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EL GRITO, CUENTO.

Luis Fernando Henao Jiménez

Ya no se desde hace cuánto tiempo las tatarabuelas y tatarabuelos escucharon decir que los viernes santos se abrían los lugares donde antepasados usureros enterraban sus tesoros para que nadie se los pudiera robar pero que los cogió la "pelona" y nunca nadie supo dónde había quedado el "entierro", así se le decía y aún hoy al tesoro del muerto, este fantasmagórico relato es válido aún, y en este día los cazadores de "entierros" se trasnochan en sitios donde la gente dice haber visto que salen luces inexplicables en algunas noches

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Recuerdo cuando estaba pequeño que mi papá y mi tío Luis estuvieron moviendo tierra con una barra y pala en mano, arriba en el hueco del Talud, buscando el entierro de un negro que le salía a la gente detrás de un árbol, pero nada, llegaron cansados muertos de la risa.

Dicen estás leyendas que donde sale la luz, sale el bulto o representación del muerto, entonces se le debe decir "en nombre de Dios dinos o dime qué quieres" e inmediatamente se debe hacer una cruz en el lugar para posteriormente sacar el "entierro" Antioquia está llena de sitios con "entierros", solo

Yo tuve la fortuna de tener un primo muy querido por cierto que se llamó Alberto, que en paz descanse y otro que aún vive, se llama Ignacio, los primos nos hemos unido por edades, así, existe el combo Gildardo, Leonardo y Fernando que soy yo, y existió hace muchos años el combo de Alberto e Ignacio, vivían juntos para todo y además han sido los primos más risueños, Alberto por ser hijo de joyero le gustaba el oro, pero Ignacio ni lo conocía, cuando salieron del bachillerato en el colegio José María Villa y se encontraron que nadie les daba trabajo y no encontraban que hacer, se les ocurrió la magnífica idea de buscar un entierro, valga decir un tesoro, morrocotas de oro antiguas, o libras esterlinas, fue así como se dieron a la tarea de investigar donde salían las lucecitas esas y o los bultos para salir del calamitoso estado de pobreza en que se encontraban, querían ser prósperos y ricos, para lo cual llenaron sus pulmones de audacia y heroico valor, no tuvieron que ir muy lejos, arriba de la casa de mi papito Seferino Henao vivía una señora que se llamaba Clementina, vivía solita y de vez en cuando viajaba a Medellín por grandes periodos de tiempo en los cuales se decía aparecía un señor que nadie conocía, esto era el indicio de que allí había un entierro que por algún motivo no se le aparecía a la viejita, porque se me olvidaba decirles, el espanto o bulto no le sale a todo el mundo.

Para llegara la casa de Clementina se cogía por una ramada arriba a la salida del pueblo yendo para Medellín, en la recta que llamamos del Talud después de pasar el antiguo matadero, diagonal a las casas de las Parras, paraje algo oscuro por cierto porque en ese tiempo la luz era muy precaria, daba miedo pasar por allí, además siempre, siempre salía un maldingo perro negro a morderlo a uno, y aunque nunca llegaba a cometer el acto, uno al pasar se tensionaba mucho porque el verraco este no se veía por la oscuridad y siempre era grandecito.

Volviendo al caso de la parejita que les comentaba, se dieron a la tarea de planear meticulosamente la sacada del entierro, investigaron oraciones de protección, amuletos de defensa, minerales protectores, santos de devoción, guiones y hechizos para comunicarse con el bulto, se aprendieron la oración "la magnífica" repitiendo la mil veces porque no se les podía olvidar en caso de un susto, compraron un termo grande para tener café bien cargado para que el bulto no los cogiera dormidos y estar despiertos toda la noche, se amarraron cada uno la colección de los 10 escapularios de protección y por último fabricaron una cruz de madera y la hicieron bendecir, y la dejaron tres días y tres noches en agua bendita aromatizada con "ruda"

Por aquel tiempo, los compañeros de mis dos primos empezaron a notar el cambio en la conversación que siempre mantenían entre ellos, hablaban mucho de fantasmas, espíritus malos y espíritus buenos, morrocotas, libras esterlinas, historias de personajes que se habían enriquecido con entierros indígenas y todo ese cuento, el caso fue que no se aguantaron y les preguntaron.

- Oigan a Ustedes que es lo que les pasa que están tan raros

Desconcertados por la pregunta, Alberto miro a Ignacio e Ignacio miro a Alberto y respondieron al unísono

-Es un secreto que tenemos y muy pronto se van a dar cuenta.

Esto no es respuesta para un Sopetranero, son curiosos por naturaleza y a estos muchachos los cogió la curiosidad más grande del mundo y empezaron a instigarlos y a perseguirlos con trampas y enredos hasta que un día, borrachitos destaparon el misterioso secreto

-Estamos tras de algo grande pero peligroso al mismo tiempo, podemos morir en el intento, dijeron entre dientes, pero se les alcanzó a oír.

El par de indiana Jones Sopetraneros se destaparon ante sus compañeros y fue así como de un momento a otro, las conversaciones cotidianas se convirtieron en secciones de preguntas y respuestas en todo el tema sobre "entierros", donde los primos contestaban sin titubear y de una, firmes en su nueva profesión escogieron una fecha y hora para empezar con el seguimiento al "bulto de la ramada" con la convicción de que ese día habría encuentro con el bulto que salía, cosa rara, nadie pero absolutamente nadie, menciono siquiera que quisiera unirse a tan macabro plan, -eso es para machos decían unos, ni por el diablo me le voy a medir yo a un bulto, ni estando loco, comentaban entre si, mientras tanto mis primos orgullosos, se sentían dos héroes de la noche a la mañana, no obstante algunas veces se les notaba taciturnos, pensativos como con ganas de mamarse de semejante proyecto, y es que también se encontraban en el intrincado historial de dichos encuentros con personajes del mas allá, personas que habían muerto en el intento, más de uno fue encontrado muerto con la cruz de palo en una mano y la vela en la otra.

Y llego el tan esperado día, desde las ocho de la noche se empezó a armar un corrillito de amigos en la pila del parque, los cuatro pescados mitológicos de la pila fueron testigos, vieron venir a mis primos, con cachucha y con ponchos disque porque los bultos producían mucho frio en el ambiente, el termo lleno de café cargado, cada uno llevaba un pocillo colgado de la correa del pantalón.

- Y la barra y la pala? o es que vana excavar con las manos, pregunto uno de los del corrillo

- No, ya las llevamos esta mañana respondió el primo Ignacio

-Hay comentarios que a esa casa iba con frecuencia el finado Calzones, será verdad eso, saben algo?, pregunto otro

-Si, es que él era familiar de Clementina volvió a responder Ignacio

Mi primo Alberto se notaba tenso, como ido, como preocupado

- Te pasa algo primo?, pregunto Ignacio

-Es que anoche no dormí bien, unos ruidos todos raros, me trasnocharon

-Sugestión, eso es sugestión no le pares bolas, respondió Ignacio Pagina

Rebeca arrodillada en la pila, escucho todo, y en silencio contemplo reflejado en el agua lo que iba a pasar esa noche

Y llego la hora, diez de la noche, los buenos amigos despidieron a los primos de mano deseándoles mucha suerte en tan tremenda misión, con una risita nerviosa mis primos alzaron las manos y arrancaron por la calle rial hacia abajo, caminando con decisión, pasaron por el Colegio José María Villa, callados, después pasaron por la capilla, callados, voltearon por el callejón que daba al matadero, callados, estaban tensos, cogieron la carretera hacia el talud, callados, pasaron por la casa de las Parras, callados, pero ya estaba oscuro en ese tiempo en el sitio no habían lámparas, tensos, muy tensos siguieron hacia la entrada de la ramada, el perro negro no salió esa vez, quizás estaba en la ramada, y empezaron la subida hacia la casa de Clementina Meneses, creo era su apellido

Iban callados, cada uno tenía una preocupación enorme, no obstante, mi primo Nacho que venía atrás toco con la mano el hombro de mi primo Alberto para decirle que había visto al perro más adelante, pero fue en ese preciso momento que se escuchó aquel grito que rasgo la tranquilidad de la noche

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhy

Grito tan espantoso y tan macabro que se tuvo que partir en cuatro pedazos para llenar la inmensidad de la noche, el primer pedazo de grito salió como un aullido mortal ramada arriba, voltio hacia la manga de Pence y se dirigió hacia lo que hoy llamamos Llano nuevo, los perros aullaron, el otro pedazo de grito salió disparado carretera arriba y voltio por la curva de los Curbelinos hasta perderse en el fondo de la falda, volaron las lechuzas, el otro pedazo salió como un grito de ultratumba y se metió cañada abajo pasando por lo que es o era de Víctor Luna y siguió hacia el rodeo, se quedaron aterradas las zariguellas, y el otro pedazo como un grito lastimero se devolvió hacia atrás llegando hasta la casa de Margarita Casion, que en ese momento cocía un pedazo de morcilla y la dejo perpleja, en milésimas de segundo mi primo Nacho al escuchar tan horrible grito presintió el peligro, dio la vuelta y salió disparado por donde venían, acto seguido mi primo Alberto salió del shock tan profundo en que estaba y salió detrás de Nacho como alma que lleva el diablo, convencido que Nacho también sintió algo, los vieron pasar por el matadero, coger por el callejón, voltear calle real hacia arriba, uno detrás del otro, despavoridos y blancos color de muertos, cansados ya después de quemar tanta adrenalina cayeron sentados en la acera de la capilla, exhaustos, babeados, se miraron y Nacho sacando fuerzas de donde no tenía pregunto primo lo viste?, porque gritaste así, y mi primo Alberto con voz entrecortada exclamoYo no vi nada, pero sentí un bulto negro que paso junto a mí y me puso unas manos frías en el hombro, Nacho entendió todo en ese momento, se puso las manos en la cabeza y soltó una carcajada de alivio tan inmensa que provoco la misma reacción en Alberto, minutos más tarde los vieron llegar nuevamente al parque muertos de la risa y los amigos que aún estaban allí preguntaban, Que paso? y el termo?

Y mis queridos primos pálidos aun por el susto tan verraco respondían

-No se hable más del tema, no nos convenía y punto.

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