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Egresados
Tertulia
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Fabian Campo Castro
Egresado Licenciatura en Lenguas Modernas
“Es toda una experiencia vivir con miedo ¿verdad?, eso es lo que significa ser esclavo” (Blade Runner, 1982)
Hay días en que despierto y pienso en lo que podría ocurrir durante las próximas horas, días, semanas, meses y años. Hay noches en que no dejo de pensar sobre las estupideces que dije e hice, sobre las que diré y haré. Me gusta estar en mi habitación y mirar al techo mientras escucho música, a un volumen moderado para que me permita escuchar mis propios pensamientos. A Mientras divago, recuerdo que el arte veces pienso de más, me pre- permanece y que una de sus funciogunto cosas, me respondo, nes es comunicar. imagino posibilidades, sueño despierto, sonrío y me dispongo a dormir.
Un día decido charlar con al- guien y de repente me pregunta “¿de qué depende la felicidad en el trabajo?”. No puedo contestar inmediatamente; no, esta vez no quiero hacerlo igual que siempre. Sé que no es una pregunta fácil de responder; sé que la respuesta tiene que ser la mejor que haya podido dar en mi vida. Ninguno de nosotros quiere imaginarse en situaciones miserables; tampoco queremos vivir con deudas; de hecho, siempre proyectamos en nuestras mentes la mejor versión de la realidad que queremos vivir. Mientras divago, recuerdo que el arte permanece y que una de sus funciones es comunicar. La música, la pintura, e incluso las películas dejan mensajes que encuentras en momentos oportunos. Súbitamente tengo una frase en la cabeza, conozco la película, y ahora, más que nunca la entiendo.
Fuente: Autoría propia
“Elige la vida (…)” es como empieza Trainspotting. El monólogo es interesante, para mí describe la vida tal como es para muchos, la monotonía de los días, la manera rápida y simple de sentir satisfacción, y el capitalismo salvaje al que estamos enfrentados, no sabemos si trabajamos porque nos gustan nuestras funciones laborales o porque queremos comprar aquello que tanto anhelamos a final de mes. Sin embargo, creo que la intención de Irvine Welsh era permitirle a cada uno interpretar este discurso a su manera, y eso hice yo. Con el tiempo corriendo y la pregunta aún sin responder, en mi cabeza, elegí la vida… craso error. Dar respuesta a una pregunta sin estar convencido puede ser fatal. Al “elegir la vida”, sentí que preferí, por un momento, el camino fácil; el problema es que aquel rumbo no requiere esfuerzo, dedicación, ni compromiso. Por lo tanto, consideré necesario rehusarme a pensar que lo fácil es lo ideal y lo correcto. Por supuesto, vine a entender esta idea después de cierto tiempo.
Mi cabeza es una licuadora, ¿habré escogido la carrera perfecta?, ¿soy bueno en mi trabajo?, ¿algún día cambiaré de empleo?, ¿debí haberme dedicado a otra cosa? No lo sé, de lo que estoy seguro es que no me arrepiento de las decisiones que tomé con respecto a mi futuro. Decidí pensar que quien trabaja únicamente por la recompensa de recibir un sueldo a fin de mes está condenado a tener trabajos aburridos, sea el que sea. No leí a los grandes intelectuales de la lingüística en vano; no aprendí sobre otras áreas del conocimiento por distraerme sino para complementar; no duré años aprendiendo y entendiendo cómo funcionan al-
gunos idiomas para seguir viendo el mundo con los mismos ojos. Ahora bien, más allá de aquellos factores banales –pero aun así notables- como el tiempo y el dinero invertido, antepongo mi esfuerzo, mis ganas de aprender y mis ansias por demostrarme a mí de lo que soy capaz.
Salir al mundo laboral no es sencillo, hay miedo, incertidumbre y muchas preguntas. Nos sentimos diminutos porque justo allí, con los pies fuera de nuestra “alma mater”, nos damos cuenta de lo enorme que es el mundo. En mi caso, la inexperiencia me generaba cierto pánico por lo que vendría, mis conocimientos estaban frescos pero no sabía si podría afrontar los obstáculos que acarrea trabajar por la sociedad. No pasó mucho tiempo cuando inesperadamente recibí una llamada en la que me
hacían entender que yo era el indicado para ese puesto. Conseguí instalarme en un lugar que me ha brindado conocimiento, risas, estrés, anécdotas que jamás olvidaré, y mucho más importante, el desarrollo de mis competencias profesionales.
Cada día El desempleo en este país abarca cifras que de verlas sólo generan angustia y desmotivación. ¿A dónde iremos a parar?, ojalá sea en ambientes de trabajo que nos den calma, alegría, que se encuentren lejos del estrés, la envidia y la mala energía.
Después de todo, merecemos sentirnos a gusto de lunes a domingo. Y si esto nos hace felices, ¿hacemos mal en “elegir la vida”?
Finalmente, me siento confiado para responder la interrogante, así que me preparo y contesto: “No optamos mal al haber decidido construir nuestro propio futuro, pero sí cuando queremos un trabajo fácil, cuando no queremos explotar nuestro intelecto, cuando hacemos las cosas de mala gana, cuando al despertarnos sólo sentimos hastío por la rutina, cuando no demostramos que somos capaces de impresionarnos a nosotros mismos, cuando menospreciamos nuestras aptitudes, cuando no elegimos algo diferente por temor. De esto depende la felicidad en nuestros trabajos”. Dejo de mirar el techo, apago la música y me dispongo a dormir. La tertulia finaliza, al igual que este escrito.