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“Chirimba” el formador de montadores de toros
Hugo Moraga Zúñiga Periódico El Mensaje
Este mural es un arte decorativo y didáctico. Su espacio y soporte plástico lo delimita el tamaño de la pared de ladrillo, en el sector sur de la Escuela Aplicación Alba Ocampo Alvarado. Posee diferentes puntos de vista y diversos planos espaciales. Su conceptualización es integral y plurisignificativa, por ello, ofrece aristas de la multiculturalidad guanacasteca y, liberiana, en particular.
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Es el mural iluminado más grande de Costa Rica: mide 80 metros y consta de 42 imágenes, las cuales se encuentran llenas de llenas de historias, costumbres y tradiciones que enriquecen las vivencias de la Guanacastequidad. Dicha obra es parte del tríptico: Parque ecológico Héctor Zúñiga, el árbol de Guanacaste y el mural artístico integral.
Su realización estuvo dirigida por la Licda. Olga Coronado Calvo, con el aporte de los artistas: Eddy Castro, Valentín Díaz, Mónica Rojas, Cecilia Coronado, Marianela Carballo, Noylin Vega, Arturo Villegas Bonilla, Cristian Cepeda y Yerlin Quintana. La creación consta de 42 imágenes históricas, ilustradas con pintura “Fast Drift”, dado que es más duradera. Cuenta con luz artificial tipo LED, que contribuye a darle un acabado diferente y llamativo.
El visitante podrá admirar en las 42 imágenes de dicho mural: la época indígena, la conquista, la evangelización, la hacienda ganadera, la Ciudad Blanca, la monta de toros, el árbol de Guanacaste, energías limpias en Guanacaste, el trabajo en el campo, la partera, la ecología de la provincia, la cerámica chorotega, lavanderas del río Liberia, la huelenoche, la Puerta del Sol, los rostros de Johnny García Clachar, Mario Cañas Ruiz, Alba Ocampo Alvarado, Héctor Zúñiga Rovira, Francisco Vargas Vargas o Ascensión Esquivel Ibarra.
Además, a los estudiantes guanacastecos; al igual que la tecnología, la energía geotérmica, la carreta, el boyero, el Tope de toros, las Fiestas de Liberia, el Puente Real, el quijongo, la Luna Liberiana, la falda campesina, las frutas, el horno de barro, el aeropuerto Daniel Oduber Quirós, los proyectos del científico Franklin Chang Díaz, los petroglifos o la imagen empoderada de la mujer guanacasteca. Cada una de las imágenes le aporta una faceta dentro del conjunto de la construcción de la liberianidad. Al decir
El mural es una reflexión estética acerca de elementos decisivos en la forja de la identidad de Liberia, fundada el 4 de setiembre de 1769, hace 254 años. Es la capital de la provincia de Guanacaste. Refleja en sus variados trabajos artísticos, parte de la memoria histórica de la Guanacastequidad, desde la “Ciudad Blanca”, mediante una serie de hitos históricos que puedan explicar quiénes somos y de dónde venimos.
Es importante redescubrirnos, porque nadie defiende lo que no conoce. Y el mural propicia esa dimensión, aunque es evidente que faltan otros elementos identitarios claves de la liberianidad, lo cual, no me cabe duda de que puede ser parte de otro proyecto. La identidad de un pueblo se construye cada día. Todos somos responsables de ella. Somos del lugar donde nacimos, o bien, al que deseamos pertenecer. Los guanacastecos reconocerán la historia y se identificarán con dichos acontecimientos, para construir el futuro desde el presente, en conjunción con el pasado.
El mural muestra hechos históricos, políticos, culturales, folclóricos, musicales y educativos, así como el anecdotario de la cotidianeidad vernácula. Esos acontecimientos, aparecen dispuestos de oeste a este, en un recorrido, con cierto sentido cronológico, pero con un alcance artístico integral.
. Sus matices son jardines naturales de esencia. Las mariposas ocres vuelan con ardor, como espadones oscuros para el cotidiano aprendizaje que nos enseña a ser mejores. Liberia es desvelo de llama luz; sentencia acrisolada de espuma, dispuesta a recibir con hospitalidad a los viajeros, turistas o peregrinos, pero no quiere ser una zona de paso. Si amamos la ciudad que nos vio nacer, tratamos de conocerla, honrarla, defenderla, de hacerla crecer con nuestros actos, porque Liberia es la región del arcoíris.
Posee su Calle Real, su huelenoche noviera, su sombrero de lana blanca, su marimba bullanguera y su guitarra enamorada. Alguna vez suena el quijongo contra la nostalgia y los recuerdos. Solo quedan dos longevos ejecutantes del quijongo. No debe morir la tradición de quienes ejecuten tan bello y sensitivo instrumento. Liberia es el cruce de vías para llegar al destino del sol, la arena, o el mar. El cielo todo, albísimo.
Agradezco a Coope-Ande, su aporte con la responsabilidad social empresarial, pues le entrega a Liberia, un insumo artístico de gran significado para sus reconocimientos identitarios: históricos, políticos, culturales, folclóricos, musicales y educativos, así como el anecdotario de la cotidianeidad vernácula que hacía falta en la Ciudad Blanca. ¡Albricias!
Las montaderas de toros es parte de la idiosincrasia de la cultura guanacasteca, el hombre de esta zona dentro las características que tiene está el de ser valiente, dicharachero, sabanero, acostumbrado al sol del campo, el cuál lo hace tener su piel curtida por el astro rey y lo más importante se siente feliz cuando mantiene las costumbres y tradiciones que heredaron los antepasados.
Es por ello que conversamos con Wálter “Chirimba” Rodríguez Espinoza, un hombre que en su juventud ofreció grandes contiendas en los lomos de los toros y hoy se dedica a transmitir ese conocimiento a los jóvenes que han decidido ser montadores.

Rodríguez nació en un pueblo llamado Espabelar que pertenece al distrito de Cuajiniquil, en Santa Cruz, desde su llegada a este mundo se vio rodeado de ganado y por ello nunca tuvo miedo a la bravura de estos animales, cuando los montaba en el lomo, carapatra´s o en la nuca.
¿Walter háblenos de sus inicios en este difícil deporte?
Mi papá y mis tíos siempre tuvieron ganado y desde que tengo uso de razón me fui rozando y poco a poco nació la idea de estar montando toros.
¿Cuál fue su primer toro que montó en unas fiestas?
La fecha no la recuerdo, estaba cursando el noveno año, en el Liceo Santa Cruz, tenía apenas 15 años, cuando me fui para Portegolpe a las fiestas, en esa ocasión jugué el toro el Copito, propiedad de la Hacienda Nueva Esperanza de Esaú Rodríguez. Yo lo tuve que sacar esa jugada porque mi hermano Ronaldo (El Viejo Cleto) le llevaba pereza, entonces yo respondí por él, me lo dieron y realicé una bonita acción.
¿Nos puede hablar de su primera jugada en las Fiestas Típicas Nacionales, que para ustedes los montadores es como participar en un mundial?
Sí claro fue tiempo después, le había dado seguimiento a un animal llamado el “Violeta” de Pastor Arrieta Sánchez, venía afamado porque ese toro había quebrado al nicaragüense, Bayardo Jarquín, y vieras que extraño esa jugada fue mala, porque fue trabada.

¿Cuándo fue su última jugada?
Fue en el 2012, esa vez realicé un bonito combate con el famoso “Pirata” de la Hacienda La Pinta de Martín Vallejos.
¿Cuáles eran las características como montador?
Siempre fui decidido, me gustaba montar toros buenos, famosos que dieran espectáculo. No me gustaba caerme en la salida, la pulseaba bastante, un hombre con bastante vergüenza, por eso siempre fui tomado en cuenta en grupos como los Bajureños de Joaquín Méndez (q.e.p.d), Los Gamonales de Andrés Duarte, Los Típicos de Santa Cruz y los Populares de Cañeros con espuela fija.
¿Cuántos montadores tiene a cargo?
Cerca de 80 muchachos divididos en tres grupos: Los Bajureños, Sangre Nueva y la Nueva Generación que entrenan de lunes a viernes, a partir de las 4 de la tarde. El grupo empezó con pocos, pero como una bola de nieve fue creciendo y poco a poco se fueron uniendo más y más.
¿Por qué nació la idea de formar estos grupos?
Esto se dio debido a las críticas del publico que asistía a ver este espectáculo, señalaban que no peleaban con el toro y se caían al cuarto brinco. A partir de este momento me nació la idea de entrenar y enseñarle a base de mi experiencia. Puse barrilles con mecates, y ahora tenemos barriles con resorte para que ellos vayan teniendo fuerzas en las piernas, en los brazos y puedan tener juego en la cintura.
¿Cuáles han sido los mejores prospectos?
Por etapas, en la primera fue Kevin “Patito” Contreras, mi hijo Dilan Rodríguez, Maiten Gómez, Fernando Angulo, Francis Contreras. En otro grupo salieron Oldemar Cubillo, Gesmart “Chamuco” García, Alexis Matarrita, Cristofer “Sandía” Espinoza, entre otros, pero son muchos.
¿Cuánto es el promedio de dinero que gana un montador?
Los viernes se gana 10 mil colones, los sábados 15 mil colones y los domingos entre 20 y 25 mil colones. Nos debemos a las Asociaciones de Desarrollo quienes son las que pagan de acuerdo al contrato, yo pienso que es poco, pero sabemos que estas organizaciones incurren en muchos gastos.