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Los sonidos de la Zona Centro*

Hay quienes dicen y aseguran que durante esta pandemia se han perdido los sentidos del oído, olfato, tacto y hasta de la vista; no se escuchan como antes los sonidos de la tierra envigadeña.

Por: Juan Rafael Gómez Arbeláez

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Ya no se escuchan los tangos y milongas, aquellos sonidos arrabaleros con grupos musicales y entretenidos bailarines que se destacaban en los sitios de siempre, como La Leña, la mejor viejoteca de Envigado, con Orlando Álvarez, su propietario y su señora Sara; ya no tenemos en las cantinas a alto volumen los boleros y pasillos, mucho menos los vallenatos, la salsa y el rock.

Los jóvenes, los pocos que están en las calles de la Zona 9, no hacen el típico bullicio después de una salida de clases; ya no tenemos a los estudiantes desfilando por el y parque y en los pasillos con sus lindos uniformes tentando la tarde; ya no hay gritos ni peleas callejeras que apuren a los profesores a poner orden en la calle. Todo se ha convertido en solemnidad.

Se puede decir que, se escucha hasta el pisar de la afanosa gente, quienes por hace lo que necesitan duplican sin cesar el ritmo de su vida y en este callejón de sálvese quien pueda, muchos optan presurosos por llegar sanos y salvos a sus hogares. Las viejas campanas de nuestra iglesia Santa Gertrudis retiñen más fuerte, golpeando al viento y murmurando notas de pesar, al contemplar el macro silencio de la gente desfilando el funeral de los que viajan y el gorjeo de las palomas se expanden por el parque Marceliano Vélez B.

Los carros que pasan raudos y en silencio con sus secos frenazos y algunos desacertados pitazos, nos recuerdan, quiénes son los reyes de las vías.

En los barrios aledaños a esta zona céntrica, se aprecia más la vida, donde el verdor anima el espíritu de la gente, habiendo más comunicación entre vecinos. Allí, las sillas y mesas de los bares y de algunas tiendas, aun “pesan” y sólo por atención especial, las sacan.

Hay mucho local en “retoque”, otros desocupados; hay quienes inician una nueva vida comercial y se ajustan a las necesidades actuales del comercio. Así transcurre el día a día en la Zona 9 y a la espera de que algunos, sólo algunos, respeten la vida de los demás y así, su propia vida también.

Nadie, desde las tiendas, heladerías, bares, se atreve a subir el volumen de la música; más bien, se habla

VENTA DE LOTE EN LA UNIÓN, Ant.

Informes: 3007529847 más fuerte, pero es una obligación el tapaboca: “no deja hablar bien”, dirán los más parlanchines.

Decíamos antes que, se siente una solemnidad sin sentido al recorrer nuestras calles. Realmente somos solidarios, respetuosos, pero llega la navidad y con estas fechas la esperanza y con estas fechas, la esperanza, un poco más realista, conociendo el impacto de este flagelo, el mismo que nos ha quitado parte de nuestra alegría, pero que no nos ha de vencer y que, sin duda, nos permite exteriorizar nuestra inmensa felicidad como envigadeños. Los sonidos de nuestra zona retumbaran de nuevo con delicadeza. Escucharemos al vendedor con megáfono en mano, al ciclista pitando, al voceador de la prensa, al vendedor de loterías, al legumbrero y a todo aquel que presta un servicio en la calle y otros, entrando la tarde, solicitando el tema musical que le hará recordar un momento particular, un amor fugaz, una relación rota por culpa de esta pandemia. No obstante, todos los sonidos se centrarán de nuevo en una melodía, la del respeto. Vale la pena que se dé una “vuelta” por su Zona, la 9, y Usted mismo descubrirá los sonidos de la zona centro.

*Trabajo colaborativo del autor, publicado en el Periódico Comunitario de PPP VISIÓN Z9 de la Zona 9 del Municipio de Envigado, en el mes de noviembre de 2020. Homenaje póstumo a quienes nos dejaron en esa época.

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