Revista digital El Gesto Noble N° 3, julio 18 de 2021 ISSN 2805-637X

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ÍNDICE El Gesto Noble, una oportunidad para encontrarnos y narrarnos John Fredy Quintero Zuluaga – Alcalde de El Carmen de Viboral

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Sección: Víbora Festiva Carnaval de Comparsas: El nacimiento de una nueva criatura mítica

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Yeison Castro Trujillo

Genealogía del pregonero Juan Felipe Ospina Villada

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El Gesto Noble en 25 +1 hitos, curiosidades y anécdotas

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Cuando se habla de El Carmen de Viboral la gente piensa en teatro

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Flora Quijano Upegui

Juan Camilo Ramírez Betancur

Sección: Un panorama a el Gesto Noble, XXVI edición El teatro que cruza fronteras Eisen Hawer López Chica

Travesía por los grupos locales y regionales Argiro Quinchía Ortíz

XXVI Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble

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Una apuesta al teatro local y regional Edwin Villa Betancur

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Sección: En el taller Cajas mágicas o Lambe Lambe. El teatro más pequeño del mundo

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Lizeth Ramírez Tangarife

El espectador emancipado. Encuentro de pensamientos con Jorge Dubatti sobre La Escuela de Espectadores

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Mónica Cuadros Guisao

Sección: El Gesto expandido Sentir, crear, transformar y soñar el espacio donde estoy, un Gesto para ser

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Juan José Ossa Zuluaga

Dramaleón, teatro de títeres: diez años de resistencia y de goce estético

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Sara, el laberinto de la memoria teatral

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Paula Toro Sierra

Ricardo Ospina Gallego

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El Gesto Noble

una oportunidad para encontrarnos y narrarnos

John Fredy Quintero Zuluaga – Alcalde de El Carmen de Viboral El teatro es una de las manifestaciones artísticas más importantes e históricas de la humanidad, es mirarnos en un espejo y encontrarnos con lo que somos, con los recuerdos de lo que fuimos y con los deseos de lo que queremos para un futuro. En él tenemos una representación de la vida desde diferentes matices y miradas con la magia que encierra en cada escena.

Podríamos decir que el punto de partida del teatro es la condición humana que está repleta de historias. A nosotros nos componen los relatos de nuestros padres, abuelos y generaciones anteriores. Gracias a ello podemos darle sentido a la existencia pues necesitamos saber de dónde venimos, cómo llegamos hasta acá y hacia dónde vamos. En la posibilidad de narrarnos están los medios para construirnos y deconstruirnos, entendernos y crecer desde el espíritu. Después de ello llegan los personajes que reúnen nuestras características y los actores se desnudan y como el ave fénix, renacen en otro cuerpo y en otro ser que muchas veces les significa cambiar la manera de caminar, hablar, mirar y entender el mundo. Un reto que solo puede materializarlo alguien con mucho talento, con la valentía de enfrentarse a un público y con el don de cautivar en cada una de sus expresiones.

XXVI Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble


Este año regresa el XXVI Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble que reúne las historias y los personajes de lo que somos como carmelitanos, antioqueños, colombianos o ciudadanos del mundo; a fin de cuentas, nos separan y dividen muchas cosas, sin embargo, en el fondo estamos unidos por la sensibilidad del arte. Esto es lo que perdura, es lo que generaciones pasadas nos dejaron y debemos valorar puesto que generaciones futuras sabrán beneficiarse. Con una programación amplia y atravesados por un periodo de pandemia, aprovecharemos cada actividad para aportarle a la reactivación social y económica y dar una luz de esperanza en medio de tantas lágrimas. Es un esfuerzo desde el sector público y privado pues buscamos que en cada casa, tanto de la zona urbana como de la zona rural, las personas vibren, conozcan y disfruten de un Festival de Teatro que le ha dado renombre a nuestro municipio y que

año a año nos demuestra que El Carmen de Viboral es un territorio cultural. La identidad de un territorio está en las representaciones que hacemos de él, en la música, la pintura, la danza, la escultura, la literatura y demás; es hacer lo intangible tangible, materializar lo que vemos, plasmarlo de alguna manera que encierre toda una época. Gracias a esas representaciones tenemos la oportunidad de viajar al pasado y saber cómo se vestía un campesino del siglo XIX, y agregándole a ello un poco de imaginación, nos arriesgamos a mostrar cómo será la vida en el siglo XXV. Sin importar las condiciones, el teatro es un arte vivo que se apropia de las calles, las esquinas, los bares, las tarimas y todos los lugares donde se abre el telón y florece la dramaturgia. Sus vertientes han encontrado la manera de abrirse un cupo en las páginas de la historia y dejar una huella,

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además, de que constantemente conversan con otras expresiones artísticas y en todos los casos han aportado a que seamos una mejor sociedad ya sea desde la denuncia, la sátira, el humor, la melancolía, los silencios o las grandes comparsas.

Antioquia nos entregue otros recursos. Además, fortalecimos el Programa Municipal de Estímulos de Creación y Proyección Cultural en la categoría II Convocatoria de Concertación de Espacios Culturales para las Artes Vivaspasando de 95 millones a 145 millones de pesos.

Como Administración Municipal tenemos una apuesta decidida por seguir fortaleciendo los procesos culturales del municipio dando la importancia que se merecen quienes se han encargado a lo largo de los años de darle forma y fondo a lo que conocemos como teatro en El Carmen de Viboral. No hemos parado un solo día para cumplir el sueño de un Teatro Municipal.

Con esto lograremos que los espacios culturales del municipio tengan un aporte de la Alcaldía y una oferta y agenda permanente que podrán disfrutar propios y visitantes. Eso es reactivación cultural, social y económica. Por supuesto, con esto le apuntamos a seguir haciendo de nuestro territorio un lugar donde las artes encuentren procesos de formación y proyección.

El Ministerio de Cultura nos entregó 6 mil millones de pesos, desde la Alcaldía pondremos cerca de 2 mil millones que provienen del empréstito aprobado por el Concejo Municipal y adelantamos gestiones para que la Gobernación de

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El teatro, en estos tiempos, tiene que ser fuente de vida, inspiración para seguir adelante y un espacio de diálogo y encuentro. Necesitamos volver a mirarnos a los ojos. En esta nueva normalidad, bienvenido sea el XXVI Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble.

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“Las criaturas míticas son productos artificiales con los que los seres humanos se dicen así mismos algo urgente y vital”. Alessandro Baricco

El Festival de Teatro El Gesto Noble desde su creación tuvo entre sus búsquedas una apuesta esencial y contundente, espantar el miedo. Su origen tiene esa explicación, un gesto noble que nace en medio de una oscura coyuntura social y violenta en la localidad y el país y en el que ya por veintiséis versiones sigue enseñándonos cómo el arte se convierte en especial dispositivo de transformación, pensamiento, fuerza y utopía como ofrenda de dignidad y nobleza para con nosotros mismos. Desde hace ya algunos años el Festival cuenta con un luminoso

ritual de apertura, Comparsas, que nos asombra con su sorprendente diversidad, colorido y gracia. Un carnaval que busca revivir un antiguo ritual sagrado, una fiesta al son de tambores para celebrar la vida a través de un lenguaje corpóreo y visible, y recuperar un viejo baile olvidado. Este año el Festival retomará su gran apertura local con su ritual, el Carnaval de Comparsas; y llega con su calor y sus gritos que muestran su esencia. ¿Qué es lo que expresa? El Carnaval siempre ha mostrado el juego de mirar y de ser mirados, el asombro constante, las extravagancias, lo visceral y lo sensible, hasta el punto de convertirse para muchos, en el pequeño acontecimiento más determinante del Festival. Este año, nuestro Carnaval de Comparsas muta hacia un nuevo origen.

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Ese paisaje enorme, juguetón y festivo que ha sido el Carnaval hoy es más que una fiesta de representaciones, ahora el carnaval se convierte en más de lo que es, cruza los límites superficiales del espectáculo y toma su forma como organismo vivo, como “criatura mítica”. El artista es un médium del que se apodera el carnaval para invocar uno de nuestros mitos perdidos, la víbora, una Víbora festiva. Esta criatura recién nacida y que se desliza como elemento formal de conocimiento y reconocimiento local, tiende a convertirse en un ser con existencia íntegra para explorar las más hondas emociones sobre la sociedad, el pensamiento, los hombres y mujeres de cada época. La Víbora festiva se consolida como un compendio de valores y manifestaciones

culturales, se propone como apuesta para recuperar los fenómenos pasados y presentes como pobladores de un territorio a través del encuentro de la expresión colectiva. A partir de ella, nos es posible reconocer nuestro poder de crear infinitos dentro de los límites: el Carnaval de Comparsas se permite desde este año constituir su mito fundacional, la comparsa como una tribuna social para recrear mundos, para moldear y reconocer nuestra propia identidad, la posibilidad de tener una visión más universal que pueda penetrar hasta el corazón de la historia y descifrar nuestro pasado común, tan desconocido todavía. Es preciso que una criatura como esta se permita leer las viejas y presentes crónicas, revele el sen

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tido particular de cada una de las épocas por las que atraviesa unterritorio. Sin embargo, es fundamental entender que los mitos nacen de una idea pero están destinados a una evolución creadora. La Escuela de Artes de El Instituto de Cultura con artistas influidos por la naturaleza y la vida, se ha encaminado en la ardua tarea de conquistar una gracia artística definitiva. Con su ayuda tendremos la confianza de que nuestra “criatura mítica” sea la concurrencia de los sentimientos y la cultura, una cultura en toda su latitud y profundidad, más honda y más completa, enriquecida por las fuentes clásicas, “sus historias, personajes y épocas” y un sentimiento que encuentre el eco de lo común que no es más que la voz de lo natural, ese folclor que nace de la historia

pero con la capacidad de rodar de boca en boca como la expresión de los sentimientos más simples. Con este panorama, no hay nada más antojadizo para conocer el fondo de nuestra historia secreta en un Carnaval que se vuelve mito. Ya lo tenemos. Esperamos que esta criatura que ahora descendió a la tierra para enseñar a los hombres y mujeres las bases de la civilización local, nos contagie de conocimiento, idealismo y aspiraciones que podamos propagar con una marcha asombrosa. Es urgente entonces insistir en que nuestra nueva “criatura mítica”, nuestra Víbora festiva, sea capaz de abarcar y organizar en una sola visión, el dinamismo vital infinitamente libre de un pueblo con sus “historias, personajes y épocas”.

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Genealogía del pregonero Juan Felipe Ospina La oralidad constituye nuestro primer frente civilizado. Antes de ella, el silencio merodeaba en las vastas soledades. Era un silencio cargado con el rumor de los vientos en las frondas, con los rugidos de los depredadores, con las primitivas cancioncitas de las aves. Todo ello era silencio no porque no sonara, no porque no hubiera oídos para percibirlo, sino porque todavía nadie hablaba sobre él, nadie describía el silbido del viento, ni narraba el terror de las garras, ni ponía letras a las melodías. Pero fue tal vez a través del canto, del emular el canto, que apareció la voz. La voz, entendida más allá de sus propiedades sónicas, fue entonces más que un mecanismo del instinto. Adquirió expresividad, se complejizó en la medida en que la experiencia de las manos se hizo fina, ágil, contundente; en la medida en que nuestra columna se irguió y pudimos ver

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más allá, en el horizonte; en la medida en que fuimos más de nosotros y tuvimos que coordinar más hambres, más emociones, más ideas. La voz se esparció como un virus, contagió las mentes y desencadenó la transformación más portentosa de la que tengamos noticia en este pálido punto azul. Pienso la voz como uno de los simultáneos saltos tecnológicos que impulsaron nuestra carrera humana. Contemporánea de la fabricación de herramientas y de la utilización de pigmentos para trazar bisontes, el habla propulsó el estrellato de la especie. Usamos nuestro equipamiento biológico para desarrollar este instrumento, que, a la larga, hizo de nosotros un bocado difícil de tragar. Al principio no existía, y luego, con experimentación sucesiva, se fue refinando el mecanismo, hasta permitirnos ventajas todavía hoy irremplazables. Piensen que ni a un prodigio como Stephen Hawkins, quien no podía hablar, no le fue dado prescindir de la voz. Tuvo que hacerse a una simulada.

El conocimiento que desarrolló está en sus libros, claro, pero, para sobrevivir, necesitó fabricarse, literalmente, una voz. Fabricamos la voz en torno al fuego, en los cotos de caza, en los lechos de pieles y paja, en los manantiales donde abrevamos, en las noches sin luna. Ensayamos y ensayamos el nombre del tigre, las especificaciones de la flecha, los adjetivos de la ternura, las posibilidades de la sed, las historias del miedo. Y así, poco a poco, en la medida en que las voces fueron proliferando, comprendimos que todo no era igual. Que hablar no siempre era la misma cosa. Había a quien se le daba la charla íntima, entre amigos, pero prefería no hablar en público. A otro le era fácil fluir explicando a todos las formas de hacer tal o cual tarea. El de más allá tenía la capacidad torácica ideal para dar mensajes en situaciones de peligro y ser escuchado hasta en las bancas de atrás. Alguno se comunicaba fácilmente

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con los espíritus y entendía cómo debía administrar los remedios secretos. En fin, los usos de la voz fueron creando estirpes. Hablemos de al menos dos: poetas y heraldos. Para hacer una simplificación rápida, digamos que los poetas estaban del lado del uso sagrado de las palabras, en tanto que los heraldos del lado de los usos civiles. Los poetas servían a los dioses, los heraldos a los reyes, por decirlo así. Aunque en el fondo no es tan fácil ni delimitado. Dos ejemplos concretos. Antes de lo que conocemos como la Grecia clásica, en los tiempos míticos anteriores a Homero, es decir, antes de la tradición letrada o escrita, los poetas eran llamados aedos. Los aedos iban de reino en reino llevando las historias heróicas, recopilaban los relatos tradicionales de los pueblos. Los mantenían vivos al contarlos aquí y allá, para que todos los conocieran, y, de esa forma, colectivizar la memoria. Esta capacidad narrativa era otorgada por entidades divinas, las musas, que tocaban con una gota de miel los labios de los poetas.

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Los heraldos, o para los romanos los praecones, pregoneros, en cambio, pregonaban, es decir, anunciaban los dictámenes de los gobernantes y los magistrados, de forma que su legitimidad provenía no de las musas, sino de poderes terrenos. Aunque, hay que decirlo, su don de habla era considerado igualmente excepcional. Tenían a cargo una serie de asuntos: proclamar la paz o la guerra, convocar a los súbditos o al pueblo para comicios, conducir los visitantes a la presencia del rey, anunciar todo tipo de edictos, intervenir en ventas públicas, declarar a los vencedores en los juegos públicos… Todo esto, se entiende, a viva voz en las plazas, para que todo el mundo se enterara. Pero el tiempo y la realidad todo lo mezcla. Ya en la antigüedad tenemos noticias del cruce entre aedos y kerykes, que era como llamaban los griegos a los heraldos. En el canto VIII de la Odisea un heraldo de Alcínoo conduce al aedo Demodoco a presencia del rey, para que narre los pormenores del sitio de Troya.

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Aunque estas culturas orales tuvieron roles bien definidos para sus oradores, es propio de lo oral el cambio, la metamorfosis, lo vaporoso, lo prismático. De pronto, el heraldo hacía las veces de poeta, pues sus pregones, a la vez que informar, conmovían por su belleza, por la expresividad y profundidad de las palabras. Javier Giraldo, o “La Reinita”, como le dicen, pregonero de El Carmen de Viboral, pertenece a esta milenaria tradición de oradores. De niño conoció al poeta Carlos Castro Saavedra, y de ahí, tal vez, le vino la vena del pregón, de usar la palabra en la plaza pública. Por otro lado, de haber trabajado por años con cerámica y de su espíritu inquieto y andariego, le dio por viajar, vendiendo a viva voz la loza de El Carmen. El viaje y la voz. Poesía y persuasión. Ambas claves para la supervivencia. Homenajeándolo a él, a don Javier, el Festival quiere homenajear también las artes orales, pues en ellas se expresa muy viva, muy viva, nuestra alada humanidad.


El Gesto Noble en 25 +1 hitos, curiosidades y anécdotas Flora Quijano Upegui El Festival El Gesto Noble nació en una época de violencia y miedo como una chispa de vida. Una chispa que se mantuvo encendida gracias al ímpetu de unos cuantos jovencitos tercos que desafiaron a la muerte con coros de alegría y se abrieron paso contra todo mal pronóstico que amenazara con extinguirla. Y así, gracias a estos veintiséis años de empecinada lucha, es que hoy el Festival se erige como un gran sueño no solo para esos muchachos que lo vieron nacer, y crecieron junto a él, sino para todos aquellos amantes del teatro y la vida. El Festival ha sido también un espacio que ha propiciado cantidad de historias, hechos curiosos e hitos que permanecen en la memoria colectiva de los diversos

personajes que han pasado y a manera de pequeño homenaje tardío, me he puesto en la tarea de reunir algunos de estos relatos, que difícilmente podrían enumerarse todos, y traerlos a la luz una vez más. 1 Desde el primer año, 1993, el Festival tuvo comparsa inaugural, que resultó disruptiva con la cotidianidad del pueblo. La comparsa salió de una casa de familia en el Barrio Berna donde también fue el hospedaje de los artistas. El grupo invitado fue “Margirreales”, de la Comuna Noroccidental de Medellín. 2 Se buscó visibilizar a varios grupos locales que surgieron tras un trabajo de semillero realizado por el grupo Tespys en la zona urbana y rural. 3 En ese primer año, el Festival no

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tuvo ningún apoyo del Estado, todos los gastos tuvieron que ser autogestionados, apenas 180 mil pesos, valió el evento. 4 Desde su nacimiento, El Gesto Noble ha buscado que las artes visuales y plásticas estén presentes a través de exposiciones e intervenciones en espacios no convencionales. 5 En 1996 se contó con el apoyo económico de la Personería Municipal, en cabeza de Helí Gómez quien creía firmemente en el naciente proceso cultural de El Carmen de Viboral. 6 El martes 26 de noviembre de 1996 se realizó la reunión de evaluación del Festival, Helí fue invitado a asistir, pero no alcanzó a llegar. Esa misma noche fue asesinado cerca de la Casa de la Cultura, víctima del recrudecimiento

del conflicto armado. 7 La primera vez que se le hizo registro audiovisual al Festival fue en la versión de 1996, con las cámaras de video que la Casa de la Cultura estaba estrenando, un grupo de jóvenes, entre ellos Andrés Marcel Giraldo, fue el camarógrafo. 8 En 1997 grupos reconocidos y personalidades del teatro de Medellín y la región del Oriente Antioqueño llegaron al Festival por primera vez, entre ellos Ramiro Tejada, Cristóbal Peláez y Jaiver Jurado. 9 En 1999 el Festival comienza a llamarse “El Gesto Noble”, en la búsqueda de un nombre significativo que diera cuenta de lo gestual desde el hacer teatral y lo noble que involucra la calidez humana.

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Ese nombre se gestó en la oficina de Javier Naranjo, quien era el director de la Casa de la Cultura, después de muchas disquisiciones con Mario Acebedo (Mario piña), Fredy Alzate, Andrés Marcel Giraldo y Kamber. 10 En 1999 llegan grupos internacionales por primera vez. El primero en presentarse: “Ambulanteatro” de Holanda y Chile, que venía en un bus de teatro itinerante desde Chile. Luego “Volantín” de Venezuela, el mago que llegó con el grupo La Polilla, de Medellín, y “Castiluce” de Brasil, Uruguay y Argentina, invitado a través del Festival Internacional de Títeres La Fanfarria. 11 En el 2000 se consolida la programación de la jornada académica con talleres y conversatorios. 12 En el 2002 el Festival es concertado por primera vez con el Ministerio

de Cultura; desde esa fecha, comienza a tener reconocimiento oficial por parte del Estado. 13 Aparece por primera vez el eslogan del festival: “Un escenario posible para imaginar la vida”, como reivindicando la vida y el arte en medio del conflicto armado. 14 En una celebración de clausura del Festival, en el bar San Ángel de La Alhambra, hubo un asesinato en el establecimiento en presencia de los invitados. El asesino, con el arma aún caliente, entró al bar y amenazó a los presentes. Jorge Blandón, director del grupo “Nuestra Gente”, fue de los primeros en manifestarse contra el hecho y persuadió al asesino para que se fuera del lugar. Tras la fiesta y el susto, se improvisó una pequeña comparsita de camino a la Villa Campesina donde se hospedaban, con Orlando Cajamarca de “Esquina

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Latina” a la cabeza y otros compañeros de la Red Colombiana de Teatro en Comunidad. 15 En 2005 se construyó y se estrenó la sala de teatro de la Casa de la Cultura. Hasta las seis de la mañana de aquel día, obreros y teatreros se juntaron a dar los últimos retoques para dejar listo el trabajo. La primera función en presentarse fue a eso de las once de la mañana. 16 2005, por primera vez le hacen una separata especial en un periódico de amplia circulación, el Periódico de Oriente que cubrió todo el Festival, publicación dirigida por Marcela Restrepo y Octavio Gómez. 17 En 2006 llega por primera vez el grupo de teatro La Candelaria con la obra “El Paso”. Dicha aparición generó bastante impacto:

un grupo legendario del teatro colombiano haciendo presencia en el Festival, era casi como ver un sueño realizarse. 18 En 2012 nace el periódico del Festival coordinado por Wilson Escobar, periodista y crítico de teatro de la ciudad de Manizales, junto con Ramiro Tejada y Ricardo Ospina. 19 En ese mismo año nace el concurso de comparsas locales para el Carnaval de Comparsas del Festival, que en 2021 cumple la novena versión. 20 En 2013 se da la primera versión del concurso de fotografía y video. 21 En 2015 el Festival adopta el actual logo que lo identif ica, que se eligió mediante una convocatoria.

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22 En 2016 el Festival se descentraliza por primera vez a la zona rural del Cañón del río Melcocho y en 2017 regresa a la zona a llevar más teatro. La utilería de las obras fue transportada en un helicóptero Black Hawk, que ese año no llevó guerra consigo, sino teatro y vida. 23 En 2019 nace la escuela de Espectadores con Jorge Dubatti. 24 Debido a la pandemia del COVID-19, en 2020 se realizó el Festival de manera virtual, trasladando su fecha habitual al mes de septiembre.

25+1 Desde hace más de treinta años, El Carmen de Viboral se ha visto en la necesidad de un Teatro Municipal que cuente con mayor capacidad para recibir público y un escenario técnicamente adecuado para espectáculos de artes escénicas. En el año 2021, el Ministerio de Cultura, en convenio con la Administración Municipal de El Carmen de Viboral, dan luz verde para el diseño y la construcción de dicho espacio que idealmente estará listo para el Gesto Noble 2022. Un futuro hito para sumar a a la historia y resultados del Festival.

25 Se crea un personaje representativo, Andrómeda, quien seguramente dará paso a nuevos personajes dentro del escenario del Festival.

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Cuando se habla de El Carmen de Viboral la gente piensa en teatro Juan Camilo Ramírez Betancur

“No era bien visto eso de hacer teatro, no obstante, el Festival empezó a abrirse paso hasta convertirse en una tradición (…)” Hubo un tiempo en las calles de El Carmen de Viboral en que solo se escuchaba el ruido de las balas de los fusiles, el miedo se deslizaba como niebla apoderándose de las esquinas y entrando a las casas por las rendijas de las puertas y las ventanas. El 28 de noviembre de 1993 se realizó la primera versión de El Gesto Noble, precisamente en una de las épocas más sangrientas en la historia del conflicto armado en este municipio, se puede decir que el teatro llegó abriéndose paso entre los muertos, fue una acción contestataria en todos sus sentidos, un reclamo por la manifestación de la vida y de la alegría.

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La primera versión del festival fue un sueño cumplido de toda una generación de teatreros, se trató de un movimiento local en el que participaron colectivos teatrales de veredas carmelitanas y del sector urbano, los grupos invitados fueron: Teatro Tespys, Aguas Claras, Nueva Expresión, Séptimo Sentido y Umbral. La segunda versión se realizó el 17 de noviembre de 1996, el mismo año en que mataron al personero Helí Gómez y en el que desaparecieron a más de 19 campesinos de la vereda la Esperanza; pasaron tres años para que el teatro se volviera a tomar las calles de El Carmen de Viboral. El contexto histórico en que sucede hace de El Gesto Noble un acto revolucionario y reivindicativo. En medio de la crisis social participaron grupos como: La Kosiámpira (Samaria) y El Zarzo (La Chapa), Teatro de Barro y Teatro Tespys.

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Hasta entonces todas las versiones se realizarían con el apoyo y la participación de grupos locales. El 20 de noviembre de 1997 fue la tercera versión, a partir de este momento podemos hablar de un festival de dimensiones regionales, “Gatos de Luna” de La Ceja, “La Gotera” de San Carlos, “Sexto Sentido” de El Santuario, “Teatro Peñascal” de El Peñol, “Peteval” de Valparaíso, “Cuarta Pared” de Marinilla y “Hemisferio Teatral” y “La Bitácora Escénica” de Medellín. Fue el primer Festival en el que se realizaron conversatorios, uno de los invitados fue Cristóbal Peláez, director del “ Colectivo Teatral Matacandelas”. El 21 de abril del 2001 en su sexta versión con la participación de cuatro países, El Gesto Noble se vuelve un evento internacional, ampliando su proceso de formación de públicos con diez talleres, y se incluyeron, una exposición de máscaras y un grupo de cuenteros.

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En la séptima versión realizada el 20 de abril del 2003 El Gesto Noble se integra a la Red Colombiana de Teatro en Comunidad como festival concertado y un escenario para el Laboratorio de paz, teatreros de Ecuador, Rusia, España y Colombia confluyeron en los espacios teatrales del municipio. Por esta época artistas y personajes entrañables fueron amenazados y otros asesinados. La memoria colectiva del carmelitano todavía recuerda el amable conductor Joaquín Arboleda, conocido popularmente como “El querido” que iba adelante de la comparsa con el carro adornado con un disfraz, haciendo el perifoneo del Festival. Una mañana del 2003, Don Joaquín, que solía transportar al equipo de Teatro Tespys, no llegó más a las instalaciones de la Casa de la Cultura. No era bien visto eso de hacer teatro, no obstante, el Festival

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empezó a abrirse paso hasta convertirse en una tradición, hoy en día es un elemento fundamental cuando se habla de la cultura y de la identidad carmelitana, infunde en la gente un sentimiento de pertenencia y apropiación. Cada vez que aparece una comparsa o se presenta una obra de teatro, los carmelitanos sienten que el teatro les concierne, que hace parte de sus vidas. A partir del año 2004 todas las versiones de El Gesto Noble son internacionales con contenido formativo, expositivo y conciertos musicales. Con el paso del tiempo el teatro se volvió indispensable en las expresiones de la identidad carmelitana, cuando se habla de El Carmen de Viboral la gente piensa en teatro. Lo patrimonial e inmaterial del Festival deriva de su continuidad, de la tenacidad de los artistas y actores que año tras año han logrado que se desarrolle a una escala mayor, para que la población

desde el arte y la catarsis logre superar las condiciones adversas que ha mancillado la historia reciente del territorio, llenando de sonrisas y alegría un pueblo que aún cicatriza la herida que dejó el conflicto armado colombiano. 26 veces se ha reiterado la necesidad colectiva de realizar cada año El Gesto Noble, cada vez con mayor acogida, en parte, porque aún hoy es un acto revolucionario ante los menesteres pragmáticos del día a día y un hecho rebelde que supera la violencia.



Un Panorama a El Gesto Noble, XXVI version


El teatro que cruza f ronteras Eisen Hawer López Chica

¡Vuelve el teatro! Y con él, la posibilidad del encuentro con el arte, del diálogo con otras miradas y cosmogonías. Para su XXVI versión, el Festival contará con grupos invitados de diversas latitudes que nos llevarán a descubrir y viajar por otros mundos. Desde la capital antioqueña nos acompañan tres grupos que han sido partícipes y testigos activos de la historia de El Gesto Noble. “Teatro La Hora 25” llega con “La caída de los discursos”, inspirada en Prometheus, poema de Goethe. En la obra -precuela de “Las Criaturas de Un Día”- su protagonista, Prometeo, en defensa de la emancipación humana, desafía la autoridad de Zeus y de todos los poderosos. Zeus ordena su encadenamiento en los límites terrestres, mientras el discurso de poderosos se convierte en la fórmula para tratar de convencer

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a Prometeo de restaurar el orden que se ha roto, debido a sus actos compasivos hacia los humanos. Por otro lado, uno de los infaltables en el Festival es el “Colectivo Teatral Matacandelas”, que para esta versión nos presenta “Antínoo” de Fernando Pessoa, proyecto ganador de la Convocatoria de Estímulos PL y PP Cultura 2019, y de la Beca de Creación Teatral 2019 del Programa Nacional de Estímulos, Ministerio de Cultura. Bajo la dirección de Cristóbal Peláez y la co-dirección de Juan David Correa, “Antínoo” centra su esencia dramática en el sufrimiento intenso del emperador Adriano, derivado de la muerte de su joven esclavo. Pessoa demuestra el sentido de totalidad del amor, al ponernos de manifiesto un emperador devastado que ubica a su objeto amado al nivel de una deidad, en su afán por inmortalizarlo en estampillas, pinturas, esculturas y monedas.

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De otro lado, la poética de los títeres llega al Festival en las manos prodigiosas de dos grupos del área metropolitana. Recibimos a “Jabrú Teatro de títeres” de Medellín, con su obra “Al compás de mi gato”, una puesta en escena que nos pone de cara a cara a la relación que tenemos con nuestros fieles compañeros peludos. Un músico, dueño de un alegre e inquieto gato llamado Totoro, sale un día a dar un concierto sin percatarse de que, por accidente, lo que lleva en el estuche de su instrumento, es en realidad el travieso felino. La obra, creada en el año 2016, está dirigida a un público familiar. El otro grupo de títeres, la “Corporación Artística TECOC” del municipio de Bello, presenta en las manos de tres titiriteras la historia de Martín “El niño que sabía volar”, una obra para la familia, que resalta a través de la historia de un niño en silla de ruedas, tímido y marginado, la importancia de las inteligencias múltiples,

la amistad y la posibilidad de realización de los sueños. Abriendo las fronteras del departamento, recibimos tres grupos provenientes de la capital del país. Con la dirección de Patricia Ariza y la producción de Jhon Franklin Hernández, “Tramaluna Teatro” llega con “Guadalupe años sin cuenta”, una versión de la icónica obra del “Teatro la Candelaria”, donde se cuenta la historia de Guadalupe Salcedo, que sin ser representado propiamente en la escena por un actor, refleja la confluencia de muchas de las pugnas de mediados del siglo XX: luchas partidistas, manipulación periodística, crímenes de guerra, soldados colombianos en la Guerra de Corea y otro sinfín de atrocidades, con el agravante de contar con la complicidad de la iglesia. Un panorama que parece no cambiar mucho hasta nuestros días, porque la guerra no mengua, se sofistica.

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Y a propósito de La Candelaria grupo que ha sido cómplice y guía en este Festival, llegan con “La historia del soldado y el combatiente”, una versión libre de Patricia Ariza, su directora, basada en “La Historia del Soldado” de Ferdinand Ramuz. La obra es un juego contra el tiempo, donde dos jóvenes condenados a la enemistad se cruzan en un viaje y deben caminar juntos, uno en busca de su novia y otro en busca de su madre, aunque sea por última vez. Los jóvenes se dejan engañar por las artimañas del diablo que se aprovecha de ambos y les retrasa su horizonte común: la paz. Finalmente, con treinta años de trayectoria en la escena teatral colombiana, recibiremos otro de los grandes grupos bogotanos, “Umbral Teatro”. “La que no fue” es su última creación colectiva, dirigida por Carolina Vivas Ferreira, y estrenada en noviembre de 2012. Esta obra recibió la Beca de

creación Directores de trayectoria de IDEARTES, 2012, y la Beca de Residencia y Creación del Teatro Julio Mario Santodomingo en el mismo año. “Esta obra” es una obra que trabaja con el germen de la memoria personal y la colectiva, se sumerge en las paradojas y las complejidades del ser, se cuestiona, se descubre. En escena hace converger historias de diferentes tiempos y espacios, como un rompecabezas de narraciones que el espectador podrá ir entrecruzando, interpretando y construyendo. El pretexto de la obra se desentraña del interior de los actores, y pretende, de igual forma, esculcar entre las emociones de su público para que se conecte con sus preguntas íntimas, desentramando pedazos de nuestra historia. Adicional a la presentación de “La que no fue”, Carolina Vivas Ferreira estará dictando una Charla taller sobre dramaturgia, el miércoles 21 de julio a las 5:00 p.m. en la

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Sala de Lectura José Manuel Arango. Vivas Ferreira es Maestra en Teatro de la Universidad de Antioquia, egresada de la Escuela Nacional de Arte Dramático, ENAD, y actualmente es dramaturga, directora y actriz de “Umbral Teatro”. Haciendo alarde del poder del arte para traspasar toda frontera, nos visita un grupo de Ecuador. Creado en el año 1980 en Quito, “Malayerba” con una temática contemporánea, una narrativa actual y familiar para la mayoría de nosotros. El argumento ha inspirado películas, libros y series, y ahora se transforma en teatro, una paradójica contraposición: el teatro sigue siendo un medio de denuncia, protesta, crítica y al mismo tiempo es entretenimiento. Es así como “Un mar de gatos” nos presenta la vivencia de un personaje que navega por mares de tecnología y mundos virtuales, ahogándose incesantemente en lodazales de información. Desconectado de su

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mundo real y dependiente de la vida digital que hay dentro de su pequeña pantalla, padece la frialdad y la soledad de ese mundo artificial. Una obra que nos pide desconectarnos por unos minutos para encontrar nuevamente la conexión con lo esencial: el afuera de la naturaleza y sus bondades, y el adentro del ser y sus inquietudes. Finalmente, al otro lado del charco, desde Ginebra, la ciudad que alberga la sede de la ONU de Europa, se presenta “WhomynHomenaje esculpido a las mujeres del mundo” de la “Compañía Andrayas Mamafele”, que pone sobre el escenario la realidad de incontables niñas, adolescentes y mujeres de todo el mundo, a través de testimonios e historias cargadas de desigualdades e injusticias a las que son sometidas cada día de sus vidas. La obra fue creada con base en los innumerables viajes realizados entre 2012 y 2017, los testimonios recogidos en

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esas travesías y una serie de objetos que guardaban estrecha relación con estas mujeres y sus realidades. Un ejercicio que bien podría inscribirse dentro de la arqueología de la memoria del periodista Roberto Hersher. La obra es una exploración de formatos y objetos, una sinergia entre teatro, mimos, esculturas, efectos visuales y música, donde se abordan temáticas sensibles como el desplazamiento, la explotación infantil, las luchas feministas, la igualdad de género, el racismo y la guerra; un espectáculo para incomodarnos, para replantearnos en nuestras posturas y creencias, para abrazar las batallas individuales y colectivas. Además de la presentación, Markus Schmid, encargado del diseño de objetos-esculturas-máscaras, manipulaciones y movimientos de la “Compañía Andrayas Mamafele”, estará compartiendo con el público charla sobre animación de objetos que se realizará en la Sala de Lectura José Manuel Arango, el viernes 23 de julio a las 9:00 a.m.



Travesía por los grupos locales y regionales:

Convocatoria de circulación, XXVI Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble 2021 Argiro Quinchía Ortiz En la esquina de enfrente olía a café fresco, de ese que dan ganas en las primeras horas de la mañana; el celador preparaba su cadena para limitar el paso entre el porche y el interior del Instituto de Cultura, seguro para “controlar” la entrada en tiempos de pandemia. Justo ahora sirven el café, mientras sorbía un trago, trataba de recordar el año en que se había fundado “El Gesto Noble” y juro que por nada del mundo habría adivinado que había sido en 1993, un año tan recordado en nuestra historia por la muerte de Pablo Escobar y por el cinco a cero de Colombia frente a Argentina en la bombonera, nada más y nada menos. Nunca lo olvidaré, es una triste y lamentable asociación para recordar un “gesto tan noble”, y es por eso que vale la pena asistir a un suceso extraordinario, el viaje por el Oriente Antioqueño, con la posibilidad de visitar las diferentes corporaciones y grupos para presenciar

el mágico mundo del teatro. Es la primera convocatoria de circulación que promueve el Festival en su versión XXVI para grupos artísticos locales y regionales. Este acto es un acontecimiento mayor, la conquista de muchos años de trabajo, que esta gente de El Carmen de Viboral, obstinada y creativa, ha hecho y seguirá haciendo. Son muchos años de trabajo reflejados en un parnaso de propuestas, impregnadas de la historia de su magnífico Festival, el más grande de Antioquia y uno de los más importantes del país. Al ingresar a la Casa “Tespys” para ver la obra “Los pececitos y el río revuelto” del grupo “Dramaleon” de El Carmen de Viboral, un cardumen de niños y niñas ingresan por la puerta principal de forma inadvertida como en un corifeo de fiesta y alegría; suena la primera campana, pronto se dará inicio a esta

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ruta del teatro, silencio, la atmosfera de un suave azul se apodera de las paredes negras del recinto posibilitando una visión fantástica y un lenguaje estético muy claro, la dirección de escenografía logra crear una dimensión 3D que anuncia un halo de fantasía y drama, manejado desde la posibilidad de los velos y de la iluminación. Niños y niñas gozan de este bello viaje por las profundidades del mar. Vamos para la escuela “Ballet House” para ver Narciso. De camino se me viene a la mente poderosamte “La metamorfosis de Narciso” de Salvador Dalí. Percibo una construcción poética que me permite entrar en la historia y sentir el eros y el thánatos a través de los cuadros enmarcados en un dramatismo audaz. Por momentos me pierdo entre espejos inmensos, el narciso tierno y feroz interpretado por las bailarinas se duplica en la escena y crea una ambigüedad que me sacude la cabeza.

4:00 p.m, entramos a “Corpórea Teatro” que nos recibe con “La Pájara Tita” donde la narrativa se hace fuerte en cuanto al tratamiento del territorio y de su cuidado, un aspecto en particular, es muy bien manejado puesto que el grupo logra crear mediante el maquillaje, el vestuario y la iluminación, un ambiente familiar. En medio de una fría mañana llegamos al colonial municipio de El retiro, “A Blanco y Negro Teatro” con su obra “Y los peces salieron a combatir”. El escenario logra una transformación verosímil, creando una relación estética cautivadora con los elementos conceptuales y físicos. Una propuesta seria, donde el trabajo y la disciplina se imponen. Abordamos un escarabajo modelo 80 y rápidamente llegamos a La Ceja, en un segundo estábamos en el Juan de Dios Aránzazu, y señoras y señores, el grupo “Bitácoras” presentaba “Tomasín bigotes

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y la bruja Candela”, un caleidoscopio de imágenes y colores se hizo evidente, con una banda sonora excepcional que lleva la trama a lo más íntimo de sus partituras. Así fuimos recorriendo de pueblo en pueblo y de sede en sede hasta encontrarnos con “Clepsidra” y su propuesta “Nunak y Awá” ofreciéndonos elementos conceptuales que conectan poco a poco al espectador con los personajes, procurando crear una reflexión permanente sobre la posibilidad de ser protectores naturales del planeta. Conectamos al instante con el grupo “FarZantes” y su obra “El común”, una puesta en escena que plantea una dinámica de elementos evocadores y emotivos, llevándonos a través de geografías humanas al campo, a la denuncia y a la resistencia, en una línea de tiempo con planos espaciales y conceptuales de gran vigor dramático.

Son las 3:30 p.m del 23 de junio, estamos nuevamente en el teatro “Tespys”, por fortuna nos encontramos con unos niños que alegraban la casa y nos hicieron testigos importantes del devenir de la obra “Corazón de lana” del grupo “Mantequilla amarilla derretida”. Arranca con una fuerza dramática alta, poniendo de manifiesto elementos evocadores y provocadores que al tiempo le dan belleza estética a la pantalla imaginada. Se mueve el caleidoscopio y vamos con “Corporación Artística Uranía” y su obra “La mujer sola”. Lo curioso del montaje es que posee los elementos necesarios para tejer una puesta en escena contundente, el pop art que salta a la vista produce en el laberinto psicológico una sensación de ambigüedad donde los elementos, plancha, teléfono, mesa y personaje, van creando una extraña distorsión conceptual.

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3:25 p.m. “el monte calvo” espera en “Teatro Estudio”. Es bueno volver a ver a los muchachos. Me sorprendió realmente la visión e interpretación dramática que se hizo logrando transformar un lugar “ordinario” en muchos lugares a la vez, con una poética del espacio exquisita, que le dio forma y fondo al contenido psicológico de la historia; el blanco como recurso es un elemento de riesgo, convirtiéndose en un reto profundo para la estética visual, lo resuelven favoreciendo la plástica y la línea dramática de manera sensacional.

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Una apuesta al teatro local y regional Edwin Villa Betancur

En su XXVI versión el Festival Internacional de Teatro le seguirá apostando a la promoción y fortalecimiento de las artes escénicas en la región con la presentación de diferentes agrupaciones locales y vecinas. Sobre las tablas de los escenarios de El Gesto Noble estarán: El monte calvo. Teatro Estudio “Teatro Estudio” es un grupo de teatro carmelitano que nace el 5 de enero de 2019, cuatro de sus integrantes llevaban más de quince años en el escenario con el grupo teatral “Tespys”. “Teatro Estudio” se define como un laboratorio teatral en el que la dirección y la actuación se mezclan con dramaturgias propias. Presentarán “el monte calvo”, una obra escrita por Jairo Aníbal Niño en 1966, basada en la participación del Batallón Colombia en la guerra coreana y en la reintegración a la vida civil de los excombatientes. La obra no se desarrolla en un plano terrenal, sino más bien, en un plano espiritual; los personajes probablemente estén muertos o no hacen parte del mundo terrenal. Podrán verla el lunes 19 de julio a las 9:00 p.m. en Teatro FarZantes.

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Caminorrial. Teatro Tespys “Teatro Tespys” es un icónico grupo teatral fundado el 23 de abril de 1988 en El Carmen de Viboral. Fue el promotor de la “Escuela de Teatro del Instituto de Cultura” del municipio y asimismo, del Festival Internacional de Teatro El Gesto Noble. La importancia histórica, artística y social del grupo es inconmensurable: “Tespys” es en sí mismo sinónimo de cultura y tradición. Desde que se subió a los escenarios hace 33 años, el grupo ha representado cincuenta y cinco obras y ha participado en festivales y eventos teatrales tanto en Colombia como a nivel internacional en países como Brasil, Ecuador, Cuba e Italia. Han sido ganadores de diversas convocatorias, becas y reconocimientos. Además, cuentan con su propia casa donde permanentemente están realizando montajes teatrales o eventos de formación teatral y gestionando proyectos artísticos. “Caminorrial” es la obra que estarán presentando en esta versión del Festival, se trata de una obra familiar que a partir de la mirada infantil de dos hermanitos, recrea de forma picaresca y musical las costumbres campesinas. Los hermanitos deben recorrer los caminos de la vereda para llevar un recado que su madre les ha encomendado, pero uno de ellos pasa demasiado tiempo en el río y al llegar la noche, los niños se pierden entre los senderos de la vereda. Mientras la historia narra las vicisitudes que los hermanitos debieron sortear para llegar a su

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destino, se intenta resaltar también la importancia de los caminos de herradura o caminorreales para las comunidades que habitan esta zona del municipio. La obra “surge -explica su director- a partir de una investigación sobre la vida comunitaria de las veredas del cañón del río Melcocho, en especial, la vereda El Porvenir”. Fue premiada con la “Beca de Creación Teatral 2019” por parte del “Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia”. Podrán verla el miércoles 21 de julio a las 11:00 am en la sede de Teatro Tespys.

Y los peces salieron a combatir . A blanco y negro Teatro Desde el municipio de El Retiro llega “A blanco y negro Teatro”, grupo que surge en 2011 “por la motivación de varios amigos y personas por crear algo a través del arte”, tal como lo indica su director. El grupo ha participado tanto en diversos festivales como en convocatorias,

presentando sus obras en Bogotá, en Medellín y en varios municipios del departamento de Antioquia. “A blanco y negro” es un grupo un tanto variopinto: lo conforman bailarines, artistas plásticos, músicos y teatreros; esto le permite a su teatro transitar entre lo performático y lo experimental. Parte de ese trasegar artístico es lo que vamos a ver en “Y los peces salieron a combatir”, una obra en “la que puede suceder cualquier cosa”, donde la interacción del actor con el público la hace impredecible. La obra está basada en los textos de la escritora y directora de escena española Angélica Liddell que aborda el tema de los inmigrantes africanos sobre El Canal de La Mancha. Lo que se intenta hacer con esta puesta escena es comparar la situación actual de nuestro país con la situación de los inmigrantes africanos, utilizando la poesía para “representar y recrear el horror a través del silencio y la palabra”. Podrán verla el miércoles 21 de julio a las 9:00 p.m. en Teatro Tespys.

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Tomasín Bigotes y la bruja Candela. Teatro Bitácoras Este año, la “Corporación Teatro Bitácoras” del municipio de La Ceja cumple 10 años en escena. Nacieron en el 2011 como un colectivo más de creación poética que de teatro. Pero si hay una palabra con la que el grupo pueda definirse, tal vez sea, diversidad. Realmente, es un grupo que hace de todo: teatro griego y político, teatro de calle, danza contemporánea, danza tribal, comparsas; además, lideran proyectos de gestión, producción artística y formación y, por si fuera poco, también han liderado y producido eventos teatrales en su municipalidad. Se han ganado tres becas de creación en el ámbito nacional y dos becas de creación de teatro de calle. El grupo se ha presentado en anteriores versiones del Festival y, en esta oportunidad, nos trae a “Tomasín Bigotes y la bruja Candela”, una obra infantil basada en la novela “Tomasín Bigotes” del escritor caldense Hernando García Mejía

e inspirada en el trabajo discográfico “Mitos de aquí y de allá” de la agrupación musical carmelitana “Nybram”, de la que también hacen parte algunos de sus miembros acompañando la función, con su música. La obra como su mismo director lo indica, va dirigida a “niños valientes que no temen espantarse”, es un juego de sombras en el que se utilizan diferentes técnicas de luz, “a la obra pueden asistir niños de cero hasta cien años” afirma su director. Podrán verla el jueves 22 de julio a las 11:00 am en la Sala Montañas.

Narciso. Ballet House “La Corporación Ballet House” es una organización sin ánimo de lucro dedicada a procesos de formación y enseñanza en ballet y danza contemporánea. Hasta el momento tienen en su repertorio más de 10 producciones y han participado en diferentes festivales locales, regionales y nacionales.

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Estarán presentando “Narciso”, una obra de danza contemporánea que se nutre de “conceptos estéticos y discursivos” propios de la investigación y la creación. Sus productores la definen como una obra “atemporal” que no termina de concretarse, una “ensoñación del pasado”. Podrán verla el viernes 23 de julio a las 9:00 p.m. en Café Teatro Clepsidra.

Los pececitos y el río revuelto. Dramaleón Teatro y Títeres El Festival también llegará a la vereda La Esperanza de El Carmen de Viboral con el grupo “Dramaleón Teatro y títeres” que este año cumple diez años en escena. Fundado en 2011, es un grupo dedicado a la investigación y creación de obras de títeres que trata de romper el paradigma del teatrino clásico, explorando todo el espacio del escenario e “imprimiéndole un sello propio a las obras y a los elementos con los que se trabaja” dice su directora, agregando que “se cree que el teatro

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infantil es algo fácil, pero nosotros quisimos ponerle toda la rigurosidad que el teatro implica”. El grupo ha participado en diferentes festivales regionales y departamentales, en nuestro país, en Medellín y Bogotá, y en dos giras internacionales, una en Venezuela, 2014, y otra en Ecuador, 2018. “Los pececitos y el río revuelto” es una obra infantil familiar del dramaturgo guatemalteco Manuel Galich que describe las travesías de un grupo de peces que se unen para evitar ser devorados por unos peces más grandes o ser capturados por un pescador. En ella se conjugan distintas técnicas dramáticas y escenográficas que el grupo ha venido trabajando desde su creación; de forma alegórica, “su trama habla acerca de la opresión del fuerte sobre el débil”. Aunque es una obra dirigida a un público infantil, puede ser disfrutada por cualquier adulto. “Dramaleón Teatro y títeres” llevará la obra al Centro Rural La Esperanza el domingo 25 de julio desde las 2:00 p.m.

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En el taller



Cajas mágicas o Lambe Lambe El Teatro más pequeño del mundo Lizeth Ramírez Tangarife

“Las Cajas Misteriosas permiten un contacto íntim entre el artista y el espectador, el lamberista lleva su sentir la obra, la conoce en sus ritmos y espacia dades más sutiles; puede llegar a reproducirla más cincuenta veces en una hora (…) el artista se transform cada vez que realiza una de sus cortas puestas en esc na, es testigo de la conexión que establece su obra c la propia historia del espectador (…)” Las Cajas mágicas, Cajas misteriosas o Teatro Lambe Lambe son espectáculos de animación de objetos en miniatura con juegos de luces, sombras y elementos sonoros al interior de una caja o recipiente. Estos miniteatros son escenarios itinerantes que desarrollan en máximo dos minutos, una puesta en escena exclusiva para uno o dos espectadores. Estas cajas misteriosas son observadas por niños, jóvenes, adultos mayores, motivados por la curiosidad de saber lo que hay en su interior. Hay más de una manera de aproximarse a estas cajas o

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miniteatros: por un lado, por abajo, una ranura, una ventanilla, un vis una grieta en la pequeña esceno fía, que le permite al espectador te una perspectiva especial del unive que se escenifica en la caja.

En pocos minutos, el lamberista cu ta una historia que describe lugares lata vivencias cotidianas o crea figu místicas en universos desconoci a veces narra sentimientos profun del artista o se basa en sus búsque existenciales. Las historias de las c pueden establecer conexión


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o, por sor o ograener erso

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con la espiritualidad, crear imaginarios y sumergirse en la psicología de los personajes, lo que le permite al espectador tener una apropiación única de la obra. Usualmente la curiosidad del espectador trasciende la puesta en escena y busca conocer también la parte mecánica y logística de la obra: ¿Cómo funciona? ¿Qué cosas tiene adentro ese pequeño teatro? ¿Cómo se logra dar vida a los objetos? El Teatro Lambe Lambe es en esencia una artesanía. Todos los elementos escenográficos de los miniteatros se deben construir desde cero y esto requiere una compleja arquitectura a pequeña escala. Apoyados en las artes plásticas, los lamberistas desarrollan complejos sistemas mecánicos y de iluminación para crear las atmósferas de cada caja misteriosa y crear la ilusión de vida y movimiento a los objetos en miniatura. Los límites que supone la creación de una escenografía tan pequeña

permiten explorar las posibilidades de los recursos técnicos y lenguajes que se utilizan para crear una dramaturgia. Para contar una historia se usan tejidos, fotografías, material reciclado, ilustraciones, música e incluso elementos multimedia. Algunas cajas misteriosas no tienen sonido, ni diálogos, solo buscan la interacción del espectador con objetos contenidos en ellas. Las Cajas Misteriosas permiten un contacto íntimo entre el artista y el espectador, el lamberista lleva en su sentir la obra, la conoce en sus ritmos y espacialidades más sutiles, y puede llegar a reproducirla más de cincuenta veces en una hora. No obstante, el artista se transforma cada vez que realiza una de sus cortas puestas en escena, es testigo de la conexión que establece su obra con la propia historia del espectador. En su experiencia con el teatro Lambe Lambe y las Cajas Mágicas o Misteriosas, Natalia Duque y Jorge Andrés Libreros del colectivo Jabrú

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de Medellín, destacan que es un formato teatral que permite volver a la niñez, cuando se quería hacer réplicas y creaciones del mundo y de otros mundos, en pequeña escala. Es hacer poesía desde lo simple y lo pequeño.

Movimiento Lambe Lambe El teatro miniatura o Lambe Lambe viene desde la antigüedad cuando se creaban pequeños espectáculos para los transeúntes de las calles y plazas. El formato de las Cajas Mágicas o Misteriosas ha tenido una notable influencia de expresiones como el dibujo, la pintura y la fotografía. Se tienen referentes de este formato teatral en la Inglaterra del siglo XVII, a través de la realización de pequeños teatros de papel con espectáculos para adultos. Durante el siglo XII se desarrolló el Kamishibai en Japón, una forma de contar cuentos que utilizaba ilustraciones combinadas con textos en un pequeño teatro de madera.

En Latinoamérica, aunque se cuentan con múltiples registros del uso de objetos animados y títeres para oficios religiosos y celebraciones tradicionales, fue hasta 1989 que se empezó a gestar un movimiento alrededor del teatro Lambe Lambe y las Cajas Misteriosas. El nombre de Teatro Lambe Lambe se acuña en 1989 en Brasil, gracias a Ismine Lima y Denisse Do Santos, quienes se inspiraron en los antiguos fotógrafos de las plazas brasileñas, llamados Lambe Lambe y que en el resto de habla hispana se conocen como minuteros, quienes utilizaban una cámara de cajón para la captura y el revelado fotográfico de retratos en pocos minutos y en el mismo lugar. Inspiradas en los fotógrafos callejeros, estas artistas desarrollaron una dramaturgia itinerante de corta duración en la que animaban objetos en un miniteatro, por lo que se consideran precursoras de este formato teatral en Latinoamérica.

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En Colombia, esta expresión teatral se empieza a proyectar en 2004 desde Bogotá, con el maestro Ciro Gómez, quien las denomina “Cajas mágicas” e inicia una labor pedagógica con espacios de encuentro entre los artistas que comenzaban a explorar este formato.

Las Cajas Mágicas en el Festival Como preámbulo de su vigésima sexta versión, el Festival inauguró las jornadas académicas con un taller central sobre teatro Lambe Lambe. Este espacio académico estuvo a cargo del colectivo Jabrú, proceso artístico de Medellín que cuenta con quince años de experiencia en la investigación enfocada en la animación de objetos y la incorporación de diversas técnica.

del taller central provenientes de los municipios del altiplano oriente, de Rionegro, Santuario y El Carmen de Viboral. El Festival no ha dejado de crear espacios de formación en artes escénicas, y en esta ocasión, a través del “Taller central”, impulsa nuevos horizontes de creación en los artistas locales y regionales, además de una nueva sensibilidad en los espectadores sobre la riqueza cultural y estética del Teatro Lambe Lambe, aportando significativamente al movimiento lamberista contemporáneo del país.

Como muestra, el Festival realizó un “Encuentro de Cajas Mágicas o Misteriosas” con los participantes

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El espectador emancipado. Encuentro de pensamientos con Jorge Dubatti sobre La Escuela de Espectadores Mónica Cuadros Guisao.

“El espectador teatral ha sido una gran omisión en las historias del teatro mundial (…)” Podemos reflexionar sobre el teatro, más bien sobre lo que es el espectador en el teatro o de que sería el teatro sin espectador. En esta oportunidad hablando con el maestro Jorge Dubatti, a propósito de su tercera participación en el Festival, los lectores además de encontrar reflexiones acerca de la “Escuela de espectadores” y lo que significa el ejercicio de desmontaje que se llevará a cabo durante la semana, conocerán el camino que ha recorrido la “Escuela” durante más de veinte años, una escuela que ha crecido en espectadores y regiones de América Latina generado aceptación e incorporación al campo teatral.

Esta peculiar escuela nació en Buenos Aires Argentina y de la mano de Dubatti, su fundador, ha recorrido diversos países: México, Uruguay, Brasil, Perú, Bolivia, Costa Rica, entre otros, expandiéndose a partir de 2019, por las montañas de El Carmen de Viboral. Para el maestro Dubatti, la “Escuela” no solo ha dado un giro teórico sino práctico: “hoy no hablamos de espectadores a secas, sino de espectador-creador, espectador-crítico, espectador-gestor, espectador-multiplicador. Vivimos un periodo de reivindicación y auto-reivindicación, de las y los espectadores”. En esta tercera versión de la “Escuela” del Festival, aprovechamos para preguntarle acerca de cuál ha sido su experiencia con los espectadores carmelitanos.

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Dubatti, con su acostumbrada afabilidad, manifiesta que lo que más le ha emocionado de El Carmen de Viboral, es su público, la pasión de sus espectadoras y espectadores, las largas colas para entrar a los espectáculos, las entradas agotadas y el forcejeo del final para sentarse en el piso: “me conmueve, veo ese mismo amor al teatro, ese vínculo existencial con el teatro, en mí mismo, me siento hermanado en esa pasión. Por eso creo que funciona muy bien la “Escuela de Espectadores” en El Carmen de Viboral, integrante de la Red Internacional de Escuela de Espectadores (REDIEE)”. Si nos centramos en el espectador,,en su importante labor no como una pieza comercial de un evento, sino como ese integrador de una sociedad y de una cultura que lo transforma en un ser pensante, crítico y posibilitador de la obra teatral, podemos entender mucho mejor esa hermandad

una cualidad de El Gesto Noble: “el espectador teatral ha sido una gran omisión en las historias del teatro mundial (…)”, por esto, desde su experiencia de tantos años viendo teatro, se ha propuesto organizar la colección “Teoría e Historia del Espectador Teatral” que está por salir, una historia que se construye colectivamente. de la que hace parte El Carmen de Viboral. Sobre la omisión histórica, podemos afirmar con Dubatti que el espectador se rebeló contra la subestimación que ha padecido, al ser considerado únicamente como un alumno a educar por los teatristas ilustrados y no como un discípulo emancipado según Jacques Rancière, o lo que es peor, como un número en las estadísticas, un mero receptor de mensajes, un cliente, un consumidor. La realidad de los espectadores, de los directores y actores ha cambiado en términos pragmáticos, esto significa, según Dubatti, que

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el espectador teatral en su dimensión “real” es un sujeto extremadamente complejo, ya que cada persona porta consigo su historia, sus hábitos, sus deseos, su relación con lo inconsciente, sus profesiones, su enciclopedia, su relación con el teatro que ha visto, sus gustos, etc. Con estas palabras me surge la idea de que cada acción altera la escena, igual que en el mundo en que vivimos, la interacción nos genera una variada cantidad de sensaciones. Si pensamos en el espectador como sujeto cotidiano, inmerso en una realidad social, movido por la multiplicidad que constituye su ser integral, habría que reflexionar acerca del paso a un mundo mediado por la virtualidad. Estas modificaciones en la cotidianidad han afectado su relación con el acontecimiento teatral; respecto a esta reflexión Dubatti considera que más allá de que podamos pensar en una transversalización histórica como

por ejemplo, el espectador histórico antes y durante la pandemia, es necesario considerar que cada espectador es en sí mismo un sistema complejo que conlleva combinatorias imprevisibles, y que debe ser valorado en su singularidad, incluso si está mediado por una pantalla. En 2020, la “Escuela” no paró, y en 2021, Dubatti seguirá compartiendo el desmontaje de las obras del Festival desde las pantallas. No podemos soslayar la pregunta en esta conversación acerca del desmontaje, ¿qué será eso del desmontaje y en qué consiste?, Dubatti lo propone como un encuentro con los artistas y los espectadores: en el desmontaje de las funciones, “les preguntamos cómo nacieron esas obras, qué imágenes, obsesiones, preocupaciones están en los orígenes de esas creaciones; cómo se integraron los equipos y cómo trabajaron; cómo piensan las estructuras, los procedimientos, las

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metáforas, los hallazgos, qué relaciones observan con lo social, lo cultural y lo político; finalmente cómo circulan las obras, cómo se relacionan institucionalmente y cómo piensan los archivos donde guardan la memoria de los espectáculos”. Este ejercicio de desmontaje constituye un acercamiento con los artistas, en un mutuo aprendizaje que se ha generado desde la “Escuela de espectadores”. El profesor Dubatti, así lo expresa: “La experiencia de las escuelas de espectadores demuestra que la relación dialógica artistas-espectadores, más allá del acontecimiento teatral, no siempre es fluida y hay que encontrar estrategias para propiciarla. Que cuando esa relación se vuelve frecuente y sostenida, genera resultados positivos en el crecimiento de los campos teatrales. Debemos generar acciones de gestión para construir espacios sostenidos de encuentro entre artistas y espectadores”.

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El Gesto expandido


Sentir, crear, transformar y soñar el espacio donde estoy, un gesto para ser. Juan José Ossa Zuluaga

“(…) ‘Yo soy el espacio donde estoy’, una frase que define la intención de esta exposición, ser y hacer con el público es parte de la obra, es ‘fluir con lo que va pasando’”. En la exposición “Yo soy el espacio donde estoy”, una puerta de madera suspendida en la mitad de la sala se abre como un portal que comunica dos mundos, lo tangible y lo intangible. Lo palpable está presente en el escenario, en la interacción que puede tener el espectador con las piezas que se exponen y su vivencia dentro del recinto. Mientras que lo etéreo, pero presente, se ve reflejado en los recuerdos, vivencias y lugares a los que el espectador viaja

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en su interior. La puerta es además la vía de comunicación directa con Nemesia Vargas, un nombre que se extrajo de su tumba, registrada en 1908, la más antigua del cementerio municipal, que se ha transformado en el alter ego de una mujer que narra la historia de El Carmen de Viboral por medio de sus percepciones y sus memorias en el trasegar de este mundo. Así pues, la mujer más longeva se hace presente para compartir con quienes habitarán los diferentes espacios del Festival. La muestra, ubicada en la Sala de Exposiciones Temporales dentro del Instituto de Cultura, está pensada como un escenario interactivo, en el cual los asistentes pueden relacionarse por medio del pisar, ver, oír y tocar dentro de la sala, y se involucran videos, audios y elementos físicos dispuestos para una experiencia sensorial. “Yo soy el espacio donde estoy”, una frase que define

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la intención de esta exposición, ser y hacer con el público es parte de la obra, es “fluir con lo que va pasando” como lo expresan Isabel Cristina López Giraldo y Edwin Londoño Villa quienes son los promotores de la Sala de Exposiciones y encargados de la muestra. En la exposición se incluye la cerámica, una manifestación artesanal y artística que hace parte de la identidad carmelitana, de

su tradición y economía, e inclusive de las carreteras, si recordamos los caminos blancos, producto de los bizcochos quebrados que eran arrojados como pavimento en las vías del municipio. Pero somos más que cerámica y por esta razón, el Festival y su exposición central, es además de un motivo de fiesta, un medio para hablar y reflexionar sobre épocas y personajes que hacen parte también de la memoria y de la identidad local.


La exposición conjuga momentos festivos como el Carnaval de Comparsas y el teatro callejero; historias cargadas de tragedia como la de Tomás, de quien se dice que se enloqueció cuando la imagen de la virgen Quiteña fue reemplazada por la actual figura de la virgen del Carmen, un cambio que generó conflicto e indignación en la comunidad. Su historia ha sido inmortalizada en una canción inédita que hace parte de la exposición y fue compuesta e interpretada por María Elena Narváez y Mario Loaiza, músicos del municipio.

A la Sala se entra pisando un tapete de vidrios que se transforma cada vez que alguien deja su huella. A lo largo están dispuestos relicarios que guardan memorias; la historia de Tomás se escucha en las entrañas de un cofre dorado; la del pregonero de la loza, su grito es condensado en un guacal lleno de bizcochos en blanco con fragmentos de rostros que invitan en voz alta a los transeúntes a comprar la mejor vajilla traída de El Carmen de Viboral.


Mientras tanto, sobre una montaña de tierra, pende un capullo con un hilo que cae como un reloj de arena, y en medio de este pasar del tiempo, se proyecta la figura de unas manos que fabrican una vajilla en un torno de alfarero. El tiempo se escurre entre la vajilla, y aunque no puede retener la arena, se sigue sosteniendo con firmeza como resistiendo el pasar de los años. Tomás y Nemesia no están presentes en este mundo, pero sus fragmentos de realidad hacen parte de la exposición, están en palabras, en música, en canto, son reales en la medida en que se nombran e interpretan, construyendo partes de la historia del pueblo y del Festival. Algo que se evidencia en Isabel Cristina, cuando expresa: “Yo soy el espacio donde estoy, y pues así también yo soy el espacio donde no estoy. Esto va a pasar dentro de la Sala, posiblemente hay personas que no se conecten con ese espacio o

con lo que se está exponiendo, pero a la vez están ahí, habitando el lugar, están, aunque de otra forma (...), algunos con más apasionamiento, otros con una mirada desprevenida o mas crítica, pero eventualmente las personas encontrarán algo rico de ver”. Adicional a la exposición central, los asistentes del Festival podrán recorrer escenarios diversos con propuestas pictóricas y políticas variadas, como la exhibición titulada: “Hacia la construcción de ‘Grito de mujer’, Margarita Sánchez, una mujer creadora”, que se podrá apreciar en los pasillos del Instituto de Cultura; igualmente, la reconstrucción histórica de la red y el festival de teatro Carmentea a través de una galería fotográfica abierta al público en la sede del teatro “FarZantes”, y la trayectoria del grupo de teatro “Dramaleón” en sus diez años en escena, instalada en la Casa Tespys.

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Dra Die

Paul


amaleón, teatro de títeres: ez años de resistencia y de goce estético

la Toro Sierra

“Si el arte del teatro despareciera por completo de la faz de la tierra, un niño lo inventaría de nuevo” No es la primera vez que el Festival acoge en su programa la exhibición de obras audiovisuales en torno al quehacer teatral, y en esta oportunidad ha incluido una sección de tarde audiovisual en la sede de la corporación Escuela Ballet House con la muestra del cortometraje de ficción “Sara: peor que la muerte, el olvido” de Carolina Ceballos Duque y el cortometraje documental “Dramaleón diez años en escena, diez años de resistencia”, realizado por Fabián Rendón Morales. La tarde audiovisual, promete ser con el tiempo una ventana más puntual dentro de la oferta del Festival para la apreciación del cine y del vídeo, a través

de propuestas en las que converjan, el teatro y la imagen en movimiento, el público cinéfilo con los espectadores de las artes vivas, los creadores audiovisuales y los teatristas, todos ellos hacen parte de un movimiento cultural que ya se ha venido formando en cineclubes en la localidad, la región y el departamento junto con la prolífica escena teatral de los últimos años. El documental “Dramaleón diez años en escena, diez años de resistencia”, surge a modo de memoria audiovisual del grupo “Dramaleón teatro y títeres” de El Carmen de Viboral para conmemorar su fundación y trayectoria desde 2011. Como señala Fabián Rendón, el director del documental, busca revelar a los actores-creadores del grupo detrás de los ropajes y maquillajes que usualmente llevan en sus coloridas puestas en escena, para descubrir su historia y lo qué piensan acerca

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de su arte de titiriteros, un arte que hasta la fecha ha sido menos frecuente dentro de las prácticas teatrales en el panorama de las artes escénicas de la localidad e incluso de la subregión. Y es que si de ropajes y maquillajes hablamos, el grupo Dramaleón ha sabido incorporar el teatro de muñecos en la amplitud del escenario, sus actores-creadores aparecen de cuerpo a la vista del público, manipulando los títeres unas veces del tamaño de la mano y otras veces, hasta del tamaño del actor. Comenta Mauricio Betancur, integrante del grupo, en una de las entrevistas del documental, que con esta elección estética, Dramaleón ha dejado de lado el teatro de títeres tradicional o títeres de guiñol para convertir el escenario en todo un teatrino habitable por el titiritero; así, la luz, la escenografía, el movimiento de los muñecos y actores, recrean un universo animado propicio para

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vincular niños, pero también adultos. Sandra Restrepo, fundadora de Dramaleón, expresa en otra entrevista del documental, la intensión que el grupo ha mantenido, la de mostrar que el teatro de títeres no se restringe a la categoría de teatro infantil, muchas veces superficial y facilista, con la que se ha etiquetado comercialmente la expresión de los títeres por el mero hecho de ofrecerse como entretenimiento para los más pequeños. Así, como afirman otros de sus integrantes, Alejandro López y Laura Alejandra Ríos, el repertorio de tres obras originales que hasta el momento ha compuesto el grupo, juega con la naturaleza y las problemáticas sociales, dando un lugar especial al animal, recreado por el muñeco, como el portavoz de una verdad, que como señala Jorge Gómez, espectador y colaborador del grupo, nos dice las verdades que muchas veces no queremos oír.

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El espectador del documental podrá ver que la palabra resistencia en el título de la pieza, hace alusión tanto a la capacidad de trabajo continuo como a la conquista de un lenguaje y de una estética propia, lo que se evidencia en el documental a través del álbum fotográfico del grupo y la participación en festivales nacionales e internacionales. Para Kamber, otro de los entrevistados, se puede decir que hay un lenguaje propio, un estilo, lo más difícil para cualquier grupo de teatro, y que solo se logra a lo largo de los años. El documental, además de contar con los testimonios de sus integrantes y de los amigos de la red de teatro Carmentea como Argiro Estrada del grupo “FarZantes” y Laura Giraldo de “Urania”, no deja por fuera la voz de los niños espectadores: María Clara Giraldo, Jerónimo Quintero y Juan José Arboleda, quienes con su soltura reafirman la creatividad y gozo estético que envuelven los títeres de Dramaleón. Al finalizar, el espectador podrá apreciar además,

los saludos cálidos de felicitación de Ciro Gómez, director del teatro “Hilos mágicos” y Fabio Correa Rubio de “Títeres paciencia de guayaba”, dos figuras relevantes en la historia del teatro de títeres de Colombia y Latinoamérica, lo que sin duda demuestra el reconocimiento que Dramaleón ha ido alcanzado en el terreno de este arte como un genuino lenguaje estético más allá de las etiquetas comerciales, abriéndose camino en la historia del arte del títere en el movimiento teatral de El Carmen de Viboral.


Sara, el laberinto de la memoria teatral Ricardo Ospina Gallego “Sara”, el corto de Carolina Ceballos, nos lleva por el laberinto de la memoria teatral, aunque sea una película que revele el drama del extravío por los pasillos del olvido. En el mundo del teatro, el olvido puede hacer tanto daño como el Alzheimer, no sabemos precisar si es más dramático por ejemplo el Alzheimer del maestro Santiago García o el del público que lo olvida, y quien mira esta obra de Carolina Ceballos, si ha recorrido algunas de las evocaciones en las que deambula el film, se comporta como la loca pasajera de la frágil memoria que habita la cabecita de Sara, interpretada por Nora Quintero, y que puede ir de asociación en asociación; primero, porque precisamente en ese viaje de las imágenes se hace inevitable hacer cadenas memorísticas como los antiguos libretos de José Manuel Freidel en la mente y el cuerpo de Sara.

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Su directora recuerda que fue escrita en el 2015, y que en ese momento su tesis de maestría fue un guion que titulaba “Tango de despedida”. De entrada, este título nada casual, nos lleva por un primer pasillo en el laberinto, el corto rinde homenaje a un actor al que no terminaremos de despedir como en una de esas películas de Emir Kusturika en las que la despedida se prolonga y se envuelve en una saudade interminable, nos referimos a Ramiro Tejada, y es imposible no sentir un estremecimiento al verlo caminar, sonreír, mirar y hablar en la pantalla. La cadena no se detiene, porque lo primero que se nos viene a la cabeza es justamente la evocación de “Amor”, la película de Michael Haneke (2012) cuya atmósfera es similar, un amor entre una pareja de octogenarios con todo lo que puede traer la vejez: enfermedades, sufrimiento

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y el colapso del olvido. “Aquí vemos el amor flotando en el espacio al igual que un vacío entre dos personas cuando llegan los imprevistos cargados de dolor” nos cuenta Haneke, una película que Carolina evoca como inspiradora de su guion. Tampoco es casual que Emmanuelle Riva y Jean-Louis Trintignant hayan sido los actores de esta película, ambos -geniales para siempre- fueron actores tanto de teatro como de cine, ambos emparentados con el laberinto de la memoria, si nos remitimos a “Hiroshima mon amour” de Alain Resnais (1959) en la que Emmanuelle Riva y su amante japonés deambulan entre cadenas memorísticas en busca de ellos mismos o “Rojo” (1993) de la trilogía de colores de Krzysztof Kieslowski, en el que Trintignant se pierde en los laberintos de la vida de los otros. Si visitamos otro pasillo, surge milagrosamente la película “Un hombre y una mujer” (1966) de Claude Lelouch, un icono en las historias de amor

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en el cine, interpretado por JeanLouis Trintignant y Anouk Aimée en toda su mocedad, en la edad en que lucieron míticamente más hermosos en las pantallas, en un blanco y negro que les imprimió para siempre el sentimiento lírico de la nostalgia: su actuación contenida y el vigor espiritual de sus presencias, en los instantes de mayor sensualidad, no puede olvidarse. Menos casual todavía es el llamado de Claude Lelouch a los actores cincuenta años después para rodar la película “Los años más bellos de una vida” (2019) cuando los octogenarios actores se habían casi despedido de la actuación, “las grandes historias de amor son inmortales. Y quise demostrar que el amor no es algo reservado a la juventud y puedes hacer el amor de mil y una maneras” comentó en su momento Lelouch. El título lo dice todo. “Cuando uno llega a una determinada edad, vuelve a la niñez y les rodé cómo se rodaría a los niños.


Se filmó en directo” comenta Lelouch, y agrega “quería demostrar que los años más bellos de una vida son los que no hemos vivido aún”. Estas asociaciones son inevitables si no nos queremos hundir en el leteo. Si damos un paso más, con Ramiro Tejada y Nora Quintero, interpretando en la doble dimensión de la actuación que este corto propone, la teatral y la cinematográfica, el drama del Alzheimer de Sara, de la enfermedad de Ricardo y la búsqueda del teatro como un remedio más eficaz que cualquier tratamiento médico, hace de esta pieza una joya y le da lumbre a la memoria del teatro a través del cine: solo la puesta en escena hará surgir la humanidad que amenazaba con borrarse, con el teatro dentro del teatro, y con el teatro revelado por el cine, a partir de la doble actuación de Nora Quintero y Ramiro Tejada; con ellos, se nos viene con toda su fuerza, un maestro del teatro involucrado en la vida tanto de los personajes como de quienes los

interpretan, de ahí el sugerente cruce de los apellidos, Sara Tejada y Ricardo Quintero. Los parlamentos que Sara masculla y repite como en trance en su laberinto del olvido, y de los que se sirve Ricardo para devolverle el alma a Sara, no son otra cosa que las inolvidables “Las tardes de Manuela” y “Monólogo para una actriz triste” de José Manuel Freidel, y es el teatro únicamente el que sostiene de un hilo a Sara en su mundo frágil, y que Ricardo, aprende a sostener con maestría, el abogado que quiso ser actor. Las evocaciones no son casuales. Actúan al mismo tiempo con doble técnica, con la contención cinematográfica y con las fluctuaciones de la interpretación teatral. Lo que nos hace recorrer el laberinto por estos pasillos plenos de ternura y con esta pareja a la que la edad y la enfermedad no les impide conectar con la gracia y la ilusión de la vida, es que tanto Nora Quintero como Ramiro Tejada, fueron actores

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prodigiosos de la Exfanfarria, bajo la dirección de Freidel, del que su olvido podría llegar a ser para el teatro, algo peor que el nefasto síndrome al que hace alusión la película de Carolina Ceballos. El adjetivo no puede ser menos necesario, toda vez que un halo de nostalgia y de luz es lo que define al prodigio, la aparición luminosa de una vida atravesada por el teatro y que este cortometraje logra evocar con el fino montaje de Carolina Ceballos y que nos proporciona una candileja en el laberinto de nuestro teatro. A la memoria de Ramiro Tejada y José Manuel Freidel.

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Revista digital El Gesto Noble N° 3, julio 18 de 2021 ISSN (versión digital en trámite) El Carmen de Viboral, Antioquia-Colombia

Editor: Instituto de Cultura El Carmen de Viboral

Alcalde Municipal John Fredy Quintero Zuluaga

Director Instituto de Cultura Yeison Castro Trujillo

Dirección Revista El Gesto Noble Paula Toro Sierra

Asesor Wilson Escobar Ramírez

Curaduría de textos Ricardo Ospina Gallego y Paula Toro Sierra

Escriben en Eisen Hawer Lizeth Ramír Juan Felipe O Flora Quija Juan José O Mónica Cua Edwin Villa Ricardo Osp Juan Camilo Ram Argiro Quin Paula To Yeison Cas

Oficina de Com Fabián Rendón Morales

Fotog Valentín Betancu Farley Giraldo, Ale Alejandro Loaiza, Fabián Rend Santiago Díaz Quin

Ilustra Laura Mejía


esta edición rLópez Chica rez Tangarife Ospina Villada ano Upegui Ossa Zuluaga adros Guisao a Betancur pina Gallego mírez Betancur nchía Ortiz oro Sierra stro Trujilllo

municaciones s y Laura Zuluaga Mejía.

grafías ur, Andrés Alzate, ejandra Londoño, a, Daniel Galeano, dón Morales, ntero, Mateo Rivas.

ación a Echeverri

Cortesía dossier grupos: Teatro Estudio Colectivo Teatral Matacandelas Compagnie Andrayas Mamafele Teatro Hora 25 Dramaleón Teatro y Títeres

Capturas cortometrajes “Sara: peor que la muerte, el olvido”, Carolina Ceballos Duque, directora “Dramaleón diez años en escena, diez años de resistencia”, Fabián Rendón Morales, director

Diagramación Alejandra Londoño Rodríguez





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