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Introducción

La obra conmemorativa por los 50 años del terremoto acaecido en Áncash en 1970 representa un trabajo invalorable en las letras ancashinas, un esfuerzo colectivo canalizado por la Asociación de Escritores Ancashinos, AEA, que tuvo la feliz iniciativa de convocar a los escritores de todas sus provincias, recibiendo una masiva y calurosa respuesta.

El conjunto de los trabajos recibidos, para su lectura adecuada y acorde con su contenido, han sido ordenados en cuatro partes: Estudios y ensayos, Testimonios y crónicas, Relatos y Creación poética. En cada uno de los capítulos participan connotados académicos de diversas áreas del conocimiento. Puede decirse que los escritores con más reconocimiento del departamento de Áncash están presentes a lo largo de sus páginas.

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En la primera parte del libro, Estudios y ensayos, se hallan los estudios de nuestros asociados Julio Villanueva Sotomayor con un artículo sobre las causas que originaron el terremoto de 1970 así como sus características; Filomeno Zubieta Núñez, nos presenta la historia de los “desastres” naturales (sismos, avalanchas) ocurridos al largo de la historia en el departamento de Áncash. El arqueólogo Pieter van Dalen Luna reseña las destrucciones ocasionadas por el sismo en el patrimonio cultural. Armando Alvarado Balarezo, “Nalito”, comparte unas observaciones que le correspondió vivir en el terremoto; Nelson Pacheco nos presenta la solidaridad cubana para con los damnificados; en este marco el profesor Helí Ocaña Alejo comparte sus impresiones al respecto. En relación con la producción literaria como consecuencia del terremoto, tenemos los interesantes ensayos de los críticos literarios, Víctor Hugo Alvítez Moncada y Carlos Toledo Quiñones. Los académicos Félix Julca Guerrero y José Antonio Salazar Mejía analizan los cambios y transformaciones que trajo consigo el terremoto. Samuel Cornelio Abad, Armando Zarazú Aldave, Nelly Villanueva Figueroa, Carlos Garay Veramendi, Américo Portella Egúsquiza y Máximo Egúsquiza Cueva, comparten sus impresiones en

sus respectivos ámbitos geográficos. Finalmente, Danilo Barrón Pastor, a manera de síntesis, comenta sobre los impactos del terremoto.

En el segundo capítulo, crónicas y testimonio, es el de mayor atención de nuestros participantes, cada uno de ellos ha querido compartir su testimonio, vivencias e impresiones que les correspondió vivir. Por su diversidad es el más rico y, estamos seguros, permitirá mayores análisis sobre este infausto hecho. Aquí resaltamos, sin desmerecer a ninguno de ellos, la gentileza de muchos docentes universitarios que acudieron a nuestro llamado: Wilfredo Kapsoli Escudero, Lorenzo Samaniego Román, Manuel Valladares Quijano, Angélica Aranguren Paz, James López Padilla y Orestes Cachay Boza. Con ellos ilustres maestros como Julio Villanueva Delgado (+), Rómulo Prieto Pajuelo (+), Víctor Unyén Velezmoro, Margot Camones Maguiña, Fernando Bazán Blass, Rolando Salas Reynoso, Hipólito Yánac Rivera, Antonino Vidal Vidal, Antonio García López, entre otros. A ellos se suman, connotados escritores de diferentes profesiones y ocupaciones como Efraín Vásquez Veramendi, Lucio Meza Marcos, Luis Albitres Mendo, Marcela Olivas Weston, Juan José Alva Valverde, Eduardo Ayala Vera, Hugo Vílchez Romero, Félix Jaimes Valderrama, Raúl Méndez Melgarejo, José Yábar Alva, Livia Padilla Virhuez, Heber Ocaña Granados, José Carlos Pariasca y Juan Rodríguez Jara, entre otros.

El tercer capítulo, Relatos, agrupa a aquellas creaciones literarias (cuentos y narraciones) que recrean historias relacionadas con hechos reales, imaginarios y creativos. Están los trabajos: Lo vio entre sueños, Maynor Freyre Bustamante; Aquella aciaga tarde, Édgar Norabuena Figueroa; Algún día estaremos juntos, Omar Robles Torre; Testimonio de Circo y su creador, Wálter Vidal Tarazona; El significado de los sueños, Pedro López Ganvini; Víspera y barrunto, Abdón Figueroa Morales; Cuatro palmeras, Deysi Mori Domínguez; Un domingo cualquiera en el tiempo, Hugo Ramírez Gamarra; El regreso, Herbert Cajo Escudero.

El último capítulo, Creación poética, reúne a los mejores poetas de nuestro departamento. Lo conforman: Apocalipsis (50 años del sismo de Áncash), de Roberto Rosario Vidal; Imagen de angustia y otros de Donald Jaimes Zubieta; Eucaliptos y zorzales lloran a Huaraz, Néstor Espinoza Haro; Tiembla la tierra, azota el Huascarán, Julio Villanueva Sotomayor; Elegía del ausente, Hugo Ramírez Gamarra; Reminiscencias de dolor, Milton Ovidio Pastor Neyra; Dolor sepulcral, Carmela Fry Palacios; Laudomios, Norka Bríos Ramos; Tu recuerdo, Juan Rodríguez Jara; La hora del renacimiento: Yungay 1970, Elmer Neyra Valverde (+); Yungay en el tiempo, Antonio Carrión Támara. Están igualmente, Cuaderno del damnificado 1970, Aquella vez del sismo, Román Obregón Figueroa; ¡50 años del terremoto de Áncash! ¡¡Florecimiento de Yungay hermosura!!, Julio César Portella Medina; La hecatombe de una bella y tranquila tarde, Alfonso Jara Castillo; El renacer de Yunga, Justo Ponte Cruz; El baile del minué, Antonio Sarmiento; Sentimiento ancashino, Elver Villalva Pinedo, Yungay, Yehudi Collas Berrú; Nativa, Fredy Hernán Vara Reynoso; La furia del Huascarán, Wilson Tolentino Moreno.

Como Asociación de Escritores Ancashinos, AEA, nos sentimos complacidos de poner al alcance de todos, este esfuerzo colectivo. Es nuestro homenaje a nuestro departamento que hace 50 años vivió los momentos más aciagos de su historia dándonos lecciones de entereza, esfuerzo colectivo y solidaridad. Lecciones que hoy, en tiempos del COVID-19, es menester poner en práctica para salir airosos, unidos y construyendo un futuro diferente.

Lima, mayo 31 de 2020

Danilo Barrón Pastor / Filomeno Zubieta Núñez (editores).

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