Las incongruencias del “tratado” de Ayacucho
consiguieron compensaciones por las víctimas del Holocausto. En el Perú, sin embargo, el requerimiento de los economistas pasó inadvertido, no así en Francia7, de donde lo hemos extractado. Ahora este documento es meramente testimonial y en este sentido he querido dejar constancia de él. Bolívar no intentó rectificar las concesiones de Sucre a los españoles, cuando bien pudiera haberlo hecho, ya que las autoridades virreinales tomaron su tiempo para acopiar todo lo posible antes de regresar a su patria. Al llegar estos jefes a España, la Corte de Fernando VII los trató con dureza y les apodó despectivamente de “ayacuchos” acusándolos de haber regresado con mucha riqueza y poco honor. Muerto el rey en 1830, los “ayacuchos” ayudaron al movimiento liberal de España, y al triunfar su causa llegaron a ostentar los títulos más altos, las posiciones del gobierno más importantes y vivieron llenos de honores hasta la vejez. En cambio, seis años después de la batalla de Ayacucho todos los jefes patriotas murieron asesinados o a causa de traiciones y rencillas entre ellos. [Sobre este tema ver el APÉNDICE -SUERTE DE LOS VENCEDORES Y VENCIDOS DE AYACUCHO- al final de este volumen]
3.- LOS INTERMINABLES PREMIOS A LOS VENCEDORES DE JUNÍN Y AYACUCHO. El 12 de febrero de 1825 el Congreso —a escasos dos días de haber sido reinstalado por Bolívar— dedicó su sesión a premiar a los vencedores con el Libertador a la cabeza. Este Congreso Constituyente, cuya Constitución nunca estuvo en vigor por haberla suspendido Bolívar, estaba formado en principio por 79 diputados titulares, pero en su reinstalación muchos de ellos no asistieron por diversos motivos, incluyendo la falta de garantías. Sólo participaron 56, la mayoría suplentes8. También hay que puntualizar que nueve diputados del congreso peruano eran colombianos y no se podía
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