La Fotografía más antigua de Tonacatepeque

La fotografía más antigua de Tonacatepeque

Pedro Lemus Guardado Mayo – Agosto de 2021 pedrolemusg@outlook.com @PedroLemusSV

Los primeros fotógrafos llegaron a El Salvador con sus respectivas cámaras fotográficas en la segunda parte del siglo XIX. Aún en los pueblos se escucha el comentario anecdótico de cómo los mayores creían que aquella máquina que lograba congelar el tiempo en una imagen impresa en vidrio o papel les robaría el alma. Entre aquellos pioneros que posiblemente inspiraron curiosidad y miedo podemos mencionar al estadounidense Eadweard Muybridge, quién llegó en 1875 a la costa centroamericana; el alemán Peter Fassold desde 1880 y en 1896 el etnógrafo sueco Carl Hartman.

Tonacatepeque no fue ajena a esta nueva modalidad de registrar la historia, ya sea que esta familiar o local.

En el libro de “la mujer que más ha viajado” La fotografía más antigua que hasta este momento se ha localizado de la ciudad jicamera data de finales del siglo XIX y fue publicada en el libro “Salvador Illustrated” de la escritora estadounidense Marie Robinson Wright. La imagen es una vista panorámica captada desde las alturas de “la loma” en la cual se identifica la cuadrícula de la ciudad y las alturas de la iglesia parroquial, una vista que hasta los presentes días del siglo XXI sigue casi idéntica.

Tonacatepeque apareció fotografiado en el libro “Salvador Illustrated” publicado en 1893 por Marie Robinson Wright

La foto panorámica de Tonacatepeque aparece en la parte inferior de la página 37 del mencionado libro. En la parte superior de la misma aparece la imagen de un patio y los amplios corredores de una casa grande, la cual no cuenta con algún texto para su posible identificación. Aunque incluye una fotografía de la ciudad jicamera, la escritora no incluyó ninguna mención al municipio.

El libro “Salvador Illustrated” fue editado en New York por L’Artiste Publishing Company y vio la luz en 1893. El texto es una visión del país de esa época (al que le faltarían 22 años para adoptar su nombre oficial “República de El

Salvador” por el Decreto Legislativo del 7 de junio de 1915; antes, básicamente, el nombre era República Salvador o del Salvador), sus industrias, política y demás datos desde perspectiva de la autora. En el libro, que consta de 46 páginas, se alternan textos y fotografías de diversos lugares como la iglesia de Chalchuapa, la Casa Blanca (actual predio Cine Libertad), Campo Marte, Santa Ana y otras más. La publicación está dedicada al presidente Carlos Ezeta y a su hermano, el general Antonio Ezeta. Estas dedicatorias a los jefes de los estados que visitaba fue una práctica habitual de Marie Robinson Wright. Así, cuando visitó México, el libro hacía honores a Porfirio Díaz.

Marie Robinson Wright fue una mujer con una vida digna de una película. Vino al mundo el cuatro de mayo de 1853 (es decir, tenía 40 años al publicar su libro sobre El Salvador), fue escritora de viajes y miembro de sociedades científicas en diversas partes del mundo además de delegada de exposiciones internacionales. Escribió sobre sus andanzas en Brasil, Bolivia, Chile, Perú y México. Al quedarse viuda se dirigió a la revista Sunny South donde propuso a los editores escribir sobre viajes en las entonces exóticas naciones al sur de río Grande o Bravo. Marie recorrió tres veces Sudamérica, realizando un viaje épico cruzando los Andes en 1904 además de su cabalgata de mil millas a lomo de mula en Bolivia. A “la mujer que más ha viajado” la muerte le llegó el uno de febrero de 1914, dos días después The New York times publicaría su esquela.

En la lente de Aníbal J. Salazar Aníbal Jesús Salazar Serrano nació en San Salvador en 1884, ciudad donde cursó sus estudios en el Liceo Salvadoreño. Para el año 1900 tuvo que convertirse en el sostén económico de su familia debido a la muerte de su padre desempeñándose como escribiente en el Juzgado Tercero de lo Laboral. Luego trabajó en el primer Banco Agrícola Comercial con cuyo sueldo devengado pudo comprar al comerciante Max Rosemblum su cámara de cajón Bull’s Eye Kodak en el año de 1903. Salazar quedó desempleado el 22 de julio de 1920, debido al incendio que consumió al Banco Agrícola Comercial. Sería hasta enero de 1924,

que un premio de la lotería le dio 20 mil colones con los que adquirió el estudio fotográfico y fílmico de Francisco Fernández.

Así, Aníbal J. Salazar montó su Fotografía Mexicana en los alrededores de la capitalina iglesia El Calvario y desde ahí se convirtió en “autor de portadas, postales, imágenes para billetes bancarios y muchos productos fotográficos más”, según reseña el historiador Carlos Cañas Dinarte. El fotógrafo falleció en su ciudad natal, el miércoles 18 de septiembre de 1957.

Iglesia parroquial y antigua plaza de Tonacatepeque. Circa 1929 / Atribuida a Aníbal J. Salazar

Entre las diversas fotografías plasmadas en postales, se han localizado dos que fueron tomadas en Tonacatepeque. La primera es una vista de la iglesia parroquial y de la plaza (actualmente inexistente) frente a ella. Resulta curioso como en la fotografía no se logran apreciar las torres del edificio religioso las cuales han sido reconstruidas varias veces desde que el templo fue edificado.

Son llamativas las estructuras a la izquierda de la fotografía que casi seguramente son puestos de vendedores. En primer plano y casi al centro del cuadro, se observa a una mujer cargando un canasto sobre una vereda muy bien marcada dentro de la plaza (que quizá podría conducir a la fuente instalada ahí como decía el profesor Luis Nicolás Silva). Además pueden apreciarse a más personas en las ramadas, así como a dos mujeres más en la puerta de la iglesia.

Un detalle a tener en cuenta es que la entrada de la iglesia se encuentra al mismo nivel de la calle; en la actualidad para acceder al templo católico se hace subiendo unas gradas.

La postal ya cuenta con sus respectivas estampillas y matasellos por lo que se deduce que fue enviada, aunque desconocemos su destino. Esta postal fue compartida en redes sociales por Elissa Cleek.

Postal de la colección de Carlos Quintanilla, tomada de su perfil de Facebook. Foto de Aníbal J. Salazar, 1930.

La segunda postal es una vista panorámica de la ciudad de Tonacatepeque, de forma errónea identificada como Mejicanos, y pertenece a la colección del filatélico Carlos Quintanilla. Desde la perspectiva ofrecida se logran observar los detalles de las torres de la iglesia y asoman tras el techo de la parroquia la parte superior del arco de la entrada del costado, el cual se aprecia en la parte izquierda de la postal anterior. Además, la mejora de la técnica y equipos fotográficos nos muestran como fondo el perfil del volcán de San Salvador.

Han pasado ya 182 años desde que el 19 de agosto de 1839, el francés Luis Daguerre presentó su último invento a la Academia de Ciencias de Francia: un aparato que permitía capturar una imagen llamado daguerrotipo, el precursor de la fotografía. Desde entonces, las fotografías han servido congelar un momento exacto de la historia de las sociedades y de lugares, convirtiéndose así en materiales que deben preservarse y ser del acceso público para todos y todas, además de facilitarse la información correspondiente para que puedan ser mejor comprendidas por la población.

En este Día Mundial de la Fotografía 2021 también hay que recordar a los tonacatepecanos Ramón Batres Henríquez, quien registró imágenes de Tonacatepeque de la segunda mitad del siglo XX, y a José Magín Rodríguez, quien montó un estudio fotográfico en la ciudad. Pero esa son otras historias.-