AGENDA PARROQUIAL: 7 LUNES • 19 h: Misa 8 MARTES • 20 h: Misa 9 MIÉRCOLES • 17 h: Cáritas • 17’30 h: Legíon de María • 19 h: Misa 10 JUEVES (San León Magno) • 18 h: Exposición del Santísimo • 19 h: Misa • 20 h: Oración Vocacional en el Seminariop 11 VIERNES (San Martín de Tours) • 17 h: Curso de Agentes de Pastoral Juvenil (Seminario) • 19 h: Misa • 19:30 h: Curso de iniciación a la oración 12 SÁBADO • 19 h: Misa • 20 h: Adoración Nocturna 13 DOMINGO Domingo 33 Tiempo Ordinario Día de la Iglesia Diocesana (colecta) • 9’30 h: Misa • 12 h: Misa • 12 h: Clausura del Año de la Misericordia en la Catedral • 20 h: Misa
CARTA PASTORAL EN CAMINO HACIA EL SUEÑO MISIONERO DE LLEGAR A TODOS (EG 31) Introducción y comentario al Plan pastoral 2016-17
I. ALGUNOS ACENTOS PARA EL PLAN PASTORAL Un Plan pastoral inspirado en el de la CEE […] La santidad en el trasfondo de toda reforma pastoral Junto a este primer acento de la sinodalidad, tam‐ bién el segundo olor de mi homilía, “el buen olor de Cristo” os lo propongo como punto de partida para un buen desarrollo de nuestro Plan pastoral. “Me propon‐ go transitar con vosotros por la senda del “buen olor de Cristo, de la santidad, para un fuerte impulso evan‐ gelizador de nuestra diócesis de Jaén”. Ningún paso se‐ guro podríamos dar en nuestra renovación pastoral si no situamos la santidad como la clave de fondo de todo el recorrido de conversión pastoral que este año vamos a iniciar. La evangelización en nuestras comuni‐ dades parroquiales sólo será posible si todos en ellas profundizan en su fe y renuevan espiritualmente su vida. La llamada a la Santidad, como vocación específica de cada persona está en el trasfondo de todo lo que ha‐ remos de cara a una profunda reforma pastoral. Sin reforma espiritual no puede haber auténtica reforma pastoral. Es por eso que San Juan Pablo II, al invitar‐ nos a entrar en una época misionera el comienzo del tercer milenio, nos decía: “No nos satisface ciertamente la ingenua convicción de que haya una fórmula mágica para los grandes desafíos de nuestro tiempo. No, no será una fórmula lo que nos salve, pero sí una Persona y la certeza que ella nos infun‐ de: ¡Yo estoy con vosotros! […] No dudo en decir que la perspecti‐ va en la que debe situarse el camino pastoral es el de la santidad” (NMI 29-30). “No se trata, pues, de inventar un nuevo programa. El programa ya existe. Es el de siempre, recogido por el Evangelio y la Tradición viva. Se centra, en definitiva, en Cristo mismo, al que hay que conocer, amar e imitar” (NMI 29). Os hago este reclamo a la santidad invitándoos a fiaros de la fuerza creadora del Espíritu y pidiéndoos que os situéis en el testimonio de santidad de todos los santos y santas que han dejado su huella en nuestra diócesis, desde San Eufrasio. De un modo especial evo‐ co con vosotros el testimonio de los santos del siglo XX: Pedro Poveda, Manuel Lozano, Manuel Basulto, Manuel Aranda y otros mártires, salidos de la vida sa‐ cerdotal, consagrada y laical. Estoy convencido de que al mirar hacia nuestra realidad social y pastoral encon‐ traremos los frutos de lo que ellos sembraron, y que no me cabe ninguna duda han creado una cultura huma‐ na con sello cristiano entre nosotros. Es justo también que nos enriquezcamos del estímulo de tantos hijos e hijas de la Iglesia de Jaén que en nuestro tiempo siguen dando ejemplo de dedicación al Evangelio.
Hoja Parroquial Parroquia de la La Inmaculada y San Pedro Pascual de Jaén
REMA Domingo 32 del Tiempo Ordinario
6 de noviembre de 2016
Ciclo C
A Dios no se le mueren sus hijos
Dios y Padre nuestro. Eres el Dios del Amor, de la entrega, de la sencillez. Eres creador de humanidad y de bien. Eres el Dios de «andar por casa», de las «zapatil as». Pero nos cuesta aceptar y vivir esta sencillez tan tuya, porque a nosotros, lo que de verdad nos atrae, ¡y con qué fuerza!, son las grandezas, destacar, que nos aplaudan, que reconozcan nuestros logros, aunque sean bien pocos.
Jesús ha sido
siempre muy sobrio al hablar de la vida n u e v a d e spués de la resurrección. Sin embargo, cuando un grupo de aristócratas saduceos trata de ridiculizar la fe en la resurrección de los muertos, Jesús reacciona elevando la cuestión a su verdadero nivel y haciendo dos afirmaciones básicas.
Y, claro, cuando todos queremos destacar.. , ya no valoramos la grandeza de los demás, ni le ayudamos en su limitación.
Antes que nada, Jesús rechaza la idea pueril de los saduceos que imaginan la vida de los resucitados como prolongación de esta vida que ahora conocemos. Es un error representarnos la vida resucitada por Dios a partir de nuestras experiencias actuales.
Nos fijamos, como aquellos judíos del Templo, en los adornos, las apariencias y los títulos, en los logros solo humanos. Y «casi» nos molestan los que sufren, los que nos reclaman calor, cariño y alivio. Andamos por las ramas, cuando Tú, Señor, nos quieres pisando tierra, pisando la realidad, en el centro de la vida (para transformarla).
Hay una diferencia radical entre nuestra vida terrestre y esa vida plena, sustentada directamente por el amor de Dios después de la muerte. Esa Vida es absolutamente «nueva». Por eso, la podemos esperar pero nunca describir o explicar.
Haznos sencillos, Señor. Sencillos y esperanzados, con ánimo y valentía, para hacer frente a la crítica, al desamor, a la duda.. , que venga de nuestro deseo de querer seguirte solo a ti. A quién iremos, Señor, si solo tú tienes palabras de luz y de salvación.
Las primeras generaciones cristianas mantuvieron esa actitud humilde y honesta ante el misterio de la «vida eterna». Pablo les dice a los creyentes de Corinto que se trata de algo que «el ojo nunca vio ni el oído oyó ni hombre alguno ha imaginado, algo que Dios ha preparado a los que lo aman».
Parroquia de la Inmaculada y San Pedro Pascual Carretera de Jabalcuz, 2 23002 - JAÉN 953 23 11 08 parroquiasanpedropascual@gmail.com www.facebook.com/inmaculadaysanpedropascual
Estas palabras nos sirven de advertencia sana y de orientación gozosa. Por una parte, el cielo es una «novedad» que está más allá de cualquier experiencia terrestre, pero, por otra, es una vida «preparada» por Dios
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para el cumplimiento pleno de nuestras aspiraciones más hondas. Lo propio de la fe no es satisfacer ingenuamente la curiosidad, sino alimentar el deseo, la expectación y la esperanza confiada en Dios. Esto es, precisamente, lo que busca Jesús apelando con toda sencillez a un hecho aceptado por los saduceos: a Dios se le llama en la tradición bíblica «Dios de Abrahán, Isaac y Jacob». A pesar de que estos patriarcas han muerto, Dios sigue siendo su Dios, su protector, su amigo. La muerte no ha podido destruir el amor y la fidelidad de Dios hacia ellos. Jesús saca su propia conclusión haciendo una afirmación decisiva para nuestra fe: «Dios no es un Dios de muertos, sino de vivos; porque para él todos están vivos». Dios es fuente inagotable de vida. La muerte no le va dejando a Dios sin sus hijos e hijas queridos. Cuando nosotros los lloramos porque los hemos perdido en esta tierra, Dios los contempla llenos de vida porque los ha acogido en su amor de Padre. Según Jesús, la unión de Dios con sus hijos no puede ser destruida por la muerte. Su amor es más fuerte que nuestra extinción biológica. Por eso, con fe humilde nos atrevemos a invocarlo: «Dios mío, en Ti confío. No quede yo defraudado» (Salmo 25,1-2).
Para que mejore tu relación con Dios Participa en el Curso de iniciación a la oración que tendrá lugar durante seis viernes seguidos, de 19:30h a 20:30h.