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II.2.4 Yacana

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III.4.1 Pachacamac

III.4.1 Pachacamac

días de aparición por el oeste, como estrella vespertina y ocho días de paso no visible entre la tierra y el sol, conjunción inferior (Bricker, V.y Harvey Bricker; 1996:192-205). Comprendemos que estas exposiciones de Chasca dividen sus manifestaciones bajo dos segmentaciones conocidas: hurin-hanan. De esta manera, quizás, una de las apariciones estaba íntimamente relacionada con los poderes celestes, como estrella matutina que acompaña al sol cargado de energía, tras salir del inframundo, relacionada, a su vez, con el este. Y la otra aparición es relacionada con la estrella vespertina y con los poderes inframundanos, con el oeste y la vejez, el declive. Pablo José de Arriaga destacó, además, que Chasca tenía dos fases junto al sol y dos junto a la luna: Pachahuarac y Coyahuarac (Arriaga, Pablo José; 1968:273). De igual forma se creía, consecuentemente, que existía un lucero macho, relacionado con el sol; y un lucero hembra, relacionado con la luna. Huamán Poma de Ayala anotó las siguientes calificaciones: Chuqui Ylla, lucero macho, y Chuqui Cuyllor, lucero hembra (Poma de Ayala, Felipe Huamán; 1987: 256).

II.2.4.Yacana. Según las informaciones, recopiladas por Francisco de Ávila, Yacana era como la sombra de la llama que camina por el centro del cielo, que al llegar a la tierra nada por debajo de los ríos y en su cuello tiene dos ojos (Ávila Francisco de; 1975:125). Es el camac de las llamas (Taylor, Gerald; 1987: 520) Los investigadores coinciden en afirmar que Yacana es la Vía Láctea (Galindo Trejo, Jesús; 1994:233). En la cosmovisión andina la Vía Láctea concentró un gran valor, pues, como veremos, se opinaba que ésta velaba por el bien de la comunidad, evitando un gran cataclismo de agua. Es tal la importancia que ostentó, que podemos hallar en la actualidad información sobre el dominio que mantiene Yacana en los cielos, como mostraremos en párrafos posteriores. Cuando realizamos el trabajo de campo en la región de Potosí, el médico tradicional Alberto Camaqui nos explicó lo siguiente: “...los animales de arriba guardan, es una representación futura del que tiene el poder, mucho poder. Hay gente que sabe lo que va a pasar leyendo las estrellas...nuestros abuelos lo han manejado bien, conocían las estrellas, las estrellas no son así por así, saben cuando va haber

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buena producción, las estrellas les indica, son pequeños… sirven para pronosticar…” (Trabajo de campo. Potosí, Bolivia, 2006)

Para Gerald Taylor Yacana impide el diluvio bebiendo el agua, se relaciona, consecuentemente, con el equilibrio cósmico (según Lozada Pereira, Blithz; 2003:29). Esta hipótesis es la misma que sostienen los investigadores Gary Urton y Tom Zuidema157, que opinan que la Vía Láctea era percibida como un río celestial que fluía desde el mar cósmico al cielo como una banda. La llama que se ve dentro contribuye, al tomar el agua, al equilibrio evitando el Pachacuti de la unión de todas las aguas, “… la llama desciende al horizonte y desaparece durante la estación seca y reaparece en el horizonte durante la estación lluviosa” (citado en Sherbondy, Jenette; 1992:90). Esta misma idea aparece en los escritos de Fray Martín de Murúa, pero, refiriéndose al arco iris (Murúa, Fray Martín de; 2001:41-42). Quizás, las dos entidades sagradas se percibieron como controladoras de los ciclos hidrológicos, pero cada una dominando un periodo: la Vía Láctea la noche, y el arco iris el día. Existen multitud de alusiones a la llama, y su relación con el agua. Por ejemplo, Cristóbal de Molina anotó que en la región de Ancamarca narraban la siguiente fábula: “… dicen que quando quiso venir el diluvio, un mes antes, los carneros que tenían mostraron gran tristeza que de día no comían y de noche estavan mirando a las estrellas, hasta tanto que el pastor que acargo los tenía les preguntó que qué avían, a lo qual le respondieron que mirase aquellas junta de estrellas las quales estavan en aquel ayuntamiento, en acuerdo de que el mundo se avía de acaver con aguas.” (Molina, Cristóbal de; 1989:57).

Pensamos que la Vía Láctea pudo haber sido percibida como un lugar de paso, de origen divino, que enlazaba los mundos divino y terrestre. La Vía Láctea es percibida como un cordón umbilical cósmico, un canal entre el cielo y la tierra (Morales Pazos, Daniel; 1996:37). Para el investigador Sullivan, de igual forma, la Vía Láctea es el camino por el cual marchaban las almas de los difuntos, camino precedido por la llama y por el zorro.

157 En Aveni, F., Anthony; 1997:333.

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