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Roberto Rosario Vidal
Apocalipsis
(50 años del sismo de Áncash)
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Roberto Rosario Vidal 75
En diciembre de 1969 me alejé del departamento de Áncash, luego de publicar premonitoriamente el poemario Otoño 20 y perfil del llanto. Me despedí de los parientes, de los amigos, de los poetas, sin imaginar que a varios de ellos no los volvería a ver. Cinco meses después ocurrió el terrible cataclismo que sepultó bajo montañas de lodo el escenario de mi infancia y juventud.
Con dolor y furia escribí entonces estos versos que por fortuna el viento no se ha llevado, y que, medio siglo después, los sobrevivientes declaman con una llaga en la memoria.
A los hijos de esta tierra que con amor sembraron nuestros antepasados y este mayo renace en los recuerdos, dedico estos versos.
Roberto Rosario Vidal - Lima, 31 de mayo de 2020, cincuenta años después
Poema de amorosa elaboración y de un gran deslinde en la poesía peruana.
Roberto Rosario Vidal, talentoso narrador y gran poeta, ha escrito un poema para la eternidad de la memoria. Su proclama final es la esperanza, no podría ser de otra forma. Este magnífico poema rememora, pero también está en pie de lucha. Es el mejor referente de la reconstrucción espiritual y material que los pueblos esperan. ¡Homenaje al poeta y su poema!
Jesús Cabel
75 Roberto Rosario Vidal. Natural de Caraz. Es Licenciado en Derecho y Ciencias Políticas (USMP) y Administrador de Empresas (UL). Autor de novelas, cuentos y libros para niños y jóvenes. Presidente fundador de la Asociación Peruana de Literatura Infantil y Juvenil (APLIJ).
1970 La hecatombe de Áncash 481
I
Cualquier aciago día lejos de esos lares cerca del recuerdo: hartos días – llanto.
Huaraz Hiroshima de dios espejo desolado de tristeza cateo mis recuerdos por el largo sepulcro de soledad a centenario y el cielo me llueve en diciembre y no me lloverá más en Huaraz.
Estoy aprendiendo a nacer en pueblos fenecidos a crujir los huesos en valles de la muerte
Marcos Abdón ¿Quién juega la suerte del mundo? ¡Mal rayo lo parta!
II
Así lentamente cabalgan los recuerdos.
Así como hormigas laboriosas por las calles derruidas las torres dispersas en moléculas los amores eternos tres metros bajo tierra abonando malezas donde floreció un pueblo.