Febrero 2019 / N
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Macroéconomie & Développement
Introducción El final del año 2015 y los primeros meses de 2016 constituyeron un punto de inflexión histórico para Argentina en muchos aspectos. En primer lugar en el plano político: en noviembre de 2015 fue la primera vez desde el regreso de la democracia en 1983 que un candidato, Mauricio Macri (coalición de centroderecha), quien no es miembro del partido peronista ni del partido radical, es elegido como presidente de la República. En el plano económico igualmente. Tras 12 años con un modelo centrado en el proteccionismo, el intervencionismo del Estado y el apoyo al consumo de los hogares, la política económica establecida por el gobierno de Macri indujo un cambio de rumbo con respecto a la de la administración anterior. En efecto, pretende ser más extrovertida, apostando por el liberalismo económico y la reactivación de la inversión financiada mediante el endeudamiento externo. Desde su llegada al poder, el nuevo gobierno ha realizado así numerosas reformas destinadas a corregir los desequilibrios económicos y a tranquilizar a los inversores extranjeros: supresión del control de cambio e introducción de un mecanismo de tipo de cambio flexible, establecimiento progresivo de una política monetaria de objetivos de inflación, reestructuración del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos y publicación de nuevas series de producto interior bruto (PIB) e inflación, celebración de un acuerdo con los fondos «buitre» que permite que Argentina regrese al mercado internacional de obligaciones. La reacción de los inversores a este conjunto de medidas fue favorable en un primer momento, como demuestra su apetito
Argentina: ¿nuevo modelo, nueva dinámica? David Chetboun Dirección Ejecutiva de Innovación, Investigación y Conocimientos (IRS, por sus siglas en francés) Departamento de Diagnósticos Económicos y Políticas Públicas (ECO) chetbound @ afd.fr
respecto a las emisiones de obligaciones realizadas por el país en los mercados financieros internacionales en 2016 y 2017. No obstante, el equilibrio sigue siendo precario habida cuenta de las numerosas vulnerabilidades estructurales presentadas por la economía. La inflación era de 35 % en agosto de 2018 y podría alcanzar el 40 % de aquí a finales de año. El déficit público, de 6,5 % del PIB en 2017, está esencialmente financiado mediante endeudamiento externo. El déficit corriente es cada vez mayor, penalizado por una falta de competitividad en la exportación. En este contexto, el país sigue expuesto a los cambios de los mercados y a choques externos como los observados durante el segundo trimestre y el verano de 2018, cuestionando la política económica de « gradualismo » impulsada por el gobierno de Macri.