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La guerra cristera, la gran desconocida Emanuel Pérez Landa

La guerra cristera, ocurrida entre los años 1926 y 1929 en el centro-norte del país, es una guerra de suma importancia para la historia nacional y de la religión cristiana-católica en el país que ha sido relegada de los libros de texto de educación básica. El contexto de las guerras cristeras es el de la tercera década del siglo xx, o sea del México postrevolucionario. En el Grupo de generales cristeros en Coalcomán. Mediateca del inah. aspecto económico el país estaba como siempre, sin fondos, con las industrias sin desarrollarse y las siembras, que eran la principal actividad económica, en el abandono; con las instituciones como la hacienda que, permitían el funcionamiento del campo, destruidas por completo. En el aspecto político el país seguía teniendo, al igual que en la revolución, una lucha constante, aunque ya no armada, por el poder. En la década de 1920 se inició una restauración nacional, tanto en lo económico, con los intentos de rescate del campo y de impulso de la industria, como políticamente, con la integración de nuevos proyectos nacionales. Socialmente se hizo la integración de nuevos sectores de la población mexicana que antes habían sido excluidos de la vida política del país. Las causas de la guerra cristera se encuentran durante el periodo de presidencia de Plutarco Elías Calles (1924*Estudiante del 5° semestre de la licenciatura en historia en la 1928), quien para restarle poder a la iglesia propuso varias medidas que restringieron las muestras públicas religiosas, Universidad Autónoma del Estado como procesiones o fiestas patronales, entre otras cosas, de Morelos, interesado en los conflictos sociales del siglo xx mexicano y la religión católica así además de prohibir la participación de los religiosos en la política o las escuelas católicas y dependientes de la iglesia como su historia en México . Estas medidas fueron puestas en práctica oficialmente

con la promulgación de la Ley de Tolerancia de Cultos (1926), también llamada ley Calles. Todas estas medidas no fueron tomadas de forma positiva por la población mexicana que era en su mayoría católica. La Iglesia Católica hizo varias protestas simbólicas como cerrar todas las iglesias cierto tiempo, mismas que no resultaron en nada. Entonces la población civil tomó otras medidas de distinta índole, como la protesta o los boicots económicos que incluían dejar de consumir productos comercializados por el gobierno, dejar de pagar impuestos, dejar de usar automóviles para Cristeros con cañón. Mediateca del inah. no consumir petróleo, etc. Al no tener efecto estas medidas, se emprendió la acción bélica, se conformaron guerrillas locales en las que participan los civiles e incluso sacerdotes. Cabe mencionar que algunas personas que participaron en la Revolución Mexicana también se sumaron a las

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La guerra cristera, en su acción guerras cristeras. Éstas destacaron por la brutalidad del bélica, terminó en 1929 con un gobierno contra los combatientes religiosos, y viceversa. acuerdo en el que la Iglesia Católica La guerra cristera, en su acción bélica, terminó en 1929 renunciaba a su participación en la con un acuerdo en el que la Iglesia Católica renunciaba a vida política del país y el gobierno su participación en la vida política del país y el gobierno permitió nuevamente la libertad permitió nuevamente la libertad de culto y devolvió los de culto y devolvió los templos templos ocupados. ocupados. La guerra cristera fue omitida completamente en los libros de historia de nivel básico del sistema educativo mexicano durante la mayoría del siglo xx, hasta la generación de 1992 para ser precisos. En esta fecha, el presidente Carlos Salinas de Gortari hizo esfuerzos por mejorar la relación entre el Estado mexicano y la Iglesia Católica, mismos que se vieron reflejados en las reformas a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público,1 en las que se autorizó la educación religiosa, mientras esta no afectara los programas oficiales; también se dejó de perseguir a las órdenes religiosas, se prohibió al gobierno dictar leyes para vedar el culto a alguna 1 Ley de Asociacio- religión y se le dio una personalidad jurídica a la Iglesia de nes Religiosas, Cámara de Diputados acuerdo a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, por del H. Congreso de la Nación, México, lo que se le otorgaron todos los derechos constitucionales.2 1992. Esta nueva aceptación de la Iglesia Católica por parte del 2 Idem. gobierno mexicano introdujo el tema de las guerras cristeras

en los libros de texto de la educación básica mexicana, en los que después de una revisión podemos observar que el tema había sido omitido en las generaciones de 1962 a 1990. Al ser introducido en la generación de 1992, apenas se le dedica una extensión de una página y se le menciona en una línea del tiempo por lo que su representación es aún muy reducida.

Esto puede ser porque, contraria a la Revolución Mexicana que (al menos discursivamente) unificó al pueblo mexicano y generó posteriormente cohesión social, la guerra cristera al ser un enfrentamiento entre el gobierno y la sociedad civil, tendría resultados contrarios a la unificación social.

Bibliografía Ciencias sociales. Sexto grado, generación 1972. México: Secretaría de Educación Pública. 1974. Ciencias sociales. Sexto grado, generación 1982. México: Secretaría de Educación Pública. 1984. Ciencias sociales. Sexto grado, generación 1988. México: Secretaría de Educación Pública. 1990 Historia. Sexto grado, generación 1993. México: Secretaría de Educación Pública. 1995. La guerra cristera en México, Colección UPAEP, Universidad Popular Autónoma de Puebla, 2016. https://upaep.mx/museo/index.php?option=com_content&view=article& mp;id=2:arte-popular-religioso&catid=8&Itemid=105 (consultado el 01/06/2020). Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público, Cámara de Diputados del H. Congreso de la Nación, México, 1992. Meyer, Jean. La cristiada. La guerra de los cristeros. México: Siglo Veintiuno Editores, sa de cv, 1985. Mi libro de sexto año. Historia y civismo, generación 1962. México: Secretaría de Educación

Pública. 1966.

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