El legado andalusí

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constituye una excepción en este camino de

por una garganta donde el río Trejo excavó

pueblos blancos. La villa nunca fue andalusí.

pacientemente durante siglos en la roca, pé-

Nace del reparto de tierra a colonos

treas galerías en las que se encastraron las

castellanos hacia los años 1520, cuando los

casas-cueva y calles-túneles con techos y

tambores de guerra se habían definitivamente

paredes minerales. Armónicos contrastes de

acallado. Algodonales no tiene castillo, pero

pueblos enjalbegados con la eterna cal blan-

luce como emblema el robusto campanario

ca, pero que modulan una extensa gama de

de la dieciochesca iglesia de Santa Ana y des-

contrapuntos.

pliega un entramado más reticular. Su nombre,

En pocos rodeos, alcanzamos Ronda, in-

lo debe a una planta procedente de la India,

tersección de los dos ramales de nuestra Ruta

al-qutun, introducida, entre otras muchas espe-

de Almorávides y Almohades. Porque nuestra

cies, por los árabes.

senda puede también, si se quiere, tomar un fal-

Atalayando trigales y olivares, Olvera, la

so atajo que desde el Estrecho sube hasta la ciu-

antigua Wubira o Uryawila, exhibe su doble seña

dad del tajo. Este otro camino se retuerce tam-

de identidad, en todo lo alto del cerro y barrio

bién al capricho de montes y bosques, de hitos

de La Villa. La fortaleza, obra almohade refor-

monumentales y paisajísticos, en otra vertiente

zada por nazaríes y cristianos, y su majestuosa

de pueblos imperturbablemente blancos.

vecina, la iglesia neoclásica de la Encarnación,

Desde Algeciras, la primera estación es

forman dos moles que proyectan en picado su

Castellar de la Frontera, antiguo enclave de be-

avasalladora sombra sobre el remolino de tejas

réberes y muladíes, llamado Hisn-Lawra y luego

y de calles. También escenifica, en el contiguo

Qastalla. Su castillo admirablemente conserva-

museo de la Cilla, la ambivalencia de la frontera.

do, de época nazarí pero cimentado en tiempos

Ésta no fue solamente el decorado para reales

del Califato (siglo X), sigue fijando su mirada

o supuestas hazañas guerreras, recogidas en

sobre los movimientos del cercano Estrecho.

bellos cancioneros y romances, sino también el

También a ojos vista, tierra adentro, encontra-

lugar de un intenso tráfico y comercio entre Cas-

mos Jimena de la Frontera, adosada al Parque

tilla y el Reino Nazarí, que fructificaba a menudo

Natural de los Alcornocales y envuelta por el río

por nuestra línea de demarcación mediante los

Hozgarganta. El castillo de época nazarí, con sus

“puertos secos” o de “tierra”, como Olvera.

espléndidos aljibes, fue un puesto avanzado

A sólo 15 kilómetros, Setenil de la Bo-

del reino granadino en la zona del Estrecho. En-

degas perenniza su excepcional carácter y

rique IV lo sometió en 1456, pero se sabe que

posición. Se avista repentinamente, no enci-

este rey, apodado el “amoriscado”, fue él mis-

ma de un cerro, sino en un quiebro formado

mo conquistado por las costumbres andalusíes.

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