Revista "La Puerta de la Villa"

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LUNA: EL ÚLTIMO COSARIO

A

Blas RUIZ CARMONA

lguien puede pensar que he decidido redactar este artículo porque el protagonista del mismo es mi padre. Y lleva razón. Pero también me ha movido a escribirlo el hecho de que en él se aborde una profesión ya desaparecida, a saber: la de cosario.

de Firestone en Úbeda; también era de segunda mano. Cuando esta furgoneta no dio más de sí, se compró una de la marca Mercedes en Bailén, a los Hermanos de la Chica. Su matrícula era J-6391-A y, como no podía ser de otra manera, también era de segunda mano.

En el largo tiempo en el que yo Cosario (también llamado en le ayudé a mi padre en su tarea, otros lugares recadero) era el transtransportamos de todo: paquetes y portista que prestaba su servicio, vigas, cañizo y cemento, velas para comunicando su pueblo (por lo la parroquia y medicamentos para general, pequeño) con la cabecera las farmacias, tubos y cristales, palde su comarca o con la capital de mas para el Domingo de Ramos y la provincia. Por lo que respecta a baldosas para las obras, electrodoÚbeda, cabecera natural de la comésticos y mantecados, levadura marca de la Loma, eran bastantes para las panaderías, etc. Recuerdo los cosarios que acudían a esta ciuque cuando nos tocaba dar un viaJosé Ruiz Gabarrón, “Luna”. dad diariamente para recoger las je de cajas de muerto, a mí siempre mercancías y llevarlas después a sus respectivas me daba un poco ‘respeto’ el asunto, sobre todo localidades. Mi padre era el cosario de Sabiote. si se había roto el cartón que las envolvía y se Basiliso, de Cazorla y Peal de Becerro. Malcierne, apreciaba la madera oscura del féretro, tan fea. de Torreperogil. Bermejo, de Chilluévar. Pereira, En Navidad, algunos sabioteños residentes fuera de Jódar. Ramón, de Quesada. Punzano, de la Sieles mandaban a sus familiares del pueblo pavos, rra de Segura, etc. pero pavos vivos, envueltos en un saco, con la cabeza fuera para que pudieran respirar, pero como Estos hombres iban con sus pequeños caes natural, los animales se meaban y cagaban, y miones o furgonetas y recorrían a diario las agenponían en suelo de la furgoneta perdido. Aunque cias de transporte que había en Úbeda, a saber: lo que más transportamos mi padre y yo fueron La Loma, Boj, Buytrago, Cobo, etc. Pero la labor bidones de aceite: eran unos bidones rojizos, de de estos transportistas no consistía sólo en recoger los paquetes que había para sus pueblos en las agencias de transporte ya citadas. A veces, los vecinos de sus localidades les encargaban materiales de construcción, trámites burocráticos y otras tareas, por extrañas que pudieran parecernos hoy algunas de ellas. Mi padre heredó el negocio de mi abuelo, quien lo realizaba con un carro tirado por mulas. Luego mi progenitor se compró una furgoneta DKW, de segunda mano, que era propiedad de Arsenio Jiménez, el concesionario en Úbeda de Butano; era una furgoneta roja con un pequeño remolque (J-12039). Después le compró otra DKW (J-14911), a Rosendo Hernández, el dueño

El carro de Luna situado en la carretera vieja de Sabiote. Junto a él, dos de mis tíos: en primer lugar, Juanito, y al final del carro, Antonio.


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