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ANTIHAITIANISMO Y EL DISCURSO DE LUIS ABINADER

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OPINIÓN

OPINIÓN

blemente en la década de 1830, sigue instalada en el imaginario colectivo dominicano. Con la diferencia de que en las décadas de 1830 y 1840 se justificaba debido al proceso independentista dominicano.

Como en La invención de Morel, los paranoicos ven en sus pesadillas repetirse una y otra vez el año 1844. Avistan tropas o atisban turbas de haitianos en marzo. Los ven nuevamente en la batalla del Número y en la del Memiso; los ven incendiando Azua y volviéndola a incendiar. Y siguen encajando las palabras de Juan Pablo Duarte en contextos caducos. En vez de aplicarlas a las amenazas del populismo, la corrupción, la burocracia, el ejercicio abusivo del poder y la permanente amenaza de la tiranía, prefieren buscar en los haitianos el origen de algún mal dominicano, de alguna desgracia nacional.

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Y alborotan. Alborotan. Alborotan.

Cuando, por sus provocaciones, el pueblo dominicano se enerva y hostiliza a los haitianos asentados en pueblos dominicanos fronterizos, y hostiliza a los haitianos en quienes hemos delegado la agricultura por falta de mano de obra dominicana, y hostiliza también a los haitianos que trabajan en las obras donde los dominicanos no acuden a trabajar... cuando los dominicanos hostilizan a esos haitianos y sobrevienen escaramuzas como a veces en los pueblos fronterizos, los agitadores ven en esos eventos la concreción de sus predicciones y dicen: «¡Yo lo dije!».

A eso agreguemos la ideología fomentada por el Estado y por los grupos económicos en el sentido de que los dominicanos son los seres más especiales del universo, lo que evoca la ideología de la comunidad nacional de los nazis.

unos días, cuando nos volvamos a encontrar, él ya entenderá el idioma español y yo, como todo buen dominicano, seguiré sin entender el suyo.

Ahora es marzo y hace calor en esta ciudad tropical. Por eso estoy en el parque Enriquillo pensando en el libro que leí. Fue un libro sobre la propaganda nazi antes de la Segunda Guerra Mundial y durante la guerra. Quizá ni siquiera fuera un libro. Pudo haber sido un artículo, el capítulo de una novela, la nota al pie en un poema, unos párrafos en un libro de historia o en la biografía de Hitler o de Churchill.

El haitiano que me vendió el agua (16 onzas de agua metidas en una botella de plástico que aumentará la contaminación del planeta) se ha ido. Pero yo sigo viendo paralelismos entre este haitiano, aquel libro que leí y el discurso del gobierno dominicano con relación a los haitianos.

Veo un parecido peligroso entre el antisemitismo nazi de las décadas de 1930 y 1940 en Alemania y el antihaitianismo disfrazado de defensa de la soberanía nacional del actual gobierno dominicano.

Una mentalidad de teoría conspiranoica, perfilada posi-

Los dominicanos desatendemos la violencia entre dominicanos que debe ser tratada con urgencia. Esa violencia se manifiesta en el hecho de que somos el país con más muertes por accidentes de tránsito per cápita del mundo, y más muertes de mujeres por agresión de parejas

Mientras que los nazis crearon un sentimiento artificial de unión basada en una comunidad nacional, los dominicanos desatendemos la violencia entre dominicanos que debe ser tratada con urgencia.

Esa violencia se manifiesta en el hecho de que somos el país con más muertes por accidentes de tránsito per cápita del mundo, uno de los países con más muertes de mujeres por la agresión de sus parejas y un país con una Policía cuyo instinto criminal, refrenado durante años, ha regresado desde el inicio del gobierno del Partido Revolucionario Moderno en el año 2020.

El inventario de personas asesinadas por la Policía en el gobierno actual recuerda tiempos que teníamos que haber superado, como el de la segunda época de los gobiernos de Joaquín Balaguer (1986-1996).

Las expresiones de que los dominicanos son «especiales»,

«únicos» o «los mejores» son recursos recurrentes en la publicidad comercial y en la propaganda política.

Este ejercicio no está mal como catarsis, pero hay que preguntarse hasta qué punto puede ser un catalizador de autocomplacencia, lo que tendría un efecto negativo.

Otro elemento que también estaba presente en el nazismo y que ha estado presente en las épocas de los más encendidos discursos antihaitianos es el culto incondicional a la figura del Presidente, lo que refuerza el temor latente de fabricar a otro dictador.

Por otro lado, los nazis veían a los judíos como el «enemigo» involucrado en una conspiración mundial.

De acuerdo con la falacia nacionalsocialista, los judíos representaban los peores males.

En el aspecto económico, los judíos representaban el capitalismo moderno (financiero) que los nazis rechazaban; en el aspecto político representaban el comunismo radical (bolchevismo), que los nazis detestaban.

En el aspecto intelectual, los judíos representaban la modernidad que los nazis veían como «degeneración racial».

En el ámbito cultural, los nazis veían decadencia y degeneración en las obras de arte moderno creadas por los judíos, en particular las obras del expresionismo, muchas de las cuales fueron destruidas o retiradas de circulación.

Se prohibió la literatura científica y literaria contraria al régimen. Libros de autores como Bertolt Brecht o Heinrich Mann fueron prohibidos o destruidos en quemas públicas considerándolos libros «no alemanes».

Antesala de algo parecido ocurre en República Dominicana

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