Rema081115

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AGENDA PARROQUIAL: 9 LUNES • 19 h: Misa 10 MARTES (León Magno, Papa) • 19 h: Misa 11 MIÉRCOLES (Martín, Obispo) • 17 h: Equipo de Cáritas • 17’30 h: Legión de María • 19 h: Misa 12 JUEVES (Josafat, Obispo) • 19 h: Misa 13 VIERNES • 16’30 h: Catequesis • 19 h: Misa 14 SÁBADO • 11 h: Catequesis • 12 h: Catequesis • 19 h: Misa • 20 h: Adoración Nocturna 15 DOMINGO Domingo 33 Tiempo Ordinario Día de la Iglesia Diocesana • 9’30 h: Misa • 11 h: Catequesis • 12 h: Misa • 12 h: Pregón Sta. Cataliana (Teatro Darymelia)

Una Iglesia y miles de historias gracias a ti Todos pertenecemos a esa misma Iglesia. Millones de personas en todo el mundo que gracias a ti, a tu fe, a tu oración, a tu aportación económica, al servicio que prestas, hacen posible que miles de personas vayan escribiendo su historia de la mano de Dios. Todo es también gracias a ti, porque haces posible el anuncio del Evangelio aquí y en otros países; que se celebren los sacramentos, desde un bautismo hasta un entierro; la catequesis en todas las edades de la vida; vivir en caridad con los pobres, enfermos, encarcelados, las personas sin hogar; también a mantener edificios como catedrales, templos, centros parroquiales, etc. Debemos darnos gracias mutuas por todo ello: porque nuestra historia está en Dios y porque, colaborando con Dios en la Iglesia, hacemos posible que nuestra Iglesia diocesana se mantenga viva. Gracias por tu fe, por tu servicio y tu aportación económica.

Misericordiae Vultus BULA DE CONVOCACIÓN DEL JUBILEO EXTRAORDINARIO DE LA MISERICORDIA S.S. PAPA FRANCISCO 9.  En las parábolas dedicadas a la misericordia, Jesús revela la naturaleza de Dios como la de un Padre que jamás se da por vencido hasta tanto no haya disuelto el pecado y superado el rechazo con la compasión y la misericordia. Conocemos estas parábolas; tres en particular: la de la oveja perdida y de la moneda extraviada, y la del padre y los dos hijos (cfr Lc 15,1-32). En estas parábolas, Dios es presentado siempre lleno de alegría, sobre todo cuando perdona. En ellas encontramos el núcleo del Evangelio y de nuestra fe, porque la misericordia se muestra como la fuerza que todo vence, que llena de amor el corazón y que consuela con el perdón. De otra parábola, además, podemos extraer una enseñanza para nuestro estilo de vida cristiano. Provocado por la pregunta de Pedro acerca de cuántas veces fuese necesario perdonar, Jesús responde: « No te digo hasta siete, sino hasta setenta veces siete » (Mt 18,22) y pronunció la parábola del “siervo despiadado”. Este, llamado por el patrón a restituir una grande suma, le suplica de rodillas y el patrón le condona la deuda. Pero inmediatamente encuentra otro siervo como él que le debía unos pocos centésimos, el cual le suplica de rodillas que tenga piedad, pero él se niega y lo hace encarcelar. Entonces el patrón, advertido del hecho, se irrita mucho y volviendo a llamar aquel siervo le dice: «  ¿No debías también tú tener compasión de tu compañero, como yo me compadecí de ti? » (Mt 18,33). Y Jesús concluye: «  Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos  » (Mt 18,35). La parábola ofrece una profunda enseñanza a cada uno de nosotros. Jesús afirma que la misericordia no es solo el obrar del Padre, sino que ella se convierte en el criterio para saber quiénes son realmente sus verdaderos hijos. Así entonces, estamos llamados a vivir de misericordia, porque a nosotros en primer lugar se nos ha aplicado misericordia. El perdón de las ofensas deviene la expresión más evidente del amor misericordioso y para nosotros cristianos es un imperativo del que no podemos prescindir. ¡Cómo es difícil muchas veces perdonar! Y, sin embargo, el perdón es el instrumento puesto en nuestras frágiles manos para alcanzar la serenidad del corazón. Dejar caer el rencor, la rabia, la violencia y la venganza son condiciones necesarias para vivir felices. Acojamos entonces la exhortación del Apóstol: « No permitan que la noche los sorprenda enojados  » (Ef 4,26). Y sobre todo escuchemos la palabra de Jesús que ha señalado la misericordia como ideal de vida y como criterio de credibilidad de nuestra fe. « Dichosos los misericordiosos, porque encontrarán misericordia  » (Mt 5,7) es la bienaventuranza en la que hay que inspirarse durante este Año Santo. Como se puede notar, la misericordia en la Sagrada Escritura es la palabra clave para indicar el actuar de Dios hacia nosotros. Él no se limita a afirmar su amor, sino que lo hace visible y tangible. El amor, después de todo, nunca podrá ser una palabra abstracta. Por su misma naturaleza es vida concreta: intenciones, actitudes, comportamientos que se verifican en el vivir cotidiano. La misericordia de Dios es su responsabilidad por nosotros. Él se siente responsable, es decir, desea nuestro bien y quiere vernos felices, colmados de alegría y serenos. Es sobre esta misma amplitud de onda que se debe orientar el amor misericordioso de los cristianos. Como ama el Padre, así aman los hijos. Como Él es misericordioso, así estamos nosotros llamados a ser misericordiosos los unos con los otros.

Hoja Parroquial Parroquia de la La Inmaculada y San Pedro Pascual de Jaén

REMA Domingo 32 del Tiempo Ordinario

8 de noviembre de 2015

Ciclo B

Jóvenes:

Dudo si entregarme del todo, o a partes solo. Si merecerá la pena, o si me arrepienta. Si ganaré al cabo, o perderé lo ganado. Suelo calcular y razonar. Experto en el arte de disimular. Tibio y templado, siempre controlando. Y en mis dudas, me invitas Señor a mirar: los ojos humildes, la sonrisa sencilla, y la pobre figura, de la dignidad, la valentía y la fortaleza, en la pobre viuda que pone en tus manos toda su vida.

Parroquia de la Inmaculada y San Pedro Pascual Carretera de Jabalcuz, 2 23002 - JAÉN 953 23 11 08 parroquiasanpedropascual@gmail.com www.facebook.com/inmaculadaysanpedropascual

L os porcenta-

¿Suficientemente jes de paro juvenil y de jóvenes preparados? que se marchan fuera de España para trabajar son temas de conversación recurrentes cuando se habla de la situación actual de la juventud. La imagen es la de un joven muy preparado, con ganas y motivación pero que, tras acabar su formación, no puede trabajar porque nadie le ofrece un contrato, o que trabaja de forma extremadamente precaria. A ésta se une una segunda imagen de la juventud española que dominaba antes de la crisis: el joven “nini”, que ni trabaja ni estudia, porque lo que le interesa es sólo estar con sus amigos, pasarlo bien, vaguear y no pensar apenas en el futuro. Mucho más lejos queda esa otra imagen del joven activo, idealista, comprometido, sensible a los problemas sociales, que participa en asociaciones. Éste era el “tipo de joven” de nuestras parroquias: que se animaba a continuar en grupos tras la confirmación, organizaba los clubs juveniles o de tiempo libre, era miembro de asociaciones cristianas juveniles, participaba en las actividades de jóvenes de la parroquia y también en la pastoral juvenil diocesana. Un tipo de joven y cristiano en extinción al parecer. ¿Qué ocurre con los jóvenes? En primer lugar, que no son “tipos” sino “personas”, lo que equivale a decir que no se pueden colocar en categorías simples: “suficientemente preparados”, “ninis”, “hipercomprometidos”… según los momentos e intereses sociales,

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económicos, culturales, y tratar con ellos en base a estos prejuicios. Porque, en segundo lugar, estos “tipos” emergen también de modelos concretos de formación. Con ello no hablamos de los sistemas educativos, sino de cómo los adultos (padres y madres, profesores y educadores, acompañantes y catequistas, miembros más adultos de la parroquia…) tratan con ellos y forman en ellos una idea de lo que son y de lo que pueden llegar a ser. Se trata de modos de educación y formación ética y en valores, pero que no se instruyen sino que se contagian y se comparten. En el modelo de formación del joven “suficientemente preparado” que hoy domina los lemas son: «estudia más para destacar», «haz la carrera con más prestigio», «esfuérzate para conseguir un trabajo mejor remunerado», «cuidado con la competencia», «nadie regala nada»... También los jóvenes cristianos se forman según este esquema y, aunque se diviertan en la parroquia (sin ser “ninis”) y participen con ganas en ella (sin ser “hipercomprometidos”), se ven presionados por lo que llegar a ser: no sólo en su futuro sino en su presente más inmediato. Así que no se pueden divertir ni comprometer porque se tienen que seguir preparando. Tal vez, sin embargo, en nuestras parroquias contamos con la posiblidad y las herramientas para transmitir un modo de formación diferente, un modelo y un ideal de persona más atrayente, con profundos valores y una experiencia auténtica de lo que significa estar preparado para la vida: desde la bondad y desde el amor. Juan Velázquez

“El «ser bueno» moralmente de una persona (en su sentido primitivo) se mide por el grado de amor que tiene”. Max Scheler


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