Hoja Parroquial
AGENDA PARROQUIAL: 21 LUNES • 20 h: Misa 22 MARTES • 20 h: Misa 23 MIÉRCOLES • 18 h: Cáritas • 18’30 h: Legión de María • 20 h: Misa 24 JUEVES (Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdotes) • 19 h: Adoración al Santísimo • 20 h: Misa 25 VIERNES • 18:30 h: Oración con el Evangelio en grupo • 20 h: Misa • 22 h: Adoremus en las Bernardas 26 SÁBADO • 20 h: Misa 27 DOMINGO Santísima Trinidad • 9’30 h: Misa • 12 h: Misa. Primeras Comuniones • 20 h: Misa
REMA Inmaculada y San Pedro Pascual de Jaén
Las lecturas de los domingos de Pascua Ciclo c
En las primeras lecturas, que son de los Hechos de los Apóstoles, contemplamos como hilo conductor el testimonio de los após‐ toles: en el primer domingo, Pedro en casa de Cornelio; en el segundo domingo, los que iban creyendo se iban añadiendo a la comuni‐ dad eclesial; en el tercer domingo, Pedro ante el Sanedrín; en el cuarto y quinto domingos, Pablo y Bernabé en Antioquía o Iconio y en el sexto domingo encontramos la problemática de la circuncisión de los paganos y la celebra‐ ción, como consecuencia, del Concilio de Je‐ rusalén. En la Ascensión y Pentecostés, lee‐ mos los relatos de estos acontecimientos se‐ gún los Hechos de los Apòstoles. En las segundas lecturas, en el domingo de Pascua se pueden escoger, en los tres ci‐ clos, entre dos posibles lecturas sobre las consecuencias de la Pascua en el comporta‐ miento cristiano. Luego, a partir del segundo domingo, seguimos el libro del Apocalipsis. La breve selección que leeremos de este libro nos ofrece testimonios del Cristo pascual: “Es‐ taba muerto y, ya ves, vivo” (segundo domin‐ go), los salvados le cantan un cántico de ala‐ banza (tercer domingo), la visión de la comu‐ nidad del cielo que ha pasado la tribulación y ya goza del agua de la vida (cuarto domingo), el cielo nuevo y la tierra nueva (quinto domin‐ go) y la visión de la ciudad santa de Jerusalén (sexto domingo). En los evangelios, encontramos como hilo conductor a Cristo, presente en su comunidad, por su Espíritu y con una mirada a la vida sacramental de esta comunidad, no solo en el bautismo y la confirmación en Pas‐ cua sino también en la Eucaristía y en la re‐ conciliación. Así pues, en el primer domingo contemplamos la escena del sepulcro vacío y la fe del discípulo amado; en el segundo do‐ mingo, la aparición de Jesús el día de Pascua y luego a los ocho días con Tomás; en el ter‐ cer domingo, contemplamos la escena de la aparición junto al lago y la pesca milagrosa; en el cuarto domingo, la figura del buen Pas‐ tor, del capítulo 10 de san Juan; en el quinto domingo, vemos la cena de la despedida de Jesús, con el mandamiento del amor fraterno y en el sexto domingo la promesa del Espíritu. En la Ascensión leemos el final del evangelio de Lucas, con la escena de Jesús subiendo hacia el cielo y los apóstoles bendiciendo a Dios en el templo. Finalmente, en Pentecos‐ tés, vemos a Jesús dando su Espírtitu a los apóstoles y enviñándoles a continuar su obra.
Domingo de Pentecostés
20 de mayo de 2018
Ciclo B
Renuévanos por dentro
Ven, Espíritu Divino manda tu luz desde el cielo. Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo. Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos. Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos. Mira el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del pecado, cuando no envías tu aliento. Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero. Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén. Parroquia de la Inmaculada y San Pedro Pascual Carretera de Jabalcuz, 2 23002 - JAÉN 953 23 11 08 parroquiasanpedropascual@gmail.com www.facebook.com/inmaculadaysanpedropascual
Poco a poco
estamos aprendiendo a vivir sin interioridad. Ya no necesitamos estar en contacto con lo mejor que hay dentro de nosotros. Nos basta con vivir entretenidos. Nos contentamos con funcionar sin alma y alimentarnos solo de bienestar. No queremos exponernos a buscar la verdad. Ven, Espíritu Santo, y libéranos del vacío interior. Hemos aprendido a vivir sin raíces y sin metas. Nos basta con dejarnos programar desde fuera. Nos movemos y agitamos sin cesar, pero no sabemos qué queremos ni hacia dónde vamos. Estamos cada vez mejor informados, pero nos sentimos más perdidos que nunca. Ven, Espíritu Santo, y libéranos de la desorientación. Apenas nos interesan ya las grandes cuestiones de la existencia. No nos preocupa quedarnos sin luz para enfrentarnos a la vida. Nos hemos hecho más escépticos, pero también más frágiles e inseguros. Queremos ser inteligentes y lúcidos. Pero no encontramos sosiego ni paz. Ven, Espíritu Santo, y libéranos de la oscuridad y la confusión interior. Queremos vivir más, vivir mejor, vivir más tiempo, pero ¿vivir qué? Queremos sentirnos bien, sentirnos mejor, pero ¿sentir qué? Buscamos disfrutar intensamente de la vida, sacarle el máximo jugo, pero no nos contentamos solo con pasarlo bien. Hacemos lo que nos apetece. Apenas hay prohibiciones ni terrenos vedados. ¿Por qué queremos algo diferente?
nº 98
Ven, Espíritu Santo, y enséñanos a vivir. Queremos ser libres e independien tes y nos encontramos cada vez má solos. Necesitamos vivir y nos ence rramos en nuestro pequeño mundo a veces tan aburrido. Necesitamo sentirnos queridos y no sabemo crear contactos vivos y amistosos. A sexo lo llamamos «amor», y al placer «felicidad», pero ¿quién saciará nuestra sed? Ven, Espíritu Santo, y enséñanos a amar. En nuestra vida ya no hay sitio para Dios. Su presencia ha quedado re primida o atrofiada dentro de noso tros. Llenos de ruidos por dentro, ya no podemos escuchar su voz. Volca dos en mil deseos y sensaciones, no acertamos a percibir su cercanía. Sa bemos hablar con todos menos con él. Hemos aprendido a vivir de es paldas al Misterio. Ven, Espíritu San to, y enséñanos a creer. Creyentes y no creyentes, poco cre yentes y malos creyentes, así pere grinamos muchas veces por la vida En la fiesta cristiana del Espíritu San to, a todos nos dice Jesús lo que un día dijo a sus discípulos, exhalando sobre ellos su aliento: «Recibid e Espíritu Santo». Ese Espíritu que sos tiene nuestras pobres vidas y alienta nuestra débil fe puede penetrar en nosotros y reavivar nuestra existencia por caminos que solo él conoce.