CARILERAS EN RED, FASE 1 Día 1 Los preparativos para el viaje llevaron más tiempo de lo pensado, en un momento no creía que lo podíamos hacer, viajar a la zona sur de El Carmen de Viboral a visitar a los músicos populares de esta región, lugar húmedo y cálido, de vegetación diversa y exuberante, grandes árboles y ríos que han denominado un lugar mágico conocido hoy día como el Cañón del Rio Melcocho.
Día 2 La salida estaba prevista para las seis treinta de la mañana, la preparación de los víveres y maletas de viaje hacia suponer que todo sería un viaje normal a cualquier otro, pero no fue así, pues la vida misma siempre se presenta de a poquitos para que uno no la pueda descifrar del todo, grandes sorpresas nos esperaban. Salimos en la mañana rumbo a El Cañón del melcocho, varios transportes son necesarios para hacer el trayecto, a cada momento en que nos acercábamos, más evidente es nuestro viaje al pasado. El recorrido desde El Carmen de Viboral, Oriente de Antioquia (6˚04´53.18”N 75˚20´01.25”O, 1214msnm) hasta la autopista Medellín-Bogotá, allí nos encontramos la primer imagen propia de ese territorio, Honorio, un personaje alto y delgado, vestido con pantalón y camisa azul claro, sombrero aguadeño, abundante barba, se hace notar gracias a un perro cazador que lo acompaña y que "late” (ladra) a cada momento, esperamos lo que dura un tinto caliente y un cigarrillo hasta que llegó el bus, las maletas al maletero junto con el perro que es metido en un costal. Los ladridos del animal nos acompañan durante todo el trayecto, la ruta, Belén (6˚10´45.63”N 72˚22´02.79”O, 2083msnm) municipio de San Francisco, pasando por marinilla (6˚10´25.78”N 75˚20´05.05”O, 2089msnm), el santuario (6˚08´18.29”N 75˚15´51.43”O, 2117msnm), Cocorná (6˚02´59.74”N 75˚10´00.68”O, 1141msnm) hasta llegar al corregimiento de la piñuela, lugar donde nos espera un bus de escalera o chiva, llegamos a las 8 de la mañana. Allí en La Piñuela (5˚59´42.99”N 75˚07´48.47”O, 1026msnm), ya se empezaba a sentir una atmosfera diferente, el clima templado de este lugar, la mezcla de los pobladores con los que estamos de paso, las compras de último minuto, los dulces para los niños, la carne, las tiendas que abren, el calentado de frijoles con arroz y carne, el pan caliente, todos se apuran a empacar, hay que esperar a que llegue la escalera, en el rostro de la gente la sensación tiempo vacio porque aún falta por recorrer. Todo transcurre en una cierta calma que solo es alterada por los gritos de algunos personajes que llaman a sus amigos y conocidos para comentar la novedades del día, se revisa de nuevo el equipaje, que nada falte, de pronto, se escucha el sonido de las cornetas de un carro que se aproxima, por el sonido del motor se supone que es grande, quienes saben se preparan porque el que ha llegado no es cualquier carro, es la escalera que nos llevara otro tramo del trayecto. El Carro algo destartalado, con abolladuras, la pintura corroída, el sonido estridente del motor, es conducido por Ariel, un joven de estatura media, que al igual que su carro muestran la manera en que los caminos por donde transita han dejado huella de las correrías y acarreos. Adelante, arriba, en la parte de atrás, que ponga los costales ahí, los animales allá, súbase, bájese que ya nos vamos, mientras la gente guarda, mira y revisa de nuevo sus paquetes. La escalera arranca, el viento en la cara mientras se observa la belleza del lugar ubicado en un balcón rodante, carros de escalera, paisajes que hablan de la diversidad cultural y natural de la región. El Raudal, El Retiro, Agualinda, El porvenir, La Cristalina, Santa Rita, El Roblal palabras que denominan los territorios que hacen parte de la región del Melcocho, para darle sentido a estas palabras y tener un referente mental de lo que son es necesario visitarlos y para ello pasar por el puente que cruza el rio santo domingo, anteriormente puente colgante (5˚55´54.13”N 75˚08´33.83”O, 745msnm). El vaivén de la escalera, el sonido del motor y la madera que se tensiona por lo irregular del terreno, los paisajes cafeteros, las fuentes de agua, son la constante hasta llegar a El Retiro, fonda arriera desde hace muchos años, la casa vieja en la que a su alrededor se ha construido un pequeño poblado, a la sombra de un gran mango que durante muchos tiempos pasados es la sombra de mulas y arrieros que llegan a este lugar como punto inicial o final del camino de herradura (5˚55´54.93”N 75˚08´32.47”O, 748msnm) Es la una de la tarde, Después de bajar las maletas y los costales es necesario contar con la ayuda de las personas que viven en esta región y de su conocimiento para cargar las mulas que nos llevaran trocha adentro, el clima más cálido, húmedo, con poco viento, hace que la ropa se pegue al cuerpo. La necesidad de movilidad, hace pensar en los primeros pobladores de estas tierras y como aún perviven estas comunidades desde hace mas de cien años en el mismo territorio físico, con las limitaciones de acceso y como las mulas y la arriería es útil en el mundo moderno y tecnológico. Los cascos se entierran en el lodo, el sonido de la succión que genera es acompañado de los gritos y silbidos de los arrieros, nos apuramos en seguir el paso de estos personajes aguerridos y toscos, visten de botas, jeans y camisas por lo general de manga larga, de sobrero o gorra si se es joven, el zurriago en mano y siempre pendientes de la carga por si es necesario parar y "requintar” (acomodar) para equilibrar el peso. Ahora la carretera dio paso al camino de herradura, lo desconocido del territorio nos adentra en un lugar que puede ser peligroso si no se poseen las habilidades y conciencia de los riesgos que existen por el solo hecho de estar ahí, las serpientes, ríos, riscos, caminos que se cruzan.