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El Mano Santa de Villa Oliva

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The Garden- Yvoty

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Julio de 1930, la silenciosa Villa Oliva entró en una verdadera insurgencia. Todo a causa del fanatismo que un “ mano santa” despertó en la población. Un delincuente serial, que engañó y dominó a todo un pueblo. Inició sus crímenes a través de sus prédicas; José T. Cáceres era su nombre. Las mujeres eran sus principales devotas; y detrás de estas sus maridos. En agosto, dado el descontrol generado, es apresado y acusado de “vago”. Todo el pueblo presionó por su liberación a la comisaría local, incluso una nota ante el ministro de Justicia es presentada solicitando su inmediata liberación.

Todo el pueblo lo calificaba de “justo, inofensivo y moralizador”. La presión hizo lo suyo, y lo liberan. Pero con su liberación, vendrá lo peor de la mano santa. A partir de aquí el fanatismo crece y viene lo peor. Cáceres es considerado un “Ñandejaraguasu”, tenía un séquito de fieles, bautizados como San Gabriel, San Francisco, etc. Lo peor: convencía a los padres de la capacidad de convertir en ángeles a sus hijas. Los padres convencidos entregaban por un tiempo a sus niñas. Llegó a recibir a 26 niñas de entre 12 y 14 años. Aquellos padres de Villa Oliva que se negaban a entregar a sus niñas, eran perseguidos y castigados.

Para setiembre nuevamente la policía intenta apresar a Cáceres. Este se resiste, y una balacera deja el saldo de un muerto y tres heridos. Al cabo de unas horas, Cáceres tenía un contingente de 80 hombres que se estableció en Estanzuela.

Cortan el telégrafo. De Asunción, el presidente José P. Guggiari debió mandar un regimiento de infantería, con un escuadrón de caballería al mando del Teniente Rivas Ortellado para hacer frente a la insurgencia. Las fuerzas del gobierno controlan la situación, un muerto y dos heridos serán el saldo, con 12 prisioneros, 55 mujeres y 43 niños serán encontrados en el sitio de la mano santa. Él escapa por el río Paraguay. El 25 de septiembre de 1930, Cáceres se entregó con el monseñor Hermenegildo Roa en Asunción. Finalmente, será apresado.

Esta es una de aquellas historias increíbles de aquellos pueblos del Paraguay. Historias de las cuales es fundamental obtener un aprendizaje. En algún momento nuestros escritores nos lo deben llevar a alguna novela.

Fuente: Campos, H. C. (2013). Bandidos y sátiros: dos casos en Paraguay (1920-1930). Revista Páginas, 5(9), 91-109

Claudio Velázquez

Docente Universitario

Especialista en Historia Militar

@claudiusvelaz X

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