Ceniza, miedo y kilómetros de colada dejaron a muchos palmeros sin nada tras la erupción del Cumbre Vieja. ¿Cómo empezar de cero? Venciendo al límite, de eso trata mi proyecto. No consiste en huir del borde, sino en acercarse a la lava, y la respuesta que da mi proyecto ante esta barrera es la más simple: cruzarla, superarla.
Entender los límites como una oportunidad para idear un asentamiento de 150 personas que aun habiéndolo perdido todo, van a empezar una nueva vida pegados al borde de la colada, en un territorio con una pendiente exagerada y habitando unos módulos de vivienda que van rotando y cuyos muros se extienden más allá de su propio borde para sostener unas plataformas que además de salvar la pendiente son el espacio público donde la gente se va a desarrollar como personas, donde van a cultivar y usar sus residuos para obtener energía del biogás; plataformas que se van a usar para tender puentes sobre la lava que no solo sirvan para cruzar de un lado a otro, sino que también tengan vida propia.