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DUARTE Primer líder dominicano que valoró la importancia del Poder Municipal

EURI CABRAL @euri_cabral

ESPECIAL PARA PAÍS POLÍTICO

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Este 27 de febrero del 2023 se cumplió el 179 aniversario de la Independencia Nacional y se rinde un honor especial a todos los hombres y mujeres que entregaron todo para lograr liberar nuestro país del dominio haitiano y crear una nación libre, soberana e independiente, llamada República Dominicana, tal y como muy bien lo establecía el juramento de Los Trinitarios y la visión de Juan Pablo Duarte, líder, guía y bujía principal de ese proceso.

Junto con toda esa gran visión de Duarte para crear una nación independiente, cuando casi todo el mundo en su época consideraba que eso era imposible, el Padre de la Patria tuvo también una gran visión sobre un aspecto que hoy en día, casi 200 años después, se ha convertido en un elemento fundamental del ejercicio de gobierno en todo países: El Poder Municipal.

El municipalismo, es decir, la corriente política que le da una importancia cardinal a los gobiernos locales en la ejecución de políticas públicas, ha venido batallando fuerte en América Latina desde el propio siglo XIX al Municipal, Duarte muestra que es un líder adelantado a su tiempo y que avizora cuál debe ser la mejor manera en la que el estado pueda funcionar con efectividad y eficacia. la elección de varias juntas populares cuando el movimiento La Reforma logró la destitución del presidente haitiano Jean Pierre Boyer, y eso le permitió de alguna manera conocer el funcionamiento de los escaso niveles de municipalismo que existían en el país.

Duarte, primer visionario de la municipalidad

Juan Pablo Duarte fue el ideólogo y creador de la nación dominicana. Desde el Juramento de los Trinitarios delimitó con claridad las líneas generales que normarían ese nuevo Estado que soñó, ideó e hizo realidad. Pero no sólo se quedó ahí, por los trabajos de su hermana Rosa Duarte, hemos conocido alguna ideas más precisas de una propuesta de Constitución Duartiana, la cual el Padre de la Patria estuvo desarrollando para que sirviese de soporte a la nueva república.

Uno de los grandes aportes de esa propuesta de constitución duartiana es su visión sobre el papel del poder municipal en el funcionamiento del estado dominicano. En su propuesta en torno cuáles son los poderes constitucionales en los que debe basarse el estado dominicano, Duarte menciona cuatro con el siguiente orden: Poder Municipal, Poder Legislativo, Poder Judicial y Poder Ejecutivo. Con esta visión política de colocar como Primer Poder del Estado

El municipalismo, es decir, la corriente política que le da una importancia cardinal a los gobiernos locales en la ejecución de políticas públicas, ha venido batallando en América Latina desde el propio siglo XIX cuando nuestra naciones comenzaron su conformación en tanto estados independientes.

Esa corriente venía desde Europa donde en algunas naciones desarrolladas los gobiernos municipales jugaban papeles de mucha importancia en el funcionamiento del estado y en la satisfacción de las necesidades de la población.

Duarte había vivido en Barcelona y de alguna manera conocía y valoraba la forma de funcionamiento de esa ciudad, donde el municipalismo jugó un importante rol en el siglo XIX. Asimismo, en nuestro país Duarte había dirigido de manera directa

Aunque no tenemos pruebas documentales que nos avalen, nos atrevemos a afirmar que los elementos que formaron una visión clara en Duarte sobre la importancia de los municipios como Primer Poder del Estado, fueron precisamente la experiencia y el conocimiento que adquirió sobre el gobierno municipal de Barcelona y sus experiencias prácticas en la formación de las juntas populares de Bayaguana y El Seybo, las cuales realizó entre abril y mayo de 1843.

Duarte, precursor latinoamericano del municipalismo

Con estos criterios sobre el valor del Municipio y de los gobiernos locales en la dirección de estado, Duarte se convierte en uno de los precursores latinoamericanos de lo que se ha convertido en los últimos años en una tendencia general del continente. El Padre de la Patria Dominicana muestra con ello una mayor visión política que muchos líderes latinoamericanos del siglo XIX y del siglo XX, algunos de los cuales pese a haber sido presidentes de sus naciones nunca entendieron ni implementaron el desarrollo del poder municipal.

Hoy día existen muchos gobiernos municipales en cada uno de los países de América y del Mundo que están desarrollando acciones de mucha envergadura y eficacia. Y aunque en la Republica Dominicana todavía no hemos asumido de manera constitucional que el Poder Municipal es el primer poder del estado, tal y como planteaba Duarte en el 1843, no es menos cierto que el papel que están jugando los gobiernos municipales en el fortalecimiento de la democracia dominicana ha sido crucial en las últimas décadas.

Duarte previó la importancia de que los municipios y sus gobiernos fueran el centro de las políticas públicas junto a los gobiernos centrales. Su visión estaba adelantada a su época y mostraba un conocimiento amplio del estado naciente y una visión correcta sobre el ejercicio del poder en beneficio de las grandes mayorías. En los momentos actuales el gobierno municipal se define como la representación más cercana y más efectiva para defender los intereses de los ciudadanos y lograr la mejoría de sus condiciones de vida.

La Federación Latinoamericana de Ciudades, Municipios y Asociaciones, FLACMA, en un Congreso Latinoamericano de Gobiernos Locales realizado en la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, en marzo del 2004, definió de manera magistral el papel de los gobiernos municipales de la siguiente manera:

«Los gobiernos locales son una escuela abierta de civismo y democracia al ser la representación más cercana que tienen los ciudadanos de sus intereses y aspiraciones. En ellos se llevan a cabo procesos de aprendizaje surgiendo nuevos vínculos, mejor comunicación y más interacción entre el sector público, los agentes sociales y los ciudadanos. En la actualidad, la única manera de hacer políticas públicas efectivas es mediante la acción concertada de las autoridades públicas, la sociedad civil y el sector privado. La modernización del Estado pasa por el aprendizaje de estos nuevos modos de hacer política, con una ética renovada, con sistemas novedosos de rendición de cuentas y una ampliada transparencia de toda la gestión pública».

Esa definición muestra una gran realidad que hoy se vive en todo el mundo.

En la actualidad, el poder de los municipios en la República Dominicana y en toda América, es de suma importancia y ha permitido un ejercicio de gobierno más directamente vinculado a las necesidades de la población. Justamente por eso, en varios países del continente han logrado alcanzar la presidencia muchos alcaldes de las principales ciudades de esas naciones, debido a los excelentes gobiernos municipales que han realizado. Nayib Bukele, por ejemplo, fue un buen Alcalde de San Salvador y hoy es el presidente de El Salvador.

Hoy, casi 200 años después, nos damos cuenta cuánta razón tenía el Padre de la Patria dominicana. Por esa novedosa y avanzada idea de Duarte en su época en la cual planteaba que el poder municipal es el primer poder del Estado y que los gobiernos locales son entes fundamentales para el ejercicio gubernamental en beneficio de la población, colocan al Padre de la Patria como precursor en la justa valoración de los municipios y lo convierte en el primer municipalista dominicano.

Semanario especializado en periodismo político de República Dominicana. Publicación gratuita. Fundado el 24 de mayo de 2022 » RNC: 1-3267142-2

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Tiempos difíciles para un pacto

La defensa y protección de la soberanía nacional vuelve a ser tema de actualidad. El Presidente Luis Abinader, en su discurso del 27 de febrero, propuso al liderazgo político consensuar un pacto a través del cual se blinde –y no se politice, agregamos nosotros– la protección del territorio dominicano, de cara al histórico e irresoluto problema haitiano. El diálogo es la mejor vía para afrontar, en principio, cualquier conflicto o situación que atente contra la seguridad de la ciudadanía. Y el Presidente de la República ha plantado bandera en varios momentos puntuales desde que llegó al Palacio Nacional en agosto del 2020.

Tres días después de comunicar su propuesta, Abinader recibió en Palacio a representantes de las organizaciones políticas, con quienes conversó durante poco más de dos horas, sobre los temas relacionados a su política exterior, migratoria, el control fronterizo, los derechos humanos, la seguridad nacional, la protección de la frontera, el impacto económico y la crisis haitiana, naturalmente. Todo esto se produce cuando se levanta en algunos puntos de la frontera un polémico muro para dividir, físicamente, una nación de la otra.

El momento político que prevalece en el país, en medio de una precampaña cuyo ritmo es el mismo al de la campaña, será un obstáculo que Luis Abinader y su equipo tendrán que sortear. El tiempo es el peor enemigo para que se consume un pacto nacional con esas característi- cas. Eddy Olivares, que participó en la reunión en representación del Partido Revolucionario Moderno, subrayó cuando concluyó el encuentro que «hubo un compromiso de los partidos de diversas ideologías, con la nación, con la República y de caminar juntos hacia la solución del problema».

No se equivoca Olivares cuando califica el tema de «altísima trascendencia», más cuando el asunto migratorio y, a su vez, la crisis haitiana, es cada vez más profunda. Los convocados y comisionados acordaron volver a reunirse en las próximas semanas, en el mismo escenario, con la inclusión de otros sectores políticos, sociales y académicos. El estamento de los ministerios de Defensa, Interior y Policía, Inteligencia y demás ramas militares también fueron convocados por Luis Abinader.

Enviaron delegados a la convocatoria del Presidente Luis Abinader el Partido Reformista, Fuerza del Pueblo, PRM, Alianza País, FNP, DxC, Opción Democrática, PQDC, PCR, APD, País Posible, PAL, MODA, PUDC, PRI, PNVC, PHD y PRSC. Las elecciones del 2024 apuran el paso, y ojalá que desde el Palacio Nacional se pueda sellar un pacto que comprometa a todos a seguir defendiendo los intereses y la soberanía nacional. Este compromiso ni siquiera debe necesitar este tipo de acciones, pero el momento requiere una revalidación de los deberes de cada ciudadano de cara a empujar el barco en una misma dirección. Todos a favor de República Dominicana.

Poner de moda la decencia

Son tiempos globalizados, que trajeron como el agua del mar, todo lo bueno y todo lo malo, pero el comportamiento de reemplazar lo correcto por poner de moda lo antiético, el dinero por encima de todas las normas y el pragmatismo como retórica ante la normalización de prácticas como el transfuguismo o la alianza con personajes dudosos de moral, y hasta sentenciados por la justicia, para conseguir los votos, son prácticas deleznables, normalizadas por muchos actores en la política dominicana, y por eso, cada vez que leo los medios de comunicación, exclamo ¡Cuándo se pondrá de moda nuevamente la decencia!

Será que es cierto, que los políticos corruptos hicieron de la mediocridad una cultura, que el pueblo aprendió tanto a jugarle su juego, que ya ve como normal las conductas que debería sancionar y cuestionar a los personajes que utilizan un espacio tan incidente y público como la política, para convencer a las masas de que ya no es correcto ser correcto, que vender un doble discurso mientras se abrazan con cualquier ex convicto es lo natural.

¿Cuándo se volverá a poner de moda que el ciudadano reclame de verdad, al que se vende, y a los partidos que lo compran?

Es imposible que no dé vergüenza a los ciudadanos, y a los partidos políticos, optar por gente mal sana, que lleva a nuestros jóvenes, todos los días, un mensaje sistematizado y dirigido para que busquen la movilidad social lejos de la formación, y que se conviertan en el que logró tener dinero, sin esfuerzo y sin llevar las reglas de la sociedad.

Es una desdicha que en la República Dominicana los partidos mayoritarios no tengan percepción de riesgo cuando asocian su imagen de marca a personajes de dudosa reputación, porque saben que el votante no los castigará con el desprecio.

Estos tiempos con principios removidos, sustituidos por antivalores, al ver ingresos de dirigentes de todos los colores, saltando a otros partidos, y gente con reputación cuestionada, aparecer con figuras desde presidentes, funcionarios, hasta alcaldes pedáneos, vuelvo a preguntarme ¿Cuándo se pondrá nuevamente de moda la decencia?

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Mediatización de la política partidista

Hay una especial conexión entre la comunicación y la política. Esta última, como ciencia, es la que se encarga del estudio de las interacciones e intercambios que se dan entre el Estado y los ciudadanos y, la comunicación, como disciplina y como proceso de transmisión de información, es la que funge como conectora entre ambos. Pero más allá de esa facultad humana, propia de la comunicación, son los medios masivos los que facilitan el envío de mensajes y la retroalimentación.

La comunicación, y con ella todos los canales que utiliza, ya sean tradicionales o modernos, es hoy base fundamental del funcionamiento del sistema político democrático, basado en representar, participar, transparentar e informar; sobre todo de la democracia representativa.

Autores expresan que se vive en una sociedad en la que no se puede entender la política sin la actuación de los medios de comunicación. Eso se debe al poder que tienen éstos en la sociedad, convertidos en «los ojos» de los ciudadanos en el sentido de que muestran hechos que de otra forma ellos no llegarían a conocer.

Si un ciudadano lanza su candidatura para algún cargo público y no comienza la fase de planificación de la campaña brindando entrevistas a programas televisivos, a seguidas se oye decir «está frío» o «no escucho hablar de él».

En una campaña electoral, los medios de comunicación son como el timón de un barco, amén de quién esté conduciendo; sin esa guía (con base en una relación de triple beneficio) aunque esté planificado el destino, no se llega a puerto.

Los llamados «viejos» medios influyen decisivamente en las reglas del juego social. A partir de la gran masificación mediática que se experimenta hoy en día, la ciudadanía está compelida a tener conectores entre ella y los políticos, y así darle a los medios masivos de comunicación la legitimidad necesaria para desempeñar el papel de portavoces. La fuerza e influencia social de los medios de comunicación es la razón de la gran dependencia que tienen los políticos, no sólo de los medios sino de los profesionales de la comunicación.

Desde que la imagen y el mercadeo político empezaron a ser instrumento básico de las luchas electorales, los modos tradicionales de comunicación política (disertaciones radiales, informaciones en noticiarios, mítines, caravanas, conferencias, reuniones, entre otros) quedaron relegados a un segundo plano.

No es que han desaparecido, sino que se complementan con los modernos. Todavía perduran las formas propagandísticas tradicionales en los países democráticos (panfletos, comunicados mediáticos, programas impresos y otras); no obstante, la mayoría de partidos políticos las han ido reemplazando o asociando a las novedosas técnicas cuyos fundamentos están en la imagen.

Se recuerda cómo existían grupos políticos que se reunían a estudiar ideologías, formas de pensamiento y acción en correspondencia con sus credos y que conllevaban cierto grado de obligatoriedad. Sólo conocían lo que sucedía en la organización partidista quienes estaban allí (generalmente esas congregaciones eran en la sede de los partidos); no trascendía lo acontecido en esas actividades en absoluto.

En la actualidad, es diferente; se perdió la educación casi obligatoria y la actitud crítica. Las actividades habituales han ido evolucionando conforme a la necesidad imperante de lograr trascendencia mediática. Lo que antes se hacía de modo cotidiano en cualquier área, para nada elaborada ni suntuosa, en el presente ya se programa con escenografías como para grabaciones de espacios televisivos. Estas actividades tradicionales se realizan pensando en que van a ser retransmitidas por la televisión y no en su impacto directo sobre los electores. La capacidad de comunicación en la política se mide en dos niveles: el primero es el más tradicional, es el activismo de los integrantes de la organización; el segundo, y más actual, evalúa la capacidad en función del nivel de producción y distribución de mensajes que la organización sea capaz de realizar en los medios masivos de comunicación. Cualquier funcionario público o aspirante a serlo debe contar en su planificación con la participación activa y positiva de los medios de comunicación. Su éxito está directamente relacionado con su destreza para comunicar de forma masiva. Amén de que muchos no tienen aptitudes para ello, es seguro que puede capacitarse. Si es a tiempo, mejor.

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