No. 3 Universo

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¡El Gran Pum! Mario Hamuy Wackenhut

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Jim Peebles: Premio Nobel de Física 2019. Una visión profunda del Universo Omar López-Cruz

ABRIL 2023

MANIFIESTO

Así como el vidrio volcánico se cristaliza con el brusco enfriamiento de la lava tras una erupción, Obsidiana se concibe como el suplemento del Periódico Reforma que amalgama la ciencia, la cultura y la tecnología.

Suscriptores y lectores del país hallarán aquí una respuesta a su búsqueda de un modelo de innovación para México y Latinoamérica, a través de un conjunto de artículos, textos, criterios y opiniones.

Una propuesta de conocimiento para construir una visión de país a partir del descubrimiento, pasar del reto a la solución de los problemas de México.

La diversidad de temas y plumas detonarán un llamado a la acción y la crítica de nuestra identidad pública y política, a través de las artes, la cultura y la ciencia.

Obsidiana es contraste y es encuentro para generar y desarrollar por consenso las soluciones funcionales, modelos de negocio, propuestas legislativas y de política pública para asegurar nuestra supervivencia como humanidad.

Consejo Editorial

Presidente

José Franco

obsidianadigitalmx@gmail.com www.obsidiana-mexico.com

Fotografías de portada y contraportada por César Cantú

Foto portada

Galaxia Espiral de Andrómeda

Foto contraportada

Nebulosa Roseta

Estrella Burgos, Lamán Carranza Ramírez, Luz de Teresa, Luis Roberto Flores Castillo, Alejandro Frank, Azucena Galindo, Cinthya García Leyva, Marcia Hiriart, Alonso Huerta, Antonio Lazcano, Omar López Cruz, María Nieves Noriega, Raúl Rojas, Pedro Salazar, José Seade, Marina Stavenhagen, Brenda Valderrama

Equipo Editorial

Lamán Carranza Ramírez

Dirección general

Sergio Lenoyr Lugo Dirección editorial y contenidos

Luisa Fernanda González Arribas Editora en jefe

Omar Hernández Godínez

Diseño e ilustración editorial

No. 3 Universo

José Franco

Omar López-Cruz

Editores invitados

CONTENIDO

EMERGENTE 2

El viaje más emocionante de la historia

Lamán Carranza

ESPEJO 6

Lo fue al principio y lo será por siempre: el cielo

José Franco

ESPEJO 8

Astros, tiempo, espacio y tecnología

Alberto Carramiñana

ESPEJO

Sin escapatoria: la sombra de los agujeros negros

Gisela Ortíz

11

ESPEJO 12

Olas en el océano cósmico: las ondas gravitacionales

Jorge L. Cervantes Cota ESPEJO

La inmensidad de lo más elemental

Daniela Franco Bodek

14 16 26

24 28

ESPEJO

Telescopios: zoom al infinito

Esperanza Carrasco

REFLEJOS

Magda González

Sara Seager

AMORFO

Tocar las estrellas con esperanza y amor por la vida

Emiliano Cassani

INTRUSIÓN

César Cantú

Paloma Torres

EL VIAJE MÁS EMOCIONANTE DE LA HISTORIA

Los inicios del tiempo y el espacio son enigmas que nos han inquietado desde siempre y de forma compulsiva; una y otra vez hemos buscado las respuestas en las profundidades del cielo nocturno. Ese cielo que vio nacer a la humanidad, que se creía estático, inmutable, eterno, y con el paso del tiempo, revela sus secretos para mostrar al Universo como un sitio vasto y dinámico en constante transformación.

Hoy nos fascinamos al ver imágenes de galaxias que se formaron poco tiempo después de que el cosmos inició su vida y que habitan en los confines del espacio.

¿Cómo es que los astrónomos pueden ver tan lejos?

Es posible fijar como un gran detonador a Galileo Galilei, quien usó un telescopio para espiar ese enigmático cielo nocturno y descubrir las lunas de Júpiter, los anillos de Saturno, las fases de Venus y otras maravillas. Además, al utilizarlo durante el día, descubrió que el Sol tiene manchas, así se convirtió en un pionero del uso de instrumentos para la investigación y abrió las puertas a la nueva astronomía observacional.

Gracias a los avances tecnológicos, los siglos XIX y XX atestiguaron una serie de grandes exploraciones del Universo. Por ejemplo, el francés Pierre - Simon Laplace propuso una teoría sobre la formación del sistema solar, y Edwin Hubble descubrió que el cosmos era mucho más grande de lo que se pensaba, que existían otras galaxias además de la nuestra y que estas galaxias se alejaban unas de otras.

Ya en la segunda mitad del siglo XX, el estudio del Universo dio otro gran salto gracias, una vez más, al desarrollo tecnológico, ya que los telescopios terrestres se hicieron cada vez más grandes, otros fueron lanzados al espacio y también se enviaron sondas para explorar los detalles del sistema solar.

El estudio del Universo se ha fortalecido con la ayuda de tecnologías cada vez más avanzadas, que permitieron hacer telescopios terrestres y espaciales dedicados al tratamiento de problemas específicos y construir observatorios de ondas gravitacionales.

Así que, “Universo”, el tercer número de Obsidiana, nos

pasea por estos temas y presenta las visiones de destacados científicos como Esperanza Carrasco, Gisela Ortiz, Daniela Franco, Mario Hamuy, Alberto Carramiñana, Frank Holl, Jorge Cervantes, Omar López-Cruz y José Franco.

Se suman y aportan otro enfoque las extraordinarias capacidades creativas de la artista plástica Paloma Torres y del astrofotógrafo César Cantú, quienes nos regalan un bosque de esculturas y una colección de fotos impresionantes para sumergirnos en la belleza y la magnificencia de dos diferentes formas de visualizar nuestro Universo.

Si esto no fuera suficiente para atraparlos, también se incluye una entrevista exclusiva con uno de los cosmólogos más importantes del mundo, el ganador del Nobel 2019, James Peebles; así como las historias de vida de Magda González y Sara Seager. Descubre qué les inspiró para dedicar sus vidas al estudio del Universo y qué han descubierto en su búsqueda de respuestas a los misterios del cosmos.

Para redondear las cosas, presentamos entrevistas con dos jóvenes directores de filmes astronómicos y otra más con los héroes de un proyecto extraordinario para devolver la confianza a jóvenes sobrevivientes del cáncer.

Este número de Obsidiana coloca al estudio del Universo en su justa dimensión, como esencial para el desarrollo de la humanidad, permitiendo valorar nuestra existencia y lugar en la danza del polvo estelar. También develando secretos que van desde los fascinantes ciclos de los elementos químicos, hasta la existencia de ondas gravitacionales y agujeros negros. Un viaje extremadamente emocionante.

Al explorar el Universo, obtenemos información valiosa sobre la historia y la evolución de nuestras culturas, nuestra especie y la vida en general. Además, la astrofísica ha estimulado el desarrollo de tecnologías ya incorporadas en nuestra vida cotidiana. Muchos elementos de nuestro día a día, como los teléfonos móviles, la navegación por GPS y la medicina moderna, tienen su origen en la investigación espacial y astronómica.

Apreciables lectores, ya sean o no amantes de la astronomía, este suplemento es para ustedes, para sumergirse en las maravillas del cosmos y descubrir lo que nos regala el Universo.

2 | EMERGENTE

CIMIENTOS DEL LEGADO ASTRONÓMICO EN MÉXICO

(Xalapa 1833 - París 1889)

Ingeniero geógrafo que dirigió el viaje de la Comisión Astronómica Mexicana a Japón en 1874, una odisea histórica que marcó el desarrollo de la ciencia y las relaciones diplomáticas y comerciales de nuestro país.

El propósito era observar el paso de Venus por el disco solar desde Japón, el mejor lugar para presenciar el evento, y así determinar con mayor precisión la distancia entre la Tierra y el Sol. El campamento mexicano se instaló en Yokohama, desde donde realizaron la investigación de forma rápida y eficiente.

El éxito de la expedición no sólo le dio un buen nombre al grupo astronómico nacional, sino que permitió a Díaz Covarrubias recorrer Japón, que en esos momentos estaba totalmente cerrado a los países occidentales. A raíz de esa visita se establecieron los vínculos iniciales para que, en 1888, un año antes de la muerte de Díaz Covarrubias, México fuera el primer país occidental en firmar un Tratado de Amistad, Comercio y Navegación con Japón. Fue un éxito de diplomacia científica que generó una relación bilateral muy fructífera para nuestra nación.

En el terreno astronómico, gracias a los frutos del viaje, el entonces presidente Porfirio Díaz decretó la creación del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), el cual se inauguró en 1878, en el Castillo de Chapultepec. Después de unos años de operación, y debido a la contaminación lumínica de la Ciudad de México, el OAN se mudó al edificio del ex arzobispado, en Tacubaya.

Importante y multifacético astrónomo; también destacó como educador, escritor y político. Estudió ingeniería civil y contabilidad en la UNAM, posteriormente, hizo estudios de posgrado en la Universidad de Harvard.

Tras un corto exilio en Cuba, regresó a México y trabajó en la Secretaría de Educación Pública; fue diputado federal y consejero de la presidencia. Ésto le permitió estar cerca del gobierno de Lázaro Cárdenas y proponer la fundación del Observatorio Astrofísico Nacional en Tonanzintla, Puebla y ser también uno de los creadores del Instituto Politécnico Nacional (IPN).

Este nuevo observatorio se inauguró en 1942 y suele ser confundido con el OAN porque sus nombres son muy parecidos, aunque pertenecen a instituciones diferentes; el de Tonanzintla es el Astrofísico Nacional y depende de la Secretaría de Educación Pública, mientras que el OAN es el Astronómico Nacional y depende de la UNAM. Las cosas se volvieron más confusas cuando el OAN se mudó de Tacubaya a Tonantzintla, en 1952, y las instalaciones quedaron una junto a la otra. Esa proximidad favoreció una sinergia entre ambas instituciones. Erro fue un observador destacado.

En su honor, la Unión Astronómica Internacional le puso su nombre a un cráter lunar: Erro. De la misma manera, el IPN le rindió homenaje dándole su nombre al Planetario Luis Enrique Erro.

Hija de una familia armenia radicada en Turquía, abrió el camino para que las mujeres estudiaran y trabajaran en ciencias. Ella fue la primera astrónoma profesional con doctorado que tuvo México.

Realizó sus estudios de licenciatura y posgrado en la Universidad de Estambul, donde fue la primera mujer en doctorarse en ciencias, en 1937. Prosiguió sus labores de investigación en la Universidad de Harvard; ahí conoció al matemático mexicano Félix Recillas, con quien se casó en 1941. En 1942, vinieron a México al evento de inauguración del Observatorio Astrofísico Nacional de Tonantzintla, donde fue inmediatamente contratada como astrónoma.

Paris Pishmish laboró en los dos observatorios instalados en Tonantzintla y también dio clases de astronomía en la UNAM. Sus áreas de trabajo fueron la dinámica galáctica y la cinemática de nebulosas gaseosas.

Su trato amable le ganó la admiración de colegas y discípulos. Preparó a varias generaciones de estudiantes y ha sido un ejemplo para que las mujeres estudien astronomía por lo que, además de pionera en la ciencia, es considerada la maestra de la astronomía moderna en México.

4 | FRAGMENTOS
Luis Enrique Erro Soler (Ciudad de México 1897 - 1955) Paris Pishmish de Recillas (Estambul 1911 - Ciudad de México 1999)

Abogado y astrónomo considerado uno de los forjadores de la ciencia en nuestro país durante la segunda mitad del siglo XX. Estudió leyes y filosofía pero su pasión siempre fue la astronomía, a la cual llegó inicialmente como un aficionado, para luego convertirse en el constructor de los cimientos de la astrofísica moderna en México.

Los detalles de su obra están relatados por Elena Poniatowska, su viuda, en el libro El Universo o nada (Seix Barral, 2013). Su labor de investigación es reconocida en todo el mundo; hizo trabajos muy importantes respecto al estudio de las estrellas jóvenes; descubrió los famosos objetos “Herbig-Haro”, que en realidad debían llamarse “Haro-Herbig”, así como galaxias azules que contienen agujeros negros activos en su centro.

Dirigió los dos observatorios nacionales y creó los dos primeros institutos de investigación astronómica del país; siendo director del OAN fundó el Instituto de Astronomía de la UNAM y al fungir como director del Astrofísico de Tonantzintla fundó el Instituto Nacional de Astrofísica Óptica y Electrónica (INAOE).

Fue miembro del Colegio Nacional y recibió muchos reconocimientos, entre ellos el Premio Nacional de Ciencias de México y la Medalla Lomonosov de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética.

Astrónomo teórico curioso, intuitivo y muy agudo, reconocido internacionalmente por su labor en la dinámica estelar. También fue el creador de la que hoy es la tercera sede del OAN, ubicada en la Sierra de San Pedro Mártir, en Baja California.

Estudió física en la UNAM y se doctoró en astronomía en la Universidad de California en Berkeley, California, EU. Se le considera un pionero de la astrofísica teórica en México y fue el primero en usar la primera computadora de Latinoamérica -una IBM 650, adquirida por la UNAM en 1958- para calcular la dinámica de las estrellas en cúmulos estelares.

Autor de un método que se emplea para determinar las masas de las galaxias esféricas y elipsoidales, con el cual encontró una relación entre la masa de un sistema estelar y su luminosidad total.

Ocupó varios cargos importantes dentro de la UNAM; fue director del Instituto de Astronomía, titular de la Coordinación de la Investigación Científica y director del Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial. Además fue miembro del Colegio Nacional.

Astrofísico teórico y tenaz emprendedor de infraestructura científica, quien llevó a cabo la construcción del Gran Telescopio Milimétrico (GTM), el proyecto radioastronómico más importante que se ha construido en nuestro país.

Estudió física en la UNAM y se doctoró en la Universidad de Sussex, en el Reino Unido. Su labor de investigación se enfocó en la evolución química de las galaxias. Fue director del Instituto de Astronomía de la UNAM. Después dirigió el Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial de la UNAM y, posteriormente, fue director del INAOE, donde amplió tanto las instalaciones como las áreas de investigación.

En colaboración con la Universidad de Massachusetts en Amherst, EU., emprendió la construcción del GTM, el telescopio más grande del mundo en ondas milimétricas, situado en la cima del volcán Sierra Negra, en Puebla. Desafortunadamente falleció antes de verlo terminado, pero en su honor el GTM fue nombrado Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano.

FRAGMENTOS | 5
Textos de José Franco y Brenda C. Arias Martín INSTITUTO DE ASTRONOMÍA, UNAM Guillermo Haro Barraza (Ciudad de México 1913 - 1988) Arcadio Poveda Ricalde (Mérida 1930 - Ciudad de México 2022) Alfonso Serrano PérezGrovas (Ciudad de México 1950 - 2011)

LO FUE AL PRINCIPIO Y LO SERÁ POR SIEMPRE: EL CIELO

¡Pocas cosas como el Universo! -Augusto Monterroso

Una calle empedrada de la colonia Guerrero acogía el hogar que tuve cuando niño. La Ciudad de México era muy diferente en esa época, se disfrutaba pasear por ahí, la contaminación era mucho menor, y a mis diez años podía caminar sin compañía a la primaria. Por las tardes jugaba en la calle con mis amigos fútbol o canicas; a veces, subíamos a la azotea y nos sentábamos al lado de los tinacos de agua para ver el atardecer. Recuerdo mirar, como hipnotizado, sus colores cambiantes y sentir el viento que acompañaba el inicio de la danza de la Luna y las estrellas por la bóveda celeste. Me quedaba atrapado en esos momentos, fascinado por el enigma frente a mí.

Mi interés se fue literalmente al cielo cuando en 1970, siendo estudiante de física, fui al Istmo de Tehuantepec a presenciar mi primer eclipse de Sol. A partir de ahí, la astrofísica me echó el guante y no me soltó. Muchos años después fui acompañado por mis hijos a disfrutar el eclipse de 1991 en La Paz, Baja California Sur.

Así que no importa si somos niños o adultos, todos somos seducidos por los misterios del cielo, los mismos que han mantenido intrigada a la humanidad desde el inicio de los tiempos. El conocimiento actual del Universo es extraordinario pero es un viaje que se inició hace miles de años.

Una mirada a la historia de las civilizaciones nos muestra que la búsqueda del orden del mundo es una inquietud universal que, invariablemente, inicia en el cielo. Los ciclos de los astros fueron piezas esenciales en la edificación de cada una de las culturas. Los mitos de la creación en el mundo antiguo, con sus leyendas, rituales y calendarios, son un impresionante legado que da cuenta de la imaginación y empeño puestos para darle sentido al Universo.

Tres ejemplos del conocimiento antiguo

El conocimiento de los ciclos celestes se acumula desde la prehistoria y esto permitió establecer las primeras aldeas agrícolas. Después, los sumerios inventaron la escritura cuneiforme y registraron en tablillas de barro la vida en Mesopotamia, lo que nos dio acceso a su historia y saberes, incluídos los fenómenos celestes.

Se tienen registros de caídas de meteoritos, eclipses, avistamientos de cometas y, en algún momento, bajo la

Observador del cielo, p.34, Códice Madrid

En la página 34 del Códice Madrid, uno de los códices mayas prehispánicos, se encuentra un personaje sentado con un objeto que parece salir de su ojo. Está dentro de un cartucho pintado de negro, que indicaría la noche, y rodeado por ojos, que podrían representar estrellas. La imagen forma parte de una lámina en la que se registran fechas y ritos asociados con la celebración del año nuevo. Se ha sugerido que es un observador de los movimientos celestes, aunque algunos autores señalan que se necesita más evidencia para sustentar esa interpretación.

creencia de que el cielo anuncia designios divinos, los reportes se empezaron a usar con fines adivinatorios. Esta interpretación esotérica marcó el nacimiento de la astrología babilónica, que fue heredada al resto de las culturas vecinas, así la astronomía y astrología se tornaron indistinguibles en apariencia. Pero hay una enorme diferencia entre ambas; la astronomía es la ciencia que estudia los fenómenos del cosmos, mientras que la astrología es un conjunto de creencias usado con fines adivinatorios.

El antiguo Egipto desarrolló su cosmogonía con influencia de la babilónica. Su visión de un Universo cíclico con los rituales para la resurrección fueron plasmados en escrituras jeroglíficas dentro de pirámides (Textos de las Pirámides), sarcófagos (Textos de los Sarcófagos) y papiros (Libro de los Muertos) En ellos se describe la bóveda celeste como el cuerpo arqueado de la diosa Nut, la madre de los dioses, quien todos los días daba a luz al Sol y después se lo tragaba al atardecer. La observación de las estrellas, que guiaban las almas de los faraones muertos,

Códice Bodley, lámina 15 Alfredo López Austin refiere que la aparición de aparatos para la observación del cielo en los códices prehispánicos mixtecos muestra la importancia de realizar ritos con los ciclos de los astros. En la lámina 15 del Códice Bodley se observa una ceremonia llevada a cabo por una pareja de señores con un elemento formado por dos varas cruzadas con una estrella en medio. Según Celia Nuttall se trata de un aparato utilizado para observar los movimientos celestes.
Mi interés se fue literalmente al cielo cuando presencié el eclipse de Sol de 1970, en el Istmo de Tehuantepec.
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estaba relacionada con el culto religioso. Los ciclos cósmicos dieron lugar a calendarios y rituales, donde la aparición de Sirio al amanecer era la fecha que anunciaba la crecida del Nilo, y el firmamento lo plasmaron en su arquitectura. El cielo era asociado con el útero femenino, ya que creían que la lluvia se originaba en el útero de Nut. También pensaban que el cielo era de materia sólida porque, al igual que la lluvia, los meteoritos eran pedazos de cielo que caían ocasionalmente. De hecho, los metálicos, de hierro y níquel, fueron usados para hacer instrumentos ceremoniales sagrados.

Del otro lado del mundo, en Mesoamérica, se dieron algunas similitudes.

Sus conocimientos se estamparon en glifos y códices, y los más célebres son los pertenecientes a las culturas del altiplano y de las zonas mayas. Entre ellos destaca el Códice Florentino, de fray Bernardino de Sahagún, originalmente llamado Historia General de las Cosas de Nueva España. Es una obra enciclopédica y bilingüe, escrita en náhuatl y español, que reseña la cultura y las costumbres de los mexicas, incluyendo su astronomía con descripciones de cometas, eclipses y del famoso conejo de la Luna. La astronomía fue utilizada con fines rituales y de adivinación y en el Códice Borbónico se describen las fiestas, su almanaque adivinatorio y la relación de los Señores de la Noche con el ciclo de 52 años del Fuego Nuevo.

En el caso de las culturas mayas, los códices Madrid, Dresde y París, dan cuenta de sus conocimientos y cultura; su erudición sobre el cielo, sus matemáticas e incluso algunos fenómenos catastróficos como inundaciones. En las últimas conversaciones que tuve con mi amigo el historiador y epigrafista Guillermo Bernal (1960-2021), me decía que los mayas usaron el cielo para comprender y predecir las voluntades divinas y vivir en armonía con ellas. Como ejemplos me contó que la Vía Láctea era vista como un cocodrilo que fue destrozado por el dios del cielo y que las constelaciones estaban personificadas por animales. La bóveda celeste era un zoológico celestial donde, de modo rotativo, cada animal estelar regía por 28 días.

Colofón

Todos los grupos humanos, de los inuits a los polinesios, pasando por los olmecas y los chinos, han creado sus propias cosmogonías. Son búsquedas fundamentales, los antecedentes del conocimiento actual, y muestran que la historia de la astronomía es, de alguna manera, la historia de la civilización. Las crónicas de cada cultura son biografías añejas, fascinantes y en constante evolución, como ha sido ilustrado en la serie de TV UNAM Nuestras Cosmovisiones.

Lápida lunar mixteca

La Luna es esencial en la cosmovisión mesoamericana. El astro representa la oposición fundamental para la clasificación y la comprensión del mundo. Es la contraparte natural de todos los aspectos asociados al Sol; en ella están lo nocturno, lo frío, lo húmedo, lo femenino. Las deidades lunares rigen sobre una multitud de aspectos como el tejido, la sexualidad o el pulque. La Luna es además personaje de muchos mitos; en uno de ellos se cuenta que, para evitar que su brillo compitiera con el del Sol, un dios le arrojó un conejo al rostro dejando esa marca característica. Según Alfredo López Austin esta conocida escultura mixteca, ahora en el Museo Nacional de Antropología, representa a la Luna como una olla luminosa llena de líquido, con un conejo en el interior.

El Disco Celeste de Nebra: la imagen cosmológica más antigua

Raúl Rojas

UNIVERSIDAD LIBRE DE BERLÍN

Durante la Edad de Bronce, los europeos construyeron observatorios que permitían determinar el inicio de las estaciones del año, y el mapa del firmamento más antiguo que se conoce es el Disco Celeste de Nebra, con más de 3,500 años de antigüedad.

Descubierto en 1999 por ladrones de tumbas de la Edad de Bronce, cerca de la ciudad de Nebra, Alemania, el disco es precisamente de ese metal, con incrustaciones de oro. Una Luna llena y otra creciente ocupan la parte central y el racimo de siete puntos entre ambas representa a las Pléyades.

El segmento circular inferior no es original, fue añadido, y no tiene una interpretación clara; posiblemente representa una barca con la que se creía que se transportaba el Sol de un lado al otro del firmamento después del ocaso. El sector de oro en el margen derecho tenía una contraparte en el lado izquierdo, pero ese fragmento se desprendió. Se piensa que estos elementos permitían ubicar la salida del Sol en los equinoccios. El disco pesa 2 kg y tiene un diámetro de 32 cm.

El Disco Celeste de Nebra fue declarado parte de la Memoria del Mundo en 2013 por la UNESCO. Es un ejemplo notable de cómo la humanidad siempre ha tratado de entender el cosmos. Una representación del disco partió hacia la Estación Espacial Internacional durante la misión Cosmic Kiss de la Agencia Espacial Europea, en 2021/22.

Constelación, Primeros Memoriales

En esta ilustración de la foja 282r de los Primeros Memoriales de Sahagún se representa a la constelación de Tianquiztli, a la que el franciscano relacionó con las Pléyades. De acuerdo con esa fuente, el rito del encendido del fuego nuevo, el que tenía lugar cada 52 años, se celebraba cuando Tianquiztli era la constelación más visible. La ceremonia, antes de la cual se apagaban todos los fuegos y se rompían los objetos de cerámica, se llevaba a cabo en el Cerro de la Estrella, donde un sacerdote encendía el fuego nuevo en el pecho de un cautivo. El fuego se repartía entre los habitantes de Tenochtitlan y las otras poblaciones de la Cuenca, dando así inicio a un nuevo ciclo.

El conocimiento actual del Universo es extraordinario pero es un viaje que se inició hace miles de años.
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Recomendamos la serie Nuestras Cosmovisiones, de TV UNAM.
Imágenes de astronomía antigua y textos al pie, cortesía de Editorial Raíces.

ASTROS, TIEMPO, ESPACIO Y TECNOLOGÍA

Los astros fueron objetos de intriga y reflexión desde las primeras sociedades humanas; a lo largo de muchos siglos se cuestionó su significado y naturaleza. Al observarlos fue posible distinguir sus diferencias e identificar el movimiento errático de los planetas a diferencia de las estrellas fijas.

La Luna, siempre cambiante, y el Sol transitando el día; si bien no tenían manera de ubicarlos en distancia, se entendieron sus ciclos y fueron usados para provecho de aspectos tan básicos como la cacería y la agricultura un tanto después.

Las culturas antiguas reconocieron los años y las estaciones en los ciclos celestes, y, con ellos, los tiempos de frío y calor o los de siembra y cosecha.

Los ciclos lunares derivaron en el mes y en la semana, e incluso algunas culturas descubrieron ciclos planetarios, como los mayas el de Venus, que se extienden más allá de una vida.

También aprendieron a usar los astros a fin de orientarse en los grandes viajes para explorar el mundo; imprescindibles por supuesto para atravesar desiertos y mar. Aún ahora, las estrellas son guías necesarias para la exploración del sistema solar y sus confines, como lo han hecho las sondas Pioneer, Voyager y New Horizons.

En la edad media, armado con su modesto pero revolucionario telescopio, Galileo Galilei descubrió montañas en la Luna, manchas en el Sol, las fases de Venus y cuatro pequeños objetos girando alrededor de Júpiter, hoy conocidos como “lunas galileanas”. Esta herramienta le permitió también ver estrellas imperceptibles a la vista humana, expandir su visión y potenciar la investigación del cosmos de manera inimaginable.

Galileo escribió en El Mensajero Sideral: “Sería superfluo enumerar los beneficios que este aparato trae tanto en la tierra, como en el mar. Pero yo dejé todo lo de la tierra y me entregué a la observación de los cielos.”

La latitud geográfica se puede medir ubicando algunas estrellas en el cielo, pero ellas no bastan para obtener la longitud geográfica, se requiere conocer la hora local. Así que Galileo propuso aprovechar las posiciones cambiantes de las lunas de Júpiter como una referencia absoluta del tiempo. Pero la limitada visibilidad de Júpiter, nula de día e incierta de noche, hizo el método impráctico en alta mar, aunque fue empleado en tierra, permitiendo determinar con precisión ubicaciones geográficas y mejorar los mapas del mundo del siglo XVII.

La medición de los tránsitos de las lunas galileanas frente a Júpiter llevó también al descubrimiento fortuito de una pequeña variación en el momento de estas ocultaciones, la cual depende de la distancia entre la Tierra y Júpiter. En 1676, el astrónomo danés Ole Romer aprovechó este fenómeno para medir por vez primera la velocidad de la luz.

Entre los siglos XVII y XIX, los instrumentos ópticos fueron adquiriendo una sofisticación cada vez mayor, en particular con la invención del

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Alberto INSTITUTO NACIONAL DE ASTROFÍSICA, ÓPTICA Y ELECTRÓNICA
Galileo propuso aprovechar las posiciones cambiantes de las lunas de Júpiter como una referencia absoluta de tiempo.

espectroscopio, un instrumento capaz de analizar la luz en exquisito detalle con el que se pudo establecer la emisión de luz de los elementos químicos, tanto en laboratorios como en el cielo.

Así, el helio fue descubierto primero en espectros del Sol, como lo atestigua su nombre, antes de ser detectado en nuestro entorno. Al mismo tiempo, el empleo de técnicas fotográficas permitió que las observaciones de estrellas y nebulosas pasaran de dibujos a registros físicos en placas fotográficas. Algunos notables fueron los de la galaxia espiral M51 realizados por William Parsons con el telescopio gigante que edificó en el castillo de Birr, Irlanda.

Los exigentes requerimientos de las observaciones astronómicas motivaron el desarrollo de placas fotográficas capaces de registrar niveles bajísimos de luz. Estas fueron mejorando continuamente y se usaron hasta los años 80s, como lo demuestra la colección de placas del Observatorio Astrofísico Nacional, en Tonantzintla, Puebla.

En el siglo XX, los sistemas de navegación por tierra, mar y cielo fueron refinados y el uso civil de los observatorios astronómicos se remitió a la referencia del tiempo, tarea que tuvieron hasta el advenimiento de los relojes atómicos, mucho más precisos y regulares que la rotación de la Tierra.

Pero la astronomía siguió profundizando en la investigación de la naturaleza de los astros, propiciando avances tecnológicos que son asimilados por nuestra sociedad. En la segunda mitad del siglo XX, la toma de datos astronómicos adquirió una nueva dimensión, literalmente, con la aparición de dispositivos tipo CCD (Charged

Coupled Device, por sus siglas en inglés), capaces de registrar imágenes digitales con alta sensibilidad y resolución. Estos dispositivos opto-electrónicos, empleados en observatorios astronómicos desde los 70s revolucionaron nuestro entorno, y ahora abundan chips CCD en computadoras, webcams, cámaras fotográficas y teléfonos móviles.

Durante la segunda mitad del siglo XX la astronomía se expandió vigorosamente a las distintas regiones del espectro electromagnético, investigando una variedad creciente de fenómenos. Los radiotelescopios, telescopios infrarrojos, telescopios espaciales de rayos X y gamma abrieron nuevos caminos y nuevas tecnologías con beneficios tangibles.

Un ejemplo es la técnica de síntesis de apertura, desarrollada alrededor de 1960 por Sir Martin Ryle en Cambridge, Reino Unido, quien empleó arreglos de radiotelescopios para ubicar con precisión los recién descubiertos cuásares. Esta técnica se usa hoy en resonancia magnética y tomografía computarizada como métodos estándar para imágenes médicas.

De igual manera, los detectores desarrollados para telescopios de rayos X se emplean en las bandas de revisión de equipaje de los aeropuertos. Ni que decir de la WiFi, que se originó en técnicas desarrolladas en observatorios australianos para el análisis de señales de radio de agujeros negros, y se adaptaron para crear un microchip que permitiera la transferencia inalámbrica de datos en entornos donde las señales sufren reflexiones en paredes. Hoy contamos con muchas contribuciones de la astronomía en cómputo, como el procesamiento de imágenes.

La investigación fundamental y la creación de nuevos conocimientos han sido de gran beneficio para la civilización y debe ser promovida. En palabras de Ahmed Zewall, Premio Nobel de Química 1999: “Preservar el conocimiento es fácil. Transferir el conocimiento es también fácil. Pero crear nuevo conocimiento no es fácil ni redituable en el corto plazo. La investigación fundamental (básica) resulta redituable en el largo plazo e, igualmente importante, es una fuerza que enriquece la cultura de cualquier sociedad con razón y verdad”.

Charla TEDx: Dr. Carramiñana y el origen de su amor por el Universo.

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La investigación fundamental (básica) resulta redituable en el largo plazo…, es una fuerza que enriquece la cultura de cualquier sociedad con razón y verdad: Ahmed Zewall.

EL COSMOS INOLVIDABLE DE ALEXANDER VON HUMBOLDT

L“Tengo la gran idea de presentar todo el mundo material, todo lo que hoy sabemos sobre los fenómenos de los espacios celestes y la vida en la Tierra, desde las nebulosas estelares hasta la geografía de los musgos sobre las rocas de granito, todo en una sola obra.” Con estas palabras, Alexander von Humboldt esbozó con entusiasmo, en 1834, un nuevo plan para escribir uno o dos libros. Al final fueron cinco volúmenes que se convirtieron en la obra de su vida.

Esos tratados, a los que dedicó 25 años, representan su intento de resumir todos los conocimientos sobre la naturaleza y cuando, casi a los 90 años de edad, trabajaba en el último volumen, murió. Después de ello, nadie volvió a atreverse a emprender una tarea semejante; la obra de Humboldt es un monumento único en la historia de la ciencia. Nos lleva de viaje al Universo, a los planetas y sistemas solares, para luego, como los astronautas, dejarnos volar de vuelta a la Tierra. De esta manera penetramos en la atmósfera, a la que él llamó océano de aire, y volamos hasta los mares, los paisajes, las plantas, los animales y los humanos. Humboldt no muestra al hombre como gobernador del mundo, sino como parte de la naturaleza.

Siempre tuvo una preocupación genuina por la accesibilidad a los conocimientos científicos y su divulgación, así lo demuestran sus “Conferencias sobre el Cosmos” (dictadas entre 1827 y 1828), mismas que sentaron las bases de su obra y se pusieron a disposición de todos los berlineses.

Exigió que los textos sobre el conocimiento de la naturaleza fueran comprensibles para todos, y que la pintura de paisajes y jardines botánicos también debía ayudar a entender la naturaleza. La obra de Humboldt se convirtió en un éxito de ventas, tanto que a la aparición del segundo volumen en 1847, los compradores pelearon “verdaderas batallas” por las primeras copias.

Concebía su papel de explorador como el de una persona responsable que piensa y actúa políticamente. Incluso en sus textos prominentemente científicos, defendía

los derechos humanos, denunciaba el racismo y la esclavitud y abogaba por la igualdad jurídica de todas las personas. “Todos están igualmente destinados a la libertad”, escribió en su Cosmos.

Alexander von Humboldt murió en 1859, el mismo año en que Charles Darwin publicó su Teoría de la Evolución, y no obstante que la visión de la naturaleza de Humboldt era mucho más estática, fue de gran inspiración para las investigaciones de Darwin. En el centro de su pensamiento estaba la “perfección del conocimiento humano”. Una vez le dijo a Charles Darwin: “Sólo son buenas las obras que hacen nacer obras mejores.” Y, en efecto, Humboldt abrió nuevos caminos en muchos campos de la investigación.

Consideraba el paisaje como un espacio de interrelaciones dentro de la naturaleza y entre los seres humanos y la naturaleza, fundando así la ecología moderna. Para Humboldt, la naturaleza era una red: “una concatenación general, no en una simple dirección lineal sino en un tejido entrelazado como una red. “Todo es interacción”, anotó en su diario de viaje por México. Escribió en su gran obra de viajes: “Nada está aislado… un vínculo común entrelaza toda la naturaleza orgánica”. Incluso los mosquitos que le atormentaban, tanto como a sus compañeros de viaje durante sus recorridos por los ríos de la selva, gozan de su buena opinión porque tienen su sitio en la red de la naturaleza: “La pequeñez de los mosquitos no debe de hacer creer que son criaturas insignificantes”.

La obra de Alexander von Humboldt es trascendental y hasta el día de hoy puede inspirarnos para repensar la importancia de la naturaleza y nuestro papel en ella, teniendo presente que “el conocimiento y la cognición son la alegría y la justificación de la humanidad”.

La obra de Humboldt es un monumento único en la historia de la ciencia.
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Siempre tuvo una preocupación genuina por la accesibilidad a los conocimientos científicos y su divulgación.
“Nada está aislado… un vínculo común entrelaza toda la naturaleza orgánica”.

OLAS EN EL OCÉANO CÓSMICO:

LAS ONDAS GRAVITACIONALES

La fuerza de la gravitación, más conocida como gravedad, es una propiedad de los cuerpos y del espacio que involucra su masa y energía. A la humanidad le ha tomado mucho tiempo comprender cómo funciona. Fue en el siglo XVII cuando Isaac Newton descubrió que la gravitación terrestre —que explica la caída de los cuerpos— y la celeste —que explica el movimiento de los planetas— están regidas por la misma fórmula matemática.

De manera sorpresiva, la idea de onda gravitacional fue introducida por el matemático William K. Clifford en 1870: “… esta propiedad de estar curvado o distorsionado se pasa continuamente de una parte del espacio a otra a la manera de una onda”. Henri Poincaré amplió la idea al proponer que la gravedad se transmite a través de una onda que también llamó onda gravitacional (onde gravifique).

En 1915, en la teoría de la relatividad general de Albert Einstein, la geometría y la energía se entrelazan de una manera íntima: la una determina a la otra. Sabemos que la materia presenta fenómenos ondulatorios, por lo tanto, surgió la pregunta: ¿por qué no habría ondas en el espacio mismo, como una deformación de la geometría o, en general, del espacio-tiempo?

Las ondas gravitacionales fueron buscadas por casi un siglo y en todos los frentes: teoría, experimento y cálculo numérico. En 2015, Marco Drago del Instituto Max Planck de Física Gravitacional en Hannover,

Alemania, recibió un correo electrónico generado desde los observatorios LIGO ( Interferometer Gravitational Wave Observatory, por sus siglas en inglés). El correo tenía dos enlaces, y cada uno incluía un gráfico de una señal similar a la que registran los ornitólogos al registrar gorjeos de aves. Uno provino de una estación de LIGO ubicada en Hanford, Washington, y el otro de la estación LIGO en Livingston, Luisiana, ambos en Estados Unidos. Tales señales representan la primera detección directa de ondas gravitacionales generadas, en este caso, por la fusión de dos agujeros negros localizados a cientos de millones de años luz de la Tierra. Las ondulaciones del espacio-tiempo viajan a la velocidad de la luz, así que la fusión ocurrió hace cientos de millones de años en el pasado. Con este resultado, la visión de Clifford y Poincaré tomó forma.

En agosto de 2017 se observó la fusión de otro tipo de objetos que también generan ondas gravitacionales; en este caso eran estrellas de neutrones. Aunque no tienen carga eléctrica, los neutrones se repelen en las condiciones impuestas por el denso núcleo de estas estrellas, contrarrestando así su intensa gravedad.

Las estrellas de neutrones son objetos muy compactos, con diámetros de unos 20 kilómetros. Son muy pequeñas comparadas con estrellas normales como nuestro Sol, que tiene un radio cercano a los 700 mil kilómetros. A pesar de su tamaño, las estrellas de neutrones tienen más masa que el Sol. ¡Una cucharadita de estrella de neutrones podría pesar alrededor de 100 millones de toneladas!

La fusión de estrellas de neutrones genera una explosión llamada kilonova donde, al igual que sucede con una supernova, se emite mucha luz. En el 2017, la luz de una kilonova llegó a nosotros unos segundos después de las ondas gravitacionales. En esas explosiones se generan los elementos naturales más pesados de la tabla periódica.

Las ondas gravitacionales nos están ayudando a entender qué tan frecuentes son las colisiones de agujeros negros, dónde están, y qué tan rápido se expande el Universo. Todo esto abrió una nueva ventana para conocer el Universo: la astronomía de ondas gravitacionales. Ella nos brinda una nueva perspectiva que ha causado grandes expectativas en la comunidad científica, por lo que ya están desarrollándose nuevos observatorios de ondas gravitacionales. Se piensa poner un observatorio en el espacio llamado LISA

(Laser Interferometer Space Antenna, por sus siglas en inglés), formado por tres satélites, con los que se podrían detectar diferentes eventos extraordinarios, y medir las propiedades de agujeros negros muy masivos o la forma en que éstos colisionan con otras estrellas.

Quizás en el futuro podremos lograr medir las ondas gravitacionales que se formaron durante el Big Bang. Si se pudieran detectar, estaríamos explorando el Universo en su condición más temprana, hace 13 mil 400 millones de años.

La luz evolucionó de una manera compleja, amarrada a los electrones y expandiéndose junto con la materia, pero las ondas gravitacionales se escaparon y viajaron libremente. Posteriormente, 400 mil años después del Big Bang, las ondas gravitacionales alteraron la luz del fondo de radiación cósmica, modificando su polarización. Esto es importante porque, si se detecta esta polarización en los próximos años, estaríamos viendo una manifestación del remanente de las ondas gravitacionales primordiales, cuando el Universo sufrió una expansión muy acelerada. Esa época temprana del Universo es conocida como la inflación cósmica.

Ahora surgen sinergias entre varias áreas de la física con la astrofísica. La detección de las ondas gravitacionales, junto con los estudios de rayos cósmicos, del fondo de radiación cósmica y con los resultados de los observatorios espaciales, ya han abierto lo que se conoce como astronomía multimensajera, la cual seguramente nos dará más sorpresas en el fascinante estudio del cosmos y, por qué no, más Premios Nobel para la cosmología. ¿Quién o quiénes se apuntan para estar ahí?

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La astronomía multimensajera nos dará más sorpresas en el fascinante estudio del cosmos.
Imagen del jóven Einstein en la época en la que defendía la Teoría de la Relatividad.

LA INMENSIDAD DE LO MÁS ELEMENTAL

AA veces me maravillo viajando a mi interior y encontrando el Universo. Otras, explorando el Universo, encuentro lo más elemental de mi centro. Así como pensamos en el ciclo del agua, podemos pensar en el ciclo de cualquier elemento químico. Los átomos que nos constituyen se reemplazan y reciclan, y sus orígenes se remontan a la formación misma del planeta Tierra y, a su vez, del Universo.

En porcentaje de masa, el hierro es el elemento más abundante de nuestro planeta. El centro de la Tierra es, principalmente, hierro en aleación con níquel. Su proporción cambia en la superficie, donde es el cuarto elemento más abundante, formando parte de distintos minerales, algunos que podemos encontrar en los suelos de cultivo. El hierro se absorbe por las raíces de las plantas, enriqueciendo los cloroplastos, que es donde se lleva a cabo la fotosíntesis. De hecho, este átomo metálico tiene un papel fundamental en el sistema fotosintético para transportar los electrones. Las plantas son entonces el inicio de las cadenas alimenticias que mueven este nutriente desde el suelo hasta nosotros.

Los nutrientes que absorbe el sistema digestivo pasan al torrente sanguíneo que corre por nuestras venas, en donde los glóbulos rojos llevan oxígeno a

La Tabla de los Elementos

todos los tejidos de nuestro cuerpo. En su interior, la proteína hemoglobina es responsable de esta airada tarea. Lleva en su corazón un átomo de hierro, el cual se une al oxígeno, y de esta manera es transportado y, posteriormente, intercambiado por moléculas de dióxido de carbono. Los átomos de hierro se encuentran también en otras proteínas como los citocromos y las ferredoxinas, responsables de transportar electrones e intervenir en la respiración celular y reacciones metabólicas.

A veces el hierro nos llueve como trozos de cielo, pues es el componente mayoritario de los meteoritos metálicos o ferrosos. No es coincidencia que la composición de estos meteoritos y la del núcleo de la Tierra se parezcan: la Tierra es un trozo de cielo condensado.

Todo el hierro que existe —en las algas del océano, en el magma de un volcán, en un cráter de la Luna— tiene su origen en las estrellas. Estos reactores espaciales lo producen y lanzan por todo el Universo cuando explotan como supernovas. El hierro es el elemento más pesado que se puede producir en el corazón de las estrellas; apenas se sitúa en la posición 26 de 118 elementos. Todos los elementos naturales de mayor tamaño se forman durante las explosiones de supernovas y kilonovas, los eventos más espectaculares pero poco usuales en el Universo, lo cual explica la abundancia relativamente baja de todos los

elementos más pesados. Las kilonovas, recientemente descubiertas, son explosiones generadas por la fusión de dos estrellas de neutrones, o de una estrella de neutrón con un agujero negro.

Los diez elementos más abundantes en el Universo son, en orden, hidrógeno, helio, oxígeno, carbono, neón, hierro, nitrógeno, silicio, magnesio y azufre. De todos éstos, el helio sólo se encuentra en rocas dentro de la Tierra. Siendo un átomo ligero y que no forma moléculas, el helio se escapa de la atmósfera a la primera oportunidad, y regresa al espacio exterior. Es un recurso no renovable y no participa en la vida ni en sus ciclos, pero es un vestigio de la formación del Universo.

El carbono, oxígeno, nitrógeno, azufre e hidrógeno, elementos mucho más ligeros que el hierro, son los responsables de la vida como la conocemos. Los átomos de carbono, también nacidos en una estrella, pueden formar cadenas y anillos moleculares y, al combinarse con otros elementos, adquirir una reactividad química sorprendente. Las cadenas de carbono son la base estructural del material genético, de las proteínas, de las fibras vegetales que entraman los hilos de algodón y las hojas de papel, de los polímeros plásticos, del octanaje de la gasolina y de los fideos. El ciclo del carbono es un laberinto complicadísimo de rutas metabólicas que convierten el dióxido de carbono en azúcares, en estructuras celulares, en el ADN y en máquinas moleculares capaces de replicar el ADN.

El elemento más común de todo el Universo es el hidrógeno. Si pudiéramos seguir hacia atrás en el tiempo a un átomo de hidrógeno de una proteína de nuestras fibras musculares cardiacas, por ejemplo, podríamos encontrar que ese submicroscópico pedacito nuestro fue alguna vez parte de millones de otras cosas. Pudimos haberlo comido o tal vez lo bebimos, quizá antes fue parte de otra persona, un animal, una nube. A diferencia de los demás elementos, éste no se forma en el centro de las estrellas. Por lo contrario, se destruye, es el combustible estelar, y

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Esta representación forma parte del libro La Tabla de los Elementos de La Cabra Ediciones y es una interpretación que 121 artistas le dieron a los elementos que conforman este mapa del Universo.
En masa, el hierro es el elemento más abundante en nuestro planeta.

todos los otros elementos han sido formados por cadenas de fusiones que iniciaron únicamente con átomos de hidrógeno. Dado que el hidrógeno se formó en el principio mismo del Universo, entonces cada átomo de hidrógeno que llevamos puesto nos ata a su infinita historia.

No es sorprendente que todas estas intrincadas relaciones entre los elementos y nosotros, lo que somos, y lo que nos rodea, inspire igualmente a científicos y artistas. En el libro La Tabla de los Elementos, de los artistas María Luisa Passarge y Rogelio Cuellar, se plasma este vínculo entre el arte y la ciencia, reuniendo una sinfonía de obras plásticas inspiradas por cada elemento de la Tabla Periódica.

No importa si buscamos dentro de nosotros, o entre las estrellas, en el pasado o en el presente, lo que encontramos es lo más elemental.

Ese submicroscópico pedacito nuestro fue, alguna vez, parte de millones de otras cosas.

SIN ESCAPATORIA: LA SOMBRA DE LOS AGUJEROS NEGROS

El 10 de abril de 2019 apareció en las primeras planas de los diarios de todo el mundo la imagen de un agujero negro. La espectacular noticia causó revuelo y también confusión porque, por definición, un agujero negro es un cuerpo de donde la luz no puede escapar. Esto lo hace, esencialmente, invisible. Entonces, ¿cómo se pudo obtener esa imagen?

Lo que sabemos sobre los agujeros negros

La descripción de los agujeros negros va de la mano de nuestro entendimiento sobre la gravitación. La primera teoría que describió exitosamente la gravedad fue la de Isaac Newton, quien la planteó como una fuerza de atracción entre dos cuerpos que poseen masa: a mayor masa, mayor es su intensidad, y al acortar las distancias crece todavía más. Con esta teoría, conocida como la teoría clásica de la gravitación, se describen de forma exitosa los movimientos de los cuerpos en el Universo, desde la caída de objetos sobre la Tierra hasta los ciclos de los planetas del sistema solar.

Pero estudios detallados de las órbitas planetarias mostraron diferencias entre las predicciones Newtonianas y las mediciones. La órbita de Mercurio, el planeta más cercano al Sol, era en particular problemática pues en presencia de un cuerpo muy

masivo como el Sol, la gravitación clásica ya no funciona, el modelo se rompe. Esto motivó la búsqueda de una mejor explicación para las órbitas cercanas a un campo gravitacional intenso.

En su teoría de la relatividad general de 1915, Albert Einstein planteó una nueva descripción de la gravedad, proponiendo que la geometría del espacio y el tiempo está dictada por la masa. Visualizó al espaciotiempo como un tejido cósmico donde los cuerpos masivos deforman ese tejido espaciotemporal, de manera que las trayectorias de los objetos, incluso de la luz, simplemente siguen la curvatura natural del espacio-tiempo. Mientras mayor sea la masa, mayor será esta curvatura. Cabe recordar que, en la teoría de la relatividad, la masa y la energía son equivalentes.

Karl Schwartzchild encontró en 1916 que las ecuaciones relativistas predicen la existencia de una distancia singular ubicada alrededor de una masa puntual. Ésta, conocida como el horizonte de eventos, es la distancia a partir de la cual la velocidad de escape de una partícula es la velocidad de la luz.

La curvatura del espacio-tiempo en este punto se cierra, así que cualquier objeto que esté dentro de esa distancia sentirá una gravedad tan intensa que no podrá escapar, incluso la luz quedará atrapada. De esta forma, se predice la existencia de objetos donde ni la luz puede escapar de ellos. John Archibald Wheeler los nombró agujeros negros en 1968.

El Telescopio del Horizonte de Eventos

En las últimas décadas se encontró que en los centros de muchas galaxias podrían existir agujeros negros supermasivos, con masas de millones de veces la de nuestro Sol. El gas y las estrellas que los rodean giran a su alrededor formando un disco, pero son atrapados cuando llegan al horizonte de eventos, quedando encerrados para siempre. En esta “danza” alrededor del agujero negro se forman chorros angostos, jets, que salen expulsados a muy altas velocidades y en direcciones perpendiculares al disco.

La luz emitida por este material es desviada por el intenso campo gravitacional y sus trayectorias envuelven al agujero negro. De manera que una imagen de la región central revelaría esa envolvente luminosa del agujero negro, pero su centro sería oscuro, como una sombra que delimita el horizonte de eventos.

Con esta idea, se consideró obtener la imagen del agujero negro del centro de nuestra galaxia, denominado Sagitario A*. Sus dimensiones son pequeñas y varios grupos en el mundo dirigieron sus esfuerzos para usar interferometría con radiotelescopios, que permite obtener muy alta resolución angular.

Esta es una técnica exitosa que ha logrado combinar observaciones de muchas antenas, que pueden estar separadas por miles de kilómetros, produciendo un

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Un agujero negro es un cuerpo de donde la luz no puede escapar.

telescopio sintético cuyo tamaño equivale a la máxima separación entre las antenas. Esto es, si las antenas están separadas por mil kilómetros, tendremos un telescopio sintético de mil kilómetros de diámetro. Un instrumento de tal tamaño permitiría distinguir detalles de objetos muy distantes, por ejemplo, podríamos distinguir desde la Tierra una pelota de tenis en la Luna.

Y así se hizo, con antenas repartidas por todo el mundo se creó el Telescopio del Horizonte de Eventos, el único instrumento capaz de obtener imágenes de la “sombra” de un agujero negro supermasivo.

Messier 87* y Sagitario A*

Después de años de preparación y pruebas, la colaboración del Telescopio del Horizonte de Eventos logró esta gran hazaña, generando las primeras imágenes de los agujeros negros de la galaxia Messier 87 (M87*) y de Sagitario

A*.

A pesar de que sus masas son muy distintas, las imágenes de M87* (publicadas el 10 de abril de 2019) y Sagitario A* (publicadas el 12 de mayo de 2022) tienen una gran similitud. En ambas distinguimos la sombra oscura en el centro, rodeada de un anillo brillante, tal como resulta al aplicar las ideas de Einstein. Además, la similitud en el tamaño de las imágenes se debe a que M87* está 2,000 veces más distante que Sagitario A*; sin embargo, M87* es 1,600 veces más masivo que Sagitario A*, esto hace que los diámetros aparentes sean casi iguales.

La luz envolvente del anillo viene incluso de la parte posterior del agujero negro, porque su gravedad flexiona la luz como si fuera una lente gravitacional, y la obliga a rodearlo. Algunos rayos de luz giran incluso varias veces, amplificando el brillo del anillo.

La colaboración internacional que conforma el Telescopio del Horizonte de Eventos ahora ha dirigido su trabajo en la obtención de “películas” que revelen la evolución temporal de ambos anillos, para observar cambios en sus estructuras, investigar la dinámica del gas en la vecindad del horizonte de eventos, hacer comparaciones con modelos teóricos y mejorar nuestro entendimiento de los procesos que alimentan a los agujeros negros.

Finalmente, debemos destacar que los astrónomos mexicanos participan en la colaboración y que el Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano situado en Sierra Negra, Puebla, es uno de los telescopios del arreglo. Puedo decir con orgullo que formo parte de ese grupo de astrónomos mexicanos.

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La descripción de los agujeros negros va de la mano de nuestro entendimiento sobre la gravitación.
Crédito de las imágenes: Event Horizon Telescope Collaboration. Primera imagen de Sagitario A*

TELESCOPIOS:

INSTITUTO NACIONAL DE ASTROFÍSICA, ÓPTICA Y ELECTRÓNICA

ventanas del infrarrojo. El resto debe observarse desde el espacio (ver Figura 1

ESPEJO SECUNDARIO

El objetivo de los telescopios es colectar la mayor cantidad posible de radiación para estudiar los detalles de los objetos más débiles, lo que exige contar con un cielo oscuro cuya atmósfera sea transparente y sin turbulencia; esto optimiza la captación de radiación de los objetos celestes, ya sean estrellas, galaxias o el material que hay entre ellas.

Por eso los observatorios se sitúan en lugares altos y lejos de ciudades, evitando la contaminación de fuentes artificiales de luz y con una atmósfera estable que permita obtener imágenes bien definidas.

Telescopios ópticos-infrarrojos

Los telescopios ópticos-infrarrojos son los más comunes. Existen varios tipos, pero desde principios del siglo XX se popularizó el telescopio reflector, formado por un espejo primario de gran diámetro que colecta la luz y la manda a un espejo secundario que se encarga de dirigirla hacia algún instrumento (ver Figura 2).

Estos instrumentos resultan indispensables porque son los que analizan la radiación colectada por el espejo principal, para lo cual utilizan distintas técnicas; las más importantes son la espectroscopía y la fotometría

La espectroscopía consiste en separar la luz en sus distintos componentes espectrales, permitiendo ver las líneas que emiten diferentes átomos y moléculas. Con ellas se determina la composición química, densidad, velocidad y temperatura del gas del objeto estudiado. Por su lado, en la fotometría se utilizan filtros que dejan pasar sólo un intervalo definido de longitudes de

onda, permitiendo caracterizar de manera rápida las propiedades de una estrella o una galaxia.

En México tenemos dos telescopios ópticos de 2 m de diámetro, uno localizado en el Observatorio Astronómico Nacional, en la sierra de San Pedro Mártir, en Baja California y el otro en el Observatorio Astrofísico Guillermo Haro, ubicado en la Sierra Mariquita en Sonora. También participamos en proyectos internacionales como el Gran Telescopio Canarias (GTC), el telescopio óptico más grande del mundo, cuyo espejo primario tiene un diámetro de 10.4 m. Se ubica en la Isla de la Palma, Canarias, España. El GTC es una gran instalación de España, México y la Universidad de Florida.

Radiotelescopios

Para estudiar el Universo en ondas de radio se desarrollaron los radiotelescopios, que son

DEL OBJETO OBSERVADO
Figura 2. Diagrama de un telescopio reflector: la luz proveniente del cielo llega al espejo primario que la dirige al espejo secundario y éste la concentra en un punto.
ESPEJO PRIMARIO RADIACIÓN
16 | ESPEJO FOCO
El arribo del telescopio introdujo una manera nueva de observar y entender el Universo.

antenas y receptores de alta sensibilidad, los cuales revolucionaron la investigación astronómica en los años sesenta. Trabajan en longitudes de onda que van de milímetros a metros y colectan la radiación en forma similar a los telescopios ópticos, con la que se han detectado las líneas de muchos compuestos químicos.

Por ejemplo, la línea de emisión en radio del hidrógeno neutro en 1,420 Megahertz, correspondiente a una longitud de onda de 21 cm, ha sido fundamental en el desarrollo de la astrofísica moderna.

El Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM) se ubica a 4,600 m de altitud en el volcán Sierra Negra, Puebla, a 7 km del Pico de Orizaba. Está diseñado para trabajar en longitudes de onda cercanas a un milímetro y es la antena de mayor diámetro en el mundo que opera en esta banda (ver Figura 3). El GTM participó en una red de telescopios ubicados en distintas partes del mundo denominada Horizonte de Eventos, mediante la cual se pudieron observar, por primera vez, las sombras de los agujeros negros de la galaxia gigante M87 y la del centro de nuestra galaxia.

Otros instrumentos

Existe una variedad de observatorios dedicados a problemas específicos. Por ejemplo, algunos están diseñados exclusivamente para observar el Sol. Otros usan diferentes tecnologías para detectar ondas gravitacionales o partículas de altas energías, llamadas rayos cósmicos.

En México existe el observatorio de rayos gamma HAWC (por su nombre en inglés High Altitude Water Cherenkov Observatory), localizado en el volcán Sierra Negra a 4,100 m de altitud. Es un telescopio único en el mundo, compuesto por 300 tanques de agua ultra pura. Estudia partículas y radiación gamma de muy alta energía que interaccionan con moléculas al entrar a la atmósfera terrestre, generando una cascada de partículas secundarias, las cuales producen un flash de luz al entrar al agua de los tanques de HAWC (ver Figura 4).

Los telescopios espaciales tienen la gran ventaja de no estar afectados por la atmósfera para estudiar el cosmos en el ultravioleta, rayos X y rayos gamma. Con ellos se estudia la radiación que no se puede observar desde

la Tierra, y se pueden analizar con nitidez los objetos más débiles, como es el caso del telescopio espacial Hubble, que revolucionó nuestra comprensión del Universo.

El telescopio espacial más novedoso es el James Webb Space Telescope cuyas primeras imágenes se dieron a conocer recientemente. Tiene un espejo primario de 6.5 m de diámetro y cuatro instrumentos para estudiar el cielo en longitudes de onda del infrarrojo. Es el telescopio espacial de mayor diámetro y podrá observar objetos mucho más débiles y distantes de los observados hasta ahora, como son las primeras estrellas y galaxias.

Con el desarrollo de instrumentos cada vez más complejos, la astrofísica avanza vertiginosamente en el estudio del origen y evolución del cosmos. Estos instrumentos llevan la tecnología al límite generando continuamente innovaciones, las que no sólo contribuyen al entendimiento de nuestro lugar en el Universo, sino que ayudan a mejorar la calidad de vida de la humanidad.

La astrofísica avanza vertiginosamente en el estudio del origen y evolución del cosmos.
Figura 3. Imagen del Gran Telescopio Milimétrico Alfonso Serrano (GTM), ubicado en Sierra Negra, Puebla, a 4,600 m de altitud. El diámetro del reflector primario es de 50 m. El tetrápodo sostiene al reflector secundario. Imagen cortesía de Alberto Carramiñana.
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Figura 4. lmagen del observatorio de rayos gamma HAWC (High Altitude Water Cerenkov), ubicado en Sierra Negra a 4,100 m de altitud. Está formado por 300 tanques (de 7.2m de diámetro x 5m de altura) llenos de agua, dentro de los cuales hay detectores de radiación gamma. En la cima se ve el GTM. Crédito de la imagen: Observatorio HAWC (J. Goodman, 2016)

¡EL GRAN PUM !

La traducción al español de Big Bang es algo así como el Gran Pum, onomatopeya que nos sugiere que hubo una especie de estallido del Universo.

Aunque no se trata de una explosión, la teoría del Big Bang describe la expansión del Universo desde un volumen menor al de un átomo, hasta el gigantesco domo de galaxias que nos rodea. Por su importancia, y con justa razón, queridos lectores de Obsidiana, deben estar preguntándose si esta idea, aparentemente descabellada, es un capricho de los científicos o si tiene algo que ver con la realidad. Veamos.

A comienzos del siglo XX se pensaba que nuestra galaxia, la Vía Láctea, contenía todos los astros del cosmos y que el Sol era sólo una estrella más entre millones; incluso Einstein hizo suya esa idea. Pero hace justo un siglo, en 1923, el astrónomo norteamericano Edwin Hubble apuntó el telescopio de Mount Wilson, California, el más grande del mundo en ese tiempo, a la nebulosa de Andrómeda, un objeto de apariencia difusa del cual se sabía muy poco.

Gracias a la gran apertura del telescopio, Hubble pudo ver que este objeto borroso en realidad

estaba hecho de miles de estrellas, aunque muy débiles; encontró también que algunas variaban su luminosidad con un patrón regular. Se trataba de estrellas variables conocidas como “cefeidas”, que podían utilizarse para medir distancias en el Universo, una gran proeza considerando que, en la práctica, no podemos estirar una cinta métrica para medir el trecho que separa a nuestro planeta de los objetos celestes.

Utilizando la técnica de las cefeidas, Hubble halló que Andrómeda estaba ubicada nada menos que a 900 mil años luz de distancia de la Tierra; mucho más allá de los confines de nuestra galaxia, la Vía Láctea. No sólo eso, sino que otros objetos nebulosos, similares en aspecto a Andrómeda, también yacían a colosales distancias. Se trataba, como la Vía Láctea, de galaxias por su propio mérito.

Repentinamente, el Universo pasó a ser mucho más grande de lo que se pensaba, y a estar sembrado de miles de millones de galaxias como la nuestra, un resultado que revolucionó nuestro conocimiento del cosmos.

Unos años antes del trabajo de Hubble (desde 1912), Vesto Slipher, otro personaje notable de esta historia, estuvo abocado a medir con un pequeño telescopio en el norte de Arizona, las velocidades de las nebulosas con respecto a nuestro planeta, sin saber

que se trataba de galaxias lejanas. Para su sorpresa, las observaciones mostraron que la mayoría de estos objetos se alejaban a miles de kilómetros por segundo de la Tierra, a velocidades muy superiores a aquellas con que las estrellas se mueven en la Vía Láctea.

Después, en 1927, el sacerdote y matemático belga Georges Lemaître publicó un artículo en el que analizó estas observaciones en el marco de la teoría de la relatividad general de Einstein, mostrando que el Universo debía estar en un estado en expansión, que era exactamente lo que había observado Slipher. Ese mismo año, Lemaître lo comentó personalmente

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Repentinamente, el Universo pasó a ser mucho más grande de lo que se pensaba, y a estar sembrado de miles de millones de galaxias.
Foto: César Cantú

con Einstein, quien le respondió que sus cálculos eran correctos, pero su física era abominable.

Mejor suerte tuvo Hubble, quien en 1929 publicó un artículo en el que demostraba que las velocidades de las galaxias, tal como lo predijo Lemaître, aumentaban en proporción a sus distancias, un comportamiento que quedaría inmortalizado como “Ley de Hubble”. No está claro si Hubble estaba al tanto del trabajo de Lemaître, pero el hecho es que no lo menciona en su artículo.

Cuando Lemaître se enteró del trabajo de Hubble, procedió a recordarle a la comunidad científica que él había publicado dicha relación un par de años antes y procedió en 1931 a traducir al inglés sus revolucionarios y anticipatorios resultados, destacando que el Universo había estado en un estado de expansión a partir de un “átomo primigenio”. A muchos científicos la noción de un comienzo les parecía repugnante. Lemaître defendió su idea de «átomo primigenio» señalando: «Creo que ese comienzo del mundo está lo suficientemente lejos del actual orden de la naturaleza para no ser en absoluto repugnante».

La onomatopeya Big Bang apareció mencionada por primera vez en un programa radial de la BBC en 1949, de boca del astrofísico inglés Fred Hoyle, quien consideraba como ridícula la idea que planteaba un comienzo del Universo. Tuvieron que transcurrir varios años, hasta que dos ingenieros norteamericanos, Arno Penzias y Robert Wilson, en 1964 descubrieron por casualidad el fondo de

radiación cósmica, la radiación fósil del Big Bang, como irrefutable evidencia de que el Universo había evolucionado desde un estado muy denso y caliente, dándole la razón a Lemaître y catapultando así la teoría del Big Bang a una amplia aceptación en el mundo científico.

En un acto de justicia histórica, la Unión Astronómica Internacional estableció en 2018 que la ley de expansión cósmica pasara oficialmente a llamarse ley de Hubble-Lemaître. Este último es considerado el padre de la teoría del Big Bang, una teoría que ha sorteado las pruebas más exigentes y que es posiblemente uno de los avances científicos más sorprendentes del siglo XX.

Esta teoría nos revela algo extraordinario: el Universo que conocemos emanó hace unos 14 mil millones de años de un lugar más pequeño que el átomo. Hoy sabemos que el Big Bang no es el inicio del Universo sino una brevísima etapa en la que creció desde una inocente burbuja mucho menor que un átomo, al tamaño de una pelota de fútbol. En ese pestañeo, más breve que un segundo, el espacio se expandió aceleradamente, quedó sembrado de partículas elementales a miles de millones de grados de temperatura, fijó las condiciones iniciales del Universo y las leyes que regirían todo lo que vendría, incluyendo nuestra propia existencia.

A partir de ahí, el espacio se ha estado expandiendo. En los primeros 10 minutos, el Universo era un horno nuclear en el que se cocinaron los primeros átomos: el hidrógeno y el helio. Y tuvieron que transcurrir unos

600 millones de años para que la temperatura bajara lo suficiente como para que los átomos primordiales pudieran formar las primeras estrellas y galaxias.

Las estrellas explotan como supernovas y siembran nuevos elementos como calcio, oxígeno y hierro, mismos que han llegado a nuestro sistema solar.

La teoría del Big Bang no sólo nos ilumina sobre el origen del Universo, sino sobre nuestra propia existencia. Hoy tenemos el privilegio de ser testigos de este momento clave de la humanidad en el cual, luego de muchos milenios contemplando e interrogando al cielo, nuestra especie puede comenzar a responder científicamente la pregunta ¿de dónde venimos los humanos?

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El Universo emanó hace unos 14 mil millones de años de un lugar más pequeño que el átomo.
Mario Hamuy Wackenhut recibió el Premio Nacional de Ciencias Exactas de Chile en 2015. Es autor del libro Viaje al Big Bang (Penguin Random House, sello Debate, 2022).

JIM PEEBLES: UNA VISIÓN PROFUNDA DEL UNIVERSO

INSTITUTO NACIONAL DE ASTROFÍSICA, ÓPTICA Y ELECTRÓNICA

PREMIO NOBEL DE FÍSICA 2019

Es 1964. Philip James Edwin Peebles está recién graduado del doctorado en la Universidad de Princeton y tiene un empleo temporal en esa misma institución. Nativo de Winnipeg en Canadá y conocido como Jim, asistía a un seminario dirigido por su asesor, el Prof. Robert H. Dicke. Ahí, mientras comía pizza, pensaba en la formación del Universo, en el Big Bang, algo que lo dejó marcado para siempre.

En 1971 publicó su primer libro, Physical Cosmology (Cosmología física), por insistencia del notable físico John Archibald Wheeler, quien quedó impresionado al asistir a una de las clases que Peebles dictaba en Princeton. Es un texto de apenas 180 páginas, pero en su actualización de 1993, Principles of Physical Cosmology (Principios de cosmología física), era ya una ciencia madura y la publicación rebasó las 700 páginas. Sus trabajos sobre la estructura del Universo lo llevaron a convertirse en uno de los arquitectos de la cosmología en el siglo XX, la ciencia del Universo, y a recibir el Premio Nobel de Física en 2019.

En diciembre de 2021, el ahora Profesor Emérito Peebles me recibió para conversar en su oficina del Departamento de Física de la Universidad de Princeton. Fui afortunado porque es una persona protectora de su privacidad y rechaza la mayoría de las entrevistas.

—¿Cómo se formó como cosmólogo, cuando apenas había uno o dos libros de texto? —le pregunté.

—En 1958 cuando llegué a Princeton, me sentí intimidado por mis compañeros que sabían sobre diagramas de Feynman y teoría de campos.

Interrumpí y le dije: —He leído sobre usted en el libro Los corazones solitarios del cosmos, de Dennis Overbye. ¿Se sentía como un pececito en el océano, después de haber sido el tiburón blanco en Manitoba?

Jim me miró un poco sorprendido, moderadamente incómodo.

—Es cierto, los cursos en Princeton eran muy avanzados para mí, casi no entendía nada. Lo que me salvó fue la formación en las materias básicas que me brindó la Universidad de Manitoba. Estaba muy bien preparado en mecánica, termodinámica, electromagnetismo, mecánica estadística y mecánica cuántica. La parte clásica de la física. Es importante tener bases sólidas; lo demás lo aprendí por mi cuenta y logré ponerme al nivel de mis compañeros.

Gradualmente, la conversación se volvió amigable. Sonrió un poco y sus ojos brillaron.

—Pero en cosmología se requiere la relatividad general, ¿cómo la aprendió? —pregunté.

—La aprendí del libro de Landau y Lifshitz.

Jim se levantó, fue a uno de sus libreros y me mostró su copia de The Classical Theory of Fields (La teoría clásica de campos), uno de los libros del curso de física teórica que preparó el gran científico soviético Lev Landau junto con Eugini Lifshitz.

Le comenté que Landau era conocido por hacer derivaciones durante los seminarios con sus estudiantes.

—Aquí en Princeton, quien hacía eso era Wheeler. John Archibald Wheeler fue uno de los grandes revolucionarios de la gravitación, y un gran educador.

Fue asesor doctoral de grandes físicos, entre ellos Richard P. Feynman (Premio Nobel de Física en 1965) y Kip Thorne (Premio Nobel de Física en 2017).

La conversación ahora se enfocó en su historia en relación con la cosmología:

Bob Dicke, el asesor de Peebles, pensaba que el Universo era oscilatorio, que pasaba por periodos de expansión y contracción, contrario al Universo estacionario propuesto por Hermann Bondi, Fred Hoyle y Thomas Gould en 1948. A Dicke le parecía poco natural un Universo en expansión y estacionario donde, para mantener su densidad constante, se debían estar creando grandes cantidades de materia de la nada. Así que le pidió a Jim calcular qué pasaría en un Universo que al principio era muy denso y caliente.

Jim no fue a buscar lo que se había publicado sobre el tema, lo dedujo por su cuenta. Pensó que, si el Universo era tan caliente, podría producir reacciones nucleares como lo hacen el Sol y las estrellas, fusionando cuatro núcleos de hidrógeno para crear un átomo de helio. Estaba seguro de

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Sus trabajos sobre la estructura del Universo lo llevaron a recibir el Premio Nobel de Física en 2019.

que eso se podía calcular y encontró, efectivamente, que los elementos más abundantes en el Universo deberían ser el hidrógeno y el helio. Al comparar su cálculo del helio que debió producirse inicialmente con la proporción observada en Júpiter (que también él había calculado con anterioridad), se sorprendió, no había discrepancia.

Jim dijo: “de una manera inocente, lo que había calculado significaba un gran triunfo”. Siguiendo con los cálculos, también encontró que debería haber una radiación cósmica detectable, a la que se podía asociar una temperatura de -262 grados centígrados. Envió sus resultados a una de las revistas de física en 1965, pero su artículo fue rechazado porque ignoraba que George Gamow, junto con sus colaboradores, se le habían adelantado en 1948. Ya Fred Hoyle, en tono de burla, llamaba Big Bang al modelo de Gamow, así es que, al obtener los mismos resultados, Jim redescubrió el Big Bang.

Edward Peebles?’ ‘Sí’, contesté. ‘Hemos decidido otorgarle el Premio Nobel de Física. ¿Acepta?’ Llegados aquí me sentí tentado a decir, ‘Sí, pero antes discutamos la omisión de Bob Dicke’, pero me contuve. Humildemente dije: ‘Acepto’”. Al aceptar el Nobel de Física en 2019, Peebles consideró que también era un reconocimiento para Bob Dicke.

Su último libro, Siglo de la cosmología, es una revisión histórica de la cosmología y será publicado en español dentro de la colección Biblioteca Científica del Ciudadano, en mayo de este año, bajo el auspicio de la Fundación Politécnico, la Facultad de Física de la Universidad Veracruzana, y el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) de la UNAM.

Dicke asignó a Dave Wilkinson y Peter Rolle buscar la señal que había salido de los cálculos de Jim pero, nuevamente, se les adelantaron. Los ingenieros del Bell Labs, Arno Penzias y Bob Wilson, encontraron en 1964 una señal que venía de todas las direcciones del espacio y tenía una temperatura de -270 grados centígrados. La publicación de los resultados de Penzias y Wilson apareció en 1965 junto a la explicación teórica de Jim en la revista Astrophysical Journal Letters. A él no le afectó que Penzias y Wilson los hubieran madrugado, al contrario, estaba maravillado de que una idea tan simple para la formación del Universo tuviese consecuencias tan medibles. Penzias y Wilson recibieron el Premio Nobel de Física en 1978, pero Peebles siempre consideró injusto que Dicke fuese excluido.

Durante una entrevista que nos concedió en abril de 2021, Jim nos contó, a Sergio de Régules1 y mí, la siguiente anécdota: “Recibí la llamada del Premio Nobel a las cinco de la mañana, en Nueva Jersey. Levanté el teléfono y todo inició con mucha formalidad. ‘¿Es usted el profesor Philip James

1La entrevista de Sergio de Régules fue publicada en El País en junio de 2021. https://elpais.com/mexico/2021-06-22/elogio-de-la-investigacion-pura.html

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Jim dedujo por su cuenta que, si el Universo era tan caliente, podría producir reacciones nucleares como lo hacen el Sol y las estrellas.
Jim calculó que los elementos más abundantes en el Universo eran el hidrógeno y el helio.

A MILLION MILES AWAY: DE CAMPESINO MIGRANTE A SURCAR EL ESPACIO

EEs lamentable que pese a las producciones que evidencian la importancia de la ciencia en México y el mundo, nuestro país esté desmantelando espacios científicos y del conocimiento; advirtió la directora del filme A Million Miles Away, Alejandra Márquez Abella, en entrevista para Obsidiana.

A Million Miles Away retrata la historia de José Hernández: un campesino migrante que se atrevió a surcar el espacio y se convirtió en un héroe, nos contó la cineasta.

José Hernández pasó su juventud trabajando la tierra. Originario de Michoacán, se vio en la necesidad de migrar de su tierra natal hasta el sur de California, en el área de Stockton, donde dedicó gran parte de su niñez y juventud a la cosecha de fresas y pepinos.

Mientras José recolectaba frutas y verduras en Stockton, California, le tocó ver la última misión de Apolo. Aquella hazaña fue de gran impacto para él. En entrevistas, el propio Hernández ha relatado que ver caminar a un astronauta sobre la Luna fue su mayor motivación para tener siempre en mente que algún día saldría a surcar el espacio exterior.

A pesar del arduo trabajo, Hernández se graduó de la Franklin High School en Stockton y cursó estudios en la Universidad del Pacífico. Obtuvo su maestría y, posteriormente, un doctorado honoris causa.

Mientras trabajaba en el Lawrence Livermore National Laboratory, junto a su colega desarrolló el primer sistema de imágenes de mamografía digital de campo completo. Esta invención ayuda a la detección temprana del cáncer de mama. Más adelante, en un periodo de tres años, intentó 11 veces ingresar a la NASA (National Aeronautics and Space Administration, por sus siglas en inglés), hasta que lo logró.

Márquez Abella relató que la historia de José Hernández conlleva una ética de trabajo impecable y una educación parental a múltiples niveles que le permitió desarrollarse y convertirse en el héroe mexicano que es hoy.

“A Million Miles Away es muy diferente a mis películas previas. En Niñas Bien o El Norte sobre el vacío me concentré en personajes que yo llamo deleznables y que podían tener un aura de villanos para la sociedad en la que vivimos. En cambio, el personaje de José es una persona admirable que se contrapuso a sus propias inseguridades para poder cumplir sus sueños”, expuso Márquez Abella.

José Hernández será siempre recordado por su singular hazaña de surcar el espacio como ingeniero de vuelo en misión a la Estación Espacial Internacional STS-128 que se lanzó el 28 de agosto de 2009. Al estar en órbita, Hernández se convirtió en el primer astronauta en enviar mensajes desde el espacio exterior a la Tierra en el idioma español. La misión tuvo una duración de 14 días, concluyendo el 11 de septiembre de 2009.

“Esta historia es una bocanada de aire fresco y esperanza, es inspiradora en cada uno de sus elementos, lo digo a título personal. A mí me paralizaba la dimensión de esta película, pero la vida de José Hernández me inspiró. Ahora, cuando tengo miedos o dudas, me digo a mí misma: si José entró a la NASA, ¿yo por qué no podría hacer lo que me proponga?”, afirmó Márquez.

“Para la actual política científica en nuestro país no encuentro ni el adjetivo, me parece que va en contra de la lógica del momento en el mundo; es una falta que este gobierno ha tenido, ocasionando la desmantelación de espacios científicos y del conocimiento que va a tener consecuencias terribles”, lamentó la directora.

La filmación de A Million Miles Away aún no cuenta con fecha de estreno, pero se sabe que, eventualmente, arribará a la plataforma de streaming Prime Video para llegar a más de 240 países.

La historia de José Hernández es una bocanada de aire fresco y de esperanza, es inspiradora en cada uno de sus elementos.
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Entrevista con su directora, Alejandra Márquez Abella
José Hernández se contrapuso a sus propias inseguridades para poder cumplir sus sueños.
El astronauta José Hernández se prepara para volar en la misión STS-128 del trasbordador espacial. Imágenes de la NASA.

Situado en la cima del Volcán Sierra Negra en Puebla, a 4 mil 600 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el Gran Telescopio Milimétrico (GTM) Alfonso Serrano , el instrumento de plato único y movible más grande del mundo para estudiar los orígenes de la estructura del Universo, a través de emisiones de radio emitidas por antiguos discos protoplanetarios, nebulosas y galaxias.

El objeto de estas observaciones astronómicas es explorar los procesos físicos que controlan la formación y evolución de agujeros negros, estrellas y sistemas planetarios a través de los 13.7 millones de años de historia del Universo.

En entrevista para Obsidiana, el director de cine Hugo Félix Mercado expuso que, sin duda, el GTM es una insignia nacional y debe ser un gran orgullo para los mexicanos contar con un instrumento de tal magnitud en nuestro país.

“Los actores y yo estuvimos muy contentos de filmar Cygnus en un espacio que poca gente tiene oportunidad de conocer, una instalación científica y tecnológica única en el mundo. Me siento comprometido con el GTM; muchas más personas en México deben saber para qué sirve esta infraestructura”, expresó.

La trama

Mejor conocida como la constelación del Cisne, Cygnus X3 es una constelación de estrellas que se encuentra en el hemisferio norte, a unos 37 mil años luz de la Tierra.

En el filme, un astrónomo está obsesionado con saber por qué una estrella da vueltas a un costado de un objeto que no se sabe qué es, hasta que finalmente descubre una señal. De ahí surge una serie de peripecias que el protagonista deberá enfrentar.

GTM,

DE FUTURO Y OBJETO CINEMATOGRÁFICO

Entrevista a Hugo Félix Mercado, director de Cygnus

Ciencia en Cygnus

Detrás de Cygnus estuvo la asesoría constante de científicos del Instituto Nacional de Astrofísica, Óptica y Electrónica (INAOE), quienes revisaron el guion para validar las cuestiones técnicas expuestas en la película.

“Buscábamos que fuera lo más cercano a la realidad. Uno de los grandes retos era componer una historia lógica desde el punto de vista científico, pero que no perdiera la cuestión dramática. Toda pregunta me fue respondida, y eso evitó que yo incluyera en el filme cosas ilógicas”.

Filmación de Cygnus

Otra cuestión difícil a la que se enfrentó Félix Mercado fue el mal de montaña, que causa malestar físico debido a las complicaciones del cuerpo para adaptarse a la baja presión de oxígeno que se experimenta a una gran altitud.

“En toda filmación siempre hay un lugar para tomar café. Sin embargo, en nuestra producción la gente no pedía café sino estar cerca de los tanques de oxígeno para reponerse un poco y guardar la cordura; varias personas del equipo la pasaron bastante mal allá arriba.

“La recomendación para todo visitante al GTM es regresar el mismo día. De hecho, las habitaciones que tiene son únicamente para usar en caso de emergencia, como una intensa nevada. El poco oxígeno a esa altura nos orilló a cometer errores inverosímiles, nos poníamos intolerantes e irritables por cuestiones que, en condiciones normales, jamás nos habrían alterado”, nos contó Hugo.

Mito de los científicos

“Uno tiene la idea errónea de que los astrónomos y científicos son personas encerradas en su

propio mundo, pero cuando los conoces y tienes oportunidad de tratarlos te das cuenta que son como todos los humanos: hacen chistes, juegan, bailan, se divierten. Toda la gente con la que platiqué en el GTM me trató increíble. Ahora puedo decir con orgullo que esos astrónomos son amigos míos”, mencionó Félix Mercado.

“Definitivamente, la ciencia en México tiene muchas y muy buenas historias que contar”.

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HERRAMIENTA
En el rodaje de Cygnus el café fue sustituido por tanques de oxígeno para todo el equipo de filmación, siendo el culpable el mal de montaña.

MAGDA GONZÁLEZ

María Magdalena González es investigadora titular del Instituto de Astronomía de la UNAM y fundadora del HAWC (High Altitud Water Cherenkov, por sus siglas en inglés), un observatorio que examina el Universo en rayos gamma con tanques de agua ultrapura, instalados en el volcán Sierra Negra, Puebla.

Puede sonar extraño usar agua como un detector, pero es un método muy exitoso para localizar partículas energéticas que llegan a la Tierra. De hecho, también se usa para detectar neutrinos en el observatorio Super Kamiokande de Japón.

Magda, como le dicen cariñosamente amigos y colegas, nació en la Ciudad de México y es doctora en física por la Universidad de Wisconsin, Madison, EU. Se confiesa apasionada jugadora de fútbol mixto y le divierte mucho dar patadas, aunque también disfruta de cosas tranquilas como la natación y la jardinería.

Pero su pasión principal es la astrofísica de altas energías y su tenacidad la ha llevado a participar en proyectos internacionales desde que era joven. Es experta en procesos de aceleración y emisión de partículas cósmicas; estudia el mapa y la historia del Universo a través de los rayos gamma, la radiación de más alta energía y producida en los eventos más energéticos del Universo.

Ha laborado en instrumentación para observatorios en México y en otros países. Aquí está colaborando en la instalación del nuevo telescopio M@TE (Monitoring at TeV Energies, por sus siglas en inglés) en el Observatorio de San Pedro Martir, Baja California, para ver rayos gamma de gran energía.

Fuera de México colabora en el proyecto CTA (Cherenkov Telescope Array, por sus siglas en inglés) que se ubica en las Islas Canarias en España y en Paranal en Chile. Además labora en una versión mejorada de HAWC, llamado SWGO (Southern Wide-Field Gamma-Ray Observatory, por sus siglas en inglés), que se construirá en alguna montaña de los Andes en Sudamérica.

También ha sido galardonada con premios nacionales e internacionales, como el Achievment Award del Laboratorio Nacional de Los Alamos, EEUU, y el OWSD Award for Young Women Scientist en Física y Matemática otorgado por Elsevier y la Organization for Women in the Science for the Developing World. Es una maestra dedicada que ha asesorado a muchos estudiantes nacionales y extranjeros, y una excelente comunicadora de la ciencia, que acerca a jóvenes y niños a la ciencia con proyectos imaginativos como “Las crónicas del Dr. Manuel Buhardilla”, que es uno de los primeros radio cómics en todo Latinoamérica.

Conferencia: Rayos Cósmicos, mensajeros del Universo.

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Experta en procesos de aceleración y emisión de partículas cósmicas.
Su pasión principal es la astrofísica de altas energías, y su tenacidad la ha llevado a participar en proyectos internacionales desde muy joven.
Observatorio Súper Kamiokande, ICRR (por sus siglas en inglés Institute for Cosmic Ray Research), Universidad de Tokyo

SARA SEAGER

Ellie Arroway es la protagonista de la novela Contacto, de Carl Sagan. En la película del mismo nombre que dirigiera Robert Zemeckis en 1997, Jodie Foster encarna a Ellie, la astrónoma que usa los radiotelescopios más grandes del mundo para buscar hacer contacto con las civilizaciones extraterrestres. Para muchos, el trabajo de Ellie resultaría ser una aventura descabellada. Pero ella sabía muy bien que no era misión imposible y decía: “el Universo es un lugar tan grande, que si fuéramos los únicos, sería un terrible desperdicio de todo este espacio”. La profesora Sara Seager comparte cada palabra de esa visión y ha dedicado la mayor parte de su carrera científica a la búsqueda de señales de vida en nuestra galaxia.

Reconocida mundialmente por su tenacidad y sus aportaciones en el análisis de las atmósferas de los exoplanetas, se pregunta: “¿Por qué como astrónoma me atrevo a especular que hay vida en otros rincones de nuestra galaxia?” Y también se contesta: “Por tres razones. Primero, porque es normal la existencia de planetas parecidos a la Tierra; segundo, porque el agua, el compuesto principal para todas las formas de vida tal como la conocemos, existe en grandes cantidades en nuestra galaxia; y tercero, porque los demás ingredientes esenciales para la vida parece que se forman fácilmente en el Universo”.

Sara Seager trabaja en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), donde se desempeña como profesora de física, ciencias planetarias, aeronáutica y astronáutica.

Nativa de Canadá, desde muy chica sintió pasión por la ciencia; pero tuvo que convencer a su papá para que le dejara estudiar astronomía en la Universidad de Toronto. Cuando Sara cursaba la licenciatura, a principios de los años 90, hacía las preguntas más interesantes en clase y era muy aplicada.

Luego continuó sus estudios de posgrado en la Universidad de Harvard. Fue entonces cuando

comenzó a desarrollar técnicas para el estudio de las atmósferas de exoplanetas. Así fue que propuso el análisis de la luz de la estrella anfitriona al pasar por la atmósfera de los exoplanetas (espectroscopía de transmisión).

Además, ha dirigido la misión de exploración TESS, y la misión ASTERIA (cube-sat), mientras se prepara para dirigir una misión para la búsqueda de vida en Venus, en los próximos meses.

Con sus propias palabras expresa la emoción que le inspira su trabajo: “Admito que dejo que mi pensamiento juegue con las ideas y hasta he llegado a soñar despierta que ya estamos cerca. Me doy esta licencia porque formo parte de la primera generación de astrónomas y astrónomos que tienen la gran ventaja de explorar la posible existencia de vida microbiana en las atmósferas de los exoplanetas, por medio de la búsqueda de los gases que éstos producirían. Para ello estamos aplicando técnicas sofisticadas de análisis y usando los telescopios espaciales muy avanzados”.

El trabajo de la profesora Seager le mereció la prestigiosa cátedra “Genio” de la Fundación MacArthur, es miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos, también recibió el Premio Sackler de Física, entre otros importantes reconocimientos, al tiempo que el gobierno de Canadá le otorgó la más alta distinción ciudadana como Oficial de la Orden de Canadá.

Como mujer, Sara ha tenido que pasar por encima de muchas barreras, tanto en la vida académica como en la personal. Desde temprana edad se sobrepuso a los ataques machistas de sus profesores, cuando soñaba con convertirse en científica. También sorteó la muerte de su esposo y pudo criar a sus dos hijos, quienes ahora son jóvenes universitarios. El recuento de su vida lo ofrece en su biografía: The Smallest Lights in the Universe (Las luces más pequeñas en el Universo), publicado por la editorial Random House. El asteroide 9729 lleva su nombre.

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Desde muy chica sintió pasión por la ciencia; pero tuvo que convencer a su papá para que le dejara estudiar astronomía.
Es la Ellie Arroway del siglo XXI.
Sara ha dedicado la mayor parte de su carrera a la búsqueda de señales de vida en nuestra galaxia.

TOCAR LAS ESTRELLAS CON ESPERANZA Y AMOR POR LA VIDA

Este grupo de jóvenes extraordinarios ha hecho que su lucha los convierta en una leyenda.

Sin una pierna, con los pulmones lacerados y con los ojos o la garganta lastimados por cirugías y tratamientos, un grupo de jóvenes valientes se dio cita el 23 de noviembre de 2022 para subir a la cumbre más alta de nuestro país, Citlaltépetl (en náhuatl, Cerro de la Estrella) o Pico de Orizaba.

Estos sobrevivientes ganaron sus batallas contra el cáncer, un enemigo que no podían ver, ni oler o tocar, pero que dolía y los hacía sentir desesperados. Enemigo que no da tregua, con embates constantes que se multiplicaban sin control; osteosarcoma, Linfoma de Hodgkin, cáncer de pulmón y de tiroides.

Subir hasta una cima que está a casi 5 mil 700 metros sobre el nivel del mar es muy difícil de lograr en sus condiciones, pero confiaban que eso les permitiría retomar la vida en sus manos, recuperar la autoestima, la confianza y la esperanza en el futuro.

Aún no comenzaba el ascenso y Ximena Gutiérrez ya renegaba de manera interna al ver lo imponente de la montaña; como ella lo expresó: se sentía muy pequeña ante lo que tenía por delante. Para impulsar su única pierna en la subida, Ximena, al igual que David Elíseo y Camila Estrada, quienes están en las mismas condiciones, llevaba dos bastones especiales. El resto del grupo, conformado por Karla Aguayo, Víctor Vergara, Rosa María Santian y Alicia Cruz, subiría atendiendo otras afectaciones.

Se abastecieron de víveres en Tlachicuca, Puebla, y de ahí subieron en vehículos por el ajetreado camino que lleva al albergue Piedra Grande, situado a 4 mil 600 metros sobre el nivel del mar. Desde ese punto dio inicio el ascenso a pie por la cara norte, con senderos de arena resbaladiza y rocas filosas como navajas.

Después de seis horas de caminata y con los bastones desgastados, David Elíseo, uno de los líderes del grupo, sufrió mal de montaña. Sus pulmones resintieron la baja en el oxígeno, por lo que experimentó mareos que le impidieron seguir subiendo y tuvo que desistir.

Eran las 6:00 pm, debían dormir hasta las 11:30 pm, despertar y continuar con la caminata a la 1:00 am. Una nevada caló profundo y les quitó el sueño, pero retomaron puntualmente la subida hacia el glaciar, repleto de declives con cascadas de roca y hielo.

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Ximena es la primera mujer que ascendió al Citlaltépetl sin una extremidad inferior.

La nieve fresca era un reto adicional y, como lo relata Ximena, el glaciar parecía diamantina que brillaba y los guiaba hacia la cima. Los bastones se hundían bastante, y el esfuerzo de su pierna comenzaba a pasarle factura al cuerpo, poniendo a prueba sus capacidades físicas y mentales.

Después de varias horas, el Sol dibujó sus primeros trazos en el horizonte, mientras la Luna y una cascada de estrellas parecía que se esforzaban por permanecer con ellos. Al llegar a la cima, Ximena explotó en llanto al ver la espectacularidad del Citlaltépetl. Lo había logrado por ella y su equipo, por los que se encuentran luchando y por todos aquellos que los habían acompañado en las batallas y se quedaron en el camino; por su amigo Juan Carlos, quien falleció a causa del cáncer unos meses antes. Los que pisaron la cima se percataron de que, a esa altura y con las estrellas como aliadas, el enemigo ya no era tan grande como parecía. La conquista de la montaña más grande de México les había dotado de esperanza y confianza. Estos héroes nos muestran que hay vida después del cáncer, y ahora se sienten capaces de vencer cualquier reto.

Cáncer

El cáncer es la segunda causa de muerte en todo el mundo, por detrás de las enfermedades

cardiovasculares. Se estima que en 2018 causó la muerte de 9.6 millones de personas, según datos de la Organización Mundial de la Salud y, dado el envejecimiento de la población, se pronostica un aumento de las cifras. En México, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía dice que en 2021 se registraron 1 ‘122,249 defunciones en México, de las cuales 90,123 se debieron al cáncer.

Existen muchos tipos de cáncer pero, en esencia, se trata de células anormales que se multiplican sin control y pueden extenderse a otros tejidos. Así puede propagarse por el cuerpo, alterando el funcionamiento de algún órgano, forzando al sistema inmunitario más allá de sus límites.

Ximena, una leyenda

Cuando Ximena recibió el diagnóstico por osteosarcoma de fémur se encontraba a tan sólo un mes de cumplir los 15 años. Le dijeron que, para incrementar las posibilidades de seguir con vida, le tendrían que amputar la pierna derecha. Se despidió de su pierna como lo hubiera hecho de una persona querida y le dio gracias por haberle permitido correr, bailar y montar a caballo, que es una de sus grandes pasiones.

Debido al tratamiento de más de un año y medio de quimioterapias, su cuerpo no resistió más y cayó en coma por más de un mes. “Vi una luz y me extendieron la mano para llevarme a un lugar desconocido, pero quité mi mano rápidamente y les dije que yo me iría hasta estar viejita”, contó. Salió del coma para ser fuente de inspiración de propios y extraños.

Ximena ya se convirtió en leyenda, es la primera mujer que ascendió al Citlaltépetl sin una extremidad inferior.

Cimas de la Esperanza

Cimas de la Esperanza es la organizadora de la expedición al Pico de Orizaba, creada por Mateo Dornier en el año 2020. Fue inspirada por la fundación francesa Semons l’espoir, Sembrar la esperanza, creada en 1994 por Charlyne y Pierre Dornier, en homenaje a sus hijas Valeria y Emilia, hermanas de Mateo, quienes fallecieron por leucemia.

Su objetivo es mostrar que es posible una vida productiva después del cáncer y, como su nombre lo dice, fomenta la cultura de la esperanza para recuperarse y seguir adelante.

Lo que comenzó como un reto para llegar al Pico de Orizaba se ha convertido en otro más para llevar este año al grupo mexicano a Francia, para subir al Monte Blanco. El ascenso al Pico de Orizaba se puede ver en el documental Alcanzando las Estrellas, que pronto estará disponible en plataformas de video.

Conoce más del proyecto

Cimas de la Esperanza:

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A esa altura y con las estrellas como aliadas, el enemigo ya no era tan grande como parecía.

Desde joven tuve la inquietud de observar las estrellas a través de un telescopio y de adulto tuve la capacidad de ahorrar para adquirir uno. Siempre lo transportaba a lugares alejados de la ciudad para evitar la contaminación lumínica y lograr una mejor observación de objetos tenues.

Sin embargo, si observaba a la Nebulosa de Orión o a la Nebulosa de Norteamérica, las veía en color gris; si optaba por una galaxia, también veía un manchón gris, y me preguntaba: ¿cómo es que las revistas de astronomía presentan estos objetos a todo color?

El ojo humano ve una serie de imágenes (24 por segundo) que el cerebro interpreta y desecha enseguida. Por ello, en la oscuridad es difícil ver como lo hacemos cuando el día es claro, pero las cámaras fotográficas pueden acumular luz durante mucho

UN ASTROFOTÓGRAFO MUY VERSÁTIL: CÉSAR CANTÚ QUIROGA

tiempo en una sola imagen de larga exposición, y es por ello que logran captar el color de los objetos celestes. Decidí entonces adquirir una cámara fotográfica; la primera que tuve fue análoga. Así fue como incursioné en la astrofotografía. Más adelante llegaron las cámaras digitales, que me dieron más versatilidad.

La astrofotografía es una aventura que me ha llevado a visitar lugares agrestes y lejanos. Generalmente se disfruta en armonía con la naturaleza, ya sea en compañía de otros fotógrafos o en esa soledad que permite gran tranquilidad entre toma y toma.

César Cantú Quiroga ha incursionado en fotografía nocturna de gran campo y con modalidad de timelapse. Es ganador de primeros lugares en concursos de astrofotografía organizados por la UNAM, el Royal Observatory Greenwich y la Universidad de Cambridge del Reino Unido.

Escribió y publicó fotografías en el diario Milenio y la revista Hacia el Espacio, de la Agencia Espacial Mexicana. Ha expuesto individual y colectivamente en la UNAM, la Universidad de la Plata, las Universidades Autónomas de Nuevo León y Zacatecas, la Alianza Francesa, el Planetario Alfa y el Museo Laberinto de San Luis Potosí.

Sus fotos han aparecido también en el Earth Science Picture of the Day de la NASA, y en The Weather Channel.

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“La astrofotografía es una aventura que me ha llevado a visitar lugares agrestes y lejanos”.
INTRUSIÓN | 29

BIG BANG ESCULTÓRICO: PALOMA TORRES

Paloma Torres es una de las más destacadas artistas visuales, especializada en escultura y miembro de la Academia Internacional de Cerámica en Ginebra. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Plásticas y obtuvo reconocimientos como la mención honorífica en la trienal de escultura en Corea del Sur.

Acumula residencias en Europa, Asia, África y América, donde impartió conferencias sobre su quehacer estético y el arte contemporáneo de nuestro país. Ha sido miembro del Sistema Nacional de Artes Plásticas y brindado clases en diversas universidades nacionales y extranjeras. Cuenta con más de 60 exposiciones individuales y 130 colectivas.

Su obra forma parte de destacadas colecciones en museos, como en el museo de Young de San Francisco o el Museo Universitario de Arte Contemporáneo [MUAC] de la UNAM. Entre las más destacas se encuentran: las puertas forjadas en bronce del Centro Cultural Elena Garro, la estela de mármol hermanada con los megalitos de Phallera y los cipos mayas, el monumento conmemorativo de los 700 años de la Confederación Helvética, la celosía en acero al carbón Enredadera de Chalchihuites del Museo de Sitio de Tlatelolco, la escultura-banca en bronce Construyendo la lluvia en The mall, Westminster, Londres o los árboles ensamblados de El bosque de los deseos en Val David, Québec.

Actualmente se expone la instalación del Bosque de las columnas en el Museo Kaluz de la Ciudad de México, conjunto de senderos con aspiración de laberintos donde el espacio y el vacío son los protagonistas.

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En una gran variedad de materiales, la columna es una forma constante y central en su proyecto artístico.

EL UNIVERSO PARA GAMERS

Tomate y Pato

Alo largo de los anales de la humanidad, mirar al cielo ha sido fuente de inspiración para las diversas culturas del mundo. Esa inspiración ha quedado plasmada en el folklore y los mitos de todas las civilizaciones.

Hoy en día continúa la creación de historias fantásticas que exploran todo aquello que se podría encontrar más allá de nuestro planeta. Esta ciencia ficción contemporánea no sólo está plasmada en libros, películas y cómics, también aparece de manera frecuente en videojuegos.

A diferencia de otros medios artísticos, los videojuegos tienen gran versatilidad para presentar historias y establecer retos, y además ofrecen a los jugadores interactividad con el propio juego y con otras personas.

Son muchos los videojuegos sobre el Universo que han dejado huella en la cultura popular; aquí compartimos algunos ejemplos.

Kerbal Space Program. Hazte cargo del programa espacial de la raza alienígena conocida como los Kerbals. En este simulador, puedes construir y administrar tu propio programa espacial, diseñar y lanzar naves espaciales, explorar planetas y lunas, además de realizar investigaciones científicas.

Elite Dangerous. Navega por las estrellas, lunas, planetas y agujeros negros de nuestra propia galaxia, reproducidos a escala real. En este juego de simulación espacial es posible explorar una galaxia en constante evolución, unirse a una causa intergaláctica, comerciar y descubrir nuevos mundos y civilizaciones.

No Man’s Sky. Explora un Universo generado por procedimientos, esto es, el contenido de la galaxia que exploras se genera automáticamente por un algoritmo. Los jugadores pueden descubrir planetas y especies alienígenas, comerciar y enfrentar piratas espaciales. ¡Desafía el peligro en este juego de aventura, exploración y supervivencia!

Mass Effect. La galaxia está sumida en el caos y el jugador asume la identidad del comandante Shepard, en un futuro en el cual la humanidad forma parte de un consejo de múltiples especies, de diferentes planetas, que habitan en la Vía Láctea. Esta trilogía de videojuegos de rol permite explorar las relaciones interpersonales con integrantes de la tripulación y tomar decisiones que afectan el desarrollo de la historia.

Star Citizen. Imagina el desafío de construir una vida en el espacio. Este juego de simulación espacial en línea te permite hacerlo, además de volar naves espaciales, explorar planetas y competir contra otros jugadores en una galaxia en constante expansión. Aquí, los retos pueden presentarse en cualquier momento y lugar.

Outer Wilds. Explora un sistema solar utilizando tu propia nave espacial. Durante esta aventura, podrás inspeccionar satélites, planetas, asteroides y anomalías en busca de respuestas al misterio principal del juego (que no te vamos a arruinar en este escrito) y descubrir los secretos de los Nomai: una antigua raza alienígena extinta.

Existen muchos juegos más, ¿tú cuáles conoces? Prueba suerte con estos que aquí presentamos, o escríbenos para decirnos qué juego agregarías a la lista.

CÓRTEX | 31

bajo la sombra de la Luna!

Eclipses solares del 2023 y 2024 en México (Con información del Comité Nacional de Eclipses México)

En 2023 y 2024, México tendrá la oportunidad de observar dos tipos diferentes de eclipses solares. Las zonas de máxima ocultación serán Campeche y el sur de Quintana Roo en el eclipse del 14 de octubre de 2023, y Sinaloa, Durango y Coahuila en el del 8 de abril del 2024. Ambos serán visibles de forma parcial en el resto de la República. El primero, en 2023, será un eclipse anular de Sol; el segundo, en 2024, será un eclipse total de Sol.

La última vez que se pudo observar un eclipse solar total en México fue en julio de 1991, así que será una gran oportunidad para volver a disfrutar de este espectáculo de la naturaleza. Es importante que te prepares para que puedas apreciarlos con total seguridad.

El Comité Nacional de Eclipses México proporciona información veraz y oportuna desde el pasado mes de octubre. Ofrece jornadas de capacitación a personal docente de todos los niveles educativos, en las que se incluyen conferencias impartidas por astrónomos profesionales y talleres en los que astrónomos aficionados enseñan las estrategias para observar los eclipses de manera segura. El Comité también está preparando una transmisión en tiempo real desde varios puntos para seguir la trayectoria conforme la sombra de la Luna pase sobre el territorio nacional.

El Comité se conforma por universidades, centros de investigación en astronomía, planetarios, agrupaciones dedicadas a la divulgación científica, agrupaciones de astrónomos aficionados y otras organizaciones de la sociedad civil.

Para más información sobre estos eventos, o para participar en las actividades que organiza el Comité, consulta el sitio y redes sociales oficiales: www.eclipsesmexico.mx Facebook, Twitter e Instagram: eclipsesmexico eclipses2324@gmail.com

El pasado a la vista con el Telescopio Espacial James Webb

En este libro, dedicado a niñas y niños, se cuenta una historia que apenas comienza y de la que seguiremos hablando durante mucho tiempo: la del telescopio más grande, moderno y complejo creado por la humanidad.

Lanzado al espacio en el 2021, el Telescopio Espacial James Webb explora los misterios de las galaxias más antiguas y lejanas, de la formación de las estrellas, así como de la posibilidad de vida en otros planetas; secretos que el Universo tiene guardados desde el inicio de los tiempos, hace miles de millones de años.

El pasado a la vista con el Telescopio Espacial James Webb

Karla Cano Sámano y José Franco Ilustraciones de Mariko Lugo Al mar volando, 2023

Ningaloo, el eclipse solar híbrido

El pasado 20 de abril, en las costas de Australia, Papúa en Indonesia, Nueva Zelanda y Nueva Guinea fue visible un eclipse solar híbrido. En México no tuvimos esa suerte, pero es una buena oportunidad para informarnos y prepararnos para los eclipses que sí se verán desde nuestro país en octubre de 2023 y en abril de 2024.

La superficie de la Tierra es curva, por lo que a veces durante un mismo evento un eclipse puede verse como anular o como total, dependiendo desde qué punto de la Tierra se está observando. Esto se denomina eclipse solar híbrido.

Ningaloo fue un evento astronómico histórico, porque este tipo de eclipses ocurren únicamente unas dos veces cada siglo.

32 | CÓRTEX
¡México

CONOCE A LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS (AMC)

Es el espacio en el que las y los científicos mexicanos convergen en la búsqueda de respuestas a problemas que aquejan a la sociedad.

Su propósito es impulsar la ciencia como un motor de bienestar para la sociedad, para entender a la naturaleza y al ser humano, y así contribuir a tener un México mejor.

Es un espacio de diálogo para todas las áreas del conocimiento, donde convergen las ciencias exactas, naturales, sociales, las humanidades y las ingenierías.

Somos más de 3,000 miembros en todo México, de múltiples instituciones.

El trabajo de la Academia se enfoca en la investigación básica y aplicada, la docencia y la divulgación del conocimiento científico.

Desarrollamos programas académicos con vocación de impacto en la sociedad.

La AMC otorga, en conjunto o independientemente, algunos de los premios más importantes para la comunidad científica del país.

www.amc.edu.mx @amciencias SÍGUENOS www.youtube.com/acamexcie
www.obsidiana-mexico.com

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CONOCE A LA ACADEMIA MEXICANA DE CIENCIAS (AMC)

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