Revista "La Puerta de la Villa"

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25 o 50 litros; la gente los mandaba a Sabiote vacíos y, tras llenarlos sus familiares, los recogíamos en las casas y los volvíamos a mandar a su lugar de origen, allí donde residían los sabioteños que tuvieron que abandonar un día su pueblo porque aquí no había trabajo. Y es que entonces no existían las garrafas de plástico con aceite envasado, metidas en cajas de cartón, como ahora. He entrado a muchas casas de Sabiote: en unas me han tratado mejor, y en otras peor. He visto casas confortables de gente muy acomodada, y Furgoneta (marca DKW) de Luna, fotografiada en la puerta del castillo hogares humildes en los que faltaba de Sabiote. Al volante, mi tío Antonio. hasta lo más esencial. Me han dado espalda, le habían pedido bastantes favores en propinas y dulces, y también me han mareado los duros años de la posguerra, cuando no había hasta el infinito para cobrar una simple factura tantas facilidades ni para el transporte ni para la de unas pocas pesetas. vida. Yo recuerdo a qué personas se refería y de qué favores se trataba, pero bueno, prefiero ob Conforme el tiempo avanzaba y la gente iba viarlos ahora... Sencillamente, mi padre llegó a adquiriendo sus propios coches, los cosarios fueaceptar la dura situación que le tocó vivir al final ron perdiendo clientela, pues el personal prefede su vida, con la resignación propia de los homría ir con sus vehículos a las ciudades a recoger bres que saben que ya ha pasado su tiempo. sus cosas. Por lo que respecta a nosotros, fue entonces cuando empecé a escuchar de boca de la Ahora, en mis largos paseos por Sabiote, gente una frase que se me quedó grabada para me cruzo a veces con furgones de SEUR, MRW siempre; es esta: “Luna, si hay algo en Úbeda y otras empresas que se dedican en la actualidad para mí, no me lo traigas, que yo iré a recogerlo”. al transporte de mercancías, y que me parecen Y de esta forma, el negocio, que nunca dio para que se hacen llamar mensajeros. Pero claro, no es muchas alegrías, todo hay que decirlo, fue deslo mismo. Estos hombres van con prisa, dejan los apareciendo hasta casi morir de inactividad. Repaquetes, cobran y se van a otro pueblo siguiencuerdo que fue una época muy dura, pues hubo do la ruta; su trato, como es lógico, es mucho más muchos días en los que mi padre iba a Úbeda impersonal. y se venía con la furgoneta vacía, no porque en Úbeda no hubiera mercancías para Sabiote, sino Entonces no; en mi época, como mi padre porque la gente no quería que mi padre se las y yo repartíamos los paquetes a mediodía, yo trajera. A veces, cuando veníamos montados en llegaba a muchas casas a la hora de la comida: la furgoneta camino de Sabiote y pasábamos por he entrado a muchos hogares, he olido el borrala Cuesta del Barco, sin carga ninguna, mi padre, chuelo en Navidad y la ensaladilla en verano, he con un tono de voz que denotaba su amargura, percibido el calor de la lumbre en invierno y el me decía: “Hijo, hoy la olla está boca abajo”. Y fresco del portal empedrado en verano, he subiyo sabía bien lo que significaba esa expresión, a do a cámaras y he descendido a sótanos, he tratapesar de que entonces era un niño a punto de do a todos mis paisanos de la época y he trabado entrar en la adolescencia. amistad con muchos de ellos. Esto no es posible con los trabajadores de SEUR o de MRW. A pesar de las dificultades del momento, nunca le escuché a mi padre un reproche diri Y es que, claro, no es lo mismo ser mensajero gido a nada ni a nadie. Tan sólo lamentaba que, que cosario. muchas de las personas que decidieron darle la


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