Retrocesos, intentos de extinción, continuidad y final del Cabildo de los veinticuatro electores
San Cristóbal y San Blas, tuvieron que buscar fiadores que garantizaran el pago del tributo al que acababan de ser sometidos hasta poder conseguir la confirmación de su nobleza. Por su parte, los fiadores dejaban en claro por qué los fiaban. Veamos, por ejemplo, el caso de don José Tambo Guacso: Don Juan Agustín de Vera, vecino de esta ciudad, digo que por cuanto tiene mandado el Señor Doctor Don Benito de la Mata Linares Vázquez Dávila y Arce, del consejo de su Majestad, su Oidor en la Real Audiencia de Lima, Intendente y Gobernador del Cuzco, que entre tanto que Don Toribio Tambo Guacso, consigue de la superioridad la confirmación de su nobleza, afianze la satisfacción de los Reales tributos que debe pagar de semestre de navidad del año 1785. Para cuyo efecto el dicho Don Toribio, ha ofrecido la fianza con mi persona. Se constituye fiador del dicho Toribio Tambo Guacso y asegura que pagará por el tercio de navidad los reales tributos que deba pagar por el tercio de navidad 1785 y San Juan del Presente 86 entre tanto que consiga de la superioridad la confirmación de los autos de su nobleza en forma a lo determinado por el superior gobernador Intendente44.
Sin embargo, al parecer la implantación de un gobierno fuerte, por un gran estratega político y militar como Mata Linares, no contaba con la reacción y la presión incesante de los nobles incas, quienes, desde el momento en que se les informó de que iban a pagar tributo, empezaron a acudir al Superior Gobierno para gestionar el reconocimiento de su nobleza. En suma, el Cabildo de los veinticuatro electores de las ocho parroquias cuzqueñas quedó pisoteado y humillado, a pesar de que sus miembros se habían mantenido leales a la corona española. Por otro lado, el hecho de haber visto el crimen más terrible, jamás visto antes, como lo fue la ejecución de don José Gabriel Condorcanqui Tupa Amaru y de toda su familia debió haber sido un cargo de conciencia para los nobles incas, pues desde la sentencia y ejecución de don José Gabriel, los rumores de una gran rebelión, esta vez liderada por los nobles de las ocho parroquias de la ciudad del Cuzco, se volvieron más incesantes. En relación con estos rumores, Antonio Quispe, indio de la Parroquia de Belén, había salido de la ciudad y fue de visita al pueblo de Acomayo, en la taberna de chichería de doña Josepha Balladares, beata de la tercera Orden de Nuestro Padre de San Francisco. entre tanto se provea por la superioridad la instancia pendiente sobre la dicha satisfacción. Como tal se constituye en fiador por los tributos del presente semestre de San Juan por 64 Indios nobles contenidos en los ayllos Umamarca y Ayarmaca, reducidos en la Parroquia de San Sebastián». 44 ARC. Chacón Becerra, Agustín Prot. 74. 1784-1785, f. 258. «Fianza que otorga Don Juan Agustín de Vera. En 21 de febrero de 1786». Solo en este protocolo notarial registré 26 fianzas, entre individuales y colectivas, que se otorgaron para el pago del tributo del tercio de Navidad de 1785 y del tercio de San Juan de 1786. Durante el año siguiente, 1786, la modalidad siguió igual».
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