6 minute read

la montaña de doña inés

The Mountain Of Do A In S

Unos 30 kilómetros hacia el norte del río de la Sal se encuentran las quebradas de Doña Inés y Doña Inés Chica, en la actual provincia de Chañaral (Tercera Región de Chile), correspondientes al sistema u hoya hidrográfica de Pan de Azúcar, que desemboca en el mar. Esta última proviene de un profundo cañón en cuyas nacientes brotan varios “ojos de agua” o manantiales dando origen a la aguada de Doña Inés, que alimenta las abundantes vegas de ese sector. Sus aguas nacen del volcán Doña Inés, que con sus 5.075 metros de altitud, es la cumbre más alta de la zona y también es la fuente de irrigación de otras quebradas vecinas. El camino del Inca en esta región iba uniendo diferentes quebradas a través de su clásico trazado en línea recta en un sentido norte sur. Aparentemente, no pasaba por la parte alta de Doña Inés, sino que por la quebrada

Advertisement

Some 30 kilometers north of the Salado River in the present-day province of Chañaral (Chile’s Region III) are two ravines, Doña Inés and Doña Inés Chica, which are part of Pan de Azúcar water basin that drains into the Pacific Ocean. The creek flowing through the latter comes from a deep canyon, at the head of which there are several freshwater spring-fed pools that feed into the Doña Inés creek and water the lush mountain meadows in that sector. The creek’s source is the Doña Inés Volcano, which at 5075 meters above sea level is the highest peak in the area and also the source of water for other nearby creeks. The Inca Trail in this region ran from ravine to ravine, following its classic straitline trajectory from north to south. Apparently, it did not pass through the upper part of Doña Inés but went via the Doña Inés Chica ravine, through de Doña Inés Chica, un sector de muy escasa irrigación y prácticamente desprovisto de pastos. Es allí, entonces, donde se materializa el relato español que da origen a su toponimia actual: an area with little water and practically no grass in it. This was the setting for the events of the Spanish story that gave the place its current name:

“No dejaré de decir, como estando el ejército en cierto paraje a punto de perecer por falta de agua, congojándose una señora que ba con el jeneral llamada doña Ines Juarez, natural de Placencia y casada en Málaga, mujer de mucha cristiandad y edificación de nuestros soldados, mandó a un indio cabar la tierra en el asiento donde ella estaba, y habiendo ahondado cosa de una vara, salió al punto agua tan en abundancia, que todo el ejército se satisfizo, dando gracias a Dios por tal misericordia. Y no paró en esto su magnificencia porque hasta hoy conserva el manantial para toda jente la cual testifica ser el agua de la mejor que han bebido la del Jaguey de doña Inés, que así se le quedó por nombre.

“I cannot but mention that, with the army fully stopped and on the verge of perishing for lack of water, a woman accompanying the general, called Doña Ines Juarez, from Placencia and married in Málaga, a very Christian woman and an example to our soldiers, sent a native to dig into the ground underneath where she had been sitting, and after making a hole one ‘vara’ deep in the ground, water emerged in such abundance that the entire army had enough to drink, giving thanks to God for his great mercy. And His’ magnificence did not end there, for that spring still flows today so that all can drink and testify that the pool of Doña Inés is the best water they have ever tasted, and that is how it got its name.

Al ir recogiendo los relatos hispanos sobre la ruta del Despoblado, nos encontramos con un espacio en el que se producen acontecimientos muy especiales. Un pequeño valle cuya agua clara y dulce parece no manar “de parte alguna”…; un río inútil cuyas aguas se cuajan en sal “de la mano a la boca”; y luego, un manantial que brota por una intervención milagrosa. Son hitos del camino que van configurando un espacio donde lo extraordinario resulta, sin embargo, verosímil.

Estas primeras relaciones sobre la ruta incaica del Despoblado, son la expresión de un proceso de creación de toda una tradición oral española sobre el desierto de Atacama.

No deja de ser especialmente significativo que este lugar resignificado y sacralizado por la tradición oral española, “el manantial de Doña Inés”, esté asociado a un volcán en cuya cumbre hay un santuario de altura incaico. Es posible que nuevamente nos encontremos con la “superposición” de un relato cristiano sobre mitos o creencias de origen prehispánico, fenómeno recurrente en los Andes. Es posible, incluso, que ello responda a

In collecting stories about the route through the Unpopulated Lands, we have found places in which some very special events have occurred: A small valley whose clear, fresh water seems to flow “from nowhere”, a useless river whose waters thicken into salt “between cup and lip”; and lastly, waters that bubbles up miraculously by divine intervention. Over time, these landmarks on the Inca Trail configured a space in which the impossible is possible.

These early Spanish stories of the route through the Unpopulated Lands reflect a process of resignification of Spanish oral tradition related to the Atacama Desert.

Even more significantly, the place sanctified in the Spanish oral tradition as “the spring of Doña Inés” is associated with a volcano on the summit of which is an Inca shrine. It is possible that, yet again, we are seeing the “superpositioning” of a Christian story on pre-Hispanic myths and beliefs, which was common practice in the Andes. It is even possible that this practice was part of a policy of evangelization that sought to “replace” the divinities associated with certain hills and mountains with the image una estrategia desarrollada por la política evangelizadora, que promovió que ciertas divinidades asociadas a cerros y montañas fueran “reemplazadas” por la imagen o el concepto de la Virgen María, como se dio, por ejemplo, en el caso del Cerro Rico de Potosí. Los padres agustinos insistieron astutamente en representar plástica y verbalmente a la principal imagen femenina del culto católico como una montaña. Algo así pudo haber sucedido con la tradición recogida por el cronista Pedro Mariño de Lobera sobre el episodio que dio origen al mito de Doña Inés. En todo caso, en la actualidad los habitantes de la región denominan al volcán y a los manantiales y quebradas asociadas como “Santa Inés”. or concept of the Virgin Mary, as was the case, for example, with Cerro Rico in Potosí. The Augustinian fathers, astutely insisted on representing Mary, the main female icon of the Catholic Church, as a mountain in both word and image. Something similar could have been operating in chronicler Pedro Mariño de Lobera’s story of the origin of the Doña Inés spring. In any case, the region’s modern day inhabitants call the volcano and the springs and creeks associated with it “Saint Inés”.

Hacia el norte de Doña Inés, luego de atravesar algunas quebradas, el camino continuaba el ascenso por un extenso plano inclinado hasta alcanzar la gran quebrada de El Chaco, a una altura aproximada de 2.700 metros sobre el nivel del mar. Ascendía posteriormente rumbo al norte bordeabando los 3 mil metros por la falda occidental de la cordillera de Domeyko, hasta alcanzar el portezuelo de Vaquillas sobre los 4 mil metros de altura. Esta zona corresponde, sin duda, a una muy importante región de transición ecológica y climática. El cordón de Domeyko, al que pertenece el portezuelo de Vaquillas y que hasta entonces venía cubriendo el flanco oriental del paisaje, anteponiéndose a la cordillera de los Andes, comienza ahora a invertir su orientación respecto del camino, abriéndose paso hacia el oeste, desde donde irá acompañando a la ruta en sentido norte sur hasta alcanzar la cuenca del salar de Atacama. Por su parte, la cordillera andina volverá a tomar posesión del paisaje oriental con sus altas e imponentes cumbres montañosas.

To the north of Doña Inés the trail passed through several more ravines then continued its ascent to meet the vast plain that slopes upward to the great ravine of El Chaco, at an altitude of approximately 2700 meters above sea level. Later, it ascended northward to around 3000 meters, running along the western slopes of the Domeyko Range until reaching the Vaquillas Pass, more than 4000 meters high. The area is clearly a major transition zone between different ecologies and climates. The Domeyko Range, which contains the Vaquillas Pass and has up to now occupied the eastern flank of the landscape, highlighted against the backdrop of the Andes Mountains, begins now to invert its direction in relation to the trail, moving westward. From there it will accompany the north–south route until it reaches the basin of the Atacama Salt Flat. For their part, the Andes will once more dominate the view to the East with their awe-inspiring high peaks.