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Publicaciones en redes sociales malinterpretan la investigación de la
Saranac Hale Spencer
Un estudio de la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. sobre la seguridad de las vacunas ha sido malinterpretado en internet. El estudio no estableció una asociación entre la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech y los coágulos sanguíneos, como algunos aseguran. Y hasta la fecha, otros estudios más amplios no han identificado tal vínculo.
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La Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) publicó un artículo el 1 de diciembre en la revista Vaccine que describió un sistema de alerta temprana para la seguridad de vacunas y mencionó que el sistema identificó algunas potenciales señales de seguridad de la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/ BioNTech que debieran ser investigadas en mayor profundidad.
La lista incluyó embolias pulmonares, o coágulos sanguíneos en el pulmón, una dolencia que coincide con una de las afirmaciones más frecuentemente propagadas por las campañas antivacunas: la idea infundada de que las vacunas contra el COVID-19 causan numerosas muertes por coágulos de sangre.
Un par de semanas después de la publicación del estudio, el Epoch Times, un medio conservador con un historial de difundir afirmaciones dudosas sobre la pandemia del COVID-19 y las vacunas, publicó un titular tendencioso que refuerza esa narrativa:
“FDA: Asociación entre la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer con los coágulos de sangre”.
Luego, otros medios fueron más allá. El conspiracionista Stew Peters, por ejemplo, publicó un video que cita al artículo del Epoch Times y afirma que “la FDA finalmente admitió que Pfizer causa coágulos sanguíneos” y que esto es “parte de un genocidio masivo”.
Un usuario de Facebook compartió el video con el mensaje: “por eso le llaman la ‘vacuna del coágulo’”.
Pero todas esas publicaciones malinterpretan el estudio.
“La FDA no ha hallado ninguna nueva relación causal entre la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech y potenciales efectos adversos de interés especial identificados en 2021”, escribió la vocera de la FDA, Abby Capobianco, en un correo electrónico enviado a FactCheck.org.
“La FDA sigue considerando que la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer-BioNTech cumple los rigurosos estándares de seguridad y eficacia de la FDA, y la agencia cree firmemente que los beneficios potenciales de la vacunación contra el COVID-19 superan los riesgos potenciales del COVID-19”, señaló. Esto es exactamente lo que señala el estudio: los investigadores de la FDA usaron un sistema que recoge data de los Centros para los Servicios de Medicare y Medicaid de más de 30 millones de personas mayores de 65 años, para identificar 14 dolencias y rastrear su incidencia entre los receptores de las tres vacunas disponibles en EE. UU. y luego comparar esos números con un promedio histórico de la incidencia de esas dolencias.
El estudio no investigó la causa de las potenciales alertas de seguridad, solamente observó la frecuencia de ciertos problemas de salud.
Concluyó que inicialmente cuatro de las 14 dolencias “alcanzaron el parámetro para una señal estadística” tras recibir la vacuna contra el COVID-19 de Pfizer/BioNTech. Ninguna alcanzó el parámetro tras recibir las vacunas de Moderna o de Johnson & Johnson.
Luego, tras una evaluación posterior, tres de las dolencias identificadas inicialmente (trombocitopenia inmunitaria, coagulación intravascular diseminada e infarto agudo de miocardio) ya no alcanzaban el parámetro estadístico, dejando solo la embolia pulmonar como potencial señal de seguridad.
“Nuestros nuevos hallazgos de señales estadísticas para cuatro desenlaces importantes de la vacuna [Pfizer] deberían ser interpretados con cautela porque el sistema de alertas tempranas no prueba que las vacunas causen estos problemas de seguridad”, escribieron los investigadores.
“La FDA cree firmemente que los beneficios potenciales de la vacunación contra el COVID-19 superan los riesgos potenciales del COVID-19”.
Investigaciones epidemiológicas más detalladas, que incluyen factores como la edad y el ancianato donde residen, están en curso para evaluar más a fondo las potenciales señales de seguridad, según el estudio.
Como hemos explicado anteriormente,