Retroalimentación Módulo 3

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El presente módulo nos ha permitido adentrarnos en uno de los pilares fundamentales del Nuevo Modelo Educativo PUCE: su enfoque pedagógico y la forma en que este orienta la formación integral, innovadora y transformadora de los estudiantes. La Pontificia Universidad Católica del Ecuador, fiel a su misión humanista cristiana y a la inspiración ignaciana, plantea una propuesta educativa que va mucho más allá de la simple transmisión de conocimientos.

En la PUCE, la educación se concibe como un proceso vivo, dinámico y profundamente humano, en el que el estudiante se convierte en protagonista activo de su aprendizaje. El enfoque pedagógico institucional busca desarrollar no solo habilidades y conocimientos técnicos, sino también actitudes y valores fundamentales para contribuir al bien común y al cuidado de la casa común.

Una pedagogía centrada en la persona

El modelo pedagógico PUCE parte de la premisa de que cada estudiante es una persona única, con una historia, una identidad y un proyecto de vida propio. En este sentido, la universidad entiende que la educación debe atender la integralidad del ser humano, considerando sus dimensiones cognitiva, emocional, ética, social y espiritual.

Este enfoque reconoce el valor de la autonomía personal, fomenta la reflexión crítica, impulsa el compromiso social y refuerza la capacidad de actuar de manera responsable y ética en la sociedad. La PUCE adopta los principios del Paradigma Pedagógico Ignaciano (PPI), que se estructura en cinco momentos fundamentales: contextualizar, experimentar, reflexionar, actuar y evaluar.

En el primer momento, contextualizar, se busca que el estudiante comprenda y se sitúe en su realidad personal, social y cultural. A partir de allí, en el momento de experimentar, se le invita a vivir experiencias concretas que le permitan descubrir y conectar de manera significativa con los contenidos.

La etapa de reflexionar es esencial para que el estudiante analice críticamente sus experiencias, comprenda sus aprendizajes y cuestione su papel en la sociedad. Luego, en actuar, se fomenta la puesta en práctica de lo aprendido, comprometiéndose con la transformación personal y social. Finalmente, el momento de evaluar permite revisar el proceso, identificar logros y áreas de mejora, consolidando así el ciclo de aprendizaje continuo.

Currículo basado en competencias: un enfoque integral

El currículo de la PUCE está diseñado desde un enfoque por competencias, lo que significa que no se centra únicamente en la adquisición de conocimientos teóricos, sino en el desarrollo integral de las capacidades del estudiante para enfrentar retos en contextos reales y complejos.

Las competencias se entienden como la integración de conocimientos, habilidades, actitudes y valores que permiten a la persona actuar de manera efectiva y ética en su vida personal, profesional y social. La universidad distingue entre competencias transversales y competencias disciplinares.

Las competencias transversales son aquellas que se espera que todos los estudiantes adquieran, independientemente de su carrera. Entre ellas destacan:

• Ser humanista y tener un proyecto vital.

• Estar comprometido social, política y ambientalmente.

• Ser crítico y analítico.

• Ser creativo, innovador y emprendedor.

• Comunicarse de manera asertiva.

• Mantener la motivación para "ser más para servir mejor" (magis).

Por otro lado, las competencias disciplinares están vinculadas al área o dominio académico específico de cada programa y buscan que el estudiante desarrolle conocimientos y habilidades particulares necesarios para su desempeño profesional.

Este enfoque por competencias implica un cambio de paradigma en la manera de concebir la enseñanza y el aprendizaje. Se pasa de un modelo centrado en el docente y en la transmisión de contenidos, a un modelo donde el estudiante construye activamente su conocimiento, participa en situaciones reales y reflexiona constantemente sobre su aprendizaje.

Resultados de aprendizaje: claridad y coherencia

Los resultados de aprendizaje (RdA) son una pieza clave dentro del currículo por competencias. Estos resultados describen de forma clara y específica lo que el estudiante debe ser capaz de demostrar al finalizar una actividad, curso o programa.

La redacción de los RdA se basa en tres elementos esenciales: el verbo, que describe la acción observable que debe realizar el estudiante; el contenido, que define los conocimientos, habilidades o actitudes; y el contexto, que indica las condiciones en que se desarrollará la acción.

La PUCE adopta una taxonomía revisada, que permite diseñar resultados que abarquen no solo lo cognitivo (saber), sino también lo procedimental (saber hacer) y lo actitudinal (ser).

Esto asegura una formación integral y coherente con el modelo de persona promovido por la universidad.

Los RdA permiten guiar la planificación didáctica, seleccionar las metodologías más adecuadas y diseñar evaluaciones pertinentes y alineadas. Además, ofrecen transparencia a los estudiantes, quienes saben desde el inicio qué se espera de ellos y cómo se evaluará su progreso.

Metodologías activas y aprendizaje experiencial

La PUCE promueve el uso de metodologías activas, que colocan al estudiante en el centro del proceso y lo convierten en constructor de su propio aprendizaje. Estas metodologías buscan estimular la participación, fomentar el pensamiento crítico, promover la colaboración y facilitar la aplicación práctica de los conocimientos.

Entre las metodologías más utilizadas destacan:

• Aprendizaje Basado en Problemas (ABP): Donde el estudiante analiza y resuelve problemas complejos, fomentando la investigación, el trabajo en equipo y la creatividad.

• Aprendizaje Basado en Proyectos (ABPr): Permite que los estudiantes trabajen en proyectos concretos y significativos, integrando conocimientos y desarrollando habilidades prácticas.

• Aprendizaje Basado en Retos (ABR): Presenta desafíos reales que impulsan la innovación y el desarrollo de soluciones creativas.

• Estudios de caso: Ayudan a analizar situaciones reales, reflexionar sobre decisiones éticas y aplicar conocimientos en contextos prácticos.

• Aula invertida: Los estudiantes preparan contenidos teóricos fuera de clase y utilizan el tiempo en aula para profundizar, debatir y aplicar.

• Aprendizaje lúdico y gamificación: Integran el juego y la motivación como elementos clave para mejorar la participación y el compromiso.

• Design Thinking: Una metodología que fomenta la empatía, la creatividad y la innovación para diseñar soluciones centradas en las personas.

Estas metodologías están alineadas con el aprendizaje experiencial (Kolb), que propone un ciclo donde la experiencia concreta lleva a la reflexión, la conceptualización y la experimentación activa. Así, el estudiante no solo aprende conceptos, sino que los vive, los cuestiona y los aplica, logrando un aprendizaje profundo y duradero.

Evaluación para aprender y transformar

La evaluación en la PUCE tiene un carácter formativo, reflexivo y transformador. Más que medir exclusivamente el rendimiento, busca acompañar y mejorar el proceso de aprendizaje, fomentando la autoevaluación, la coevaluación y la retroalimentación constante.

Una evaluación coherente con el enfoque por competencias requiere instrumentos y estrategias variados: rúbricas detalladas, portafolios, presentaciones, simulaciones, proyectos colaborativos, estudios de caso, entre otros.

La retroalimentación oportuna y significativa es fundamental. A través de ella, el estudiante puede reconocer sus fortalezas, identificar áreas de mejora y tomar decisiones para potenciar su desarrollo. Este proceso fortalece la autonomía, la metacognición y el compromiso con el propio aprendizaje.

Además, la evaluación en la PUCE no se limita al aula. Se extiende a prácticas preprofesionales, proyectos de vinculación, actividades de servicio comunitario y otras experiencias formativas que enriquecen el perfil de egreso y preparan al estudiante para un ejercicio profesional ético y responsable.

Experiencias significativas: aprender haciendo

La PUCE valora enormemente el aprendizaje vivencial, por eso ofrece diversas experiencias significativas que permiten al estudiante aplicar lo aprendido en contextos reales y fortalecer sus competencias.

Las prácticas preprofesionales acercan a los estudiantes al entorno laboral, facilitando la aplicación de conocimientos técnicos y el desarrollo de habilidades blandas, como el trabajo en equipo, la comunicación efectiva y la resolución de problemas.

Las prácticas de servicio comunitario, enmarcadas en el compromiso social y la ecología integral, fomentan la empatía, la solidaridad y la responsabilidad social. Estas experiencias permiten que los estudiantes se conviertan en agentes de cambio en sus comunidades.

La movilidad académica, tanto nacional como internacional, amplía los horizontes culturales y académicos de los estudiantes, fomentando la interculturalidad y el respeto a la diversidad.

Los itinerarios y certificaciones complementarias ofrecen oportunidades para personalizar el trayecto formativo y enriquecer el perfil profesional, fortaleciendo la empleabilidad y la capacidad de adaptación en un mundo en constante cambio.

Diseño curricular flexible y centrado en el estudiante

El currículo en la PUCE está diseñado con una estructura flexible que permite adaptar la formación a las necesidades, intereses y contextos de cada estudiante. Esta flexibilidad se refleja en la organización modular, la posibilidad de elegir itinerarios, la incorporación de asignaturas optativas y la articulación entre diferentes niveles y modalidades.

La planificación curricular parte del perfil de egreso, que define las competencias y los impactos que se esperan lograr en el estudiante al finalizar el programa. A partir de este perfil, se diseñan los resultados de aprendizaje, las experiencias formativas y las estrategias de evaluación.

El currículo incluye un tronco común general, que fortalece las competencias transversales, y un tronco común por dominios académicos, que profundiza en áreas específicas del conocimiento. Esta estructura asegura una base sólida y coherente, al tiempo que permite la personalización del aprendizaje.

El diseño microcurricular, a nivel de asignaturas, se orienta a propiciar experiencias de aprendizaje auténticas y significativas, integrando metodologías activas y estrategias innovadoras. Así, el aula se transforma en un espacio dinámico de construcción colectiva, experimentación y reflexión.

Proceso de titulación: culminación de un camino integral

El proceso de titulación representa el cierre formal del trayecto académico, pero también simboliza la consolidación de una etapa de crecimiento personal y profesional.

Los requisitos generales incluyen:

• Haber aprobado todas las asignaturas del plan de estudios.

• Haber realizado y aprobado las prácticas preprofesionales y de servicio comunitario.

• Haber demostrado suficiencia en una segunda lengua.

• Presentar y aprobar el trabajo de titulación, que puede adoptar diversas modalidades (proyecto de investigación, aplicación práctica, estudio de caso, entre otros).

Este proceso final está acompañado por un sistema de asesoría y acompañamiento continuo, que guía al estudiante en la consolidación de sus logros y en la proyección hacia su futuro profesional.

La titulación en la PUCE no es vista únicamente como un requisito administrativo, sino como la culminación de un proceso de formación integral y la apertura a nuevos desafíos y oportunidades.

La PUCE entiende la educación como un acto transformador que trasciende el aula y se proyecta en la vida de cada persona y en la sociedad. El modelo educativo busca formar profesionales competentes, pero sobre todo, seres humanos comprometidos con el bien común, la justicia social y la sostenibilidad.

El estudiante de la PUCE es invitado a ser protagonista de su propio aprendizaje, a reflexionar sobre su papel en el mundo, a actuar con responsabilidad y a evaluar constantemente su proceso para crecer de manera continua.

Este módulo no solo ha permitido conocer la estructura pedagógica y curricular de la PUCE, sino también reflexionar sobre el sentido profundo de la formación universitaria. A través de un currículo por competencias, resultados de aprendizaje claros, metodologías activas y evaluación formativa, la PUCE propone un camino educativo integral, coherente y transformador.

Cada estudiante, al finalizar este módulo, está llamado a preguntarse:

• ¿Cómo voy a aplicar estos aprendizajes en mi día a día?

• ¿Cómo puedo contribuir a la transformación de mi entorno y al cuidado de la casa común?

• ¿Estoy dispuesto a comprometerme con un aprendizaje constante y con el servicio a los demás?

La PUCE acompaña, inspira y reta a sus estudiantes a “ser más para servir mejor”, un principio que resume el espíritu ignaciano y la apuesta institucional por una educación que transforma vidas y comunidades.

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