimpo, donde se podrá adquirir. También estará disponible en las librerías Somos Voces. La versión digital se podrá descargar próximamente en la página electrónica de Historiadores de las Ciencias y Humanidades, www.hch.org.mx bien, pero nos olvidamos de que también somos personas, y nos tendríamos que plantear la opción de dejarnos a lo último o, de plano, olvidarnos o hacer a un lado o menospreciar nuestras necesidades, deseos, puntos de vista, opiniones, pensamientos y sentimientos.
Quizá nos cuesta decirle que no a las personas porque tenemos que trabajar nuestra autoconfianza, y desarrollar la firmeza en nuestras convicciones personales, y encontrar otras emociones a las que podemos asociar el decir no, y además del miedo a que se enojen, quizá el saber que las emociones de otras personas no son mi responsabilidad, quizá una corresponsabilidad, pero también puede ser que empiece a darme cuenta cuando las personas me están manipulando al enojarse conmigo, o las personas ya saben cómo salirse con la suya, y que además, terminamos haciendo o diciendo cosas que no queremos con tal de que no se enojen, y nos estamos perdiendo en el proceso, tal vez accedemos a lo que nos piden porque no creemos que las otras personas son capaces de salir adelante por sí mismas, no confiamos en ellas, o porque queremos que nos necesiten, porque creemos que así si estamos resolviéndoles la vida es la única manera que nos van a querer o que nos pueden querer.
Decir que no puede ser liberador, ser autocuidado y amor propio, dejar que se enojen contigo porque estaban acostumbrados(as) a pasar encima de tí como alfombra, si se tienen que enojar para aprender a respetarte y entender que su relación contigo va a cambiar de ahora en adelante, es entonces cuando vale la pena poner límites para mejorar la calidad de tus relaciones y aumentar tus niveles de bienestar sin sentirte egoísta. Las personas se las pueden arreglar sin ti, pueden aprender sin ti, no eres indispensable para su estabilidad, y si lo eres, es que dependen demasiado de ti. Decir que no es hacer a las personas más independientes.