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VERÓNICA QUEZADA VARAS

CANTO A MI MADRE AUSENTE (Jotabea)

Cierro mis ojos y siento aquella tenue brisa, que es suave caricia que esfuma el tiempo y la prisa.

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Y viajo a la raíz más profunda de mi ser. A aquellos confines donde nace mi querer. Y soy semilla que sueña volver a nacer.

Y en tu vientre, madre, a tus brazos quiero volver.

Duele tu ausencia y caminar sin tí a mi costado.

Duele tu partida y el gran vacío que has dejado.

Mis pasos son más lentos y mi cielo se agrisa.

¡Madre, dime que mañana te volveré a ver!

¡Madre, dime que no es cierto y que esto no ha pasado!

JARDINES DE ILUSIONES

Yo también fui promesa sin cumplir...

Cuando otras arenas, cubrían la costa. Otras piedrecillas, bajaban por ríos bajo la atenta mirada de traviesas nubes, dibujando acertijos solamente descifrables por aves de esos cielos únicos e irrepetibles.

Cuando se enredaba en mi cabello, esa brisa juguetona, susurrante, venida de cordillera para perderse en olas de un mar de dudas junto a la crédula inocencia de aquella primavera prístina de mi ser.

Primavera extensa o breve, circunstancial, vivencial. Sujeta a ser melosa o romántica, solitaria o amigable, aventurera o austera.

Caótico torbellino de núbil mente atrapa la fragilidad de los sentidos, envuelve, arrastra y confunde... tantos jardines de ilusiones.

Antagónica diversidad ¿pasiva, dinámica? ¡quién sabe!

Telarañas y encrucijadas, de sueños, amores o creencias. ¿Realidad, falsedad?

El enigma deja en ascuas, sin discernimiento y la mentira acecha a cada instante...

Primavera de mi ser donde nacieron y a la vez, se marchitaron tantos jardines de ilusiones.

LA BATALLA NO CESA

Soy, pequeño fragmento en luchas interminables e infinitas, sucediendo hace milenios, en este ciclo de supervivencia, donde no encaja mi especie, que solo daña y desequilibra el ecosistema, sin comprender, que existe para preservar y proteger, no para DESTRUIR.

Apenas puedo entender el raciocinio humano, mal usado, acabando con nuestro propio hogar, nuestro único planeta.

Mientras vemos, paradójicamente, a las especies restantes que, sin pensar, hacen lo CORRECTO, viven en armonía con la naturaleza.

Soy, pequeño fragmento, en luchas interminables e infinitas... El día acaba una vez más y esta batalla no cesa!.

D.R.A: VERÓNICA QUEZADA VARAS

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