Periódico Redes Diócesis de Celaya edición no. 435

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as noticias que nos llegan, sobre la pandemia de coronavirus, son cada día más preocupantes. ¿Qué nos está pasando? Sin ser médico. Ni saber nada de las ciencias y técnicas que le pueden poner remedio a esta epidemia mundial. Hemos dedicado nuestra vida a la religión y los saberes relacionados con ella. ¿Se puede decir algo importante desde este punto de vista? Sin duda alguna, se puede (y se debe) afirmar algo que puede ser – y será – decisivo. Mucha gente no se da cuenta de que el poder y el consiguiente sometimiento al poder, todo eso, no es que esté cambiando, es que ha cambiado. Nuestra relación con el poder ya no es como era antes. No se puede fijar una fecha que nos diga cuándo ha ocurrido esto. Lo que importa es que ha ocurrido. ¿Qué es lo que ha ocurrido? Dicho brevemente, el hecho capital es que el poder, que se impone y manda en el mundo, ha cambiado. Ya no se impone el “poder opresor”, sino que manda el “poder seductor”.

En esto ha consistido la obra maestra del sistema capitalista. Y los ciudadanos lo palpamos ante el televisor: manda más en la sociedad, sobre todo en las generaciones jóvenes, la seducción de una modelo o el atractivo de un nuevo invento que nos agrada, que la orden que puede dictar un gobernante o la amenaza de un policía. Por eso es tan demoledora la “crítica de la verticalidad”, que ha analizado Peter Slotertijk, conocido profesor de la universidad de Karlsruhe.

el sustento o capital. ¿A caso a tí o a mí nos ha faltado la Divina Providencia? Deseamos que la bendición del Señor lo acompañe en este año nuevo estimado lector. FELIZ Y PRÓSPERO 2021. Agradecemos su preferencia.

Todo esto repercute en la cotidianeidad de la vida diaria. La pandemia tendrá remedio, no cuando nos pongamos la anunciada vacuna, sino cuando tomemos en serio lo que mandan las autoridades competentes en este asunto. Un hecho que da mucho que pensar. Porque es mucha la relación que tiene todo esto con lo que debe preocuparnos es el asunto de no divorciar la fe de la vida. En este tiempo que cerramos en estas circunstancias un ciclo civil debemos aunar a la vida el aspecto de la fe, para tener Alegría y comenzar con nuevos bríos el 2021. No hay que preocuparse en demasía por

“la Navidad la celebra como el ingreso de Dios en la historia haciéndose hombre para llevar al hombre a Dios: marca, por decirlo así, el momento inicial, cuando se vislumbra el resplandor del alba. Pero precisamente como el alba precede y ya hace presagiar la luz del día, así la Navidad anuncia ya la cruz y la gloria de la Resurrección” Benedicto XVI


Hacia una ética social Volvamos a promover el bien, para nosotros mismos y para toda la humanidad

VER El Presidente de nuestra patria ha presentado al país una Guía Ética, como un apoyo para seguir luchando por lo que él considera la necesaria transformación de México. En la presentación, se dice que, con este instrumento, se quiere combatir el “declive moral generalizado en el país, la descomposición y la decadencia, una caída en espiral de la civilización a la barbarie, la ley de la jungla, en la que los más fuertes imponen sus decisiones y sus intereses y oprimen al resto, y en la que todos luchan entre sí en una competencia despiadada que coloca al colectivo en el camino de la desintegración”. De entrada, se afirma que “el comportamiento apegado a normas éticas es indispensable para vivir en armonía con nuestra conciencia y para el bienestar y buen funcionamiento de la sociedad. En cambio, el abandono de tales normas conduce más temprano que tarde a las conductas antisociales, al desprecio a la ley, a la destrucción de la paz y a la desintegración de todos los niveles de la sociedad… Mientras más se extienda en la sociedad el sentido ético, mayores serán el bienestar y la armonía social, habrá una mejor convivencia y será menor la necesidad de perseguir delitos”. Por ello, la Guía intenta “impulsar una revolución de las conciencias, esto es, construir una nueva ética humanista que conduzca a la recuperación de los valores tradicionales mexicanos y universales y de nuestra grandeza nacional”. Se advierte que “la adopción de una nueva guía ética por parte de la sociedad debe ser fruto del acuerdo y no de la imposición, de la educación y no de la coerción”. En síntesis, se anhela “contribuir a la construcción de una convivencia nacional pacífica, cívica, con libertad, paz, justicia, dignidad y seguridad”. Para lograr la transformación ética del país, se proponen estos 20 principios: “Evitemos imponer ‘nuestro mundo’ al mundo de los demás. No hay nada más valioso que la vida, la libertad y la seguridad de las personas. No se debe humillar a nadie. La paz y la libertad son inseparables. Nadie puede

estar en paz sin libertad. El amor al prójimo es la esencia del humanismo. No hay mayor alegría que la felicidad de los demás. Quien no sabe de dónde viene difícilmente sabe a dónde va. El agradecimiento es la mayor virtud de una buena persona. El perdón libera a quien lo otorga y a quien lo recibe. No se debe enfrentar el mal con el mal. La buena ley debe moderar la opulencia y la indigencia; no puede haber trato igual entre desiguales. No mentir, no robar, no traicionar. Ser fraterno es hacer propios los problemas de los demás. Al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie. Todo, por la razón y el derecho; nada, por la fuerza. El poder sólo tiene sentido y se convierte en virtud cuando se pone al servicio de los demás. No hay mayor satisfacción que tener trabajo y disfrutarlo. No es más rico el que tiene más sino el más generoso. Los compromisos se cumplen. La familia es la principal institución de seguridad social de México. Al cuidar el aire, el agua, la tierra, las plantas, los animales y las cosas, nos cuidamos todos”. ¿Quién puede estar en desacuerdo con esto? Se ha criticado al Presidente porque dicen que quiere imponer una moral inspirada en sus creencias, que con ello viola el laicismo constitucional, que no es una ética, sino sólo buenos consejos, que lo que más le compete al gobierno es procurar un Estado firme de derecho, el combate eficaz a la corrupción, a la violencia, a la inseguridad y al narcotráfico, la aplicación de la justicia a violadores e infractores de la ley. Lo más importante, sin embargo, para transformar al país, es predicar con el ejemplo, pues si un dirigente a diario está ofendiendo y descalificando a sus adversarios, ¿cómo puede exhortar a evitar “imponer ‘nuestro mundo’ al mundo de los demás”? ¿Cómo puedo aconsejar “no humillar a nadie”, si es lo que hago todos los días? ¿Es coherente decir que “no hay nada más valioso que la vida”, si su propio grupo impulsa el aborto, que es la destrucción de un ser humano? Es cierto que “no se debe enfrentar el mal con el mal”, y que “todo, por la razón y el derecho; nada, por la fuerza”; pero los delincuentes no entienden razones, ni leyes, ni buenos consejos; la autoridad debe inutilizar su maldad, para que no sigan dañando a la sociedad. Es verdad que “la familia es la principal institución de seguridad social”; pero, ¿cómo creerlo, si su equipo de gobierno critica y destruye la familia formada por un hombre y una mujer? Si no se predica con el ejemplo, todo puede quedar reducido a palabras huecas. El actuar diario de los dirigentes puede no estar a la altura de lo que esta Guía Etica propone y perder su eficacia. Por otra parte, esta Guía no suple a la Biblia ni al Catecismo, aunque se inspire de alguna forma en ellos, pues toda la cultura occidental tradicional

tiene su origen en el cristianismo. Y advirtamos que, sin la ayuda de Dios, sin la fuerza del Espíritu Santo, sin la gracia de los sacramentos, sin un encuentro personal con Jesucristo, sin el acompañamiento de una institución eclesial, todo quedará en una receta de buenas intenciones. PENSAR El Papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti, inspirándose en Jesucristo, en el amor íntimo entre las tres divinas personas, en el Evangelio, particularmente en la parábola del buen samaritano, pone como subtítulo de su encíclica la fraternidad y la amistad social. Lo han criticado porque pareciera hacer a un lado los sacramentos de la Iglesia, la oración, la Palabra de Dios, y que sólo promueve una fraternidad y amistad social. No es así; sus adversarios deberían leer completa la encíclica, pues es muy profunda y cien por ciento evangélica. El Papa se dirige a toda la humanidad, y por ello resalta aquello que nos puede unir, en orden a la justicia y la paz social, que son esenciales para que llegue el Reino de Dios. Dice, entre muchas otras cosas: “Se constata un deterioro de la ética y un debilitamiento de los valores espirituales y del sentido de responsabilidad. Todo eso contribuye a que se difunda una sensación general de frustración, de soledad y de desesperación” (29). “Vuelvo a destacar con dolor que ya hemos tenido mucho tiempo de degradación moral, burlándonos de

la ética, de la bondad, de la fe, de la honestidad, y llegó la hora de advertir que esa alegre superficialidad nos ha servido de poco. Esa destrucción de todo fundamento de la vida social termina enfrentándonos unos con otros para preservar los propios intereses. Volvamos a promover el bien, para nosotros mismos y para toda la humanidad, y así caminaremos juntos hacia un crecimiento genuino e integral. Cada sociedad necesita asegurar que los valores se transmitan, porque si esto no sucede se difunde el egoísmo, la violencia, la corrupción en sus diversas formas, la indiferencia y, en definitiva, una vida cerrada a toda trascendencia y clausurada en intereses individuales” (113). “Es posible llegar a algunas verdades elementales que deben y deberán ser siempre sostenidas. Aceptar que hay algunos valores permanentes, aunque no siempre sea fácil reconocerlos, otorga solidez y estabilidad a una ética social” (211). ACTUAR Sin dejar de valorar las cosas buenas que propone esta Guía Ética, completemos con nuestra fe cristiana lo que le falta, siempre a partir de un encuentro con el Señor Jesús.

+ Emmo. Sr. Card. Felipe Arizmendi Esquivel Obispo Emérito de SCLC


Vatican News

viene para todos, no solamente para algunos.

Queridos hermanos y hermanas: ¡Feliz Navidad!

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eseo hacer llegar a todos el mensaje que la Iglesia anuncia en esta fiesta, con las palabras del profeta Isaia ́ s: «Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado» (Is 9,5). Ha nacido un niño: el nacimiento es siempre una fuente de esperanza, es la vida que florece, es una promesa de futuro. Y este Niño, Jesús, “ha nacido para nosotros”: un nosotros sin fronteras, sin privilegios ni exclusiones. El Niño que la Virgen Maria ́ dio a luz en Belén nació para todos: es el “hijo” que Dios ha dado a toda la familia humana. Gracias a este Niño, todos podemos dirigirnos a Dios llamándolo “Padre”, “Papá”. Jesús es el Unigénito; nadie más conoce al Padre sino Él. Pero Él vino al mundo precisamente para revelarnos el rostro del Padre celestial. Y asi,́ gracias a este Niño, todos podemos llamarnos y ser verdaderamente hermanos: de todos los continentes, de todas las lenguas y culturas, con nuestras identidades y diferencias, sin embargo, todos hermanos y hermanas. En este momento de la historia, marcado por la crisis ecológica y por los graves desequilibrios económicos y sociales, agravados por la pandemia del coronavirus, necesitamos más que nunca la fraternidad. Y Dios nos la ofrece dándonos a su Hijo Jesús: no una fraternidad hecha de bellas palabras, de ideales abstractos, de sentimientos vagos... No. Una fraternidad basada en el amor real, capaz de encontrar al otro que es diferente a mi,́ de compadecerse de su sufrimiento, de acercarse y de cuidarlo, aunque no sea de mi familia, de mi etnia, de mi religión; es diferente a mi,́ pero es mi hermano, es mi hermana. Y esto es válido también para las relaciones entre los pueblos y las naciones. Hermanos todos. En la Navidad celebramos la luz del Cristo que viene en el mundo, y Él

Hoy en este tiempo de obscuridad y de incertidumbre por la pandemia aparecen diversas luces de esperanza como el descubrimiento de las vacunas. Pero para que estas luces puedan iluminar y llevar esperanza a todo el mundo deben estar a disposición de todos. No podemos dejar que los nacionalismos cerrados nos impidan vivir como la verdadera familia humana que somos. No podemos dejar tampoco que el virus del individualismo radical nos venza y nos haga indiferentes al sufrimiento de otros hermanos y hermanas. No puedo colocarme a mi mismo antes que los otros, colocando en las leyes del mercado y de las patentes de invenciones encima de las leyes del amor y de la salud de la humanidad.

buena voluntad, de modo que se puedan abordar las causas de los conflictos y se trabaje con valentia ́ para construir un futuro de paz. Que este sea el momento propicio para disolver las tensiones en todo Oriente Medio y en el Mediterráneo oriental. Que el Niño Jesús cure nuevamente las heridas del amado pueblo de Siria, que desde hace ya un decenio está exhausto por la guerra y sus consecuencias, agravadas aún más por la pandemia. Que lleve consuelo al pueblo iraquí y a todos los que se han comprometido en el camino de la reconciliación, especialmente a los yazidie ́ s, que han sido duramente golpeados en los últimos años de guerra. Que porte paz a Libia y permita que la nueva fase de negociaciones en curso acabe con todas las formas de hostilidad en el paiś .

Pido a todos los responsables de los Estados, empresas, organismos internacionales promover la colaboración y no la competición y de buscar una solución para todos, vacunas para todos, especialmente para los más vulnerables y necesitados de todas las regiones del planeta. Al primer lugar los más vulnerables y necesitados.

Que el Niño de Belén conceda fraternidad a la tierra que lo vio nacer. Que los israelie ́ s y los palestinos puedan recuperar la confianza mutua para buscar una paz justa y duradera a través del diálogo directo, capaz de acabar con la violencia y superar los resentimientos endémicos, para dar testimonio al mundo de la belleza de la fraternidad.

Que el Niño de Belén nos ayude, pues, a ser disponibles, generosos y solidarios, especialmente con las personas más frágiles, los enfermos y todos aquellos que en este momento se encuentran sin trabajo o en graves dificultades por las consecuencias económicas de la pandemia, así como con las mujeres que en estos meses de confinamiento han sufrido violencia doméstica.

Que la estrella que iluminó la noche de Navidad sirva de guia ́ y aliento al pueblo del Lib ́ ano para que, en las dificultades que enfrenta, con el apoyo de la Comunidad internacional no pierda la esperanza. Que el Prin ́ cipe de la Paz ayude a los dirigentes del paiś a dejar de lado los intereses particulares y a comprometerse con seriedad, honestidad y transparencia para que el Lib ́ ano siga un camino de reformas y continúe con su vocación de libertad y coexistencia pacifí ca.

Que el Hijo de Dios inspire a quienes tienen responsabilidades polit́ icas y de gobierno a renovar la cooperación internacional, empezando por el sector sanitario, para que todos tengan garantizado el acceso a las vacunas y a los tratamientos. Ante un desafio ́ que no conoce fronteras, no se pueden erigir barreras. Estamos todos en la misma barca. Cada persona es mi hermano. En cada persona veo reflejado el rostro de Dios y, en los que sufren, vislumbro al Señor que pide mi ayuda. Lo veo en el enfermo, en el pobre, en el desempleado, en el marginado, en el migrante y en el refugiado. En el dia ́ en que la Palabra de Dios se hace niño, volvamos nuestra mirada a tantos niños que, en todo el mundo, especialmente en Siria, Irak y Yemen, están pagando todavia ́ el alto precio de la guerra. Que sus rostros conmuevan las conciencias de las personas de

Que el Hijo del Altiś imo apoye el compromiso de la comunidad internacional y de los paiś es involucrados de mantener el cese del fuego en el Alto Karabaj, como también en las regiones orientales de Ucrania, y a favorecer el diálogo como única via ́ que conduce a la paz y a la reconciliación. Que el Divino Niño alivie el sufrimiento de las poblaciones de Burkina Faso, de Malí y de Nig ́ er, laceradas por una grave crisis humanitaria, en cuya base se encuentran extremismos y conflictos armados, pero también la pandemia y otros desastres naturales; que haga cesar la violencia en Etiopia ́ , donde, a causa de los enfrentamientos, muchas personas se ven obligadas a huir; que consuele a los habitantes de la región de Cabo Delgado, en el norte de

Mozambique, vić timas de la violencia del terrorismo internacional; y aliente a los responsables de Sudán del Sur, Nigeria y Camerún a que prosigan el camino de fraternidad y diálogo que han emprendido. Que la Palabra eterna del Padre sea fuente de esperanza para el continente americano, particularmente afectado por el coronavirus, que ha exacerbado los numerosos sufrimientos que lo oprimen, a menudo agravados por las consecuencias de la corrupción y el narcotráfico. Que ayude a superar las recientes tensiones sociales en Chile y a poner fin al sufrimiento del pueblo venezolano. Que el Rey de los Cielos proteja a los pueblos azotados por los desastres naturales en el sudeste asiático, especialmente en Filipinas y Vietnam, donde numerosas tormentas han causado inundaciones con efectos devastadores para las familias que viven en esas tierras, en términos de pérdida de vidas, daños al medio ambiente y repercusiones para las economia ́ s locales. Y pensando en Asia, no puedo olvidar al pueblo Rohinyá: Que Jesús, nacido pobre entre los pobres, lleve esperanza a su sufrimiento. Queridos hermanos y hermanas: «Un niño nos ha nacido» (Is 9,5). ¡Ha venido para salvarnos! Él nos anuncia que el dolor y el mal no tienen la última palabra. Resignarse a la violencia y a la injusticia significaria ́ rechazar la alegria ́ y la esperanza de la Navidad. En este dia ́ de fiesta pienso de modo particular en todos aquellos que no se dejan abrumar por las circunstancias adversas, sino que se esfuerzan por llevar esperanza, consuelo y ayuda, socorriendo a los que sufren y acompañando a los que están solos. Jesús nació en un establo, pero envuelto en el amor de la Virgen Maria ́ y san José. Al nacer en la carne, el Hijo de Dios consagró el amor familiar. Mi pensamiento se dirige en este momento a las familias: a las que no pueden reunirse hoy, así como a las que se ven obligadas a quedarse en casa. Que la Navidad sea para todos una oportunidad para redescubrir la familia como cuna de vida y de fe; un lugar de amor que acoge, de diálogo, de perdón, de solidaridad fraterna y de alegria ́ compartida, fuente de paz para toda la humanidad. A todos, ¡Feliz Navidad!


por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: “Salud de mi rostro, Dios mío”. —Salmo 41— El que tenga sed y quiera, que venga a beber el agua de la vida. Apocalipsis 22,17 El cielo proclama la gloria de Dios, el firmamento pregona la obra de sus manos: el día al día le pasa el mensaje, la noche a la noche se lo murmura. Sin que hablen, sin que pronuncien, sin que resuene su voz, a toda la tierra alcanza su pregón y hasta los límites del orbe su lenguaje. Allí le ha puesto su tienda al sol: él sale como el esposo de su alcoba, contento como un héroe, a recorrer su camino.

A

manece y yo te busco, Señor. ¿Cuándo volveré a una vida en paz? Desde mi destierro espero en ti. La melancolía me despierta por la mañana y me acompaña durante el día. El recuerdo de nuestros buenos tiempos, siempre en la cima de nuestro trabajo, de la Iglesia y de la familia, moja mis mejillas y estremece mi pecho. Y me digo: ya no volverá a ser. Estoy destinado a vivir en el anonimato lejos de mi mundo, de mis amigos y hermanos. Siempre apartado como alma en pena, mientras no pase la inseguridad.

Dime cómo hago para ocupar mis dí�as, para esperarte siempre y para proclamar que Tú eres mi Señor. Amén.

Ven conmigo hoy, Jesús, dame a beber la vida y el consuelo, mantenme a salvo, haz que no se acongoje mi alma. Por hoy, déjame sentir como cuando todo marchaba bien, cuando yo asistía al templo y gozaba con cantos la Eucaristía sobre tu altar. Jesús, ve que hoy y cada día, espero en Ti. Como busca la cierva corrientes de agua, así mi alma te busca a ti, Dios mío; tiene sed de Dios, del Dios vivo: ¿cuándo entraré a ver el rostro de Dios? Las lágrimas son mi pan noche y día, mientras todo el día me repiten: “¿Dónde está tu Dios?” Recuerdo otros tiempos, y mi alma desfallece de tristeza: cómo marchaba a la cabeza del grupo, hacia la casa de Dios, entre cantos de júbilo y alabanza, en el bullicio de la fiesta. ¿Por qué te acongojas, alma mía, por qué te me turbas? Espera en Dios, que volverás a alabarlo: “Salud de mi rostro, Dios mío”. Cuando mi alma se acongoja, te recuerdo, desde el Jordán y el Hermón y el Monte Menor.

Una sima grita a otra sima con voz de cascadas: tus torrentes y tus olas me han arrollado. De día el Señor me hará misericordia, de noche cantaré la alabanza del Dios de mi vida. Diré a Dios: Roca mía, ¿por qué me olvidas? ¿Por qué voy andando sombrío, hostigado por mi enemigo? Se me rompen los huesos por las burlas del adversario; todo el día me preguntan: “¿Dónde está tu Dios?” ¿Por qué te acongojas, alma mía,

Asoma por un extremo del cielo, y su órbita llega al otro extremo: nada se libra de su calor. —Salmo 18 A— Nos visitará el sol que nace de lo alto… para guiar nuestros pasos por el camino de la paz. Lucas 1,78-79 Pero no solo vivo de tristezas. Cuando veo el cielo y la hermosura de tu creación, me vuelve el ánima y entonces canto de alegría y de esperanza. Enséñame a florecer mientras salgo de mi encierro. Dime cómo hago para ocupar mis días, para esperarte siempre y para proclamar que Tú eres mi Señor. Amén.


ILUMINACIÓN DESDE LA FE

Por: Pbro. Carlos Sandoval Rangel

responde. Con el sí de María, el sí siempre actual de Dios, encuentra una correspondencia definitiva en la humanidad. De ese modo, el sí de María hace que el espacio y el tiempo abran un lugar para que la eternidad ingrese en el tiempo, en la historia, en la vida de cada creyente. No dejemos de aprender de María que ya está en el pesebre. No sólo nos ayuda a entrar en ese Misterio sagrado, sino también quiere ayudar a Jesús a entrar a cada corazón. Donde María entra Jesús también entra, por eso, ella es la puerta. Además, con María, nosotros podremos entender todo, porque nos ayuda a entender desde el amor. ¡María Santísima, con tu dulcísimo encanto, toca nuestro corazón y ábrelo al amor de tu Hijo, que quiere nacer en nosotros!

N

adie como María puede ayudarnos a entender y valorar el Misterio de la Navidad y, sobre todo, el modo de entrar en dicho Misterio. Para ello, el Evangelio de San Lucas, de manera breve, profunda y sustanciosa, nos presenta algunos puntos. Lo primero, es que cuando Dios nos busca, siempre lo hace en medio a las circunstancias que estemos viviendo. En el caso de María, san Lucas la presenta como virgen, desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José y vive en Nazareth. Es decir, se trata de una doncella tan común como muchas de su pueblo y de su tiempo. Pero algo fundamental, es el modo como Dios nos define, el valor que nos da: a ella la llama “llena de gracia”. Entró el Ángel a donde ella estaba y le dijo: “Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo”. Nos explica san Juan Pablo II que la llama así porque en su alma “se ha manifestado, en cierto sentido, toda la gloria de su gracia, aquella con la que el Padre nos agració en el Amado” (Redemptoris Mater n. 8). El Ángel no la llama con el nombre civil, María, como el mundo la reconoce, sino con el nombre con que Dios la identifica y nos la presenta: “Llena de gracia”. Sigue explicando el Papa: Gracia, significa un don especial que, según el Nuevo Testamento, tiene la propia fuente en la vida Trinitaria de Dios mismo, de Dios que es amor (Cfr. 1 Jn. 4, 8)” (Ibidem). Es participar en la vida sobrenatural, para ser germen, para ser fuente, para bien de la humanidad. Y eso que Dios ve en María lo

ve también en nosotros al momento del bautismo. Ella es llena de gracia porque fue preservada de pecado, nosotros somos llenos de gracia porque somos salvados, a través de la gracia del bautismo y, después, de los demás sacramentos. Esta grandeza de María queda reconocida en el Nuevo Testamento, por eso Isabel no duda en decirle: “Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. ¿De dónde a mí que la Madre de mi Señor venga a verme?” (Lc. 1, 42). Por eso, la obediencia que el mismo Jesús le rinde en las bodas de Caná, cuando se acabó el vino y ella solicita a su Hijo que les ayude. Por eso, la exclamación de aquella mujer que le gritó a Jesús: “Dichoso el vientre que te llevó y los pechos que te amamantaron”. Pero igual, toda la historia del caminar de la Iglesia está marcada por el gran reconocimiento de María, como la aurora de salvación, como la puerta del cielo, como el arca de la alianza y tantos modos más de reconocerle su aportación directa a la salvación. Pero la grandeza de María queda confirmada en el modo como ella misma se autodefine: “Yo soy la esclava del Señor”, es decir, yo estoy absolutamente disponible para Dios, en el modo que Él decida. Desde ahí, ya estaba cumpliendo el evangelio de su Hijo. Si Jesús más tarde enseñaría: “El que quiera ser el más grande en el Reino de los cielos, que sea el servidor de todos”, María, desde que el Ángel le anuncia que será la Ma-

dre del Salvador, ya se define como la esclava del Señor, la servidora de todos, por eso, nunca ha dejado de ofrecernos su servicio de amor. La respuesta de María, su sí, abrió la puerta al pacto más alto de Dios con la humanidad. Dios quería rehacer, enmendar ese pacto de pertenencia, con uno nuevo y definitivo, y para ello recurre a una mujer. Es un pacto de libertad, porque Dios propone y ella


3/16 enero de 2021

LA FAMILIA CATÓLICA MODERNA

Por: Silvia del Valle @SilviaMdelValle @smflorycanto

Que este año que comienza nos traiga mas bendiciones de parte de Dios y nos permita crecer en todos los sentido, tanto personal como familiar mente, pero sobre todo que nos permita crecer en Amor de Dios.

E

n este año en particular ha sido muy difícil para todos y que ha modificado nuestra vida de forma radical es muy necesario hacer un balance de vida. Es importante hacerlo de forma personal y también familiar ya que es la mejor manera de darnos cuenta que, a pesar de todo, son más las cosas buenas que lo malo que hemos vivido. Hoy te quiero compartir mis 5Tips para hacer este balance de vida tanto personal como familiar. PRIMERO. Medita un poco sobre todo lo que ha pasado en tu vida en este año. Ahora que estamos a punto de terminar el año es bueno que nos demos un tiempo para pensar y hacer un recuento de lo que nos ha pasado este año. Es un año fuera de serie pero tableen debemos pensar que no todo lo que nos ha pasado es malo, estoy segura que han habido cosas muy buena y que no hemos sabido valorar por el agobio de todo lo que implica la pandemia y

las restricciones que ha traído consigo. Es necesario darnos un tiempo para meditar y hacer una reflexión profunda también de nuestras actitudes frente a estos acontecimiento porque de ellos, la mayoría de las veces, no tenemos el contra pero de nuestras actitudes si. SEGUNDO. Haz una lista de los acontecimiento. Como las palabras y los pensamientos, a veces se los lleva el viento, es bueno poner en papel esos acontecimientos para que los tengamos muy claros y bien identificados. Una

lista

nos

puede

ayudar

y

así podríamos tenerlos en orden cronológico, esto nos puede ayudar a ubicarnos en el tiempo y e l espacio y dimensionar la magnitud de cada uno, dándole su justo valor. TERCERO. Pon lo bueno y lo malo de cada hecho. Ahora toca el turno de ver lo bueno y lo malo. Antes solo pusimos los acontecimientos, ahora toca evaluar si fueron buenos o malos para nosotros. Y es importante hacer este ejercicio en lo personal y luego en familia ya que a veces, los hechos los Persivimos de una forma en lo personal pero para la familia resultan de otra. Si confrontamos nuestras listas, nos podremos dar cuenta de que han sido más las cosas buenas que las malas porque Dios saca cosas buenas de cada acontecimiento de nuestras vidas, lo importante es que nosotros podamos ver la mano de Dios en cada comento de nuestra vida. CUARTO. Agradece lo bueno y ofrece lo malo. Ahora, ya identificado lo bueno y lo malo, hay que agradecerlo todo, cosa por cosa, de tal manera que demos gracias por lo bueno, porque nos ha traído alegrías y bendiciones; y lo malo porque nos ha edificado y nos ha permitido crecer como personas, como familia y nos ha fortalecido en la fe.

Dios corrige al que ama y en muchas ocasiones, permite pruebas fuertes para hacernos voltear los ojos a El, para que hagamos un alto en el camino y nos demos cuenta que El siempre esta presente en nuestras vidas, solo es cuestión de que le demos permiso de actuar. Y QUINTO. Haz un álbum familiar de lo vivido este año. Ahora es muy saludable que hagamos un álbum persona y familiar con imágenes de las cosas buenas que nos pasaron y también con imágenes de las cosas buenas que podemos sacar de lo difícil que vivimos este años, porque así nos daremos cuenta de que, a pesar de ellas, Dios nos ha cuidado, nos ha dado su ayuda y protección. Asi, cuando nos quiera asaltar el desánimo o la tristeza, tengamos este álbum y podamos ver con claridad que todo lo que nos pasa es por gracia y bendición de Dios y porque nos ama tanto que nos va purificando, nos va haciendo más aptos y agradables a Sus Ojos, por Amor. Que este año que comienza nos traiga mas bendiciones de parte de Dios y nos permita crecer en todos los sentido, tanto personal como familiar mente, pero sobre todo que nos permita crecer en Amor de Dios. Dios les bendiga y la Santísima Virgen María les cubra con su manto.


Facebook: Iglesia Samaritana de Celaya Llevando un poco de alegría, el equipo de Capellanes Covid realizó una posada con el personal de salud y familiares de enfermos en el Hospital General de San Luis de la Paz. Este sencillo reconocimiento se realizó ante la

contemplación de "un año en que hemos sido testigos de mucha generosidad y vidas entregadas con vocación", como lo describen los mismos protagonistas en su página de Facebook.

Por ese motivo, quisieron agradecer al personal de salud que día a día se entrega para atender a los hermanos que requieren cuidados para recuperarse de la enfermedad, expresando "¡Que el Niño Jesús les llene de esperanza!"


Antes de Navidad y al llegar la temporada de frío, con apoyo de fieles y personas de buena voluntad, el equipo de Pastoral Social y Cáritas parroquial del Sagrario Catedral, encabezados por el Sr. Cura Gilberto Rico, organizaron una campaña para donar cobijas y comida a hermanos necesitados que acudieron a la Catedral de Celaya a solicitar apoyo, el cual les fue brindado

a través de cobijas y alimentos que fueron donados generosamente por personas que se solidarizaron a esta obra de misericordia, que anualmente realizan los agentes de la pastoral social, motivando a quienes acuden a Misa a participar con ellos y compartir generosamente lo que tienen en sus casas.

7 Obras de misericordia corporales

Dar de comer al hambriento. Dar de beber al sediento. Dar posada al peregrino. Vestir al desnudo. Visitar al enfermo. Visitar a los presos. Enterrar a los difuntos. Enseñar al que no sabe. 7 Obras de misericordia espirituales

Enseñar al que no sabe. Corregir al que se equivoca. Dar buen consejo al que lo necesita. Perdonar las injurias. Consolar al triste. Sufrir con paciencia los defectos del prójimo. Orar por los vivos y los muertos.

" ...estuve desnudo, y me cubriste..." Mateo 25, 36


Por. Monica Muñoz/ Twitter: @munozmonik

E

stamos viviendo unos días atípicos, ya no recordamos la fecha en la que nos movemos, y lo digo por experiencia, no me había percatado de lo cerca que estamos de celebrar la Navidad, la cual no será como el año pasado, en la que veíamos a toda la gente en las calles, haciendo compras para su cena, buscando regalos, escogiendo la ropa que van a estrenar, en fin, que estos días parecen iguales a los demás, y no es para menos, pues nos hemos visto obligados a cambiar nuestra cotidianeidad, no solamente por la cuestión de la pandemia sino también porque hemos sufrido pérdidas materiales o humanas, que nos ha dejado situaciones de dolor, a algunos, infortunadamente, por la enfermedad, otros por la inseguridad. Por eso, cabe hacer una reflexión con respecto a lo que el dolor puede dejar en nuestras vidas, pues es inevitable, a todos nos tocará experimentarlo, por eso, es importante estar prevenidos y no me refiero a que tengamos que vivir con miedo sino a que seamos conscientes de que, tarde o temprano, todos tendremos que afrontarlo. Y esto que propongo no es con el fin de amargar a nadie, es, simplemente, desarrollar en nuestro interior el pensamiento de que estamos como en la rueda de la fortuna, algunas veces nos encontramos en la cima, nos sentimos tan felices y plenos que pareciera que nada cambiará. Sin embargo, de repente podemos encontrarnos hasta abajo, de un momento

a otro podemos perder salud, familiares, pertenencias, trabajo, amistades, en fin, que ninguna situación es permanente, por eso, aprendamos tres cosas: a vivir el momento, a prevenir para el futuro y a desapegarnos de las cosas y las personas. A vivir el momento, porque ninguno se repetirá, si no aprovechamos cada instante, podríamos arrepentirnos. No quiero hacer creer que me refiero a ser banales y actuar como si nada importara, algo semejante a derrochar nuestros bienes o dinero, o peor aún, a ser irresponsables y promover comportamientos inapropiados, nada de eso, por el contrario, aprendamos a demostrar nuestros sentimientos y, tratándose de nuestra familia y amigos, seamos generosos con nuestro amor, que no se pase la oportunidad de decirles cuanto los amamos y hacer lo necesario para que los lazos afectivos se fortalezcan, olvidando rencores y promoviendo el diálogo, la cordialidad y el perdón. A prevenir para el futuro, porque no sabemos cuándo ocurrirá un imprevisto, por ello, es muy útil fomentar la cultura del ahorro, nadie gana tan poco que no pueda guardar algo de dinero, para ello hay que ser muy disciplinado y pensar muy bien en donde se guardará esa cantidad. Sin fallar cada semana, quincena o mes, ese dinero debe ser intocable porque se usará solamente en caso de urgente necesidad. Y por último, a desapegarnos de las cosas y personas, recordando que

nada de lo que tenemos nos pertenece realmente, porque deberíamos tener en claro que las cosas se nos dan para administrarlas y compartirlas con nuestros hermanos más necesitados. No sé si a ustedes les ha pasado, pero últimamente, me he dado cuenta de que hay más gente pidiendo dinero en las calles, muchos de ellos emigrantes de Centroamérica, que incluso se humillan para obtener unos cuantos pesos para comer. Sería muy edificante preparar alguna bolsa con comida y ropa para entregársela a alguno de esos hermanos en desgracia, porque, seamos sinceros con nosotros mismos, de todo lo que tenemos en nuestro closet y refrigerador, bien podemos sacar provecho para alguien más, evitando que las prendas que ya no usamos tengan nuevo dueño y que los alimentos que ya no consumiremos se echen a perder. Pero el más difícil es el desapego de las personas, porque nadie quie-

re perder a sus seres queridos, sin embargo, tenemos que entender que todos partiremos algún día de este mundo, por eso, la mejor forma de evitar arrepentimientos será viviendo en paz, tratándonos bien y deseándonos uno a otros alcanzar la vida eterna, agradeciendo a Dios por la vida de cada uno de los miembros de nuestra familia. Por supuesto, el momento de la despedida no dejará de ser dolorosa, pero estará llena de esperanza en que, algún día, nos rencontraremos en la presencia del Señor. No dejemos que los malentendidos nos alejen de nuestra familia, seamos pacientes y amorosos, demos lo mejor de nosotros y preparémonos para aceptar también los momentos de dolor, que purifican el alma y los sentimientos, si los atravesamos unidos al Dueño de la Vida. ¡Que tengan una excelente semana y muy feliz Año 2021!


Por Silvia Elisa García del Valle Por último, ya que tengamos esas dos listas, hagamos una lista de propósitos para este año, realistas, tomando en cuenta nuestra situación actual. De preferencia que sean progresivos, es decir, que sea un proceso en el que podamos ir avanzando poco a poco, así será mucho más fácil cumplirlos. Es mejor escoger pocos y cuando los cumplamos hacer nuevos propósitos, que hacer tantos que los olvidemos y nunca los cumplamos. De esta manera este 2021 podrá ser un año muy bueno y productivo, independientemente de la pandemia.

N

o sé ustedes qué opinen, pero yo creo que el 2020 fue un año que quedará en la memoria de todos de una forma u otra. Pero algo que no podemos negar es que trajo consigo muchos retos; tener que quedarnos en casa, encerrados por meses, convivir 24/7 con la familia, clases en línea, familiares o amigos enfermos, enterarnos de la hospitalización y/o muerte de personas que conocíamos, o incluso para muchos experimentar el estar enfermos, etc... Y aunque el 2021 ya llegó, creo que vale la pena darnos un momento para pensar y escribir todo lo que aprendimos durante el 2020. Si podemos hacer esta lista, el año pasado no será para nada un año perdido, pues nos habrá dejado aprendizajes que pueden sernos útiles.

Porque además yo creo que la mayoría coincidiremos en cosas como “ser más tolerante con mis hermanos”, “ser paciente en las clases en línea” “ayudar en mi casa para que todos estemos mejor” “valorar más a mi familia”, etc... Y estos son aprendizajes que no te da la escuela, ni una fiesta. Son aprendizajes que nos hacen más humanos y nos ayudan a valorar lo que Dios nos ha dado. Una vez hecha la lista de cosas que aprendimos, hagamos una de lo que agradecemos. Sí, pasaron muchas cosas malas durante el año pasado, seguramente todos tuvimos que posponer indefinidamente algún evento o compromiso, y ni hablar de los casos cercanos de enfermos, pero también hay cosas positivas, comenzando con que estamos vivos.

De esta manera este 2021 podrá ser un año muy bueno y productivo, independientemente de la pandemia.


cloro, y hacía ejercicio en la noche, me llamaba mucho la atención que no sudaba, así saltara una hora seguida la cuerda, no sudaba en lo absoluto. Después vino la pérdida del apetito, seguida de nauseas. Desayunaba solo fruta y a veces un café; en algún momento me sabía a “cartón”. Pero para este momento, mis hermanos (Dios les recompense todo lo que hicieron) nos habían traído medicina, despensa, y un tanque de oxígeno por si fuera necesario (el cual si se utilizó).

Imagen tomada del perfil de Facebook del P. Sidney Aníbal Espinoza Huerta.

Introducción Me gustaría empezar este artículo dando gracias a Dios por toda su misericordia. Pues como dice uno de los salmistas “este es un milagro patente”. En el fondo de mi persona tengo más gratitud que reclamo a Dios, y no voy a negar que uno sufre terribles tentaciones en el momento de la enfermedad, pero la confianza en Dios, así como en la ciencia de los hombres, fue un pilar fundamental para pasar este cáliz amargo, amarguísimo, que se llama covid-19. No intentaré explicar el funcionamiento de este virus, no soy especialista, pero como buen fan de las redes sociales sí, me considero medianamente informado del tema. Lo que trataré de contar en este texto fue la experiencia personal de padecer covid-19, al interior de mi familia. Como diría la sabiduría de la Iglesia: “Espíritu Santo Fuente de luz, ilumíname”. Cómo viví la enfermedad Como muchas personas, no tengo ni la menos idea de cómo me infecté. No soy hombre que multitudes, portaba mi gel antibacterial a

todos lados, tenía una colección de al menos 6 tapabocas (por cierto uno de ellos del Cruz Azul) pero también uso mucho el KN95. Cada vez que salía me lavaba las manos, e intentaba hacerle caso a las autoridades sanitarias. En mi ministerio sacerdotal celebré la Santa Misa siempre con cubrebocas, lo cual me ganó el título de exagerado entre algunos colegas. ¿Cómo fue que el virus entró en mí? No lo sé. Pero este pequeño purgatorio comenzó con la muerte de mi padre. Él, siendo una persona ya de edad avanzada y con muchas enfermedades; un día lo vi más enfermo de lo habitual. Con dos días de convalecencia se agravó de una manera impresionante. Un médico lo vino a revisar y tras una prueba rápida en sangre descubrimos que él era portador del covid-19. Rápidamente mi familia se movilizó, pero esa misma noche murió. Vinieron los trámites con la funeraria y buscar donde celebrar la misa de exequias. Tras otros tres días de ir y venir, mi madre y yo nos hicimos la prueba para saber si estábamos infectados, la cual resultó positiva.

No voy a hablar por mi madre sobre cómo vivió la enfermedad; hablaré solo de mi experiencia. ¿Qué síntomas desarrollé? Todo empezó con un dolor corporal, en el cuello, los hombros, y, en ocasiones, la cabeza. Empecé a tomar “remedios caseros”, entre ellos dióxido de

Jamás había conocido yo un oxímetro, el cual marca la saturación de oxígeno en la sangre; ésta no debía de bajar más allá de 90, pues la primera vez que use dicho aparato marcó un fatal 79. A partir de ahí, vivir en una constante angustia, no experimenté la falta de aire, ni de gripa, mucho menos de algún otro tipo de malestar; pero la angustia no se iba en todo el día. Solo pensaba ¿en qué momento me voy a agravar, o bien, se va a agravar mi mamá? Un ejemplo más claro de la angustia que vivía era que en la noche le gritaba a mi perrita pidiendo que volviera, cuando ella ni había ido a ningún lado. La intervención de un doctor que nos visitaba constantemente nos dio algo de paz. Los mensajes


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Durante estos 15 días mi familia se ha unido, ahora el WhatsApp tiene más sentido; nos hacemos video llamadas, hicimos un grupo familiar, de cuando en cuando rezamos en Rosario de manera virtual; hoy más que nunca entiendo el valor de la familia; y hoy comprendo más aquella frase: “Nunca te vayas sin decir te quiero”. Hoy, mi casa se ha desinfectado dos veces, huele a cloro y desinfectante; tenemos toallitas sanitizantes y varios remedios que nos han levantado el sistema inmune; pero más que nada hoy tenemos un fuerte lazo en mi familia. Les deseo a todos lo mismo. Oración Señor, tú eres nuestra paz; hemos perdido la salud pero tú nos permites recobrarla.

de solidaridad de la familia, amigos, y más personas me hacían sentir querido, y ante la constante angustia que vivía era como un bálsamo refrescante en este pequeño infierno. No voy a negarlo, me hubiera gustado mucho recibir mensajes de apoyo de los hermanos en el ministerio, salvo algún despistado por ahí, no recibí nada. Sé que muchos oraron por mi recuperación, eso es lo que me basta y prefiero fijarme en eso que añadir otro virus a mi vida, el virus del resentimiento. Yo no sé si ahora viva con secuelas de esta enfermedad, lo que sí sé es que hoy estoy fuerte y firme, temeroso de una reinfección, pero agradecido a Dios “porque no me entregó a la muerte”. Hoy, el tanque de oxígeno ya no está en la sala de mi casa, ya puedo hablar sin cansarme, incluso me puedo reír; el apetito ya regresó y ya no tengo angustia. Ya puedo celebrar la Santa Misa, aunque sea solo algunos días, pero al menos ya lo hago. Mis expectativas ¿Qué espero hacer ahora de mi vida? Sufrir el covid-19 me enseñó a fijarme más en lo esencial que en lo accidental; hay cosas urgentes que tratar, pero no por eso descuidare lo importante. Espero de aquí en adelante seguir viviendo plenamente mi vida, cui-

dando este cuerpo que es templo del Espíritu Santo; espero seguir siendo útil en mi vida sacerdotal, y hacer lo que me toca y hacerlo con alegría. Hoy soy prácticamente el hombre de la casa, estoy para colaborar con mi mamá en su viudez; ahora voy por despensa, pago la luz, el agua, el teléfono; y por las tardes rezo el Rosario con mi familia ¿Volveré a mi vida de antes? Hoy he aprendido que nada es para siempre, y lo que antes era mi seguridad, hoy es polvo que se esparce por el viento. ¿Cómo vivir mi vida después de esta enfermedad? Como dijo el cantante: “Si ya la muerte ha venido a buscarme, que al menos me encuentre plenamente vivo”. Y para mí, la vida es Cristo y Cristo crucificado. Quiero añadir que hoy más que nunca entiendo la fuerza de las palabras: ¿En qué te puedo ayudar? Y también quiero decir: Pido perdón por cuantas veces yo me enteré de alguien enfermo, ahora de covid-19, y como el sacerdote y el levita de la parábola del Buen Samaritano, simplemente me fui de largo. Perdón por no ser solidario, por mi indiferencia, por no mandar ni un emoticón cuando el otro está padeciendo. Perdónenme, y oren por mí. ¿Qué aprendí? El covid-19 me enseñó a enten-

der mi fragilidad humana, a darme cuenta que no es por mérito mío sino por su infinita misericordia que estoy en este mundo; que si estoy en esta morada es para ganar experiencia, y poder pasar de este mundo al padre cuando Él lo tenga decidido. Aprendí a no vivir con miedo, a hacer vida el “Solo por hoy” a no arriesgarme estúpidamente y proteger la vida de los que quiero como de aquellos que Dios pone en mi camino.

Nuestra vida es un suspiro, simple hierba que en la tarde se seca. No en balde, el padre Luis Felipe Neri de Alfaro en sus ejercicios espirituales decía: “Recuerda alma cristiana que te mueres, que te mueres, que te mueres” y de ahí los ejercitantes decían: “Al cielo, al cielo, al cielo quiero ir”. Pongo mi vida en tus manos Señor, la de mis difuntos, la de mis seres queridos, la de mis conocidos. Haznos entender que contigo la vida es luminosa, y sin ti ¿para qué quiero vivir? En tus manos Señor te encomiendo mi espíritu, tú el Dios leal nos librarás.


LOS JÓVENES HABLAN

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n nuestra catequesis anterior vimos: EL PADRE NUESTRO. Ahora veremos: EL EMBOLISMO. Hemos aprendido que el PADRE NUESTRO se introduce con unas palabras que sirven de prólogo. Así también va seguido de otras palabras llamadas EMBOLISMO, que le sirve de conclusión. La palabra EMBOLISMO significa “añadir, introducir una cosa”, y que en la liturgia sirve como puente para unir la oración del Señor con el conjunto de oraciones y

ritos que piden y comunican la paz de Cristo. El EMBOLISMO lo dice el sacerdote con las manos extendidas y desarrolla la petición última del Padre Nuestro; y pide a Dios que libre a la comunidad de todos los males y le conceda la paz, mientras espera el retorno definitivo de Cristo. Termina el Embolismo cuando el sacerdote junta las manos y la comunidad responde con la siguiente aclamación: “Tuyo es el Reino, tuyo el poder y la gloria, por siempre, Señor”.

El aforo a las iglesias será del 20% de su capacidad, no se cierran los templos, pero hay que acudir tomando todas las medidas que ya conocemos: En todo momento considerar la sana distancia, lavado frecuente de manos, uso de cubrebocas y portar preferentemente dispositivos de barrera (caretas, lentes). No hay fiestas patronales, ni peregrinaciones ni actividades en atrios o actividades masivas.


Por: ACI Prensa | Fuente: Archidiócesis de Madrid

M

artirologio Romano: En la ciudad de Valencia, en España, san Juan de Ribera, obispo, que ejerció también las funciones de virrey. Fue muy devoto de la santísima Eucaristía, defendió la verdad católica y educó al pueblo con sus insistentes instrucciones (1611).

Corpus Christi para la formación del clero y honrar solemne al Santísimo Sacramento. San Juan de Ribera falleció en enero de 1611.

Tan mal estaban las cosas en su época que los herejes y los infieles disfrutaban Fecha de canonización: 12 de junio de esperando la pronta disolución de la 1960 por el Papa Juan XXIII. Iglesia. Juan sintió fervor por los santos reformadores que el Espíritu Santo Memoria litúrgica: 19 de enero suscitó, también en ese tiempo, para aliviar las penas de su pueblo. Breve Biografía Nace en Sevilla cuando era la puerta de San Juan nació en Sevilla el 27 de entrada y salida para el Nuevo Mundo Diciembre de 1532. y pertenece a la mejor prosapia. Hijo de don Pedro Afán Enríquez de Ribera Sus padres se llamaban Pedro y y Portocarrero, conde de los Molares, Teresa, familia que se distinguía entre duque de Alcalá, Virrey de Nápoles y la nobleza por su generosidad. antes de Cataluña. Su madre, doña Teresa de los Pinelos, murió muy Enviaron a Juan a estudiar a pronto. La familia, con sus títulos Salamanca, donde se convirtió en nobles, es conocida en la ciudad por su discípulo de Vitoria y de otros teólogos generosidad y amor a los pobres. que brillaban a la vez en Trento. Estudia en la Universidad de Salamanca No tenía aún 30 años cuando fue cuando el Claustro salmanticense vive nombrado por el Papa Pio IV Obispo un periodo áureo entre las lecciones de de Badajoz, dedicándose de lleno a la Vitoria y los teólogos que tienen mucho santificación de sus ovejas, enviando que ver con Trento, porque son tiempos misioneros por toda la diócesis. en los que la infidelidad y la herejía se combaten con las espadas y con la A la edad de 36 años fue trasladado pluma. Allí termina los estudios y tiene a la sede de Valencia, donde pronto cátedra. advirtió las necesidades de esta gran arquidiócesis. El papa Pío IV lo nombra obispo de Badajoz, cuando aún no ha cumplido Al santo, entre otras cosas, le tocó treinta años; no hay que olvidar que es aplicar las reformas de Trento en hijo del Virrey de Nápoles y esas cosas su jurisdicción, así como también la tenían mucho peso por aquel entonces. catequización de los moriscos pero con Da comienzo a su andadura como pocos frutos, siendo éstos expulsados prelado enviando seis predicadores con en 1609 por el rey Felipe III. San Juan de Ávila para preparar las almas a la reforma que se postula desde Frente a esto, San Juan fue nombrado Trento. Por su parte, no se queda quieto: virrey de Valencia; el santo aceptó predica con entusiasmo, se pone como este cargo a ruegos del rey, y Valencia un confesor más en el confesonario, disfrutó largos años de paz y de mejor visita y atiende con los sacramentos a administración de la justicia. los enfermos y, a veces, le toca dormir sobre sacos de sarmientos. Y hasta San Juan recorrió varias veces la vende la vajilla de plata para remediar diócesis y entre 1570 y 1610 llevó a a los pobres. Escribe normas para cabo 2.715 visitas pastorales, y celebró la reforma de la vida de los obispos, siete sínodos. Fundó el Colegio de primeras en España en su género. Para

disgusto de los pacenses, les dura poco este obispo como pastor. Ahora es Valencia la que disfrutará de su gobierno. Le ha precedido un santo que puso las metas muy altas. Fue Santo Tomás de Villanueva, el fraile que dio un vuelco a Valencia que por un siglo no ha disfrutado de la presencia de sus obispos. Allá va Juan como Arzobispo, después de haber dejado en Badajoz, repartidos entre los pobres, sus dineros, bienes y alhajas. Madruga, reza, estudia, recibe a la gente sin trabas ni excesos de respeto; es parco en la comida, rompe frecuentemente los moldes usuales de la época, siendo suficiente en ocasiones los higos secos, uvas, o frutas del tiempo. Va haciendo acopio de libros como intelectual sin remedio. La Misa le dura con frecuencia dos horas... y con lágrimas, después de despedir al acólito para estar a gusto con el Señor después de la consagración y entrar en diálogo íntimo, personal e intenso. Suenan las disciplinas y guarda los cilicios en lugar recóndito que siempre descubre su perspicaz asistente.

son el quicio de su pastoral junto con la atención a su clero al que adoctrina, anima, corrige o amonesta, siempre dándole ejemplo. Burjasot le ha visto en su plaza explicando el catecismo a los niños. En su propio palacio monta una escuela para los hijos de los nobles porque afirma que es obispo de todos: allí se forman bien los alumnos, se educan, pasan a la universidad, ayudan en los pontificales; aquello se parece por la piedad y los buenos modos a un seminario y, de hecho, salen de la institución cardenales, arzobispos y altos eclesiásticos. Felipe III lo hace Virrey de Valencia y desde entonces las cosas marchan mejor, sobre todo la recta administración de la justicia. Fundó en la ciudad el Colegio y Seminario del Corpus Christi. Y falleció en su amado colegio el 6 de Enero de 1611. En Valencia se festeja el día 14 y en Badajoz el 19, ambos en Enero.

Con hombres tan íntegros y apostólicos la Iglesia superó el obstáculo de La meta marcada en su trabajo es poner herejes y de infieles. No hizo San Juan en marcha la reforma de Trento. Sufre el sino lo que es propio de un obispo, problema de la abundante morisca a la pero hacerlo en aquel tiempo fue que no consiguió convertir. Celebró siete mucho mérito. sínodos. Las continuas visitas pastorales


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Ashley Ninel Ortega Arreguin. de Celaya.

Adriana Mariscal García, de San Pedro de los Pozos.


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