PERIODISMO DE BARRIO
Encuentro un palo de escoba y se los lanzo. Angelina se esquiva, pero a Jennifer —que es más traviesa— le da en una pata. Se acerca a mí extrañada. Me lame las manos. Le digo a mamá que se niegan a ladrar. “Una sola cosa podés hacer”. Me alejo del jardín y las perras ladran al advertir mi ausencia. Mi madre las oye y agradece. Al entrar a la casa escucho unas tímidas notas de piano. Guardo las compras y me lavo las manos. La cocina sigue limpia y la música proviene del cuarto de Carlos, me acerco a su puerta, la encuentro abierta y lo observo tocar. Él advierte mi presencia y se detiene. —“Hola, Carlos, ¿qué es?”. —“Macanadas nomás, estoy oxidado. ¿No vas a “bailar descalza” hoy?”. —“Ja, ja, ja. No creo, no tengo buena voz”. —“Yo tampoco, pero te acompañaría en el piano si supiera las notas”. —“Un clásico entonces. Supongo que conoces ‘Dreams’ de Fleetwood Mac”. —“Obvio”. Busco la guitarra de mi cuarto, me pongo la correa al hombro y vuelvo. Carlos hace la introducción en el piano. Rasgueo las notas Now here you go again, you say you want your freedom. Mi voz sale temblorosa, pero me recompongo para el segundo verso. Al llegar al coro, Carlos se anima a hacer la segunda voz. Se equivoca en la letra y tararea el resto. Nos reímos, pero seguimos tocando.
85