Oye Chiapas 9 julio 2025

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Educación, la clave

para tener mejores sueldos

En el país no se incentiva a la población a prepararse y la educación que se imparte no da prioridad a las habilidades para la generación de ingresos.

AGENCIA

Desde hace décadas, la educación que se brinda en las escuelas del país no ofrece los elementos necesarios para hacer de México una nación próspera, al ser incapaz de desarrollar en los estudiantes las habilidades y los conocimientos que fundamenten una economía productiva e innovadora.

El efecto principal para un país de tener una educación de baja calidad es la incapacidad de acumular capital humano, entendido éste como el conjunto de habilidades, conocimientos y capacidades laborales que poseen sus habitantes.

La importancia del capital humano en términos económicos reside en que, a través de la educación, los individuos acumulan conocimientos y adquieren habilidades que posteriormente podrán utilizar en el mercado laboral de manera productiva para generar ingresos. A escala colectiva,

el capital humano acumulado por una población se traduce en crecimiento económico, como resultado de explotar con éxito las habilidades y competencias productivas.

En términos de capital humano, México ocupa el lugar 58 de 124 países, según el Índice de Capital Humano (ICH) 2015 elaborado por el Foro Económico Mundial. El país comparte posiciones con Tailandia (57) y Vietnam (59) y es superado por naciones latinoamericanas como Chile (45), Uruguay (47), Argentina (48), Panamá (49) y Costa Rica (53). Resulta claro que México se encuentra rezagado en la formación de individuos preparados y productivos.

México se encuentra a años luz de las condiciones de capital humano de los países que encabezan el índice: Finlandia, Noruega y Suiza. En estas naciones el gobierno garantiza a los estudiantes una educación moderna, de calidad y que potencia las capacidades individuales.

¿A qué se debe la baja califica­ción que México obtiene en este índice?

El ICH está formado por 46 indicadores, divididos en dos vertientes: condiciones de aprendizaje y de empleo. En ambas, nuestro país presenta serias deficiencias que contribuyen a una baja acumulación de capital humano.

La vertiente aprendizaje del ICH mide los aspectos educativos que tienen un impacto directo sobre las capacidades futuras de la fuerza laboral. En este ámbito, la educación básica y su calidad tienen gran peso y en ambas, México sale muy mal calificado.

La calidad de la educación primaria en el país lo sitúa en la posición 102 de 124 países, similar a la de Venezuela (lugar 99) o Uganda (lugar 100). En indicadores de matriculación de educación básica, México está rezagado principalmente en la de secundaria, donde ocupamos el puesto 74. En cuanto a terminación de primaria y secundaria, el país se encuentra en los lugares 64 y 65, respectivamente. Lo anterior evidencia que la educación básica está lejos de ser universal en México y, además, que muchos de los que ingresan a ella no la concluyen.

ORIGEN DEL MAL

En una revisión de las ofertas de empleo en cualquier medio impreso mexicano, es fácil observar que el nivel educativo requerido en la mayoría de los casos es se cundaria o bachillerato. En los empleos donde el bachillerato es requisito, se acepta al candidato aun cuando no haya terminado ese nivel de estudios.

La existencia de una enorme población en edad de trabajar con un bajo nivel de instrucción provoca la proliferación de empleos de baja calidad. ¿Qué efectos tiene este fenómeno sobre la decisión de un joven mexicano de seguir estudiando? ¿Qué incentivos tienen los mexicanos para continuar educándose?

Estudios económicos han demostrado que los individuos deciden acumular años adicionales de educación cuando los ingresos futuros que recibirían al continuar estudiando, son mayores a los ingresos que obtendrían hoy si dejaran la escuela e ingresaran al mercado laboral.

La decisión de continuar estudiando es plenamente racional en términos económicos. Sin embargo, miles de jóvenes mexicanos deciden no seguir estudiando después terminar la secundaria, porque el ingreso que pueden obtener hoy con ese nivel de estudios es igual al que podrían obtener con un nivel adicional de educación (bachillerato).

CAPITAL HUMANO

Como primer paso, debe re pensarse la manera en la que se invierten recursos públicos en educación. Los resultados actuales de la inversión en educación demuestran ser poco efectivos para la formación de una sociedad preparada y productiva que propicie el crecimiento económico.

México debe centrar el debate educativo en planteamientos esenciales como ¿cuáles son las habilidades con que cuentan y deben desarrollar niños y jóvenes? ¿Las habilidades desarrolladas son adecuadas para integrarse al mercado laboral? ¿Cómo se integran los jóvenes al mercado laboral?

Nuestra sociedad requiere desarrollar capacidades cognitivas esenciales, pero también requiere de habilidades sociales y de comportamiento que permitan la colaboración, fomenten el emprendimiento y la innovación. Para ello, la agenda educativa debe también contemplar aspectos esenciales que promuevan la disciplina, la confianza, la cooperación y la adecuación a las aptitudes de cada individuo.

Al mismo tiempo, deben contemplarse opciones para aquellas personas que no completaron los niveles de educación básica, pero que requieren capacitarse para el trabajo. Es urgente desarrollar mecanismos para reintegrar a los “ninis” al estudio.

En México, los jóvenes cuentan con muy poca información para decidir qué carrera quieren estudiar y saber si dichas carreras son opciones viables para encontrar empleo. También desconocen cuáles son las aptitudes necesarias para concluir con éxito sus estudios, lo que lleva a una elevada deserción escolar.

SALTO DEL ÁNGEL

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