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amqueretaro.com

Domingo 07 de julio de 2013 / Querétaro, Querétaro

Sección H

Necesitamos medicarnos Kent Sepkowitz

publicidad

Cuantificando la salud

›› Los avances tecnológicos han revolucionado la ›› Muchos consideran que tanta información forma en que medimos nuestra actividad diaria

Alissa Quart

tendencias

Hoy he hablado por teléfono cuatro veces, con un promedio de 24 minutos por llamada; la última fue hace 22 minutos y 23 segundos, según el dispositivo digital de mi línea fija. La otra noche, el viaje en tren a Brooklyn demoró, exactamente, 45 minutos y 10 segundos: registré el tiempo con mi teléfono inteligente. Ayer corrí 5 kilómetros y el promedio/milla que mostró mi podómetro fue de 8 minutos y 45 segundos (nada de qué presumir, lo sé). Como tenía un plazo para entregar este artículo, solo caminé cuatro mil pasos en vez de los 10 mil recomendados. Gracias a Kindle, sé que he leído, justamente, 45 por ciento del excelente libro de no ficción de mi amiga (antes habría dicho que estaba “como a la mitad”). Puedo mantener una “tabla” en el gimnasio durante 54 segundos en vez del minuto que creía; lo sé gracias al cronóme-

tro de mi celular. Mi tiempo óptimo de sueño es siete horas y 20 minutos, y despierto dos veces por la noche —me enteré por un brazalete que mide la duración e intensidad del sueño— así que hoy estoy segura de lo que antes solo suponía: mi sueño es muy superficial si no tomo una pastilla para dormir. Bienvenidos a mi biografía al estilo 2013, la cual ofrece más puntos de información de los imag inable s ha ce 20 años y se suma a la obsesión n a c i o n a l d e e n u m e r a r, litera lmente, nuestros días. A decir de la reciente encuesta nacional “Internet & American Life Project” de Pew Research Center, 7 de cada 10 estadounidenses llevan registros personales cotidianos de su salud o del estado de otra persona y a tal fin, utilizan lo que sea: desde la memoria humana hasta una de bolsillo. Los temas de monitoreo más populares entre los tres mil adultos interrogados fueron peso y dieta, aunque un tercio de los encuestados también llevaba un registro de aspectos más esotéricos como presión sanguínea, sueño y glucosa en

lectura

Un verano más inteligente

disponible puede ser perjudicial para las personas

sangre. Aun cuando muchos conservan la información “en sus cabezas”, no menos de 50 por ciento g uarda un registro escrito de los datos, bien en medios digitales o en papel. Según la Asociación de A r tículos Electrónicos de Consumo, la categoría de deportes y acondicionamiento f ísico se conv ir tió en un negocio de 70 mil millones de dólares en 2012 y a principios del presente año, la f irma de análisis de mercado ABI publicó un informe en el cual calcula que, en 2018, circularán unos 485 millones de d isposit ivos d ig it a le s “usables”, como relojes y gafas inteligentes —de allí que Jawbone, compañía privada que produce “tecnología usable centrada en el humano”, esté valuada en mil millones de dólares o más. No son solo los diabéticos quienes v igilan su azúcar para sobrevivir; lo que está ocurriendo es un cambio más amplio que nos convertirá en investigadores científicos de nuestras vidas —como la amiga que, la semana pasada, sacó su teléfono inteligente en un

restaurante para mostrarme los (malos) hábitos de sueño que detectó su monitor de pulsera UP; y la colega que, durante un tiempo, dedicó sus ratos libres a ingresar cifras en la computadora para determinar cuál ciudad estadounidense sería idónea para ella y su flamante marido. La ambición de excelencia y hasta de trascendencia es lo que también nos lleva a convertirnos en expertos del propio ser. En su libro Fitness for Geeks, Bruce W. Perry escribe que “medir, ya sea con Fitbit, Zeo, Endomondo, su propio software o un simple archivo de texto, es un aspecto importante en la obsesión del geek del acondicionamiento (una obsesión saludable, en mi opinión)”. Además, el autor señala que debemos “reiniciar” los sistemas operativos de nuestros cuerpos. “Cuando un geekse enfoca en el acondicionamiento”, apunta, “ya no acepta sin chistar las insulsas órdenes de algún experto oficialmente ungido”. Los verdaderos creyentes del poder de la medición v a n m á s a l l á ; e s d e c i r,

rastrean cada bocado, paso o R E M y compa r ten sus descubrimientos con otros: el hombre que envía su índice de masa corporal (IMC) desde la báscula del gimnasio a la nube o la mujer que cuenta sus pasos en un podómetro y los publica en Facebook. Incluso individuos como el reportero Brian Stelter (New York Times) quien escribió el artículo “Mentiras, verdades y mi dieta Twitter”, donde confiesa que no podía ponerse a régimen por su cuenta así que “decidió apoyarse en Twitter. Me pareció que así me sentiría más comprometido porque tendría que escribir todo cuando comiera, al instante”.

›› ‘Es empoderador… No necesitamos que un doctor nos diga lo que debemos estar haciendo’ dice un entusiasta del QS.

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Nadie respeta a los antidepresivos, a pesar de que son el tercer medicamento más recetado en los Estados Unidos (detrás de los antipsicóticos y los medicamentos para los reflujos), con ventas anuales que sobrepasan los 11 mdd, muchos estudios han cuestionado su efectividad. Algunos expertos han sugerido que la manera de abordar la depresión con píldoras no es más que un invento de las compañías farmacéuticas. Un estudio financiado por la Unión Europea puede silenciar a algunos de sus detractores. Con información de 29 países europeos recopilada a lo largo de 15 años, investigadores examinaron la relación entre dos variables- las tasas de suicidio anual del país y las ventas anuales de antidepresivos- y encontraron dos tendencias: una disminución en los suicidios en casi todos los países y el incremento en la distribución de antidepresivos en los mismos. La clave era determinar si las píldoras fueron las causantes de ésta mejora en las tasas de suicidio, ya que la caída pudo haber sido a causa de muchos otros factores, así que los científicos detrás del estudio decidieron investigar más. Aún después de analizar la influencia de otros factores asociados a esta situación (desempleo, consume de alcohol, divorcio, etc.) se concluyó que los antidepresivos seguían siendo una razón significativa por la baja tasa de suicidios. Los investigadores no pudieron zanjar definitivamente la discusión. El gran tamaño de la muestra utilizada para el estudio es también responsable de que no sea una iniciativa 100 por ciento confiable. Y los escépticos pueden apuntar que en muchos países las tasas de suicidio ya estaban bajando antes del incremento de los antidepresivos, tal vez a causa de las agresivas campañas anti-suicidio de cada país. El estudio es un arma de doble filo: los partidarios de los fármacos se basan en el para apoyar su uso, mientras que los detractores usan las limitaciones del mismo para desacreditar los descubrimientos. Para el resto de nosotros, lo más deprimente de todo será la espera por estudios adicionales que aclaren qué es lo que funciona.

Querétaro

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Taxis de la muerte ›Pág.3

Especial

colombia

Tras las huellas de Diego Rivera

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