AGENDA PARROQUIAL: 28 LUNES • 20 h: Misa 29 MARTES (Miguel, Gabriel y Rafael) • 20 h: Misa 30 MIÉRCOLES (Jerónimo) • 17 h: Equipo de Cáritas • 18’30 h: Legión de María • 20 h: Misa 1 JUEVES (Teresa del Niño Jesús) • 19 h: Misa 2 VIERNES (Santos Ángeles Custodios) • 16’30 h: Catequesis • 19 h: Misa 3 SÁBADO • 11 h: Catequesis • 12 h: Catequesis • 19 h: Misa 4 DOMINGO (27 Tiempo Ordinario) • 9’30 h: Misa • 12 h: Misa • 19 h: Misa *A partir del día 1 de octubre la misa se adelanta a las 7 de la tarde
"Nuestra revolución pasa por la ternura" El papa Francisco invitó el martes a los cubanos a vivir una revolución que sirva a los demás. En su última homilía en Cuba, el pontífice dijo que la Virgen de la Caridad y patrona de todos los cubanos siempre los invita a querer a los demás. "Nuestra revolución pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre projimidad, que se hace siempre compasión, que no es lástima... y nos lleva a involucrarnos para servir en la vida de los demás", dijo Francisco desde la Basílica del santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre. Puso el ejemplo de la vida de la Virgen María al decir que cada vez que los católicos la siguen vuelven "a creer en lo revolucionario de la ternura y del cariño".
Misericordiae Vultus BULA DE CONVOCACIÓN DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA S.S. PAPA FRANCISCO
1. Jesucristo es el rostro de la miseri‐ cordia del Padre. El misterio de la fe cristiana parece encontrar su síntesis en esta palabra. Ella se ha vuelto viva, visible y ha alcanzado su culmen en Je‐ sús de Nazaret. El Padre, « rico en mis‐ ericordia » (Ef 2,4), después de haber revelado su nombre a Moisés como « Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira, y pródigo en amor y fidelidad » (Ex 34,6) no ha cesado de dar a conocer en varios modos y en tantos momentos de la historia su natu‐ raleza divina. En la « plenitud del tiem‐ po » (Gal 4,4), cuando todo estaba dis‐ puesto según su plan de salvación, Él envió a su Hijo nacido de la Virgen María para revelarnos de manera definitiva su amor. Quien lo ve a Él ve al Padre (cfr Jn 14,9). Jesús de Nazaret con su palabra, con sus gestos y con toda su persona revela la misericordia de Dios. 2. Siempre tenemos necesidad de con‐ templar el misterio de la misericordia. Es fuente de alegría, de serenidad y de paz. Es condición para nuestra salva‐ ción. Misericordia: es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad. Misericordia: es el acto último y supremo con el cual Dios viene a nuestro encuentro. Misericordia: es la ley fundamental que habita en el cora‐ zón de cada persona cuando mira con ojos sinceros al hermano que encuen‐ tra en el camino de la vida. Misericordia: es la vía que une Dios y el hombre, porque abre el corazón a la esperanza de ser amados para siem‐ pre no obstante el límite de nuestro pecado.
Hoja Parroquial Parroquia de la La Inmaculada y San Pedro Pascual de Jaén
REMA Domingo 26 del Tiempo Ordinario
27 de septiembre de 2015
Ciclo B
Todos estamos ¿Son condicionados de los por nuestras cirnuestros? cunstancias. No
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podemos dejarlas a un lado y vivir como si no nos afectaran: circunstancias políticas, sociales o religiosas. Lugares donde hemos nacido, donde nos hemos educado y donde hemos pasado la mayor parte de nuestra vida. Opciones que tomamos y errores que no nos gustaría llevar en nuestra mochila. El filósofo español don José Ortega y Gasset lo inmortalizó en una frase: «Yo soy yo y mis circunstancias». Todo esto hace que nos situemos de formas distintas en la vida y que tomemos decisiones que no siempre todos entienden o estén dispuestos a compartir. Somos una caja de sorpresas; cuando menos lo esperamos, aparecemos con propuestas novedosas o con reacciones que nadie esperaría de nosotros. En nuestras decisiones particulares y personales decimos quiénes somos, cómo pensamos y descubrimos un poco de nuestro ser más íntimo. Podríamos añadir a la célebre frase de Ortega y Gasset un colofón: «yo soy yo, mis circunstancias y mi jerarquía de prioridades: ¿A qué le doy más importancia en la vida real: a la propiedad y gestión privada o a la propiedad y gestión pública? ¿A quién defiendo más en el día a día: a los burgueses o a los que no tienen ni dinero, ni fama, ni nada que presentar? ¿Con quién me alineo en un conflicto social: con los que lo sufren o con los que lo justifican? ¿De-
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fiendo al verdugo o a la víctima? Estas preguntas son demasiado abstractas. Podemos hacer otras que nos sean más provocadoras: ¿defendemos a los emigrantes aunque sepamos que muchos «de los nuestros» nos van a criticar con dureza? ¿Anteponemos al ser humano, por ser persona, antes que su condición social, religiosa, política? ¿Denunciamos a grupos o instituciones que van contra los derechos de las personas? ¿En una situación conflictiva nos ponemos del lado de las víctimas o de los verdugos, aunque estén cargados de argumentos? ¿Nos gusta adular a los que nos van a favorecer o preferimos compartir nuestro tiempo, dinero y cosas con los que nunca nos pueden devolver el bien o el tiempo que les dediquemos? En las cosas sencillas y diarias nos retratamos y decimos con quién estamos. Nuestra jerarquía de prioridades es reflejo de nuestra forma de pensar y de estar en el mundo. Hacer el bien no es propiedad privada o exclusiva de ningún grupo político, social o religioso. Tampoco es privilegio exclusivo de los cristianos. No podemos hacer una falsa distinción maniquea entre «los buenos/nosotros» y los «no oficialmente buenos/los demás». Si una persona o un grupo, sea el que sea, hace el bien, ¿te sientes «de los suyos» o piensas: «no lo hacen mal, pero no son de los nuestros»? El evangelio de hoy nos rompe la cintura y ante nuestros criterios con frecuencia ideológicos nos dice: «haz el bien, y no mires a quién». El bien no sabe de adscripciones políticas, religiosas o filosóficas. El bien sabe de humanidad. Pedro Fraile
La universalidad de la Iglesia proviene de la universalidad del único plan divino de salvación del mundo. Este carácter universal aparece claramente el día de Pentecostés, cuando el Espíritu inunda de su presencia a la primera comunidad cristiana, para que el Evangelio se extienda a todas las naciones Benedicto XVI