Nuestro Tiempo 715

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NUESTRO TIEMPO

NÚMERO 715 NOVIEMBRE 2022 14 euros

Familia en extinción ¿Por qué tiene Occidente la pirámide de población al revés?

Misión Marte Perseverance horada el planeta rojo en busca del origen de la vida Entrevista Juan Carlos Unzué y la dignificación de los enfermos de ELA

Así resiste David contra Goliat

Slava Ukraini

Grito de guerra del pueblo ucraniano durante la invasión rusa de 2022

LA PRIMERA Teo Peñarroja La casa desencantada

Para lograr una casa encantada son fundamentales los crujidos, las corrientes, un sótano sórdido y una polvorienta biblioteca de espejos opacos y, sobre todo, una historia familiar de no menos de tres generaciones. Ahí nacen los fantasmas: en el arraigo de la sangre y de la tierra. Los que hemos sentido erizársenos el pescuezo con La maldición de Hill House —recomendabilísima serie de Mike Flanagan— lo sabemos.

No es lo mismo una casa encantada que una con encanto. Estas últimas las buscan los jóvenes en portales inmobiliarios como los niños que miran el catálogo de El Corte Inglés en Navidad: sin mucha esperanza de llegar a tenerla. La renta de los hogares menores de 35 años se ha desplomado un 56 por ciento entre 2008 y 2020. Los jóvenes somos hoy mucho más pobres.

Tanto si la casa está encantada como si se trata de un pisito con encanto, lo probable es que, si la habita una familia recién constituida, lo haga en régimen de arrendamiento. Los alquileres han subido en lo que va de siglo cinco veces más que los sueldos, de manera que a final de mes lo que suele llegar es el desencanto: otros tropecientos euros invertidos en una casa que no es tuya. Algo ahorras. Dentro de veinte años tienes la entrada de la hipoteca.

Es uno de los encantamientos que hacen más ricos a los ricos y más pobres a los pobres. Los mayores de 75 incrementaron un 25 por ciento su renta entre la crisis financiera y la del covid. Tener o no tener una vi-

vienda en propiedad te sitúa entre los ricos o entre los pobres de nuestra sociedad. Es muy difícil augurar un futuro luminoso a un país cuyos jóvenes no pueden ahorrar porque no tienen casa y no pueden tener casa porque no son capaces de ahorrar.

De entre las muchas lecturas que se pueden hacer de estos datos, la que hice para mis adentros el otro día fue precisamente la dificultad que tendrán las casas dentro de pocos años para estar encantadas. Casi ninguna de las familias que se han formado en la última década se puede permitir un inmueble en el que alimentar sus amores y sus miedos, en el que deambular por el pasillo de madrugada por una hija enferma, en el que acostumbrarse con burguesa culpabilidad al chirrido de una bisagra. Serán familias errantes, nómadas. Pasarán de una cama de Ikea a otra idéntica en otra calle y al final, ¿a qué descendientes atormentarán sus espectros si resulta que se quedan a mitad del túnel a la otra vida? ¿Se incluirán los fantasmas familiares en las descripciones de Idealista, igual que el certificado de eficiencia energética o la existencia de un trastero? ¿O acaso habrá que limpiar también de muertos la casa con cada cambio de inquilino?

Cabe una última mirada sobre las casas de los propietarios, tan mayores, tan solos. ¿Qué será de ellas cuando sus dueños se vayan al definitivo barrio? ¿También vagarán solitarios sus fantasmas por todas sus propiedades? ¿Y quién —sobre todo eso: quién— rezará un avemaría por esa alma inquieta, cuando sospeche su tristeza en el crujir del suelo?

Querido lector:

Hemos rediseñado las primeras páginas para plasmar que tú eres el centro de nuestro trabajo y que nos importa el mundo que nos rodea. Por eso, al abrir

la portada, encontrarás una declaración de intenciones, un índice completo de temas y autores y un fotoeditorial a continuación. En las páginas 8 y 9 te contamos todas las novedades de la

revista: estrenamos consejo editorial, cambiamos de periodicidad, empujamos lo digital, reforzamos la escuela de periodistas... y contamos contigo un año más.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —03
LA VENTANA

#715

GRANDES TEMAS

Putin, el malvado Blofeld sin gato

¿Quién es Vladímir Putin? ¿Cómo se ha forjado su oscura personalidad? Recorremos la sórdida historia de su vertiginoso ascenso al poder.

Marc Marginedas Página 30

OKRAYINA

Inmerso en una guerra fundacional, el pueblo ucraniano se ha convertido en un símbolo para Occidente. Pasamos tres meses en el último muro en el que la democracia, la paz y la vida se resguardan. Fermín Torrano Página 10

CAMPUS Y ALUMNI

Inmortales en piedra

Rastreamos los mensajes que tallaron los romanos para no ser olvidados.

Paola Bernal Página 76

35 horas es el tiempo que transcurre entre Ucrania y España y este es el diario de ese viaje. Visitamos en este fotorreportaje el corredor humanitario que tres organizaciones crearon entre ambos países. Ana Palacios Página 18

La vida oculta en los océanos perdidos Cada agujero que Perseverance, el último rover que explora Marte, taladra en su corteza, nos acerca al origen de la vida en el planeta. Ana Eva Fraile Página 40

El profesor Arthur C. Brooks, de Harvard, ha dedicado los últimos años de su vida a estudiar y enseñar la felicidad. Conversamos con él sobre lo que nos hace desgraciados y cómo evitarlo.

Lucía Ferrer Página 48

TRIPLE SALTO MORTAL

En la undécima entrega de «Los de la maleta» revivimos la expansión de la Universidad en Barcelona y San Sebastián.

Paola Bernal y Teo Peñarroja Página 60

NUESTRO TIEMPO

Somos

Nuestro Tiempo es la revista cultural y de cuestiones actuales de la Universidad de Navarra. Intentamos tomarle el pulso a la vida contemporánea desde 1954.

Redacción

Teo Peñarroja [Fia Com 19], editor. Ana Eva Fraile [Com 99], redactora jefe. Lucía Martínez Alcalde [Fia 12 Com 14].

TIEMPO DE PRÓRROGA

Al exfutbolista Juan Carlos Unzué, enfermo de ELA, no le preocupa cuánto tiempo le queda, sino dotarlo de sentido. Chus Cantalapiedra y Ana Eva Fraile Página 68

Carta desde... Madrid

Después de jubilarse, este mexicano ha comenzado una nueva vida en España. Juan de la Borbolla Página 82

Escuela de periodistas

Paola Bernal [His Com 23], Malena Cortizo [Com 25], Izaro Díaz [Filg 24], Rodrigo Fernández de Mesa [Filg 24], Juan González Tizón [Com 24], Nuria Martínez [LEC 24], Hombeline Ponsignon [Fia Com 26], Andre Quispe [Fia Com 26] y Paula Rodríguez [His Com 25].

Fotografía

Raquel Arilla, Manuel Castells, Francesc Català Roca, Ana Palacios y José Juan Rico Barceló.

Ilustración

Alberto Aragón, Diego Fermín y Carlos Rivaherrera. Diseño Errea Impresión MccGraphics

04—Nuestro Tiempo noviembre 2022
«El sentido de la vida se encuentra a través del sufrimiento»

¿Este ejemplar no es tuyo?

Puedes recibir Nuestro Tiempo en tu casa colaborando con un proyecto de la Universidad de Navarra. Escanea el código QR para más información.

OPINIÓN

FIRMA INVITADA En las trincheras de la inflación Rafael Pampillón Olmedo Página 28

AHORA BIEN En busca de la excelencia perdida Enrique G.-Máiquez Página 38

CULTURA

CINE

Ama a tus personajes Página 92

Críticas de cine Ana Sánchez de la Nieta. Página 94

LIBROS «ALTO JORNAL» DE CLAUDIO

RODRÍGUEZ

Joseluís González Página 86

MIND THE GAP

Orwell remasterizado Asier Aldea Página 74

DE TEJAS ARRIBA Buenas malas causas Mariona Gúmpert Página 84

MÚSICA

Fleetwood Mac y la cadena que no se rompió Daniel Dols Página 98

ENSAYO

Reseñas de libros Joseluís González, Teo Peñarroja, Ana Gil, María Tapias, José María Sánchez Galera, Lucía Martínez Alcalde, Rocío Arana, Victoria De Julián, Rocío García de Leániz, Ramón Uría, Raquel Menéndez y Jaime Nubiola. Página 88

SERIES Más series que lentejas

Alberto Nahum García Página 96

ESCENA La otra resurrección Felipe Santos Página 100

ARTE Prohibido pintores inmorales

Teo Peñarroja Página 102

HISTORIAS MÍNIMAS Sin hacer nada Ignacio Uría Página 104

VAGÓN-BAR Luscofusco Paco Sánchez Página 112

Edita Universidad de Navarra

Web nuestrotiempo.unav.edu

Atención al lector

Palmira Velázquez T 948 425 600 (Ext. 80 2590) pvelazquez@unav.edu

DL: NA 10-58 / SP-ISSN-0029-5795

La revista no comparte necesariamente las opiniones de los artículos firmados.

Reservados todos los derechos. Está prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, su incorporación a un sistema informático y su transmisión por cualquier medio o en cualquier forma sin autorización previa y por escrito de la Universidad de Navarra. La infracción de dichos derechos puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.

8 064 ejemplares/ número (2021)

NATALIDAD: TAN LEJOS, TAN CERCA

Los españoles quieren tener dos hijos, pero tienen uno. ¿Qué pesa más: el dinero, la no conciliación, la falta de pareja, la cultura...? ¿Por qué al Estado debería importarle? ¿Por qué muchas medidas para promover la natalidad no funcionan?

Lucía Martínez Alcalde Página 106

Esta revista recibe una ayuda a la edición del Ministerio de Cultura y Deporte.

Member of CASE

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —05

DISPAROS AL AIRE

PASEN AL CIRCO. Verán ustedes una mujer barbuda, un hombre forzudo, un mago asombroso, un payaso triste, un elefante en bicicleta. El circo de las maravillas ha llegado a la ciudad y nadie quiere perderse la función. Un espectáculo fascinante, divertido, morboso, deprimente, que les hará reír y llorar, y dudar, y enfadarse, y vuelta a empezar. Miren con atención, no se lo pierdan. Si se han quedado sin sitio, si no pudieron pagar la entrada, todavía atisbarán algo entre dos tablas mal unidas. Lo importante es tener de qué hablar más tarde, en casa, en el bar, en la oficina. Olvídense por un rato de sus problemas reales, de la inflación, de la guerra, de esas terribles fotos de muertos. No piensen ahora en las tasas de desempleo o en la soledad de los mayores. Hoy es día de circo. Bienvenidos a la rabiosa actualidad (que caducó ayer) de las redes sociales.

Circo (1952)

© Francesc Català Roca

Arxiu Històric del Col·legi d’Arquitectes de Catalunya, 2022 Pieza perteneciente a la colección Museo Universidad de Navarra

06—Nuestro Tiempo noviembre 2022
noviembre 2022 Nuestro Tiempo —07

Nuestro Tiempo, al compás de los nuevos tiempos

En el curso 2022-23, la revista de la Universidad de Navarra reforzará su apuesta editorial y su edición en internet con la intención de servir mejor a sus lectores. A lo largo de los próximos meses ampliará su oferta de contenidos digitales y se imprimirá cada cuatro meses.

una revista cultural editada por una universidad puede parecer poca cosa para cambiar el mundo. Sin embargo, es lo que pretende esta pequeña obra de orfebrería que se forja palabra

por palabra, en conversación con decenas de colaboradores: periodistas, fotógrafos, críticos, ilustradores, profesores, estudiantes, diseñadores... Editar un producto así exige apostar,

ya que el espacio es reducido. Por eso es fundamental acertar con cada historia.

Con ese cometido, unas semanas antes de que estos pliegos salieran de la imprenta se reunió por primera vez el consejo editorial de Nuestro Tiempo: un órgano consultivo recién constituido —aunque con una tradición honda— cuya finalidad es ayudar a la redacción a desentrañar la selva de la actualidad hasta dar no ya con la nota sino con el pentagrama sobre el que suena la melodía de la sociedad.

El consejo editorial lo integran la rectora de la Universidad de Navarra, María Iraburu; la vicerrectora de Estudiantes, Rosalía Baena ; el vicerrector de Comunicación y Desarrollo, Gonzalo Robles; la decana de la Facultad de Comunicación, Charo Sádaba, más los profesores Antonio Moreno, Ana Marta Gonzá-

lez, Juan Luis Lorda, Pablo Pérez López y José María Torralba, además del editor de Nuestro Tiempo, Teo Peñarroja.

Vivimos un tiempo incierto en un mundo cada vez más complejo y, con los cambios que se presentan aquí —desde la aparición de un consejo editorial a un cambio de periodicidad— intentamos, como escribió el fundador de Nuestro Tiempo, Antonio Fontán, recoger los latidos de la vida contemporánea; informar y orientar sobre los hechos, las ideas y las personas que definen nuestra época, constituyen el presente y están creando el mundo del mañana. Para hacer todo eso, una revista cultural editada por una universidad puede parecer poca cosa. Pero cuando se tiene un porqué —mejor, un para quién— es posible que al final lo consigamos. Nt

08—Nuestro Tiempo noviembre 2022
NOVEDADES
I
E S C
N E E E R T T W S L G R E S A N D M S O P U L L A O S T I D A L I U M N M I A R A D C A S M P U
D I A L G I T T E M A S
C U R A L T U
C O J O N S E E D R I A L I T O D E L A U E
D E T I M Á S R C A C E
P E D T A I S R I O S
I D D C U I S T M E A T R R A A L D A C O M R A P O N T E N E D I

Un nuevo impulso digital

Los datos muestran que es inusual que un nuevo lector descubra po directamente en papel. Los hábitos de consumo han cambiado, y la gente lee un artículo que le ha llegado por WhatsApp, que un amigo comparte en Twitter o que recibe en su correo electrónico. Encuentran la revista en la web y, con el tiempo, llegan a leerla en papel.

Por eso, a partir de este curso 202223, Nuestro Tiempo reforzará la edi ción digital. En los últimos años se han dado pasos para encontrar a los lecto res allá donde estuvieran. En 2019, la web se volvió responsiva para su lectura en dispositivos móviles. En 2020 nació una newsletter semanal

que ya ronda el centenar de ediciones y a la que se han sumado más de dos mil personas. También crecieron las redes sociales y, con motivo de la pandemia,

se publicó un especial multimedia. En la web aparecieron artículos pensados en exclusiva para esa plataforma y hasta nacieron secciones nuevas —la columna «Desde la redacción» y las críticas de series— que solo se publican en digital.

Esas y otras iniciativas han duplicado el número de lectores digitales de Nuestro Tiempo dos años consecutivos, lo que justifica redoblar los esfuerzos en este ámbito. En la cartera de proyectos pendientes hay una cuenta en Instagram, un pódcast, nuevos espacios de diálogo con el público, una web más dinámica y navegable y otros bosquejos que se concretarán a lo largo de los próximos cursos.

La edición en papel, cuatrimestral

Al considerar las prioridades estratégicas de la cabecera, se ha visto necesario concentrar una parte importante de los recursos y esfuerzos de la redacción en los retos de la transición digital, la escuela de periodistas y la apuesta editorial. Por eso, a partir de este curso 2022-23, Nuestro Tiempo pasa a ser una revista cultural multiplataforma con una edición cuatrimestral en papel. La existencia de este ejemplar es una prueba elocuente de que nuestros lectores disfrutan sentándose en el sofá con un ejemplar que todavía

Un modesto rediseño

Como las ideas entran primero por los ojos, Errea Comunicación ha rediseñado el arranque de la revista. La primera página incluye una especie de telón que se levanta: una frase para sintonizar al lector con aquello que ha hecho vibrar a la redacción al editar el número. A continuación, «La Primera» va ahora acompañada de «La Ventana», una breve carta a los lectores. Estos dos elementos pretenden refrendar la centralidad de la

huele a tinta y, al terminarlo, lo atesoran en su biblioteca personal para completar la colección. Las páginas impresas se cuidarán, todavía más, con exquisitez de relojero, porque quienes reciben en su casa Nuestro Tiempo tres veces al año no solo leen sus reportajes, sino que están dispuestos a arrimar el hombro y colaborar con los proyectos que desarrolla la Universidad. Son el motivo por el que se seguirán escribiendo —e imprimiendo— estas páginas.

Reverdece la escuela de periodistas

El paso de los estudiantes de Periodismo por la redacción de NT ha sido una constante a lo largo de estos casi setenta años. En estas páginas firmaron sus primeras piezas las versiones casi adolescentes de David Beriain, Covadonga O'Shea, Clara Janés, Pedro J. Ramírez, Ander Izaguirre o Elisa Beni. Este curso, para entroncar con esta venerable costumbre, ha comenzado un programa de edición de revistas culturales en el que ocho estudiantes aprenden y ponen en práctica los rudimentos del oficio periodístico.

audiencia y del modelo editorial.

Los sumarios ocupan desde hoy dos páginas para mostrar un índice completo de los temas y sus autores y reivindicar así, en un contexto de anonimato y noticias falsas, a quienes escriben esta revista. Completa el rediseño «Disparos al aire», un espacio de fotografías evocadoras aderezadas con textos cortos que pongan el acento sobre algún aspecto relevante de la actualidad.

El programa se basa en el concepto del learning by doing, con una pequeña carga teórica y mucho trabajo en equipo. Los alumnos colaboran en pequeños grupos dentro de tres áreas de la redacción: la de escritura y reporteo, la de edición de textos y la de innovación y gestión de comunidades. A lo largo de tres trimestres rotarán por todas las especialidades para conocer los fundamentos de esas labores de un medio de comunicación.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —09

OKRAYINA

10—Nuestro Tiempo noviembre 2022
La guerra de Putin

OKRAYINA

En 1840, el poeta polaco Adam Mickiewicz definió a Ucrania, nación todavía inexistente, como un «campo de batalla» en el que se enfrentaban dos mundos. Dos siglos más tarde, inmersos en una guerra de carácter fundacional, la resistencia del pueblo ucraniano se ha convertido en un símbolo para Occidente. El último muro en el que la democracia, la paz y la vida se resguardan. Una realidad que converge con el significado etimológico de su nombre. Okrayina siempre significó frontera.

texto y fotografía Fermín Torrano [Com 18]

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —11

Cansada y en shock tras encontrarse el cadáver de un afgano, Mirella se tapó la nariz para evitar que la respiración acelerada delatara su posición en el bosque. Y avanzó un árbol. Y otro. Y todavía otro. Pero el sonido de las pisadas y los gritos se escuchaban cada vez más cerca. «¿Estás solo?, ¿cuántos vienen contigo?». Unas voces desconocidas preguntaban en ucraniano a un chico que las acompañaba en la huida. La amiga con la que intentaba atravesar la frontera y adentrarse en Europa le suplicó que se entregaran. Les habían pillado. Sin decir una palabra, Mirella le sujetó con tanto ímpetu el brazo «para que no hiciera ninguna tontería» que le causó un moratón. Pegadas a la corteza, rodearon el tronco sin despertar ruido y, varias hileras de árboles después, echaron a correr. Fue la primera vez en tres días que la joven agradeció haber salido de Kiev con su pasaporte y un par de deportivas por único equipaje.

Diferente fue la huida de los ecuatorianos afincados en Kiev Berenice y Jefferson. Hacía seis semanas que ella había dado a luz a la pequeña Zhittya [Vida] y confiaban en que una guerra a gran escala nunca llegaría a producirse. Vladímir Putin alegó durante años defender a la población rusófona y negó que atacaría la soberanía ucraniana. Sin embargo, removió los cimientos del mundo conocido desde el final de la URSS la madrugada del jueves 24 de febrero. «No nos queda otra forma de defender a Rusia y a nuestro pueblo que la que nos vemos obligados a utilizar hoy», leyó. Minutos después, se registraron explosiones por todo el país. Por los alrededores de Kiev se sucedieron columnas de carros de combate y el cielo se cubrió de helicópteros. Mientras, las tropas llegadas desde Bielorrusia tomaron Chernóbil.

Los análisis más generosos vaticinaron que en solo setenta y dos horas caería la capital y, con ella, toda Ucrania. El pánico se propagó y millones de ciudadanos, como esta familia de Ecuador, constriñeron las carreteras y estaciones de tren en dirección al oeste sin saber cuál sería el destino de sus vidas. Pero las detonaciones también sacudieron Leópolis. El mensaje para muchos fue claro: no hay lugar seguro en el país. Largas colas de vehículos quedaron abandonadas en las cunetas y sus ocupantes continuaron a pie la huida.

01. TERROR 02. ÉXODO

La estación de Lviv (izq.) se convirtió en la puerta de salida de Ucrania. Odesa (dcha.), la capital del sur, se fortificó ante el temor de un ataque anfibio.

Un éxodo de siete millones de personas —el mayor en Europa desde la Segunda Guerra Mundial— colapsó las puertas del Viejo Continente y repitió la misma escena en las fronteras de Polonia, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Moldavia. Mujeres, niños y ancianos huían de la mano, arrastrando bártulos, mientras hombres jóvenes aguardaban en la fila contraria para regresar y defender con la vida una tierra que Putin confiaba en conquistar con la muerte.

«No tengo miedo. Mi familia está allí y lo mínimo que puedo hacer es alistarme en el Ejército», explicaba un combatiente muy dispuesto y novato, Dennis, en Medyka (Polonia) antes de cruzar. Al otro lado de la valla, mujeres como Helena y Oleksandra les agradecían su sacrificio agitando los brazos. Al cierre de esta edición, en noviembre de 2022, la ley marcial todavía impide salir a los varones entre dieciocho y sesenta años capaces de disparar un arma.

12—Nuestro Tiempo noviembre 2022
La guerra de Putin Okrayina

03. GUERRA

Volodímir Zelenski , presidente de Ucrania, declaró el estado de guerra cuando faltaba un mes escaso para que se iniciara el octavo año de conflicto en el este de Ucrania.

El Ejército ocupó las calles y millones de civiles prepararon una contienda casa por casa que a la mayoría de municipios no llegó. A pesar de ser independiente desde 1990, el pueblo ucraniano no logra emanciparse de la «Madre Patria Rusia». Ambas naciones mantuvieron al principio una relación familiar y comercial, pero desde 2014 ese vínculo, ya bélico, desangra a Ucrania.

Alexandr Shyrshyn es una de las víctimas. Escapó de su Crimea natal antes de la ocupación y terminó de voluntario civil en el Donbás. En 2019 rehízo su vida lejos de donde caían las bombas. Casado y con dos hijos, este año decidió empuñar un kalashnikov. «He firmado un contrato: en caso de invasión, pelearé», me escribió el 30 de enero a través de una red social. El mensaje iba acompañado con una foto sujetando un fusil. «Aunque espero

que ese estúpido idiota no se atreva», comentaba en referencia al presidente ruso. Cuatro semanas después, los mandos militares desplegaron su unidad en el frente sur.

«¿Qué dicen en Odesa? ¿Nos apoyan?», me preguntó Shyrshyn horas después de cambiar de ubicación a causa de un ataque que mató a doscientos de sus compañeros. «Nos vengaremos por cada vida, por cada lágrima. Ten cuidado», escribió a mediados de marzo. Las necesidades del país y su pericia como piloto de drones le llevaron al frente del Donbás, cerca de Lysychansk. Muchos medios aseguraron que se habían desplegado en esa zona tropas de élite, pero había miles de voluntarios recién alistados como él. El 21 de junio, un tanque ruso detectó sus coordenadas, apuntó a su vehículo y disparó. Un movimiento al volante, rápido y a tiempo, salvó la vida de su compañero y la suya propia. Con la cabeza vendada y el alivio de su esposa, abandonó el hospital para recuperarse unas semanas en casa. Antes de la ofensiva de septiembre, todavía sordo por la explosión, pero convencido de mantener en pie la lucha de su país, besó a sus hijos, volvió a filas y me mandó el que hasta ahora es su último mensaje: «Espero que vuelvas a Ucrania, estaré feliz de verte si sigo vivo ese día».

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —13

La destrucción llega a todas partes. Arriba, una mujer llora el cadáver de su marido en Bakhmut. A la izquierda, una de las pocas personas que se atrevieron a salir a la calle en Mykolaiv después de un ataque que dejó doscientos muertos. A la derecha, un vagón de tren en Járkov convertido en un hogar improvisado.

14—Nuestro Tiempo noviembre 2022
La guerra de Putin

«La guerra rasga, desgarra.

La guerra rompe, destripa.

La guerra abrasa. La guerra desmembra. La guerra arruina», escribe Susan Sontag en su libro Ante el dolor de los demás. Borodyanka, Mariúpol, Izium…, ataques indiscriminados contra la población civil, mediante artillería y bombardeos, que sumar a los miles de cadáveres que se desparraman por donde pasaron los rusos. Mujeres, como Iryna Filkina, salieron un día de casa y no volvieron jamás. El vivo color rojo de sus uñas pintadas en una mano muerta sirvió para identificar su cadáver en la tierra negra de Bucha.

Volodímir y Katerina Kondratenko son un matrimonio de 78 y 73 años con una vida dura a cuestas, muchas arrugas y pocos dientes. Los dos ancianos, que soportaron durante un mes la ocupación en Velyka Dymerka, cuarenta kilómetros al este de Kiev, se salvaron gracias a su perro, Barsik. La primera vez, el animal corrió a esconderse en el sótano y ellos le siguieron. Entonces, la detonación. Entre cajas de patatas y zanahorias, los ladrillos escupieron arena, y la única bombilla colgada del techo se zarandeó de lado a lado. Un proyectil de gran tamaño impactó a quince metros de su jardín.

Unos días después, la fortuna volvió a sonreírles. Llevaban semanas a oscuras y Volodymir intuyó que los pasos al otro lado de la verja serían del electricista. En realidad, se trataba de una patrulla invasora que elaboraba el censo de su calle.

—¿Cuándo terminará la guerra? —preguntó Kondratenko en ucraniano al percatarse del uniforme militar.

—Cuando dejéis de pisar nuestra bandera —respondió uno de ellos en ruso.

Los ladridos y la aparición de Barsik ahuyentaron a los cuatro soldados que se habían abalanzado sobre el viejo apoyado en un bastón. Su vecino Valera no tuvo tanta suerte. El cadáver apareció en un sótano, maniatado y con un tiro en la cabeza.

Rusia ha cometido crímenes de guerra: ha acaparado escenas de terror con víctimas de entre cuatro y ochenta y dos años que han agitado países habitualmente neutrales, y han llegado a empujar a Suecia y Finlandia a iniciar su adhesión a la OTAN. El conflicto, más largo de lo calculado, ya ha pasado por fases muy diferentes, y el timón ha cambiado de manos. El tiempo corre ahora a favor de Kiev, en parte debido a la defensa heroica de posiciones estratégicas, la ayuda internacional y la decisión de Zelenski de permanecer en la capital, pero también por las flagrantes carencias en la logística enemiga. La contraofensiva comenzó desde la capital y el «Slava Ukraini» [«Gloria a Ucrania»] se popularizó en el mundo como un grito en defensa de la libertad. Con el paso de las jornadas, las explosiones y las sirenas se convirtieron en el atrezo de vidas en suspenso por las armas y el miedo.

04. AZAR 05. MORAL

Según el Institute for the Study of War, el terreno recuperado por Ucrania entre marzo y octubre se aproxima a los 70 000 km2 —superficie similar a la suma de Navarra, Aragón, La Rioja y el País Vasco—, una sexta parte tan solo en el mes de septiembre. Los más escépticos creen ocho meses después del estallido en la victoria si el envío de armas de Estados Unidos y los aliados continúa sosteniendo a las fuerzas armadas ucranianas. Ese equipamiento militar y el apoyo de inteligencia se ha mostrado crucial en la contienda contra una Rusia muy superior sobre el papel pero incapaz de demostrar el nivel que todos imaginaban en una potencia que alardeaba de contar con el mejor ejército del mundo.

El exceso de centralización en la toma de decisiones, la carencia de material y las numerosas bajas multiplicaron la desmovilización de soldados rusos, que se negaron a servir en Ucrania por ser una «operación militar especial» y no un enfrentamiento entre Estados. Falto de hombres, el Kremlin recurrió a Ramzán Kadírov y sus combatientes chechenos, al grupo paramilitar Wagner y hasta conmutó las penas de los presos que quisieran luchar, mientras algunas voces mediáticas exigían un reclutamiento general. Moscú, San Petersburgo y otras grandes ciudades no mandaron a sus hijos a la trinchera. No obstante, las medidas y coacciones lanzadas por Putin el 21 de septiembre en su discurso a la nación movilizaron a trescientos mil hombres, de los que ochenta y dos mil fueron al frente, según el ministro de Defensa ruso. La seguridad mundial se verá muy amenazada si pone a punto el armamento nuclear.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —15

En la paradoja de una guerra en la que se insulta al enemigo en ruso y se combate con fusiles rusos, hasta las estaciones de metro construidas por el régimen comunista sirven de refugio en las grandes urbes. Allí, familias que habían perdido su hogar y otras que temían perder la vida compartieron vagones y andenes a decenas de metros bajo tierra. «Una persona debería morirse en su casa», lamentaba Nina postrada en una cama. Superviviente de la ocupación nazi, doscientos peldaños han separado a esta mujer de 86 años de la calle de su ciudad durante más de cien días. Donde la artillería golpea, los rayos de sol son un bien escaso.

Sin embargo, en esta guerra de propaganda que empezó mucho antes de lanzarse el primer misil, las pruebas no son siempre suficientes y añaden una nueva víctima: las familias rotas diseminadas en el espacio postsoviético. El hijo de Nina vive en Rusia y ni siquiera cuando los escombros y cristales salpicaban el asfalto de Járkov llegó a creer que Putin fuera el culpable de atacar a su familia. «He tratado de explicárselo, le he enviado fotos de las ciudades destruidas, de mamá tumbada sin apenas poder moverse, pero no nos entiende… y yo no puedo entenderlo a él», confesaba Halyna, su hermana. A finales de mayo, tras casi un centenar de días de cautiverio, los trenes volvieron a funcionar. Ellas y miles de jarkovitas pudieron regresar a sus hogares.

08.

NACIÓN

«Estoy convencido de que esta guerra es el momento crucial de la historia moderna de Ucrania, porque ahora mismo se está resolviendo la cuestión de la existencia de nuestro país como nación, como nombre, como identidad…», plantea Dmytro Hainetdinov, jefe del departamento de Trabajo Científico y Educativo del Museo de la Segunda Guerra Mundial de Kiev. Sus palabras recuerdan los conceptos del poeta Adam Mickiewicz hace dos siglos, cuando calificó a Ucrania como «país de fronteras» y «campo de batalla». En su curso «Los eslavos», en El Collège de France de París, subrayó entonces las diferencias entre el

No fue el caso del paracaidista Igor Fedorchyk , de 38 años, que servía en la 80.ª brigada de asalto aéreo. Veterano del Donbás, en la tercera jornada de contienda su vida se apagó en la región de Jersón. Hay tantos como él que nadie sabe cuántos son ni qué pensaron antes de morir, pero el dolor de sus familiares refleja biografías amputadas antes de tiempo. Militares y civiles que exhalaron su último aliento en una guerra que no ansiaban librar. Para su madre, Miroslava, fueron tres semanas de silencio y padecer entre el último te quiero y el último adiós. «Los defensores se sacrifican por amor a nosotros, a nuestros familiares, a Ucrania. En su corazón no hay odio. Él cumplió con su deber por amor. Todo el mundo tiene una misión y él cumplió la que Dios le encomendó», alabó Natalia, cuñada del fallecido, mientras arropaba a su esposo, que depositaba la última corona de flores sobre la tierra que acababa de cubrir el féretro de Igor en el cementerio de Lviv. En la puerta de la morgue de Dnipro, el oficial Ilya Stavrati relataba con aplomo: «A todas las regiones las están castigando, sufren bajas, pero es la única forma de defender Ucrania. Las familias lo entienden. Lo más difícil es abrir una bolsa y ver a alguien que conocías». Las cifras y estadísticas se ocultaron hasta junio, cuando Zelenski reconoció alrededor de cien soldados muertos al día tan solo en el este, y terminó con todo el secretismo que permite cavar millares de agujeros en los camposantos del país. Ahora que Ucrania recupera terreno ha vuelto el silencio. Son los datos de la propaganda: los muertos que olvidan las derrotas y encubren las victorias.

FAMILIA 07. AMOR

mundo de las culturas europeas y el de sus enemigos más allá de los límites orográficos. Ciento ochenta y dos años más tarde, pese a las diversas sensibilidades de la población y su historia reciente, la invasión rusa ha fortalecido a una patria que vive una guerra fundacional. Mientras rellenaba sacos con arena en una playa de Odesa para fortificar la ciudad, un voluntario que antes había sido patrón de barcos, Dennis, lo resumía de forma sencilla: «Lo único bueno que ha hecho Putin es unirnos como nación». Y aunque el futuro revelará divisiones y rencillas internas en el último dique que protege a Europa de un mundo olvidado, es cierto que el Kremlin ha logrado lo que ninguna medida política consiguió en tres décadas de independencia: coser un país complejo bajo la misma bandera. No es fácil doblegar a un pueblo que recibe a sus muertos de rodillas. Nt

16—Nuestro Tiempo noviembre 2022
06.
La
guerra de Putin Okrayina

Arriba, un grupo de fieles recibe de rodillas frente a la catedral de Lviv los féretros de soldados caídos en combate. Abajo, en esa misma ciudad, les dan el último adiós en el cementerio, una necrópolis compleja que aloja memoriales con los restos de fallecidos a manos de las SS, la URSS, polacos caídos en la guerra de 1918 y muertos de la guerra del Donbás.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —17
La guerra de Putin

HORAS texto y fotografías Ana Palacios [Com 95]

es el tiempo que separa Ucrania y España, y este es el diario de ese viaje. Un relato sobre el corredor humanitario más grande abierto hasta ahora entre ambos países. La Asociación de Voluntarios de CaixaBank, la Fundació Convent de Santa Clara y la Asociación Mensajeros de la Paz lo organizaron en tiempo récord para ayudar en una situación de emergencia extrema. Ocho expediciones que llevaron 75 ambulancias a Ucrania y que, en diez autobuses y tres vuelos chárter, rescataron a 550 personas. Horas llenas de incertidumbre, desesperación, confusión, agotamiento, pero también de alivio y esperanza por sentirse a salvo con sus familias de acogida.

noviembre 2022
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35
Nuestro Tiempo

La estación de autobuses de Przemysl, ciudad polaca fronteriza con Ucrania, es el punto de encuentro con las familias ucranianas. Allí, los voluntarios identifican a cada persona y les asignan uno de los diez autocares que viajarán a España. Joao, uno de los 435 voluntarios de estas ocho expediciones realizadas entre marzo y septiembre, reparte zumos, agua y, a los más pequeños, también peluches. La mayoría de pasajeros son mujeres y menores y se ven pocas despedidas. Entre lágrimas, el padre de Katia dice adiós a sus tres hijos y a Olga, su mujer. Él se queda en Ucrania y ellos, con su perrito, se alojarán en Valencia, en casa de unos amigos, hasta que todo se calme.

20—Nuestro Tiempo noviembre 2022
ENTRE EL DOLOR Y EL ALIVIO
La guerra de Putin 35 horas

Justo antes de partir, suena el himno de Ucrania, que cantan con emoción. Marina, en el centro de la imagen, huye con sus tres hijos: Roma, Sasha y Anastasia. Trabajaba en Kiev para una empresa de Igualada y, cuando comenzó la invasión, sus compañeros la invitaron a refugiarse en España. El pequeño Andryi, de dos años, mira por la ventana, fascinado con los nuevos paisajes. En la fila de atrás, Valentina, una aparejadora jubilada, viaja sola. Está asustada y llora durante casi todo el camino. En Barcelona la espera su hija, que vive en España, y también aparecerá por sorpresa su hijo, que, aunque reside en Suiza, quiere ir a recibirla.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —21
LA INCERTIDUMBRE

Margarita hace pompas de jabón mientras ella, su madre y su hermano aguardan al autobús en Przemysl. Hoy viven con una familia en Solsona. En el aeropuerto de Cracovia, a punto de embarcar en uno de los tres vuelos chárter, Oleksandra y sus dos hijos, Olekksandr y Vladislav, están exhaustos. Han huido de Chernóbil y les esperan en Oviedo. Irina sufre una parálisis cerebral. Su madre, Oksana, y su hermana, Sofía, la llevaron en brazos los cien kilómetros desde Leópolis, porque los autocares hasta la frontera no podían trasladar su silla de ruedas. En Polonia, les facilitaron otra. Enric, que es pediatra, supervisará a Irina durante el viaje. Una familia les acogerá en Andalucía.

22—Nuestro Tiempo noviembre 2022
La guerra de
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TRAYECTO HACIA EL FUTURO
Putin
horas

Anastasia, de doce años, está ilusionada con la idea de llegar a España para ver palmeras y papagayos, y cuando el convoy se detiene en un área de servicio en Francia, se emociona al descubrir un campo de flores. Durante el trayecto, Paulo, uno de los tres conductores que viajan en cada autobús para que no haya más paradas que las reglamentarias, reparte caramelos a los niños. Xoan, pediatra voluntario, juega con Roma en una estación de servicio. «Ellos se distraen y nosotros también —relata el médico—. Todos nos evadimos durante un rato de la realidad tan dolorosa que están viviendo».

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —23
SONREÍR DE NUEVO
La guerra de Putin 35 horas

Svetlana ha escapado de Ucrania con su bebé, Mark, su hermana Alla, que viaja con su hijo Svej y la madre de ambas. Huyen de Járkov, donde han dejado a sus maridos porque les han llamado a filas. No quieren quedarse en Valencia mucho tiempo, pero están decididas a aprender el idioma y a intentar conseguir un empleo en el sector de la estética, al que se dedicaban en su país. Aunque su madre dice que trabajarán de limpiadoras o de lo que haga falta. Están agotadas y pasan muchas horas del camino durmiendo.

En la foto de apertura de este fotorreportaje [páginas 18 y 19] otra Svetlana, con su hija Mariana y otros cuatro familiares más, escapa de Jersón. Son las 3 a. m. y viajan de Cracovia a Barcelona en este vuelo chárter con otras cien personas que buscan refugio en España. Entre ellas, tres heridos de guerra a quienes atenderán en hospitales al llegar.

Son las cinco de la madrugada y los primeros autobuses procedentes de Przemysl acaban de llegar al Hotel Renaissance de Barcelona después de treinta y cinco horas de viaje. En el aeropuerto de El Prat reciben a los refugiados que embarcaron en Cracovia. Cenan caliente y descansan. Por la mañana, a algunos les recogen parientes o familias de acogida. Otros continúan su viaje hasta distintas ciudades españolas. Garantizar que los 550 refugiados tengan un hogar donde alojarse ha sido una de las partes más complicadas del proyecto.

26—Nuestro Tiempo noviembre 2022
A SALVO La guerra de Putin 35 horas

El paso fronterizo de Medyka, entre Polonia y Ucrania, se puede transitar a pie. Cien metros separan la verja del acceso a los autobuses gratuitos que llevan a Przemysl. En este improvisado pasillo, voluntarios de todo el mundo ofrecen comida caliente, mantas, ropa, juguetes… Una agridulce transición de la guerra a la incertidumbre en cinco minutos. Otras familias prefieren desandar el camino porque no quieren abandonar a los suyos.

ANA PALACIOS

Ana Palacios (Zaragoza, 1972) [Com 95] es periodista y fotógrafa documental. Después de quince años dedicada a la producción de cine con directores de la talla de Ridley Scott o Roman Polanski, en 2010 emprendió un nuevo camino profesional: la fotografía vinculada a los derechos humanos para que no apartemos la mirada de temas que deberían apelarnos continuamente. Sus trabajos pueden verse en medios como National Geographic, The Guardian o El País Semanal. Galardonada internacionalmente, su obra se ha expuesto en los cinco continentes. Da clases en el Centro Internacional de Fotografía y Cine, y Canon España la eligió en 2020 como Pro Master. Ha publicado tres libros y ha dirigido un documental sobre esclavitud infantil disponible en Filmin. En septiembre inauguró en Barcelona la exposición «3.000 km» sobre el proyecto que muestra en estas páginas y que viajará a otras ciudades españolas. FOTO: PABLO CUADRADO

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —27
CAMINO INCIERTO

FIRMA INVITADA Rafael Pampillón Olmedo

En las trincheras de la inflación

«Desde 2020, la sociedad y la economía global transitan por una senda marcada por el impacto de grandes eventos históricos: la pandemia y la invasión de Rusia a Ucrania. La inflación desbocada es uno de sus efectos más adversos»

AÚN BRACEÁBAMOS CONTRA LAS SECUELAS de una pandemia que pasará a la historia cuando la guerra en Ucrania nos ha sumergido en un nuevo abismo de incertidumbre. La invasión rusa no representa solo el mayor ataque contra la estabilidad de Europa y el orden internacional desde la Segunda Guerra Mundial, sino que abre una reformulación de los equilibrios geopolíticos, comerciales y económicos tejidos a raíz de la caída del Muro de Berlín.

El principal impacto de esta crisis —además, por supuesto, de las dramáticas consecuencias humanitarias— son las tensiones inflacionistas, derivadas de los cuellos de botella en las cadenas de aprovisionamiento, la fuerte sequía y la subida de los precios del transporte de mercancías y de las materias primas, la mayor desde la crisis del petróleo en la década de los setenta. Esta combinación de factores se ha visto agravada por la tremenda crisis energética. Sobre todo, en Europa, por el encarecimiento de los derechos de emisión de CO 2 y del gas natural ante el repunte de la demanda.

En 2022, la inflación ha alcanzado un protagonismo insólito y se ha convertido en el punto clave de la agenda económica. Con el objetivo de frenarla, los principales bancos centrales han respondido con aumentos progresivos de los tipos de interés. En octubre de 2022, el Banco Central Europeo optó por elevar los tipos en 75 puntos básicos, dejándolos en el 2

por ciento, pese al riesgo de recesión. Una decisión que reduce las expectativas sobre el consumo, la inversión y el empleo.

Desbocada, la inflación devora el poder adquisitivo de los ciudadanos. De hecho, se la conoce como «el impuesto de los pobres», porque las familias más desfavorecidas destinan la mayor parte de sus ingresos al consumo. Afortunadamente, en el caso de España, la inflación está por debajo de la media de los países de la zona euro. El dato publicado en octubre de 2022 situaba la inflación anual en el 7,3 por ciento, mientras que en Europa era del 10,6. Esto se traduce, entre otras consecuencias, en una mejora de competitividad para las empresas, porque los productos españoles se vuelven más baratos que los de sus socios europeos.

Pero la inflación sigue estando muy alta. ¿Qué se puede hacer para estabilizar los precios? Además de controlar el gasto público y de planificar una transición energética segura, la solución reclama programas monetarios y fiscales que contraigan la demanda, acompañados de mejoras estructurales que ensanchen el tejido empresarial. En este sentido, parece necesario adoptar políticas de oferta que eleven la productividad de las compañías y estimulen el empleo. Por ejemplo, a través de inversiones en infraestructuras I+D+i y la aplicación de nuevas tecnologías como la inteligencia artificial.

Para fortalecer el músculo productivo, las organizaciones también deberían atraer y retener a trabajadores con talento. Sin duda, mejorar la orientación laboral del sistema educativo, promover la formación profesional dual —en la que los estudiantes, al tiempo que reciben enseñanza, ponen en práctica en una empresa lo aprendido—, aumentar la eficacia de las políticas activas de empleo y crear incentivos para reconvertir el capital humano son algunas iniciativas que remarían a favor.

La inflación derrotó a Jimmy Carter en las elecciones que le enfrentaron a Reagan en 1980. Se vivía un momento histórico —marcado además por el desempleo, la Guerra Fría y la salida de Vietnam—, en el que la confianza en las instituciones tocaba fondo. Durante la campaña, mientras Carter se cuestionaba incluso el futuro del país, el optimismo de Reagan conectó con la sociedad, que buscaba la grandeza perdida.

LA PREGUNTA DEL AUTOR

¿Conseguirá la subida de tipos de interés del BCE reducir la inflación?

En buena medida, Reagan también ganó las elecciones por su lucha decidida contra la inflación. La consideraba tan violenta como un asaltante, tan intimidatoria como un hombre armado y tan mortal como un asesino a sueldo. De ahí que combatirla sin tregua resulte decisivo a largo plazo para el crecimiento y el empleo. No se debe olvidar que un marco económico estable impulsaría la creación de empresas, reforzaría la competitividad nacional y aumentaría las exportaciones. Lo que ahora está en juego es la prosperidad inmediata y futura de España. Con la aplastante victoria de Reagan en 1980, los estadounidenses no mostraron solo su voluntad de cambio, sino también que habían comprendido que su enemigo era la inflación.

@NTunav Opine sobre este asunto en Twitter.

Rafael Pampillón Olmedo es catedrático de la Universidad CEU-San Pablo y de IE University. Este año ha publicado el libro Cuando los votantes pierden la paciencia. Casos radicales de política económica.

28—Nuestro Tiempo noviembre 2022
JESÚS CASO

PUTIN, EL MALVADO BLOFELD SIN GATO

¿Quién es Vladímir Putin? ¿Cómo se ha forjado esa oscura personalidad? Un viaje a la sórdida historia de su vertiginoso ascenso al poder permite comprender la psique de uno de los hombres más peligrosos del mundo.

texto Marc Marginedas [Com 90]

ilustración Carlos Rivaherrera

La guerra de Putin

Putin con el presidente Borís Yeltsin el 31 de diciembre de 1999, cuando Yeltsin anunció su renuncia.

Página derecha, arriba. El alcalde de San Petersburgo, Anatoli Sobchak, acompañado de Putin, al que acababa de nombrar jefe del Comité de Relaciones Exteriores de la ciudad, en 1991.

corrían tiempos difíciles, muy difíciles para san Petersburgo, la segunda urbe de Rusia, apenas un año después de la disolución de la URSS. Aunque en 1992 el pluralismo político empezaba a asomar con timidez en ese país de escasa tradición democrática, y la ciudad acababa de recuperar su nombre anterior a la revolución bolchevique, la ruptura de la cadena de producción soviética había dejado desiertos los anaqueles de tiendas y supermercados. La ciudadanía aún estaba traumatizada por el recuerdo de los casi novecientos días de asedio nazi durante la Segunda Guerra Mundial, en los que murieron alrededor de 800 000 habitantes, la mayoría de hambre.

En este contexto de penuria, algunas figuras políticas emergidas bajo la perestroika del último presidente soviético, Mijaíl Gorbachov, comenzaban a despuntar, y sus acciones a apreciarlas un pueblo asediado por las privaciones. Marina Salye, diputada en el órgano legislativo petersburgués y en el Congreso de Diputados Populares de la Federación Rusa, era quizá en aquellos tiempos la parlamentaria más popular del país. Sus electores y simpatizantes la apodaban Baba Yeda, que vendría a significar la Mujer de la Comida, porque se hallaba al frente de la comisión parlamentaria para la distribución de víveres. Salye investigó con detenimiento una oscura operación económica de trueque emprendida por el Comité de Relaciones Exteriores de la alcaldía, que dirigía un tal Vladímir Vladímirovich Putin, exagente de la KGB recién retornado de Alemania Oriental y hombre de la máxima confianza del entonces alcalde, Anatoli Sobchak

La operación consistía en exportar a Europa minerales raros y productos de petróleo por valor de 122 millones de dólares a cambio de raciones de alimentos. El hombre que acabaría ocupando la presidencia del país eligió diecinueve opacas empresas, desvanecidas sin dejar rastro cuando se cumplimentó la exportación. Los ansiados alimentos que iban a paliar la escasez en los comercios nunca llegaron y, según acusaba la correosa diputada liberal, la municipalidad encajó cuantiosas pérdidas. Un año más tarde, el 1 de marzo de 1993, Salye denunció ante el noveno congreso de la asamblea legislativa de la Federación Rusa el fraudulento intercambio, pero nadie salió con cargos ni fue objeto de investigación policial.

Transcurrieron más de seis años, un periodo en el cual la némesis de Salye había recorrido una

gran carrera política. Putin había dejado San Petersburgo y se había trasladado a Moscú. En la capital trabajó en la Administración Presidencial y después dirigió el Servicio Federal de Seguridad, uno de los órganos emergidos de la disuelta KGB, encabezó el Gobierno como primer ministro y fue nombrado presidente en funciones el último día del siglo xx tras la dimisión de Boris Yeltsin. Solo lo tenían que refrendar las urnas en unos comicios, ya sin oposición, que deberían celebrarse en marzo del año 2000.

Yo llevaba por aquel entonces poco más de año y medio en Rusia de corresponsal de El Periódico. Relativamente novato en un país tan complejo, y sin hablar aún el idioma, cuando quedaban apenas unas semanas para aquellos trascendentales comicios, viajé hasta San Petersburgo para intentar descifrar

32—Nuestro Tiempo noviembre 2022
La guerra de Putin El malvado Blofeld sin gato

el enigma Putin, un hombre poco conocido que se aprestaba a dirigir los destinos de la nación más grande del mundo. Entrevisté a quienes habían tenido trato tiempo atrás con ese lóbrego personaje. Y entre una pléyade de testimonios laudatorios, logré conversar con Salye, ya exdiputada, en la que sería una de sus últimas conversaciones con la prensa. «Boiatsya» [«Tienen miedo»], respondió rápida cuando le inquirí por el perfil tan favorable que dibujaban mis otros interlocutores. Acto seguido, desgranó los detalles de la operación, considerada por muchos el bautizo de Putin en prácticas corruptas. «Las empresas las eligieron a dedo, violando la legislación; se cobraron mordidas astronómicas, de entre un 35 y 40 por ciento, se formó una comisión de investigación que determinó numerosas pérdidas para la ciudad», detalló en tono indignado, antes de

concluir con una sucinta frase: «Guardo los documentos en un lugar seguro».

Putin resultó elegido presidente, según estaba previsto; la diputada Salye, por su parte, no tuvo otro remedio que optar por el exilio y callar durante una década. Poco después de aquel encuentro, la parlamentaria viajó hasta Moscú para reunirse con un aliado político, Serguéi Yúshenkov, y allí se topó con alguien a quien que no quería ver «bajo ninguna circunstancia», a quien nunca ha osado mencionar por su nombre y que le advirtió que debía dejar de hablar con la prensa y denunciar la corrupción del recién estrenado líder del Kremlin. Quedó tan aterrada que decidió huir e instalarse en un pueblecito de la región de Pskov próximo a Letonia. Solo rompería su silencio en 2010, dos años antes de morir, cuando ya tenía 75 años.

Marina Salye, la primera persona que denunció las prácticas corruptas de Putin, tuvo que esconderse durante muchos años de las represalias.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —33
RADIO FREE EUROPE / RADIO LIBERTY

Página derecha. Uno de los apartamentos destruidos en Volgodonsk en 1999. El atentado formó parte de la cadena de acciones terroristas que llevó a Putin al poder.

Carné de Putin en la Stasi. Ocupaba un cargo de traductor en Dresde mientras ejercía de enlace entre la KGB y la agencia de inteligencia germanoriental.

EL ORIGEN DEL TIRANO

« Putin tiene una actitud de hombre fuerte; demuestra una aparente falta de remordimiento por sus decisiones no éticas y el efecto negativo que puedan tener en gente inocente; Putin (junto con otros líderes) obtiene una elevada puntuación en rasgos oscuros de la personalidad como maquiavelismo, narcisismo y psicopatía», valora Magnus Linden, profesor de Psicología en la Universidad de Lund (Suecia), en un largo artículo publicado en The Conversation. Ante semejante realidad, Linden les aconseja a los líderes que traten con él que se olviden de que puedan funcionar «métodos convencionales, como las negociaciones o la diplomacia», y en cambio recomienda mostrar poder y denunciar los comportamientos disfuncionales sin llegar a provocar una humillación pública.

Fue precisamente un hecho humillante vivido en Dresde en 1989, durante su etapa de agente de la KGB destinado en la extinguida RDA, el que ha influido como ningún otro en las decisiones y la presidencia de Putin, según su biógrafo alemán, Boris Reitschuster. El 5 de diciembre de ese año, pocas semanas después de la caída del Muro de Berlín, una multitud enfervorecida irrumpió en los cuarteles de la Stasi, la policía política germanoriental, y saqueó la sede. Intentaron hacer lo mismo con el cuartel

general de la KGB, situado nada más cruzar la calle. «Del interior surgió un agente de baja estatura [Putin] muy agitado; y nos dijo: “No intenten ustedes entrar en esta propiedad, mis colegas están armados y hemos sido autorizados para abrir fuego en caso de una emergencia”», rememora para la BBC Siegfried Dannath, miembro de aquel grupo de manifestantes alemanes.

Pese a que el joven Putin logró frenar el embate y disuadir al grupo con sus amenazas, ante la peligrosidad de la coyuntura quiso recabar la protección de una base militar soviética de tanques cercana. Y recibió una demoledora respuesta: «No podemos hacer nada sin la autorización de Moscú; y Moscú calla». En su país de origen, Mijaíl Gorbachov ya había dejado claro que no estaba dispuesto a derramar sangre o a emplear la violencia para mantener el cinturón de naciones satélites de la URSS que un día integraron el Pacto de Varsovia, incluyendo a la extinta RDA. «Tendríamos otro Putin y otra Rusia sin su paso por Alemania Oriental», sentencia el biógrafo Reitschuster.

El ascenso de Putin al poder está repleto de episodios tenebrosos, cerrados en falso en su día y susceptibles de ser investigados una vez cambien las condiciones políticas en Moscú. El más relevante de ellos: la cadena de atentados terroristas que impulsó su acceso al Kremlin en septiembre de 1999.

A pesar de su nombramiento como primer ministro y de ser el candidato oficial para sustituir al enfermizo Boris Yeltsin en agosto de ese año, el respaldo del presidente no le garantizaba en ningún caso el triunfo en los comicios, para los que quedaban tan solo siete meses. De hecho, el aspirante mejor colocado era Yevgueni Primakov, también procedente de la KGB, aunque con un perfil más político: había ocupado el cargo de ministro de Exteriores, y llegó a firmar con el secretario general de la OTAN, Javier Solana, el acta que daba fin a la Guerra Fría.

Entonces sucedió lo inesperado. Un mes después de llegar Putin al Ejecutivo, una serie de extrañas explosiones en edificios de viviendas sacudieron Moscú y otras ciudades y causaron un total de 307 fallecidos. Los ataques se atribuyeron, de forma automática y sin pruebas, a «terroristas chechenos», pese a que contradecían por completo el modus operandi de los rebeldes caucásicos, quienes en sus acciones armadas habían evitado hasta aquel momento dañar a civiles.

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La guerra de Putin El malvado Blofeld sin gato

Colocaron los explosivos de manera profesional y estratégica en los sótanos de los inmuebles, con la aparente intención de provocar su desplome y causar el mayor número de muertos entre los vecinos. Recuerdo haber llegado al número 19 de la calle Guryánova, un anodino barrio del sur moscovita, con las primeras luces del día, junto con mi ayudante rusa, Yelena Cherniénkova, y estremecerme ante la escena. Toda la sección central de un alargado bloque de viviendas prefabricadas, como tantos otros en la capital rusa, se había desvanecido de cuajo. Y con ella cualquier remota esperanza de encontrar supervivientes.

Al cabo de cuatro días se produjo un nuevo ataque en otro edificio de pisos de la carretera de Kashira, en el sur de la capital. Finalmente, después de tres explosiones similares, en medio de un clima de histeria colectiva en el país, un vecino de Riazán, una población de medio millón de habitantes a unos doscientos kilómetros de la capital, vio cómo dos individuos sospechosos descargaban sacos de un vehículo con matrícula de Moscú falsificada y los introducían en el sótano de su inmueble. La policía recibió un aviso y encontró en el lugar sacos con un detonador programado para las cinco y media de la mañana del día siguiente. Las fuerzas de seguridad municipales acordonaron el lugar y desactivaron el artefacto. Miles de personas pasaron la noche a la intemperie por temor a otros atentados.

Gracias a los retratos robots dibujados a partir de los testimonios de los vecinos, se detuvo a tres sujetos, que en el momento del arresto mostraron credenciales del Servicio Federal de Seguridad (FSB, sección de la antigua KGB). Pocas horas después, Nikolái Pátrushev, director del FSB, tuvo que salir a la palestra para explicar que el incidente de Riazán no era una tentativa de atentado terrorista, sino un ejercicio de las fuerzas de seguridad para sondear si la ciudadanía estaba alerta ante el riesgo de nuevos ataques.

Han transcurrido más de dos decenios de aquellos tenebrosos sucesos, pero muy pocos dudan ya en acusar a los servicios secretos rusos de orquestar las explosiones. No solo concedieron a Putin la justificación que requería para lanzar de nuevo a las tropas a reconquistar Chechenia, donde habían caído derrotadas tres años atrás, sino que le permitieron exhibirse ante los electores como un líder vigoroso y resolutivo frente al achacoso Yeltsin, lo que aceleró su ascenso definitivo al Kremlin.

TRETAS INTIMIDATORIAS

Una vez asentado en el poder, Putin ha demostrado que solo cree en la fuerza y en la presión psicológica a la hora de relacionarse con sus interlocutores, sean

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locales o foráneos. En el año 2007, se reunió con la canciller alemana, Angela Merkel, en su residencia de verano de Sochi, en uno de sus primeros encuentros como máximos mandatarios de sus respectivas naciones. Sobre la mesa tenían dosieres duros, en concreto las primeras crisis del gas con Ucrania, pero sobre todo el trato a los opositores políticos en Rusia, incluyendo los asesinatos de periodistas rusos.

En un momento de la conversación, conocedor el líder del Kremlin de que Merkel padecía de cinofobia porque un perro la mordió cuando era pequeña, hizo pasar a la sala a su mascota Koni, una enorme hembra de labrador de color negro que, nada más entrar, comenzó a olfatearla. Los fotógrafos del acto inmortalizaron el cuadro: por un lado, el presidente ruso, repantingado en su sillón, con las piernas abiertas y, por otro, la canciller con cara de circunstancias y visiblemente incómoda. Según publicó la revista The New Yorker siete años después Merkel respondió a la presencia de la mascota con una sucinta e irónica frase: «Después de todo, no se come a periodistas».

El presidente ruso aplicó semejantes tácticas intimidatorias con sus consejeros más cercanos pocos días antes del inicio de la invasión de Ucrania. Putin convocó una reunión televisada del Consejo de Seguridad —un órgano en el que participan los principales ministros de fuerza (Interior, Defen -

sa, Exteriores) y los directores de los órganos de seguridad— para debatir la conveniencia o no de reconocer las dos repúblicas prorrusas del Donbás. La decisión de invadir el país ya estaba tomada, y la conferencia no era más que un test para que Putin comprobara la lealtad de sus colaboradores respecto al inicio de las hostilidades.

Nadie osaba llevar la contraria al líder. Cuando le tocó intervenir, Serguéi Naryshkin, al frente del Servicio de Inteligencia Exterior, se mostró partidario de dar un tiempo adicional a Ucrania. Y Putin respondió con agresividad y desprecio: «¿Apoya usted o no apoya?». Finalmente, Naryshkin, sobre el papel uno de los hombres más poderosos de Rusia, acabó tartamudeando y hasta llegó a declararse favorable a la anexión, pura y dura, de ambos territorios, algo que ni siquiera estaba en discusión.

Aun a riesgo de sonar algo peliculero, analistas prestigiosos como Mark Galeotti, profesor del University College de Londres y experto en Rusia, han comparado la escena con las reuniones de trabajo que celebraba Ernst Stavro Blofeld, el malvado de las películas de 007 al frente de la organización criminal Spectra: «El verdadero drama fue comprobar cómo los hombres más poderosos de Rusia —y una mujer— bailaban al son de Putin… No había margen para disentir; Putin era como un Blofeld sin su gato que evaluaba fríamente a sus subordinados y les imponía su voluntad a todos». Nt

Reunión televisada del Consejo de Seguridad en la que Putin escenificó su fuerza al reconocer las autoproclamadas repúblicas prorrusas del Donbás.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —37

AHORA BIEN Enrique García-Máiquez

En busca de la excelencia perdida

Los primeros de una comunidad son siempre sus primeros servidores porque se erigen, involuntariamente, en indispensables modelos para todos.

UNA FUNDACIÓN CULTURAL de campanillas me pregunta por un tema que brille en la vida pública de España por su ausencia. No tengo duda. El brillo de su ausencia es enceguecedor: no tenemos o no nos presentan modelos excelentes. Ya es una preocupación explícita en las sociedades actuales: la falta de élites, su deserción o su nula influencia social. Ensayos como Mediocracia (Alain Deneault, 2019) o Conformity (Cass R. Sunstein, 2019) lo estudian. El hecho tiene dos dimensiones: por una parte, hoy resulta más difícil alcanzar la excelencia y, por otra, la excelencia ha desaparecido de la vida pública. Ambos fenómenos se retroalimentan.

Nuestros sistemas políticos, administrativos, económicos, académicos, etcétera fomentan la mediocridad de diversos modos. Propician que lleguen a los altos cargos los empleados o políticos más aduladores y sumisos al superior. Para pensar ya está él, piensa el jefe, que solo exige ejecutores. El talento ajeno se percibe como una amenaza. La sinceridad, la verdadera originalidad y la integridad conllevan un riesgo profesional. De este modo, nuestras sociedades han dejado crecer la maleza en los caminos —ya de por sí escarpados— que conducían a la excelencia.

Parece tópica la queja acerca del nivel de los políticos actuales con respecto a los de la Transición, pero es un buen ejemplo, porque los datos objetivos, como su nivel de sus estudios y las carreras profesionales previas, sostienen el tópico. La universidad —ago-

biada por la burocracia y los estándares— ya no es reducto del saber y de la libertad de cátedra. ¿Cuántos sabios reconocidos socialmente quedan en España? La crítica literaria ha caído en los hábitos más comerciales, y adolece de amiguismo y frases hechas.

Se ha impuesto una lógica de mercado incluso en los ámbitos culturales. En las redes sociales, la relevancia la concede el número de seguidores, no el fundamento intelectual. Hay muchas cuentas de gran valor ético y periodístico con menos seguidores que otras porque las audiencias las amplían los memes, la agresividad o la interacción constante. Los grandes premios culturales se dan sistemáticamente a lo mediático o a lo ya premiado. Para no arriesgar y porque así las instituciones se recompensan a sí mismas con perfiles cuyo prestigio previo revierte en el renombre del galardón. Nadie se arriesga a descubrirnos a alguien valioso o a desvelarnos una obra loable.

Pero una sociedad necesita tener y admirar a sus excelentes. O más concretamente, a modelos, como sostenía Max Scheler, que puedan inspirar una sana emulación. El ser humano aprende imitando, y las comunidades mejoran cuando disponen de variados ejemplos edificantes. Quizá este sea uno de los sentidos del mandato evangélico de que los primeros entre nosotros han de ser los servidores de todos. En especial, las nuevas generaciones necesitan ver lo bueno para hacerse mejores.

No lo ven. ¿Qué formas hay de fomentar y mostrar la excelencia? El igualitarismo dogmático impide que los colegios públicos y privados se propongan formar futuras élites políticas y culturales que nos beneficiarían a todos. Las academias de ciencias, artes y letras están muy anquilosadas. Una crítica literaria, cinematográfica y ensayística bien pagada en una revista cultural libre y exigente y, por tanto, prestigiosa quizá no fuese suficiente, pero sería imprescindible. La consolidación de premios públicos y privados con unos procedimientos transparentes resultaría vital, aunque parece inimaginable. La universidad como institución encontraría aquí un reto a la altura de su historia y, a la vez, rabiosamente contemporáneo.

LA PREGUNTA DEL AUTOR

¿Nuestra sociedad hace más difícil la excelencia o es solo un problema de comunicación o ambos obstáculos se superponen y se retroalimentan?

@NTunav Opine sobre este asunto en Twitter.

Menos mal que, mientras tanto, todos podemos poner nuestro granito de arena. Jamás digamos que está bien lo que no nos lo parece ni dejemos de alabar lo que sí. Digamos que el emperador va desnudo, si lo va, y que el mendigo es un príncipe, si lo es. El boca a boca puede ser, hoy por hoy, como la respiración asistida para una excelencia moribunda, casi ahogada en tanto ruido mediocre y metódico.

Enrique García-Máiquez [Der 92] es poeta y ensayista.

38—Nuestro Tiempo noviembre 2022

LA VIDA OCULTA EN LOS OCÉANOS PERDIDOS

Marte no siempre fue así: árido, desértico, gélido. Las misiones con rovers que la NASA inició en 1997 han aportado evidencias de que hace 3500 millones de años ríos y lagos recorrían el planeta. El 18 febrero de 2023 se cumplen dos años del aterrizaje en el cráter Jezero de Perseverance, el último en unirse a esta saga de exploradores. Cada agujero que su brazo robótico taladra en la roca abre una puerta hacia nuevas respuestas sobre el origen de la vida en el planeta vecino. Y también en la Tierra, que se busca en ese espejo.

Grandes temas Marte, centro del universo texto Ana Eva Fraile [Com 99] fotografía NASA/JPL-Caltech

10 de septiembre de 2021, sol 198 de la misión. Perseverance mira los dos agujeros que su brazo robótico ha perforado en una roca apodada Rochette.

jueves 18 de febrero de 2021, pasadena, California 21:52 hora española. Faltan tres minutos para que Perseverance aterrice en Marte. La nave emite tonos similares a los latidos del corazón. Esta señal indica que todo funciona con normalidad, según lo esperado. En la sala de control de la misión del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA, el equipo no despega las pupilas de los monitores. Algunos intentan amarrar los nervios a los brazos de las sillas. En el centro, Swati Mohan, supervisora de Sistemas de Guiado, Navegación y Control, pone voz al descenso del rover a la superficie marciana.

—Comenzamos la maniobra de orientación vertical con vuelo correcto. La nave se desprenderá de una serie de cargas de balance de masa que servirán para reorientar la cápsula y proporcionarán al radar una mejor visión del suelo.

La cámara de a bordo del rover muestra cómo cae el escudo térmico, una estructura circular que se pierde hasta convertirse en un nanopunto. A lo lejos, la tierra rojiza y los cráteres, como verrugas en la piel de un cuerpo celeste añoso.

—Se confirma la separación del escudo térmico. Perseverance ha desacelerado hasta alcanzar velocidades subsónicas. Esto permite que tanto el radar como las cámaras echen un primer vistazo a la superficie. Velocidad: 145 metros por segundo. Altitud: 9,5 kilómetros.

—El radar de Perseverance comienza a identificar el terreno. La velocidad actual es de unos 100 metros por segundo [La voz de Mohan se acelera. Se escuchan aplausos] y estamos a 6,6 kilómetros de la superficie de Marte.

Las sombras que proyectan las protuberancias del relieve enriquecen la imagen.

—Perseverance sigue descendiendo en paracaídas. Se prepara para iniciar la navegación relativa al terreno y encender los motores de aterrizaje. Velocidad: 90 metros por segundo. Altitud: 4,2 kilómetros.

Los movimientos pendulares del rover se vuelven más enérgicos.

—Tenemos confirmación de que el sistema de visión del módulo de aterrizaje ha producido una solución válida. [Aplausos]. Se han activado los motores de propulsión.

Perseverance ha sido diseñado para tomar decisiones de manera autónoma. Rápidamente, compara las imágenes de su cámara con el mapa de la zona elaborado por la NASA y elige el lugar más seguro donde aterrizar en un radio de 700 metros.

Mohan contiene la respiración durante dos segundos. Después de un fundido a negro, la pantalla se divide: a la izquierda, la apertura supersónica del paracaídas de 21,5 metros de diámetro, ralentizada un 30 por ciento, y, a la derecha, la imagen en tiempo real. El patrón asimétrico de sus franjas rojas y blancas, además de medir la orientación del paracaídas, encierra el mensaje «Dare Mighty Things» («Atrévete a hacer cosas épicas»), el lema del JPL.

—La navegación ha confirmado que se ha desplegado el paracaídas. [Aplausos]. Nuestra velocidad actual es de 450 metros por segundo a una altitud de unos doce kilómetros de la superficie de Marte.

18 de febrero de 2021. En la sala de control de la misión del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA, los miembros del equipo celebran la llegada de las primeras imágenes tomadas por el rover Perseverance tras el aterrizaje. IMAGEN DE DOMINIO PÚBLICO.

AUTOR: NASA/BILL INGALLS

—Tenemos la confirmación de que el caparazón trasero se ha separado. Iniciamos la maniobra de desvío. Velocidad: 75 metros por segundo. Altitud: aproximadamente un kilómetro.

—Hemos completado la fase de navegación relativa al terreno. La velocidad actual es de unos [Mohan suspira] 30 metros por segundo a unos 300 metros de la superficie.

Marte revela con más detalle los volúmenes de sus cicatrices y sus rocas.

—Perseverance desciende a velocidad constante y estamos a punto de llevar a cabo la maniobra sky crane [grúa aérea].

El viento aparece en la pantalla y también los contenidos de otras dos cámaras: lo que el rover ve cuando mira al cielo marciano y lo que el módulo de descenso

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Grandes temas Marte, centro del universo

18 de febrero de 2021. Una cámara en el módulo de descenso filma a doce fotogramas por segundo cómo el rover Perseverance se descuelga hacia la superficie de Marte durante la maniobra sky crane [grúa aérea]. Con el rover a salvo, el módulo se alejó de forma autónoma de la zona de aterrizaje y se estrelló a más de 150 metros de distancia. NASA/JPL-CALTECH

La NASA transmitió en directo esta secuencia histórica. Tres minutos y quince segundos bastan para dar sentido a 202 días en los que la nave recorrió 472 millones de kilómetros. Como las señales de radio de Marte llegan con retraso a la Tierra debido a la distancia entre los dos planetas, cuando el equipo de control de la misión registró que Perseverance había entrado en la atmósfera marciana, en realidad, hacía once minutos que el rover pisaba la superficie.

Por esta latencia, tres días después del amartizaje, el Laboratorio de Propulsión a Chorro publicó un vídeo oficial con imágenes únicas que captaron cuatro ojos: las dos cámaras del rover y otras dos instaladas en la parte inferior del módulo de descenso y en la parte superior del caparazón trasero, respectivamente. Casi se podían tocar las piedras de la zona de aterrizaje,

capta cuando enfoca hacia el punto de aterrizaje.

—La maniobra sky crane ha comenzado. Estamos a unos veinte metros de la superficie.

El rover se descuelga por un conjunto de cables de siete metros y medio de largo. Una nube de polvo nubla la imagen que se funde a un tono caldera. Mientras el satélite artificial Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) recibe la señal de Perseverance, el módulo de descenso se aleja en la bóveda malva de Marte. El robot despliega su sistema de movilidad y, tan pronto como detecta que sus ruedas de aluminio han tocado el suelo, corta los cordones umbilicales. Entonces la ingeniera Swati Mohan recibe el código «Tango Delta Nominal». En el alfabeto fonético, Tango y Delta

identifican las letras T y D, con las que la NASA representa la palabra touchdown —¡Aterrizaje confirmado! [Se escuchan gritos eufóricos y aplausos]. Perseverance está a salvo en la superficie de Marte, listo para comenzar a buscar señales de vida en el pasado.

En la sala de control, un centenar de personas son eyectadas de sus sillas. Las manos que hace tres minutos entrelazaban los dedos cerca de la boca ahora son puños que se agitan en el aire para celebrar la proeza. Según indica la agencia espacial norteamericana en su web, solo el 40 por ciento de las misiones enviadas a Marte por cualquier nación han logrado aterrizar con éxito.

22 de febrero de 2021, sol 4 de la misión. Primera secuencia panorámica de alta resolución tomada por la cámara Mastcam-Z, en la cabeza de Perseverance. Compuesta por 79 imágenes individuales con zoom de 110 mm, muestra el horizonte de 360 grados que ve el rover desde el lugar de aterrizaje.

NASA/JPL-CALTECH/ASU/MSSS

bautizada con el nombre de «Octavia E. Butler Landing». No se trata de un nombre oficial —porque es la Unión Astronómica Internacional quien los designa—, pero la NASA homenajeó así a la escritora estadounidense de ciencia ficción que curiosamente creció en Pasadena, donde se encuentra la sede del JPL. Según afirmó en un comunicado de prensa Kathryn Stack Morgan, directora científica adjunta del

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proyecto Mars 2020, la determinación y el ingenio que encarnan los protagonistas de Octavia Estelle Butler «encajan perfectamente con la misión de Perseverance».

El primer gran desafío que puso a prueba al equipo fueron «los siete minutos de terror»: cuando la nave entra en la atmósfera marciana lo hace a 19 500 kilómetros por hora y en ese apretado lapso de tiempo debe reducir la velocidad a 2,7. Un momento de máximo riesgo que terminó en suprema alegría. Después de ocho años de desvelos, una de las personas que más alivio sintió se llama Paul Brugarolas [Tecnun 94]. Como ingeniero jefe del sistema de Guiado, Navegación y Control de Perseverance, sabe que tomar tierra en Marte es «una de las hazañas más difíciles en el campo de la exploración espacial».

Brugarolas se incorporó al JPL en 1997 para hacer unas prácticas, justo el

del terror al fracaso. Los días en Marte se llaman soles y duran un 3 por ciento más que en la Tierra. Cada amanecer, el rover envía una señal al equipo de Pasadena. Un «buenos días» que no siempre tarda lo mismo en llegar. Según donde se encuentren los dos planetas en sus respectivas órbitas alrededor del Sol, la latencia oscila entre veintidós y treinta minutos: quince para el viaje de ida y otros quince para el mensaje de vuelta. Entonces Perseverance recibe la hoja de ruta para las próximas veinticuatro horas y media y se pone en marcha. No siempre ha sido así. Jennifer Trosper, gerente del proyecto Mars 2020, aporta detalles sobre la evolución de la inteligencia artificial en el pódcast On a Mission: mientras que los

18 de febrero de 2021.

Primera imagen en color en alta resolución enviada por las Hazcams (o Cámaras para evitar riesgos) situadas en la parte inferior del rover Perseverance momentos después de aterrizar en suelo marciano.

IMAGEN DE DOMINIO PÚBLICO.

AUTOR: NASA/JPL-CALTECH

verano en que el primer rover de la NASA, Sojourner, aterrizaba en el planeta rojo a bordo de la nave Pathfinder. Aquel nómada pionero, que tenía el tamaño de un microondas, estudió las rocas del reino desértico y capturó más de 550 imágenes. Este hito cumplió el 4 de julio de 2022 su primer cuarto de siglo, un periodo en el que Brugarolas ha pasado de espectador a protagonista. Su equipo programó los algoritmos del piloto automático de Mars 2020 y veinticuatro horas antes del amartizaje todavía continuaban recalculándolos. Tras un atemorizador pero victorioso trance, el 6 de agosto de 2021, casi seis meses después, las manos detrás de Perseverance palidecieron de nuevo.

primeros rovers de la NASA tuvieron que ser guiados paso a paso, el último es capaz de conducirse a sí mismo, puede ejecutar las instrucciones de forma independiente e incluso decidir qué hacer si se topa con algo inesperado.

Cuando el cielo se oscurece, Perseverance elabora un informe de reconocimiento. En el JPL ansían saber cómo le ha ido. El 6 de agosto de 2021 —sol 164 de la expedición— encajaron noticias insospechadas. Ese día el brazo robótico de dos metros de largo había perforado un núcleo de roca por primera vez, pero no consiguió recolectar ninguna muestra. Thomas Zurbuchen, administrador asociado de la Dirección de Misiones Científicas de la NASA, reconoció que no era «el hoyo en uno» que esperaban y expresó su confianza en el equipo para garantizar el éxito futuro.

Este escollo sirvió para revalidar el espíritu de misión: «Juntos perseveraremos», que también fue el título del primer programa en vivo en español de un aterrizaje en otro planeta. Volcados en buscar respuestas, comprobaron que el taladro de percusión rotatorio y la broca hueca de extracción de muestras habían funcionado según lo previsto. También examinaron las imágenes del pozo de perforación y concluyeron que el taladro había pulverizado esa roca, apodada Roubion. Nunca antes habían visto algo parecido: en los numerosos ensayos realizados antes del lanzamiento con docenas de tipos de rocas ninguna había reaccionado igual.

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Para comprender las causas, un grupo encabezado por la ingeniera Louise Jandura se desplazó a la Reserva Ecológica de Santa Margarita, a dos horas en coche de la sede del JPL, donde recogieron rocas similares. Después, en el Laboratorio de Simulación de Materiales Terrestres, hicieron nuevos experimentos con el taladro gemelo del rover

Según explicó la NASA, Roubion presentaba una mayor evidencia de interacción con el agua, y ese tipo de rocas, muy erosionadas, puede desmenuzarse con más facilidad. En la Tierra, donde hubo agua hubo vida, y por eso la agencia espacial eligió explorar el cráter Jezero, que albergó el lecho de un lago hace miles de

6 de septiembre de 2021, sol 194 de la misión. Perseverance recolecta la primera muestra de Marte en una zona llamada Artuby. La cámara del sistema de almacenamiento en caché del rover captó la imagen de esta roca de tipo ígneo (círculo central) antes de que se sellara el tubo de titanio. NASA/JPL-CALTECH

millones de años. Sus rocas pueden revelar, como señala Zurbuchen, «signos de vida microscópica antigua». Por esta razón, la crisis que provocó un tubo de muestras vacío preparó al equipo para superar nuevos retos en Marte. Al cabo de un mes, el 6 de septiembre, Perseverance atesoraba su primer núcleo de roca.

El rover selló herméticamente ese bocado marciano en uno de los 38 tubos de titanio que almacenará en su vientre hasta que las muestras se envíen de vuelta a la Tierra. Las dimensiones de los cilindros se parecen a las de un lápiz, y una capa exterior blanca protege del Sol la composición química del contenido. Además de otros cinco «tubos testigo», que detectan

posibles agentes contaminantes en el sistema, para garantizar que nada obstaculice el proceso científico, su fabricación se sometió a rigurosísimos protocolos de hiperlimpieza. Si las huellas digitales contienen cerca de 45 000 nanogramos de materia orgánica (un nanogramo es la milmillonésima parte de un gramo), en los tubos de muestra solo se permitieron 150 nanogramos, incluso limitaron la cantidad a menos de 15 por muestra en el caso de algunos compuestos particulares.

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El sistema de almacenamiento constituye el corazón del proyecto y, como valora Adam Steltzner , ingeniero jefe de la misión, «en términos de tecnología, es el mecanismo más complejo y sofisticado que jamás hayamos construido». Para desarrollarlo invirtieron más de siete años de trabajo y cerca de 2700 millones de dólares. Y ahora cosechan resultados: durante 635 soles en Marte, Perseverance acumula 362 839 imágenes y quince muestras: ocho extraídas de rocas ígneas —formadas en el subsuelo a partir del magma o durante la actividad volcánica en la superficie— en el curso de la primera campaña científica y siete de rocas sedimentarias en la segunda. La NASA cree que estas últimas, asentadas en un antiguo delta de un río, son las que más probabilidades tienen de contener vestigios de vida pasada en Marte.

del planeta rojo al planeta roto. Los retazos prístinos de otros mundos llegaron por primera vez a la Tierra hace cinco décadas, el 20 de julio de 1969. Neil Armstrong, Michael Collins y Buzz Aldrin regresaron de la Luna con 21,8 kilogramos de rocas del mar de la Tranquilidad. La legendaria misión Apolo 11 las transportó hasta el Centro Espacial Johnson en dos contenedores de aluminio con triple sellado.

Las sucesivas tripulaciones de la estirpe también aportaron material muy valioso, que se preservó durante medio siglo. En 2019, Lori Glaze, directora de la División de Ciencias Planetarias de la NASA, aclaró el motivo en un comunicado: «Estas muestras se guardaron deliberadamente para aprovechar la tecnología más avanzada y responder a preguntas que no suponíamos que debíamos hacer».

En el caso de Perseverance, los tubos deberán salvaguardar las rocas intactas más de diez años. La NASA y la Agencia Espacial Europea (ESA) han unido fuerzas para llevar a cabo una carrera de relevos interplanetarios sin precedentes en la que varias naves espaciales se sincronizarán para devolver las muestras a la Tierra en 2033. Según los planes actuales de la misión Mars Sample Return, un módulo que transporta un pequeño cohete aterrizará en el planeta rojo, un rover recogerá las muestras de Perseverance, dos helicópteros recuperarán muestras adicionales de la superficie de Marte, un brazo robótico insertará los tubos en un contenedor preparado para orbitar y otra nave capturará el contenedor y lo traerá a la Tierra.

Para reducir los riesgos de la campaña, la NASA y la ESA acordaron el 19 de octubre la creación de un depósito de muestras en Marte en el área conocida como Three Forks, cerca de la base de un antiguo delta

Inmersión marciana desde el sofá

«Where is Perseverance?»

Rastrea la ubicación más reciente del rover Perseverance, todas las paradas de su ruta en el cráter Jezero y dónde ha recolectado muestras desde el 18 de febrero de 2021. Este mapa interactivo también localiza el lugar que sobrevuela el helicóptero Ingenuity. La imagen en color de alta resolución demarca el área de exploración inicial. Los ingenieros crearon esta experiencia con el software utilizado por el equipo de la misión que decide los próximos destinos Perseverance.

«Explore with Perseverance»

Herramienta interactiva en 3D, disponible también para dispositivos de realidad virtual, que permite colocarse en Marte junto a Perseverance para conocer de cerca lo que ve el rover mientras explora. Las imágenes de las cámaras del robot se complementan con las tomadas por la sonda Mars Reconnaissance Orbiter.

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Grandes temas Marte, centro del universo INTERACTUAR

del río en el cráter Jezero. Este conjunto duplicado de la colección que conserva a bordo Perseverance servirá como respaldo de la misión. «Ahora tenemos un lugar para volver a visitar con muestras que nos esperan allí», dijo David Parker, director de Exploración Humana y Robótica de la ESA.

Esos centímetros cúbicos ayudarán a comprender la historia geológica del planeta, la evolución de su clima y quizá entrañen la respuesta a la gran pregunta: ¿existió alguna vez vida en Marte? Hace unos tres mil millones de años, cuando la vida primitiva afloraba en la Tierra, el clima de su vecino era más cálido y húmedo. Una coincidencia temporal que invita a pensar en lo que, como señaló Sandra Cauffman, directora adjunta de la División de Astrofísica de la NASA, en un encuentro online organizado por el grupo Women for Science and Technology de la Universidad de Navarra, «el estudio de otros mundos puede enseñarnos acerca del nuestro».

5 de abril de 2021, sol 43 de la misión. El helicóptero Ingenuity ha demostrado que se puede volar en Marte pese a la complejidad de su atmósfera. Este pequeño dron, de menos de dos kilogramos, ayuda a explorar áreas de interés científico potencial. Desde su debut, el 19 de abril de 2021, ha completado más de 34 vuelos y ha estado en el aire 59 minutos. IMAGEN CON LICENCIA CREATIVE

COMMONS ATTRIBUTION 2.0 GENERIC.

AUTOR: NASA/JPL-CALTECH/KEVIN M. GILL

Con la ayuda de instrumentos y técnicas que aún no se han inventado, los científicos del futuro escudriñarán las muestras que durante tantos soles recogió Perseverance. Después de vagar en soledad entre viento y rocas, el rover dejará de latir, ahogado por las tormentas de polvo, como sus predecesores: Sojourner (4 de julio de 1997-27 de septiembre 1997), Spirit (3 de enero de 2004-22 de marzo de 2010) y Opportunity (24 de enero de 2004-10 de junio de 2018). Curiosity (desde el 6 de agosto de 2012) continúa engrandeciendo su legado. Tótems de la conquista del espacio, estos robots son los ojos, los brazos y las piernas de sus creadores, un equipo que, como escribe Octavia E. Butler en su novela La parábola del sembrador, no deja de atreverse a soñar con «echar raíces en las estrellas». Nt

«Sounds of Mars»

Para escuchar a todo volumen las históricas grabaciones de sonidos reales de Marte captadas por los dos micrófonos incorporados al rover Perseverance. También se puede descubrir cómo se percibirían algunos sonidos de la Tierra si se emitieran en el planeta vecino o cómo se transformaría allí la propia voz.

Jezero, al detalle

Mapa interactivo que representa dónde aterrizó Perseverance. Los senderistas virtuales pueden explorar el paisaje marciano desde grandes escalas hasta detalles centimétricos. Investigadores del grupo de Ciencias Planetarias y Teledetección de la Universidad Libre de Berlín lo enriquecen a medida que el rover envía nuevas imágenes de alta resolución y grabaciones de audio.

«Mars

in Depth»

Aplicación inmersiva en Marte y en el sistema solar centrada en las misiones científicas activas de la NASA y de la Agencia Espacial Europea (ESA). A modo de planetario digital, muestra en tiempo real dónde se encuentran los cuerpos celestes y las naves espaciales.

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Arthur C. Brooks

«El sentido de la vida se encuentra a través del sufrimiento»

Es científico social, conservador y profesor en la Harvard Business School, la misma que le rechazó como alumno hace casi tres décadas. Arthur C. Brooks (Seattle, 1964) presume de un best seller en The New York Times y de varios pódcast. ¿Su objeto de estudio? La felicidad. A los diecinueve dejó la carrera, se dedicó a tocar la trompa y se definió de izquierdas. Doce años más tarde, el amor de Ester, su mujer, y la vuelta a los libros le dieron a su vida un giro que lo llevó a dirigir uno de los principales think tanks de Estados Unidos. Hoy lo consideran uno de los intelectuales más influyentes de la derecha estadounidense.

texto Lucía Ferrer [His Com 23] fotografía Raquel Arilla [Com 13]

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Grandes
temas Máster en felicidad

Arthur C. Brooks sabe hacer feliz a la gente. Al menos por eso le paga Harvard: su asignatura Liderazgo y Felicidad es una de las más concurridas del centro. Además de dar clases, Brooks publica los jueves la columna «How to Build a Life» en la centenaria revista The Atlantic, presenta los pódcast «The Art of Happiness» y «How to Build a Happy Life» —este último también en The Atlantic— y da la vuelta al mundo buscando formas de mejorarlo en el documental The Pursuit. Antes, dirigió durante una década el Instituto Americano de la Empresa, uno de los think tanks más influyentes del planeta. Ha publicado doce libros con títulos como The Road to Freedom (2012), Gross National Happiness (2016) y The Conservative Heart (2017). Sin embargo, probablemente se siente mejor definido por las palabras católico, esposo y padre.

Lo primero sucedió en el santuario de Guadalupe en 1980, donde tuvo una «experiencia mística» y se convirtió del protestantismo. En aquella época no era un buen estudiante. Comenzó una carrera pero la dejó a los diecinueve para dedicarse a la música, el sueño de su niñez. La cosa cambió en un festival de música en Francia, donde conoció a la barcelonesa Ester Munt. Ella no hablaba inglés ni él español o catalán (aunque ahora se expresa a la perfección en ambas lenguas),

Apero se enamoraron como solo sucede en las películas. Ella vendió el coche para ir a verle a su país. Él, a los veinticinco, dejó su trabajo en Nueva York persiguiéndola a ella para probar suerte en Barcelona, donde se hizo un hueco para tocar la trompa en una orquesta. Gracias a ella se dio cuenta de que no era feliz, pero podía llegar a serlo. Ese es el origen de su inquietud por el tema que le apasiona.

Dos años después se casaron y empezaron una nueva vida en Estados Unidos. Esa vuelta a la patria la vivió Brooks como un emigrante, como su particular sueño americano. Algo así debió de sucederles a sus bisabuelos, que procedían de Dinamarca —curiosamente, uno de los países más felices del mundo— y emigraron, en el 1900, a la tierra de las oportunidades. Compraron una granja en Dakota del Sur, trabajaron duro y, al cabo de una generación, la familia nunca más sería pobre.

El matrimonio Brooks-Munt tiene tres hijos: Joaquim, que es profesor de secundaria; Carlos , militar, y Marina [Hum 23], que estudia Humanidades en la Universidad de Navarra. Ella fue una de los quinientos alumnos que el 16 de septiembre escucharon a Brooks pronunciar, con un acento medio yanqui medio catalán, la ponencia inaugural del Congreso Forun en el campus de Pamplona. Se trata de un congreso de alumnos para alumnos que reflexiona sobre valores relacionados con la persona y la cultura. En la charla, el profesor intentó dar a los jóvenes las claves de la felicidad.

Ese día, Brooks viste traje. De la muñeca derecha le cuelgan unas pulseras de bolitas negras que le regalaron los empleados de su empresa ACB Ideas. En unos pequeños cubos blancos está escrito un verso del salmo 84: From Strength to Strength. Esas palabras son también el título de su último libro, que se publicó en febrero de 2022 y apareció en la lista de best sellers de The New York Times. Como cuenta

Brooks, «querían que tuviéramos mucho éxito en el mercado». Eso —el éxito— no fue precisamente su primera experiencia.

¿Por qué volvió a los estudios, si ya había dejado la universidad?

A veces me lo pregunto. Mi mujer me animó a ello porque sabía que yo no era feliz. Me dijo: «¿Por qué no experimentas con otras cosas?». Mi padre era catedrático de Matemáticas, y yo, el primero de mi familia desde hace siglos sin birrete de doctor. A los veintiocho me di cuenta de que para ganar dinero necesitaba más formación, pero fui un mal estudiante en el instituto. Como era pobre pobre, me matriculé en una universidad pública a distancia en Nueva Jersey [el Thomas Edison State College] y me encantó expandirme en lo intelectual. Suponía un mundo nuevo, una aventura: cuanto más profundizaba, más me gustaba. No quería dejar de aprender.

En 1994 me gradué en Economía. Obtuve el diploma por poco dinero y solo después pisé un campus, cuando empecé el doctorado. [Se doctoró en Análisis de Políticas Públicas por la Grand Valley State University en 1998]. Allí me sentí en casa porque todos valoraban las ideas y disfrutaban hablando de sus convicciones. Fue la primera vez que me encontré a gusto intelectualmente.

Dice que su familia es su empresa más importante. ¿Qué significa afrontar la vida como una startup?

Enseño a estudiantes de Business que se sienten cómodos con ese vocabulario. Están un poco equivocados, porque a veces olvidan que los negocios no son lo fundamental. En efecto, la startup más importante es tu propia vida: tienes que maximizar el valor de tu moneda, que es el amor. Si la consideras una empresa, decidirás bien, te arriesgarás en la justa medida. Por ejemplo: a muchos alumnos les aterroriza la posibilidad de enamorarse,

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Grandes temas Máster en felicidad

El profesor Brooks en el campus de la Universidad de Navarra, antes de su conferencia.

aunque es lo más determinante para casi todos. Pero, en lo personal, guiarse por el miedo es tan catastrófico como, en los negocios, no arriesgar nunca tu dinero. Cuando les hablo sobre comprometer sus corazones, les cambia la perspectiva. Después de una conferencia con estas ideas, un estudiante me confesó: «Voy a Filadelfia a declararme a una chica de la que estoy enamorado desde hace dos años». Un par de meses después, me lo encontré en una fiesta. Me contó que ella le había rechazado. A pesar de todo, el joven me agradeció la lección: «Era la cosa que más temía —me explicó—. Ha pasado lo malo y no me he muerto».

¿Diría que el éxito se construye con victorias o con fracasos?

Con ambos, aunque sobre todo con fracasos, que es lo que más se tiene. La gente equilibrada aprende de ellos. Nunca dices «Entiendo quién soy gracias a mis vacaciones en Ibiza». Más bien es «He sobrevivido a situaciones críticas». Así mides tu fortaleza y conoces tus límites. El sentido de la vida se encuentra a través del sacrificio y el sufrimiento. Eso es muy sagrado.

¿Hay alguna persona cuya historia de éxito le haya impactado en especial?

Leo las vidas de los santos a diario. Me encantan. Santa Teresa de Ávila era una persona difícil, pero siempre estaba conquistando sus propios demonios, los de su interior. Esto es lo que más me inspira: la gente que puede dominarse a sí misma, y los santos son el mejor ejemplo. Pienso en Tomás de Aquino: él rechazó las riquezas. Lo hizo porque sabía que eran ídolos. También san Ignacio de Loyola, que lo tenía todo, pero a raíz de una herida casi mortal encontró su fortaleza interior y su relación con Dios.

¿Puede estar Dios en los negocios?

En la tierra creamos valor trabajando. No

vivimos para organizar fiestas e irnos de vacaciones… Estamos hechos a imagen de Dios. Él es creativo, trabaja. Nosotros, a través de nuestra tarea profesional y del amor, imitamos el ser divino a una escala pequeña, insignificante. Podemos expresar amor con nuestro oficio y cambiar el mundo. Bueno, un rincón, unas células.

¿Considera que la sociedad actual rechaza ver el trabajo como algo positivo?

Sí, pero siempre ha sido así. Tengo un perro, Chucho, que es muy buen chico. En los seres humanos conviven un aspecto animal y otro divino, pero Chucho se limita solo al animal. La diferencia es un abis-

mo. Quienes rechazan el esfuerzo viven como Chucho: solo aspiran a tumbarse en el sofá, comer y beber. Y yo no deseo ser así. Quiero vivir con intensidad, tener siempre alguna batalla, asumir la aventura de buscar metas difíciles. Y espero que mis hijos lo hagan igual.

Siete claves para ser feliz

Para Arthur C. Brooks las personas felices «disfrutan de la vida, están satisfechas con sus logros y entienden el sentido de su existencia». Así las describió durante su intervención en la apertura del congreso Forun. Para alcanzar esa meta triple, propone siete claves:

1. Atreverse a desear menos. Brooks insiste en que la diferencia reside en el lugar al que apunta el foco: los bienes reales o los posibles. Vale más querer lo que se tiene que entristecerse por lo que no se tiene.

2. Usa el corazón, pero también la cabeza. La razón nos descubre lo bueno, y la voluntad lo deseable. En la conjunción de ambas se encuentra la felicidad.

3. Ni el dinero ni el poder ni la fama producen la felicidad. En cambio, sí lo hacen el sentido, el propósito y la coherencia, que conviene perseguir.

4. No confundas el disfrute con la felicidad, que es mucho más profunda. Sufrir también es necesario para llegar a ella.

5. Arriesga más. Vivir como un emprendedor no solo los negocios, sino también los asuntos del corazón, es una receta de éxito. Las personas que dicen «no» a lo que les asusta tienden a ser infelices, mientras que quienes se arriesgan a comprometer su corazón suelen ser más felices.

6. Usa tus debilidades. Tus fortalezas provocan la admiración de los demás, pero nadie se reirá si muestras tus debilidades. Al contrario, es la única manera de conectar con la gente, porque todos somos vulnerables en un aspecto u otro.

7. Propóntelo. Es muy difícil ser feliz por casualidad. Las personas felices han decidido serlo y se han esforzado para lograrlo..

Es un intelectual abiertamente católico. ¿Le ha traído problemas? Soy un espía, pero abiertamente un espía. El mensaje del Opus Dei me ha ayudado a entender esto: predica que tienes que ser sin reservas y con alegría lo que eres, no un amargado. Si vas por ahí diciendo «Este mundo es malo, vosotros sois pecadores y estáis perdidos», te meterás en algún lío. Pero, si vas con amor, la gente te acepta. Algunos de mis colegas y amigos son ateos, pero les tengo mucho respeto y aprendo de ellos. Aunque no me entienden, me preguntan: «¿Cómo es posible que tengas fe y una vida intelectual?». Ese es el momento de describir mi felicidad, porque no existe tensión alguna entre la fe y la razón. La razón trata de entender una obra de Picasso. Pero esa comprensión es mayor si has estudiado al pintor, aunque a él no lo encontrarás dentro del cuadro.

Ha hecho notar que los jóvenes tienen problemas de ansiedad y depresión. ¿Qué le diría a una persona que esté pasando por una situación parecida? Depende. En Estados Unidos, el 28 por ciento de la población tiene síntomas depresivos, ya sea por el coronavirus, la polarización, la propaganda del Gobierno…. Antes de la pandemia rondaba el 9 por ciento. Por suerte, vivimos un proceso de desestigmatización, y las actitudes hacia la enfermedad mental se han vuelto mucho más saludables. La generación de mis padres no lo comentaba, pero hoy se busca con frecuencia la ayuda de un psiquiatra. Esto no quiere decir que se deba tratar toda la tristeza, que es un sentimiento normal y muy importante. Necesitamos

Grandes temas Máster en felicidad
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TOMEN NOTA

Más de quinientos alumnos escucharon la conferencia «Liderazgo y felicidad». Entre ellos, la hija del profesor.

El congreso Forun lo organizan estudiantes para reflexionar sobre los valores de la persona y la cultura.

Frente al dinero, el poder o la fama, Brooks reivindica el sentido, el propósito y la coherencia como formas de ser feliz.

Brooks defiende, por experiencia propia, la necesidad de abaratar los títulos.

«Mi valioso título barato»

Cuando el profesor Brooks dirigía el Instituto Americano de la Empresa, uno de sus empleados le advirtió de lo que pensaba que era un error en su currículum, que decía que se había graduado en una universidad de educación a distancia de Nueva Jersey. No era un fallo, pero sus trabajadores creían que, si había llegado tan alto, tenía que haber estudiado en un centro de prestigio. A raíz de aquel incidente, Brooks publicó en 2013 en The New York Times una tribuna titulada «My Valuable, Cheap, College Degree», en la que explica que aquella universidad barata le abrió las puertas de su futuro profesional. La educación de calidad, explica Brooks en el artículo, no debería ser un privilegio de unos pocos, sino un bien moral que forma parte del sueño americano. Después de publicarlo, nadie se rio del profesor. Al contrario, recibió cientos de mensajes de personas que decían que su testimonio les había inspirado, que se habían sentido conectados con su historia.

experimentarla, porque forma parte de la vida. Sin embargo, hay tristeza normal y patológica.

Hemos pasado del «If it feels good, do it» de los hippies —a los que observé desde pequeño— a una especie de «Si no te apetece o te hace sentir mal, erradícalo». Ese empeño por borrar el sufrimiento teje una especie de sociedad del desprecio. Y la cultura enferma. Por ejemplo, la mayoría de la gente joven piensa que todo está peor ahora que hace cincuenta años, lo que resulta completamente falso: hoy vivimos más, con más salud y más educación. El planeta no se contamina más. En casi todos los aspectos, la vida se ha vuelto mejor, excepto en la fe.

A las nuevas generaciones les han comido el coco. Tengo estudiantes que de verdad creen que dentro de diez años estaremos todos muertos por el aumento de la temperatura. En las ciencias sociales llamamos a esto convicciones primitivas. Pensar que el mundo es malo en general, aunque ocurran cosas buenas, es una convicción primitiva negativa. Pero eso contradice la experiencia.

¿Se puede ser feliz y estar enfadado con alguien que piensa distinto? Sí, claro. No hay problema en enfadarse, eso forma parte de la pasión. ¡Hace treinta y un años que salgo con una española! [Se ríe]. En cambio, el desprecio es un cáncer, porque, además de enfado, contiene un elemento verdaderamente dañino: el asco. Se trata de una emoción fría, congelada, que expresa «Esta persona no vale nada». El enfado, en cambio, es una emoción caliente, que exterioriza algo como «Me importa lo que haces o lo que dices y quiero cambiarlo». Mi mujer nunca me ha tratado con desprecio, pero se ha enfadado conmigo diez mil veces. Por lo menos una al día.

¿Cuál es el mayor obstáculo entre una persona y su felicidad?

Santo Tomás de Aquino no se equivocaba al decir que los falsos ídolos son el dinero, el poder, el placer y la fama. Cada persona encuentra entre esos becerros de oro su propia patología. Al fin y al cabo, un ídolo siempre te lleva a la infelicidad.

¿Puede el éxito profesional amargar a una persona?

Mucha gente busca la felicidad a través del éxito en ese campo, y eso es un error. Funciona al revés: pon empeño en tu felicidad y tendrás éxito. Las circunstancias laborales son muy importantes. El trabajo forma parte de tu vida, con tu familia, tus amistades y tu fe. Tienes que lograr que todas esas facetas convivan en armonía. Si veneras tu trabajo como hace gran cantidad de estadounidenses —en Europa sucede menos— hasta el punto de dedicarte en exclusiva a eso, lo conviertes en un ídolo.

Suelo preguntar a mis alumnos cuál de los cuatro ídolos les atrae menos. A mí, el poder. El dinero me da igual. El placer me gusta. Me queda, entonces, la fama, la admiración de los demás. Este ejercicio me permite aislar el problema y tenerlo en cuenta cuando trabajo. Porque, si dedico a mi vida profesional entre setenta y noventa horas a la semana, es porque persigo mi ídolo, el prestigio. En ese momento se lo ofrezco a Dios y empiezo de nuevo.

¿Cómo compatibiliza el trabajo con lo personal?

Con dificultad. Hay tantas oportunidades y aventuras… ¡Y quiero hacerlo todo! Ahora dicto medio semestre en Harvard. El miércoles di clase desde el aeropuerto, fui a Londres a impartir unas conferencias, después Bilbao, hoy Pamplona, donde pasaré el día con mi hija. El domingo vuelo a casa y regreso a las aulas el lunes por la mañana. Eso no es normal. Pero yo lo haría todas las semanas, si pudiera. Por suerte, vivo con una española. Ella trabaja, y tiene claro que esa no es la fuente de la felicidad.

Grandes temas Máster en felicidad
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También me conoce y sabe que no soy una persona naturalmente equilibrada. Y me ayuda.

Como defensor del capitalismo, ¿cómo incide un sistema político en la felicidad de sus ciudadanos?

La felicidad y la infelicidad provienen de partes distintas del cerebro. La felicidad la provocan cuatro fuerzas: la fe, la familia, la amistad y el trabajo. No quiero un Ministerio de Fe, de la Familia o de la Amistad. Lo que quiero es más libertad para que las personas tengan su vida familiar en la esfera privada. El Gobierno no debería inmiscuirse en estas instituciones, porque no puede hacer feliz a sus ciudadanos. Sin embargo, puede tratar de eliminar algunas influencias de la infelicidad.

¿Requiere esfuerzo la felicidad? Hay mucha gente que naturalmente es

muy feliz. Les envidio porque yo no; he tenido que trabajar duro. Enseño la felicidad porque quiero tenerla. No todo el mundo puede ser absolutamente feliz, pero sí más feliz. Solo tenemos una vida y Dios quiere que la disfrutemos porque es un regalo suyo: que le encontremos el sentido.

¿Qué distingue a una persona feliz de otra que no lo es? Existen muchas pruebas. A mis alumnos les pido que rellenen dieciséis encuestas sobre su propia felicidad durante el semestre, y con ellas compongo un mapa. Ahí veo que relativamente no son felices. El 50 por ciento de la felicidad está inscrita en los genes, y ellos suelen tener mala genética: padres deprimidos, malos hábitos... Pero cuando conocen sus tendencias y adquieren buenos hábitos, mejoran.

Si visito una empresa, al cabo de diez minutos con sus empleados puedo decir

si el presidente es feliz o infeliz, porque afecta a la cultura corporativa; una cultura de trabajo negativa viene de un líder triste. Por eso mi asignatura se llama Liderazgo y Felicidad. Y en el aula, un alumno sabe de inmediato si su profesor es feliz o infeliz. Tenemos un spider sense [sentido de araña], identificamos cuando algo no tiene vida, chispa. Se nota.

¿Y usted es feliz?

Mucho más que antes, porque esto es un proceso. La vida ha de tener un rumbo y el rumbo debe ser hacia algo mejor que el presente. La felicidad es el cielo, la visión beatífica. Llegaré, si Dios quiere. Cada día intento estar más cerca del destino. ¿Soy feliz? No. ¿Soy más feliz que ayer? Espero que sí. ¿Y más que el año pasado? Definitivamente, sí. Ese es mi proyecto. Y el de todos. Nt

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estudiantes internacionales procedentes de 113 países formaron parte de la Universidad el curso anterior, una cifra que representa el 29,1 por ciento del alumnado.

NOS VISITARON

MIGUEL ZUGAZA

Director del Museo de Bellas Artes de Bilbao

JAVIER GOYENECHE

LETIZIA ORTIZ

Reina consorte de España

JAVIER DE ISUSI

Historietista e ilustrador

[08.06.22 Escuela de Arquitectura y Alumni Bilbao] Un centenar de alumni descubrieron las entrañas de la reforma del Museo de Bellas Artes de Bilbao, que ha comenzado en noviembre. Su director, Miguel Zugaza, explicó cómo el crecimiento de la colección y de la actividad de la pinacoteca han motivado la ampliación, cuyo presupuesto es de 34 millones de euros. Ideada por los arquitectos Norman Foster y Luis María Uriarte, profesor de la Escuela de Arquitectura, la obra dotará al centro de 6743 metros cuadrados más. Como resumió el propio Uriarte, su propuesta se basa en tres líneas maestras: discreción, homenaje a la estructura original y diálogo sostenible con el entorno. Dos de los espacios más significativos son un gran atrio sobre una de las entradas y una plataforma «ingrávida» que coronará el edificio y enriquecerá el horizonte arquitectónico de la ciudad.

[09.06.22 Alumni Madrid] Personas con ganas de demostrar que se pueden hacer las cosas de un modo distinto —más respetuoso con el medioambiente— y ser rentable. Esto es lo que Javier Goyeneche cree que necesitan las empresas. El CEO de Ecoalf protagonizó un encuentro con más de quinientos alumni en el campus de Madrid a los que animó a ser disruptivos y valientes. En su intervención, titulada «La fuerza de un propósito», recalcó cómo el exceso de consumo actual impacta en el planeta. Ante un contexto que Goyeneche considera insostenible porque «no podemos utilizar los recursos naturales de manera indiscriminada», urgió a perfilar un nuevo modelo económico. La fuerza de ese propósito le llevó a lanzar en 2009 una marca que crea moda a partir de materiales reciclados con la misma calidad que los mejores productos del mercado que no utilizan materias primas sostenibles.

[23.09.22 Facultad de Medicina y Cima] La reina Letizia se reunió en Nueva York con quince jóvenes investigadores españoles que están llevando a cabo en Estados Unidos proyectos para combatir el cáncer. Durante el encuentro, organizado por la Asociación Española Contra el Cáncer en la sede del Instituto Cervantes, además de agradecer su trabajo, se interesó por cómo promover la cooperación internacional sobre oncología. En la sesión participaron tres antiguos alumnos de la Universidad: Manuel Hidalgo, director de la División de Hematología y Oncología Médica de Weill Cornell Medicine; Amaya Lujambio, investigadora principal de la Facultad de Medicina de Mount Sinai; y Álvaro Curiel, investigador posdoctoral de la Universidad de Columbia. También asistió Luis Montuenga, investigador sénior del Cima Universidad de Navarra, y decano de la Facultad de Ciencias.

[17.09.22 Facultad de Filosofía y Letras] Por muy diferentes que parezcamos, por muy dispares que resulten nuestros orígenes, el ilustrador Javier de Isusi defiende que todos somos iguales: «En lo profundo, nos conectamos». Sus cómics persiguen ese encuentro con la interioridad de otras personas porque «todos nos podemos reconocer en las historias que cuentan otros». También en La divina comedia de Oscar Wilde, por la que mereció el Premio Nacional de Cómic 2020. Durante el curso «Relatar con viñetas: historia, literatura, cómic», explicó que cuando emprende sus proyectos no le preocupa que su estilo se reconozca —de hecho, nunca ha repetido técnica—, lo que De Isusi ansía es contar bien el viaje íntimo de sus personajes. Y confiesa que para lograrlo primero debe conectar con lo que todos llevamos dentro: nuestros sueños, nuestras aspiraciones, los deseos, las cosas ocultas, el inconsciente.

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© CASA DE S.M. EL REY

jóvenes frecuentan desde septiembre las aulas de grado de los campus de Pamplona y San Sebastián. De ellos, 2486 —un 8,5 por ciento más que el año pasado— por primera vez.

EFEMÉRIDE

La Universidad, siete décadas después En estos setenta años, más de doscientos mil alumnos han vivido el saber en el campus. Sus pisadas, lejos de erosionar el camino que trazaron los pioneros, han contribuido a avivar esa huella primigenia. La Universidad de Navarra cuenta hoy con catorce facultades y sedes en seis ciudades —Pamplona, San Sebastián, Barcelona, Madrid, Nueva York y Múnich—, pero en el minuto uno su historia habitaba en el corazón de una sola persona: un sacerdote de cincuenta años llamado Josemaría Escrivá. Unos latidos después, Ismael Sánchez Bella llegaba a Pamplona con una maleta. Le prestaron unos miles de pesetas y unas aulas. Así comenzó todo.

Centro Bioma: la ciencia al servicio de la naturaleza y de la persona

Una investigación comprometida con el gran reto colectivo de alcanzar un desarrollo profundamente humano y capaz de buscar caminos innovadores. Así resumió la rectora, María Iraburu [Bio 87 PhD 92 PADE IESE 19], en la apertura de curso, la aspiración de la Universidad de Navarra. Este anhelo cristaliza en la Estrategia 2025, la hoja de ruta que guiará a la institución durante los próximos años. Una de las aportaciones con las que pretende abrir nuevos horizontes de desarrollo sostenible es el Centro Bioma. En el campus de Pamplona, junto al Cima, se levantará un nuevo edificio para impulsar la formación de los estudiantes, la investigación multidisciplinar y aplicada del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente y la divulgación científica a través del programa de actividades del Museo de Ciencias. El proyecto lo firma el arquitecto Patxi Mangado [Arq 81] y se des-

plegará en una superficie total de trece mil metros cuadrados.

El lanzamiento de este espacio, respaldado por el Gobierno de Navarra, podrá llevarse a cabo gracias al apoyo de instituciones y empresas que quieren hacer una contribución relevante a la sostenibilidad. A principios de septiembre, el Gobierno de España aprobó una partida de dos millones de euros para apoyar la construcción y el equipamiento de la nueva sede del Museo de Ciencias. La rectora agradeció la concesión y destacó que «supone un paso fundamental para el Centro Bioma». La iniciativa requiere una inversión de treinta millones de euros y se prevé que las obras comiencen a lo largo de 2023.

Conoce el Centro Bioma. www.unav.edu/ web/centro-bioma

NOVEDAD

El Centro de Humanismo Cívico inicia su andadura

El Instituto Cultura y Sociedad ha puesto en marcha el Centro de Humanismo Cívico para estudios sobre el carácter y la ética de las profesiones. Con el apoyo de la Fundación Ciudadanía y Valores, un equipo de investigadores liderado por el catedrático José María Torralba llevará a cabo proyectos sobre la educación humanista y sus aportaciones a la sociedad. Entre sus líneas de trabajo, el mentoring universitario, el desarrollo del carácter y el liderazgo ético.

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ALFOMBRA ROJA
9300

La segunda mejor de España. La Fundación Conocimiento y Desarrollo sitúa por primera vez a la Universidad como la segunda del país. Entre las áreas que evalúa su ranking CYD, figura primera en Orientación internacional y segunda en Investigación y Transferencia de conocimiento. Por regiones, Navarra obtiene los mejores indicadores de rendimiento, seguida por el País Vasco, Cataluña, Comunidad Valenciana y Madrid.

Once másteres en el top. Según el último ranking publicado por el diario El Mundo, once posgrados de la Universidad se encuentran entre los mejores de su especialidad en España. Tres ocupan el primer lugar: I+D+I de Medicamentos, Comunicación Política y Corporativa, y Dirección de Empresas de Moda. En segundo lugar aparecen los programas de Intervención Educativa y Psicológica, Teoría y Diseño Arquitectónico, Gestión de Empresas de Comunicación y Asesoría Fiscal.

La primera, según los empleadores. Como indica el QS World University Rankings 2023, la Universidad es la primera de España —y van siete ediciones consecutivas— según la opinión de los empleadores. Considerando su puntuación global, asciende trece puestos —hasta el 253— y figura como primer campus español privado y el sexto entre los 31 nacionales incluidos en esta clasificación.

La Clínica, el mejor hospital privado español. Los rankings World’s Best Hospitals de la revista Newsweek, que analizan más de dos mil centros, reconocen, por tercer año consecutivo, a la Clínica Universidad de Navarra como el primer hospital privado español. También encabeza el listado en las especialidades de Oncología, Digestivo y Neurología.

1. José Ignacio Díaz Lucas [Der 96] ha publicado su primera novela. La gran traición se ambienta en la Cuba de finales del siglo xix. Relata, con carácter histórico, la vida de Juan Yanguas, un funcionario gris al que encargan una misión secreta. A raíz del inicio de la guerra entre España y EE. UU. en abril de 1898, debe recalar en la «Perla de las Antillas» pero allí se topa con otra batalla.

2. Jaime Sanz, capellán del campus de Madrid, ofrece en Aprender a querer. No endurezcáis vuestro corazón ideas para mejorar las relaciones interpersonales y «sanar heridas afectivas». Sus páginas armonizan con la revolución de la ternura que enarbola el papa Francisco y proponen llenar «de amor, de verdad y de bien» el vacío que la cultura actual deja en muchas personas. Mario Iceta [Med 90 PhD 96], arzobispo de Burgos, firma el prólogo.

3. Descubrió la poesía a los quince años de la mano de Miguel Hernández y desde entonces Pablo Blanco del Moral [Filg 11] no ha dejado de escribir. Este año ha visto la luz su antología Poemas para la ausencia, una selección de versos que duelen, pero con delicadeza, sobre abrazos que arropan el vacío y caricias que no terminan de llegar.

4. En Escenarios de aprendizaje. Diálogos entre arquitectura, diseño y educación, los profesores Sonia Rivas [Pedg 97 PhD 03] y Héctor García-Diego [Arq 07 PhD 12] reflexionan con un enfoque interdisciplinar sobre la importancia del marco en el que se desarrolla el aprendizaje. Dirigido a educadores, el libro aborda los desafíos actuales en el diseño de espacios docentes.

5. La Historia Olímpica de Navarra, memoria editada por el Centro de Estudios Olímpicos, recoge casi cien años de trayectoria de 145 navarros en las distintas citas olímpicas. El primer hito lo protagoniza Joaquín García Orcoyen, que compitió en esgrima en Ámsterdam en 1928. Miguel Induráin ocupa un lugar especial porque en Atlanta 1996 se convirtió en el primer campeón foral.

PREMIO AL PERIODISMO

Ander Izagirre [Com 98], periodista y escritor, recibió en Varsovia el Premio Ryszard Kapuscinski de Reportaje Literario por Potosí. El libro cuenta la historia de Alicia, una niña de doce años que trabaja clandestinamente en una mina de Bolivia y que ilustra la situación de injusticia de quienes viven en los márgenes del mundo.

CAMPUS
REPUTACIÓN PUBLICACIONES
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El Gobierno de Navarra impulsa cinco nuevos proyectos de investigación en salud

NanoRC, Bioheart, SOCRATHeS, Prevelung y GRANATE son los cincos proyectos estratégicos en I+D que se han puesto en marcha gracias a la financiación de 3,6 millones de euros concedida por el Gobierno de Navarra a la Universidad. Estas investigaciones, que se desarrollarán hasta 2025 coordinadas por la Facultad de Medicina, la Clínica y el Cima, supondrán para la Comunidad foral avances en medicina personalizada para el tratamiento eficaz del cáncer y soluciones innovadoras en enfermedades cardiacas y respiratorias.

Nace una nueva cátedra centrada en el cuidado de la naturaleza

La Universidad ha creado este curso la Cátedra Campus Home de Sostenibilidad. El convenio firmado con esta empresa navarra de gestión de alojamientos para estudiantes permitirá promover durante cuatro años investigaciones en materia ambiental, así como actividades divulgativas para sensibilizar sobre el desarrollo social sostenible que necesita el planeta. Al frente de la Cátedra está Jesús Miguel Santamaría [Bio 91 PhD 95], director científico del Instituto de Biodiversidad y Medioambiente.

Un equipo coordinado por el catedrático Ramón Salaverría [Com 93 PhD 98], ha investigado cómo se diseminan noticias falsas sobre salud en las redes sociales en España. La web rrssalud.org reúne los materiales divulgativos del proyecto: la guía práctica Mentiras contagiosas, un pódcast y un test para identificar el nivel de fragilidad personal ante la desinformación.

Mercedes Galán [Der 84 PhD 87] es la nueva decana de la Facultad de Derecho, en sustitución del profesor Jorge Noval. La catedrática de Historia del Derecho, vinculada a ese centro como vicedecana desde 2020, también desempeña la subdirección de la Cátedra de Patrimonio y Arte Navarro.

Ricardo Piñero sustituye a José María Torralba [Fia 02 PhD 07] como director del Instituto Core Curriculum. Doctor en Filosofía y catedrático de Estética y Teoría de las Artes, compagina docencia e investigación con la participación en el equipo directivo del Programa Economics, Leadership and Governance de la Facultad de Económicas.

Isabel Iribarren coge el testigo de Víctor Sanz [Fil 82 PhD 85] al frente del Servicio de Bibliotecas. En 2012 la nombraron subdirectora y de este periodo destaca la creación de la Unidad de Bibliometría, que lidera en la actualidad. Asimismo, imparte clases como profesora colaboradora en la Facultad de Ciencias.

Santiago Collado ha sido nombrado decano de la Facultad Eclesiástica de Filosofía. Cofundador y director del Grupo Ciencia, Razón y Fe, desde el año 2000 es profesor de Filosofía de la Naturaleza, entre otras materias. Releva en el cargo a Sergio Sánchez-Migallón.

NOMBRAMIENTOS
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SALUD EN LAS REDES

El inmueble de la calle Urdaneta, donde se instaló Tecnun en 1960.

En 1958, comenzó el IESE en una casa en el barrio barcelonés de Pedralbes.

La Universidad compró en 1960 el palacio de verano de los marqueses de Aldama para alojar ISSA.

Campus Tres campus a cientos de kilómetros

Un triple salto mortal

Cuando la Universidad de Navarra apenas estaba empezando, su fundador ya soñaba más lejos que todos los demás. En sentido estricto. Unos pocos años después del comienzo del Estudio General en el casco viejo de Pamplona, san Josemaría espoleó el nacimiento de una business school, el IESE, en Barcelona, y, en San Sebastián, la creación de una escuela de ingenieros, Tecnun, un instituto de secretariado, ISSA, y un centro de investigación, el CEIT.

carlos cavallé era el único que hablaba un perfecto inglés en el IESE en septiembre de 1958. Claro que el IESE lo formaban Antonio Valero, él y cinco personas más. Tenía veinticinco años y estaba en su último curso de Ingeniería en Bilbao cuando recibió la llamada de Valero. Le propuso que visitara Barcelona. Ahí, en el número nueve de la Vía Augusta, le contó que san Josemaría le había animado a fundar una escuela de negocios para los empresarios en Cataluña, un enclave donde bullían las corporaciones. Le preocupaba que los directivos desarrollaran conocimientos y capacidad para gobernar bien sus negocios y tratar mejor a sus trabajadores. Valero tenía el encargo de echar a andar el proyecto en el curso 1958-59 y el tiempo se le echaba encima.

Tras la reunión en la capital catalana en junio de 1958, Cavallé llegó para formar parte de un equipo cuyos nombres escribió Valero en el «Primer plan de acción del IESE». Junto a él aparecían Fernando Pereira, Félix Huerta, Anton Wurster, Juan Farrán Nadal y Rafael Termes Carreró

Antonio Valero no era un experto en negocios. Había estudiado Ingeniería Industrial y se doctoró en Industrias Textiles. En 1949, con veinticuatro años, ganó la cátedra de Economía de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros Textiles de Terrassa y, unos años después, la de Producción de Fibras Químicas. Compaginaba sus clases con un trabajo de adjunto a la dirección

en una empresa de colorantes químicos y también ejercía de consultor. Cavallé habla de él como de un amigo querido: «Tenía una gran capacidad intelectual, especialmente para la exposición y el debate, algo que ayudaba muchísimo a la clarificación de las ideas». Ese mismo ingenio le llevó a fijar la mirada fuera de España, porque en el entorno inmediato no existía nada parecido.

Javier Pampliega cuenta en La historia de una business school en el barrio de Pedralbes que, en abril de 1958, el primer director del IESE visitó L’École des Administrations des Affaires en Lille. La dirigía un graduado de máster de Harvard, Stephan Cambien, que aplicaba el método del caso desarrollado en la universidad estadounidense desde 1921. Este sistema incipiente y prometedor rompía los moldes educativos y se volvió popular en el mundo académico de los negocios. Cuando volvió, Carlos Cavallé tradujo del francés al castellano los casos que había recogido en Lille. Antes

«LOS DE LA MALETA»

En esta entrega —la undécima— de «Los de la maleta», la serie de reportajes en la que contamos los orígenes de la Universidad de Navarra, nos marchamos con los pioneros que la llevaron a Cataluña y el País Vasco.

de las sesiones inaugurales que darían el pistoletazo de salida al IESE el 25 y 26 de noviembre de 1958, en septiembre de ese mismo año, Valero volvió por segunda ocasión a la ciudad francesa. Después de un viaje por Europa llegó al IMEDE de Lausana (Suiza), donde obtuvo casos de cada una de las asignaturas que se iban a impartir en inglés por la escuela de negocios de Harvard. Estos se tradujeron en el IESE en octubre y noviembre de 1958, donde participaron Carlos Cavallé y Anton Wurster. Al ver el éxito, decidieron que lo mejor sería acercarse a la raíz y conocer al más famoso de los centros de la Ivy League. Los profesores Robert Osher Schlaifer en abril de 1959 y Thomas Cicchino Raymond unos meses después visitaron el IESE como observadores internacionales y consejeros académicos. En julio de 1960, Valero se personó en Harvard invitado por Andre Renwick Towl, que llevaba años en la labor de selección y preparación de los materiales docentes del método del caso que Valero ya empleaba en el IESE. En Massachusetts, a pesar de los escollos lingüísticos, entabló buenas relaciones. Cavallé también asistió para formarse en el ITP (International Teachers Programme) y estuvo hasta julio de 1961. El vínculo era tan estrecho que en abril de 1963 se fundó el Comité Asesor conjunto HBS-IESE para aconsejar en la creación del Máster en Dirección General en Barcelona. Valero plasmó la visión del proyecto

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texto Paola Bernal [His Com 23] y Teo Peñarroja [Fia Com 19] fotografía Raquel Arilla [Com 13]

que emprendía en una frase del folleto del programa: «Las empresas son lo que son sus personas».

aprender de los mejores. En 1960, mientras Valero conocía el funcionamiento de Harvard, Pachi Tegerizo también tenía la mirada puesta en Estados Unidos. Tegerizo era un ingeniero al que san Josemaría había encargado la misión de montar una escuela de su disciplina en San Sebastián y que, con el tiempo, se convirtió en el espíritu mismo de la institución. Desde el principio y contra lo habitual en la época, veía claro que el proyecto que dirigía sería investigador y no solo docente. Por eso, un día de 1963, reunió a cuatro de sus colaboradores más jóvenes para convencerles de que se formaran en el extranjero. Antonio Guillén-Peckler, fue al Massachusetts Institute of Technology (MIT) para estudiar Ingeniería Mecánica. En esa misma materia profundizó en París un prometedor ingeniero industrial, José Antonio Pero-Sanz. Jaime Faustman, otro de los primeros en incorporarse al proyecto, se formó en Materiales en Aquisgrán. El último, Manuel Fuentes, doctor en Físicas por la Complutense, asistió a la Universidad de Sheffield después de recorrer con Tegerizo varios centros ingleses.

Antonio Valero recorrió Europa buscando los mejores métodos de enseñanza para el proyecto que tenía entre manos: fundar una escuela de negocios en Cataluña.

Quienes conocieron a Tegerizo coinciden en que era una persona especial. «Un fuera de serie, muy listo pero muy humilde y con sentido común. El punto de referencia de todos nosotros», se emociona José María Bastero, director de la Escuela entre 1978 y 1993. Los alumnos apodaban a Tegerizo «la madre» por el extraordinario cariño y dedicación con los que trataba a cada uno de sus estudiantes.

Esta nueva iniciativa nació de una petición del presidente de la Diputación de Guipúzcoa, Vicente Asuero, al entonces rector, Ismael Sánchez Bella, y a su inminente sucesor, José María Albareda No sospechaban el alcance de aquella reunión. Por el cincuenta aniversario de la Escuela, Enrique Reina defendió su tesis doctoral sobre la historia de Tecnun, un trabajo del que proceden muchos de los datos y fechas de este reportaje.

En enero de 1960, Asuero les comunicó su intención de que San Sebastián tuviera unos estudios de Ingeniería. Después de los logros en Pamplona, querían que la

Universidad de Navarra se encargara de echar a andar el proyecto. Ese mismo año, la Santa Sede erigió como Universidad al entonces Estudio General de Navarra y se nombró Gran Canciller a san Josemaría.

La Diputación se puso manos a la obra y cedió a la Universidad un inmueble en el número 7 de la calle Urdaneta, detrás de la catedral del Buen Pastor. Este impresionante edificio de sillería de arenisca obra de los arquitectos Ramón de Cortázar y Luis de Elizalde se había inaugurado en 1900, por lo que fue necesario reformar el interior para adecuarlo a sus nuevas funciones. Los pocos elementos que se mantuvieron pertenecían a un antiguo casino palaciego del siglo xix: la escalinata y la lámpara que alumbraba a los alumnos que corrían de clase a clase. En el primer piso estaban el salón de actos, la biblioteca con su sala de estudio y gran parte de las aulas. La secretaría y la dirección se ubicaban una planta más arriba. En la tercera y última colocaron un espacio amplio repleto de mesas de dibujo cobijadas por un techo abuhardillado. Los laboratorios habitaban las profundidades del sótano, excepto el de química, que se encontraba en el segundo piso.

El curso se inició el 17 de octubre de 1961: en aquel momento cinco profesores,

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alrededor de cincuenta estudiantes y un pequeño equipo de administración y servicios vivieron la apertura. Siendo tan pocos, se conocían casi todos. Aún no existía una cafetería, por lo que cruzaban la calle para almorzar en algún bar. El más famoso al que acudían lo presidía un mural de un pulpo, tal y como lo recuerda Diego Ramírez, profesor de Matemáticas de 1963 a 1997.

1963: ya estamos casi todos. En la historia de la Universidad hay que señalar con un rojo brillante el año 1963, que acumula unos cuantos hitos fundacionales en Guipúzcoa. Por alguna casualidad planetaria, entre el 17 y el 19 de octubre de 1963, el IESE decidió celebrar en San Sebastián su III Asamblea, la cita anual en la que los alumnos de los programas de alta dirección y los profesores se reunían con la idea de fomentar su formación continua. Los estudiantes y profesores de Tecnun participaron también de aquel encuentro. Valero, que acababa de aterrizar de un viaje a Boston con Cavallé, aprovechó una de las últimas sesiones para contar una anécdota: el profesor Harry Hansen, de Harvard, le había confesado a Cavallé que consideraba al IESE la mejor escuela de negocios de Europa, y le animó a ser ambicioso y pretender un programa de

Carlos Cavallé encontró la clave del éxito del IESE en las palabras de don Álvaro del Portillo: debían poner sentido cristiano de la vida en todo lo que hicieran.

máster mejor que el de la mítica universidad norteamericana.

Al mismo tiempo, otro centro de la Universidad daba sus primeros pasos en un imponente inmueble donostiarra. Villa Eva era un edificio que mandó construir el último año del siglo xix Francisco de Ussía, marqués de Aldama, para veranear. En 1930 lo vendió a la familia Arocena, que había hecho fortuna en Cuba y le dio cierto tono tropical. Era todo un palacete, con azulejos, columnas muy altas de un blanco impoluto, frisos decorados y puertas de madera con molduras y cristales de colores que brillaban cuando se reflejaba el sol. La Universidad compró esta casa, y sus instalaciones se tuvieron que adecuar de palacio veraniego a centro de formación. Al fin, el recién creado Instituto Superior de Secretariado y Administración (ISSA) abrió sus puertas en 1963 en la ciudad de La Concha con María Luisa González de primera directora. Esta instrucción tenía el propósito de auxiliar a los directivos en

las labores administrativas del día a día. Tres años después se inauguró en su seno el Laboratorio de Idiomas, uno de los primeros de España, y en 1968 comenzaron a impartirse dos planes de estudios nuevos: Intérprete de Empresa y Estenotipista e Intérprete. Ana Magraner, alumna de la segunda promoción de ISSA, recuerda esos momentos de mucha intensidad en la preparación. Eran chicas jóvenes —gran parte de ellas aún no había cumplido los dieciocho—, y algunas vivían lejos de casa. Los dedos se les enredaban y se confundían en las clases de Mecanografía o Estenotipia, y la lengua debía desbrozar nuevos caminos para la fonética de los idiomas aún ignotos que empezaban a descifrar: inglés y alemán. Las profesoras eran oriundas del Reino Unido y de Alemania, lo que daba cierta solemnidad al asunto.

En 1963 también se fundó en el edificio de la calle Urdaneta el Centro de Investigaciones Técnicas de Guipúzcoa con Pachi Tegerizo pluriempleado: liderándolo al tiempo que seguía como subdirector de Tecnun. Su misión consistía en ejercer de laboratorio industrial y de investigación para la provincia, en colaboración con la Escuela de Ingenieros. Un punto clave del modelo era el hecho de que se trataba de una investigación aplicada. No se pre-

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tendía solucionar problemas abstractos, sino cuestiones concretas que afrontaban las empresas de la región. En 1982, por un acuerdo con el Gobierno Vasco, nació el CEIT, que convivió durante unos años con el CIT hasta obtener su configuración actual. Su primer director general fue José María Bastero, quien simultáneamente pilotaba la Escuela. Manuel Fuentes era entonces el director científico.

Podría pensarse que los centros que nacían bajo el impulso de la Universidad adquirirían cada uno una identidad distinta, arraigados en tierras diferentes y lejos del edificio Central. Hasta cierto punto eso sucedió, pero se mantuvo un aire de familia mucho más notable que las disparidades idiosincráticas. En el ambiente del IESE, de Tecnun y de ISSA flotaba un clima cálido que marcaba la diferencia. En 1989, durante la entrega del doctorado honoris causa a John H. McArthur, decano de la Escuela de Negocios de Harvard y estrecho colaborador del IESE, don Álvaro del Portillo, segundo gran canciller, confió el secreto a Carlos Cavallé: «Lo que tenéis que hacer es poner sentido cristiano de la vida en todo». Cavallé lo concreta con un ejemplo: los altos directivos se quedaban maravillados con el grado de atención y de detalle que se ofrecía a cada persona.

Las estudiantes de ISSA aprovechaban los descansos entre clases para salir a relajarse al jardín desde donde tenían vistas privilegiadas de la bahía de la Concha.

Por ejemplo, al cambiar de aula, siempre había alguien esperando para acompañar a los alumnos a la siguiente actividad con una sonrisa. En Pamplona, San Sebastián y Barcelona se vivía la misma máxima: lo principal siempre era prestar un servicio a la sociedad.

Quien espoleaba esa misión de servicio era san Josemaría y, para muestra, un botón: en 1963 se reunió en Roma con Antonio Valero, Félix Huerta, Carlos Cavallé y alguno más de los prohombres del IESE. Ellos se explayaron contándole que la business school marchaba a las mil maravillas. Cuando terminaron su exposición, san Josemaría les dijo: «Está muy bien lo que habéis hecho con los empresarios. ¿Por qué no hacéis algo para la gente joven?». La sala se quedó en silencio sopesando las opciones. Cavallé propuso crear másteres. Su idea le condujo a armar el proyecto. En 2014, cincuenta años después, la revista Financial Times le llamó para entrevistarle por ser el director del primer máster de Europa.

cada vez más grande. Tecnun crecía exponencialmente —durante la década de los sesenta superó los seiscientos alumnos— y hubo que aumentar la plantilla de docentes. En 1963 se incorporó Diego Ramírez para enseñar Matemáticas. Antonio Valero le conocía y le recomendó para la Escuela. Había estudiado Ciencias Matemáticas y trabajaba en Zaragoza en la Estación Experimental Agrícola de Aula Dei, un centro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.

No fue el único que recaló por aquella época en San Sebastián. Javier Gil, que no había cumplido aún los diecisiete años, llegó desde Tolosa como alumno de la tercera promoción, que sería conocida como «la generación yeyé» por el éxito musical de Concha Velasco que sonaba entonces. Los yeyés estrenaron un plan de estudios que redujo el número de cursos de siete a cinco, lo que reunió en las mismas asignaturas a los del primer par de años con los que ya estaban casi en la meta. Al nervio del comienzo en la universidad había que añadirle que compartían clase con chicos dos o cuatro años mayores, algunos incluso más. A esta misma hornada perteneció Belén Mongelos, la mujer pionera en los estudios de Ingeniería Industrial en nuestra Universidad.

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En el edificio de la calle Urdaneta, en 1965, abrió sus puertas algo deseado por todos: un pequeño bar, ceñido debajo de las escaleras, según se entraba en el hall, a la izquierda, que atendía Cipriano — Cipri— Fernández. Más tarde se ocupó también, con la ayuda de Julio Navarro, del servicio de reprografía. Por su carisma y su dedicación, Cipri se convirtió en un verdadero héroe para los alumnos. Ese mismo año cayó como un asteroide en la Escuela un artefacto alienígena: un ordenador, el primero, modelo IBM 1620.

Los alumnos y profesores lo usaban con un antediluviano sistema de tarjetas perforadas para realizar cálculos complejos que hoy se resuelven en segundos con un teléfono móvil. Aunque la máquina se ubicó en la primera planta, subir todos esos peldaños de mármol con el aparato a cuestas (era del tamaño de una generosa mesa de reuniones) significó todo un reto. Incluso el habilitar un aula para colocarlo y mantener la temperatura entre veinte y veintidós grados. También había que asegurar unas condiciones de humedad. Los cuidados se asemejaban a los de un recién nacido en la incubadora. Una vez instalada la criatura, solo faltaba aprender a usar algo que muchos no habían visto en su vida. El profesor húngaro Miklos

En ISSA, la formación tenía un componente internacional gracias a las profesoras de idiomas y a las alumnas de otros países.

Palfy era de las pocas personas entonces con conocimientos para utilizar aquella máquina, y se incorporó al claustro con el desafío de acercar la informática incluso a los que no se llevaban bien con ella.

Aquel año puso un pie en San Sebastián otro hombre que marcaría el rumbo de la Escuela de Ingenieros y de toda la Universidad de Navarra. Faltaban aún un lustro para que José María Bastero se sumara al equipo, pero el destino y el mercado laboral lo llevaron a la perla del Cantábrico para trabajar en una naviera.

no va a ser todo estudiar. Javier Gil tenía muy claro que a la Escuela no se iba a jugar: «Los dos primeros años o te dedicabas prácticamente solo a estudiar o no pasabas de curso». Eran planes duros, materias muy exigentes y exámenes que daban miedo. Hacían la función de espada del rey Arturo: solo aquellos dignos de ella terminarían el grado. A partir de tercero podían elegir asignaturas para especializarse. Por ejemplo, Ingeniería

Pasado el tercer curso, el estudio seguía siendo intenso, pero había más oportunidades de disfrutar de la vida universitaria. Las tardes repletas de libros y los escritorios ocupados de sol a sol dieron paso a las horas a la luz de la luna. El acontecimiento del año era el paso del ecuador, cuando los alumnos celebraban que habían logrado completar la primera mitad de su carrera. Todo empezaba con la selección de la madrina del festejo. Escogían a una joven conocida y de familia bien de la ciudad que patrocinara la fiesta. En paralelo, se organizaban otros eventos. En una ocasión se ideó un popular desfile de modelos: los chicos de Tecnun salían a la pasarela vestidos de marcas de tiendas de San Sebastián para promocionar su ropa o vendían bufandas con los colores terrosos distintivos de ingeniería. Todos eran voluntarios, y, para confirmar el tópico del desparpajo, abundaban los andaluces.

En una de esas reuniones de 1970 se conocieron el yeyé Javier Gil y Gloria Guerrero, que un año antes había comenzado a trabajar en ISSA y se encargaba de las relaciones públicas del centro al mismo tiempo que impartía clases. Aquella amis-

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Industrial ofrecía, con el nuevo plan de 1964, las ramas de Mecánica, Electricidad y Electrónica y Metalurgia.

tad terminó en un feliz matrimonio. No existía internet y Gloria hacía muchas visitas para invitar a gente interesante a participar en mesas redondas o conferencias en ISSA. Lo suyo, aunque no tuviera ese nombre, era el multitasking. Además de aquellas visitas y de la docencia, se encargaba de atender a los medios de comunicación, las relaciones públicas, los actos académicos y la promoción. Junto con todo eso, asumía la importante labor de mantener viva la llama de las alumni a través de unas reuniones anuales.

Galopando el estudio y la diversión, las treinta y cinco chicas de ISSA que habían comenzado sus estudios en 1963 veían cada vez más cerca la meta y las ofertas de empleo. La segunda promoción, a la que pertenece Ana Magraner, visitó Italia como viaje de fin de carrera junto con Karmele Azpiazu , una profesora que, valiente o inocentemente, se ofreció para acompañarlas. Azpiazu era la más joven del claustro y, según Magraner, la única capaz de seguirles el ritmo a las estudiantes. Casi sesenta años después, todavía se acuerda del paseo en góndola por los canales de Venecia.

El claustro académico y administrativo que albergaba Villa Eva no era muy grande. Una gran mesa circular presidía

Pachi Tegerizo era conocido como «la madre» por el cariño y cuidado que le otorgaba a cada estudiante y compañero que se cruzara con él por el pasillo o acudiera a su despacho.

la sala de profesores. En ella se reunían Gloria Guerrero y el resto de docentes. Ahí pasó muchas tardes. Recuerda con cariño aquellas en las que el abultado vientre de sus embarazos complicaba la tarea de sentarse y sus compañeras, serviciales como siempre, le ofrecían ayuda. Desde su comienzo, las alumnas que llenaban las aulas venían de distintas partes del mundo, desde Europa hasta Latinoamérica. El carácter internacional, tanto de origen como de proyección, logró situar a las estudiantes en instituciones de alto nivel, desde la Unesco hasta los ministerios de Asuntos Sociales y Cultura, pasando por la presidencia del Gobierno o la Comisión Europea. En todos esos lugares trabajó Ana Magraner entre 1979 y 2013.

Aquellos primeros años, por la Nochebuena, en el emblemático palacete donostiarra se celebraba la misa del gallo para las familias de los trabajadores. Los hijos de los empleados acudían con sus pequeñas corbatas y sus trajes de gala, maravillados por aquel inmenso árbol de Navidad

que los recibía como en un abrazo. Pilar Ramírez [Ing Ind 89], hija de don Diego, recuerda con la reverencia que solo da la niñez aquella ceremonia. Y también que, después de los villancicos, salía disparada a jugar con los otros niños mientras los padres despachaban las últimas y calurosas felicitaciones entre colegas.

Pero todavía hay más. No contentos con pasar esa noche santa en un palacio con vistas a la Concha, los más pequeños tuvieron hasta los años setenta la fortuna de ver la cabalgata de los Reyes Magos desde el balcón del edificio de Urdaneta, donde quedaban tan a la par de los protagonistas del desfile que casi podían tirarle a Melchor de las barbas. Quizá pocas anécdotas den mejor cuenta del espíritu familiar que llenaba de cariño y de sentido los primeros pasos de la Universidad en Donosti. Crecía una convivencia más allá de lo profesional, hasta el punto de que los profesores y administrativos —y sus familias— eran, más que compañeros, amigos.

cambio de generación. Desde Cataluña, en aquella época, el IESE ayudó a desarrollar quince escuelas de dirección por todo el mundo. La red de centros asociados alcanzó países como México, Argentina o Estados Unidos. Podría decirse que cerra-

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ron su primera etapa en 1967, cuando a Antonio Valero le sustituyó Juan Ginebra Torra. Al mismo tiempo, en el País Vasco, los primeros años de Tecnun supusieron un crecimiento imparable. Algunos profesores avanzaban en su carrera académica, como Diego Ramírez, que ganó la cátedra en 1966. Fue el primer profesor de la Escuela en lograrlo. Para 1967 ya se había multiplicado por trece el número de matriculados: de los 45 de la primera promoción a 614. Las aulas empezaban a quedarse pequeñas, de modo que Joaquín Casellas y su equipo se lanzaron a la construcción de tres nuevos edificios en el barrio de Ibaeta, el germen del actual campus de San Sebastián. En el nuevo complejo se desarrollaría también el CEIT.

No se trató propiamente de un traslado: durante veintidós años se mantuvieron ambas sedes. Los estudiantes trajinaban en el autobús de Tolosa desde el centro de la ciudad a ese nuevo vecindario que entonces apenas contaba con unos caseríos en el paisaje. Allí superó Javier Gil sus últimos exámenes de la carrera.

El brillo que caracteriza el ambiente de San Sebastián se tornó gris en los años setenta. En un clima de tensión social y política, la causa de ETA se intentó colar en las aulas. Las actividades extrauniversitarias

En la tercera planta del edificio de Urdaneta, habilitaron un espacio amplio para clases. En la primera, se ubicó, en 1965, el primer ordenador de la Escuela, un modelo IBM 1620.

estaban tan reguladas por el régimen franquista que debían obtener el permiso del gobierno civil para realizarse. Si se trataba de una conferencia, por ejemplo, debían entregar un resumen sobre el tema para obtener el nihil obstat. En agosto de 1968, la banda terrorista ETA perpetró su primer asesinato, el de Melitón Manzanas, en Irún. Aquello cubrió la ciudad con un velo de temor e incertidumbre que se mantuvo durante muchos años, enrareció hasta el extremo la convivencia social y marcó, de un modo u otro, a varias generaciones de estudiantes de Tecnun y de ISSA.

Pero la vida seguía, y en 1969 Javier Gil, Belén Mongelos y el resto de su promoción se graduaron con gran jolgorio. No eran los únicos que dejaban Tecnun atrás. A Diego Ramírez le habían ofrecido el vicedecanato de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Navarra. Al año siguiente, 1970, José María Bastero se incorporó a la Escuela de director de estudios, un puesto de mucho trato con los estudiantes, y, ocho años más tarde, asumió la responsabilidad

que dejaba Joaquín Casellas de máximo responsable. En 1977 obtuvo la cátedra, y en 1989, todavía al cargo de la Escuela, cerró definitivamente la etapa de Tecnun en la calle Urdaneta. Fue un mal trago, a decir verdad. Los futuros ingenieros de la Universidad habían pasado casi treinta años hincando los codos, riendo y haciendo amigos en ese edificio del casco histórico de la ciudad.

Cumplidos los tres años de novios, Gloria y Javier se casaron en 1973. El curso siguiente, él se doctoró en Materiales. Esta investigación le había permitido una estancia en Lovaina (Bélgica) y una estrecha relación con el profesor Jaime Faustman, a quien visitaba en Aquisgrán. Más tarde serían compañeros de trabajo cuando Javier se incorporó al claustro docente. Javier y Gloria recuerdan esta etapa: una emocionante historia de amor que nació en San Sebastián y floreció en seis hijos y veinte nietos que son «lo mejor de nuestra vida». Ambos pusieron, con su porción de implicación en el proyecto, los cimientos de la Universidad en San Sebastián… y mucho más que eso. Javier Gil, después de tantos años invertidos en la Universidad, todavía vibra con el mismo entusiasmo. «A mí lo que me gustaría es volver a empezar», dice. Y lo dice de corazón. Nt

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Vivir en tiempo de prórroga

texto Ana Eva Fraile [Com 99] fotografía Manuel Castells [Com 87]

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Campus Deportista contra el crono

Su mano derecha intenta sujetar un bolígrafo. Su mano izquierda la abraza. Tiemblan. Juntas firman: Juan Carlos Unzué. Desde hace tres años la esclerosis lateral amiotrófica (ELA) debilita su cuerpo, pero él despilfarra fortaleza. Alejado de los campos de fútbol, salta a la palestra para pregonar que «la vida merece la pena incluso cuando las cosas parece que se están derrumbando». El crono no se ha parado y aún le queda partido.

escalones después, tras la mesa, se quita la mascarilla —eran tiempos de distancias de seguridad—, despliega sus papeles, se recoloca frente al micro y coge aire. Ha convocado a los medios de comunicación porque quiere hacer público su estado de salud: «Padezco esclerosis lateral amiotrófica, más conocida como ELA».

Desde este anuncio han pasado dos años. La enfermedad le ha apartado de los terrenos de juego, pero aquel 18 de junio de 2020 Juan Carlos Unzué firmó «por un equipo modesto y muy comprometido». La metáfora que entrelaza deporte y vida prosiguió así: «Voy a tener muchos compañeros y compañeras, somos unos cuatro mil en España, y en el mercado de fichajes hay mucho movimiento: cada día sumamos tres caras nuevas al equipo, pero también perdemos tres».

La ELA no tiene tratamiento. Tampoco cura. Unzué, como la mayoría de los afectados, solo toma unas pastillas que ayudan a ralentizar la progresión de los síntomas. Según el informe Observatorio de la ELA, presentado en 2019 por la Fundación Luzón, únicamente el 34 por ciento de los pacientes sobrevive a los cuatro años de recibir el diagnóstico. El suyo llegó en julio de 2019 y ha decidido aprovechar cada minuto extra que le dé la vida. «Más que el tiempo que me queda lo que me ocupa y me preocupa es que el tiempo que yo esté aquí tenga sentido», subraya.

el ciclo «Aprendemos juntos» impulsado por BBVA, María, su mujer, y él recogen ahora los frutos de lo sembrado: «Al igual que a nosotros nos inculcaron que la familia siempre estará ahí, que no nos fallará nunca, comprobar cómo nuestros tres hijos viven esos valores te hace sentir muy orgulloso».

María le acompañó en su visita a la Universidad en abril. Llegó al auditorio del Museo en un Ferrari que estrenó en marzo de 2021. Así es como su amigo Jordi Sabaté bautizó a su inseparable silla de ruedas. Sabaté tiene 38 años y hace ocho

«Que te queden de tres a cinco años de vida no es fácil de digerir. Hay una palabra decisiva: aceptar»

la última palabra que se escucha antes de que comience la rueda de prensa es bonito. Solo faltan un par de minutos para que los micrófonos se abran y la voz de Pau Donés recuerda lo bonito que «es el día que acaba de empezar», que «la fuerza de la vida reside en la esperanza» y hay que «seguir adelante sin miedo». Juan Carlos Unzué (Orcoyen, Navarra, 1967) no ha podido elegir mejor telonero.

Camina despacio al entrar en el auditorio del FC Barcelona. Le recibe el abrazo de su amigo Luis Enrique y ancla con fuerza sus dedos al hombro de su hermano Eusebio, director del equipo ciclista Movistar Team, para coronar el estrado. Dos

Durante tres décadas formó parte de la élite del fútbol español, como portero o entrenador, en los equipos de Osasuna, Barça, Sevilla, Tenerife, Oviedo, Numancia, Celta de Vigo y Girona. En esta nueva etapa fuera de los banquillos, Unzué se ha propuesto que la ELA deje de ser invisible. El 24 de agosto, por ejemplo, consiguió que más de noventa mil personas vieran en el Camp Nou el partido amistoso que jugaron el Barça y el Manchester City para recaudar fondos.

Que todo te parezca bonito depende de según cómo se mire, ya lo decía Donés. Y los ojos de Juan Carlos Unzué traslucen optimismo. Por eso es capaz de ver no solo lo que la ELA le quita sino las cosas buenas que dice que le está dando, como la posibilidad de ser más paciente y observador, y la oportunidad de poder disfrutar a fondo de la vida junto a su familia. Como señaló en

«No podemos permitir que un enfermo decida morir porque sienta que es una carga económica inasumible para su familia»

que le diagnosticaron ELA. Se comunica a través de sus iris y de una pantalla, se alimenta por una sonda gástrica, y otro tubo conectado a una máquina le permite respirar desde que le hicieron una traqueostomía. «Pero siempre que cruzo su puerta me recibe con una sonrisa —contó Unzué durante su intervención en TEDx Talks—. Él te demuestra que la vida merece la pena a pesar de todas las dificultades. Su testimonio me inspira y me hace creer que yo también voy a ser capaz».

«Eso que tú me das es mucho más de lo que pido», dice la última canción que compuso Pau Donés. Juan Carlos Unzué se ve muy reflejado en sus letras, pero

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ahora se queda con Tú mandas: «Sigues o te plantas, tú eliges». Él, Jordi Sabaté, Juan Ramón Amores, Jorge Murillo y José Robles son algunas de las caras más conocidas de la ELA. Cada día demuestran que aman la vida y hacen de altavoz para cuatro mil personas que reclaman vivir dignamente.

Los datos que elabora la Fundación Luzón perfilan una situación dramática: el 96 por ciento de los pacientes de ELA en España no pueden afrontar el coste de la enfermedad —que asciende a 45 000 euros anuales— y solo el 5,6 por ciento dispone de un cuidador contratado. En la actualidad, el sistema público solo cubre un 10 por ciento de la asistencia que requieren y recae sobre las familias pagar el resto.

En marzo, recibieron como una inyección de esperanza la noticia de que el Congreso había apoyado por unanimidad parlamentaria la proposición de la Ley ELA. Entre otras medidas, contempla que se reconozca desde el diagnóstico el 33 por ciento de discapacidad para los afectados, la atención domiciliaria las veinticuatro horas y el bono social eléctrico.

Solo uno de los puntos se ha tramitado recientemente. El Consejo de Ministros aprobó el 18 de octubre un real decreto que establece un nuevo baremo de valoración de discapacidad. Una de las novedades que incorpora es una vía de urgencia para concederla «por razones de salud y de esperanza de vida» que beneficiará a las personas afectadas por ELA y otras patologías degenerativas.

La ansiada ley, sin embargo, permanece bloqueada nueve meses después y se desconoce cuándo podría entrar en vigor. Juan Carlos Unzué no oculta su decepción por cómo actúan los políticos, pero no se desmorona: va a seguir batallando por su equipo hasta el último segundo de este partido. Nt

Juan Carlos Unzué

«Encontrar un propósito en la vida es indispensable para seguir adelante»

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Campus Deportista contra el crono

levanta la mano desde dentro del coche que conduce María , su esposa, mientras se aproximan al aparcamiento. Ella siempre le acompaña. Juan Carlos Unzué saluda y sonríe. María le ayuda a montar en la silla de ruedas. Está hecho a ella y se maneja con soltura. Su apretón de manos es delicado, pero firme. Despierta simpatía y tiene un trato muy agradable.

Acaba de llegar al Museo de la Universidad de Navarra, donde los estudiantes del Grado en Gestión Aplicada - Applied Management, en colaboración con Alumni, han organizado un coloquio. Unzué se ha propuesto visibilizar la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) y pedir más recursos para que los cuatro mil pacientes que la sufren en España puedan vivir con dignidad el tiempo que les quede. Más de cuatrocientas personas le esperan para escucharle hablar de la enfermedad, de lo que supuso para él recibir el diagnóstico y de cómo exprime la vida desde entonces.

Durante la entrevista se expresa con seguridad y mantiene una rica conversación siempre en positivo, con la actitud de seguir adelante. Porque su carácter es así, y porque ha encontrado la manera de disfrutar de cada momento, juegue con las cartas que juegue.

¿Cómo encajaste la noticia de que padecías ELA?

Con naturalidad. En primer lugar, porque yo sentía que en mi cuerpo estaba pasando algo grave. Empecé a visitar al neurólogo en 2015. Al principio por unos calambres y alguna molestia sin más, pero luego aparecieron otros síntomas que no tenían buena pinta. Y, en segundo, por cómo el fútbol ha modelado mi forma de ser. A través del deporte, he aprendido una serie de valores que me van a acompañar de por vida: tener carácter, ser resiliente, sacar lo mejor de mí, desarrollar la capacidad de convivir con el error, darme cuenta de que solo no vas a ningún sitio, comprometerme con una aspiración colectiva, perseverar… Todo eso me está ayudando a encarar la enfermedad.

El diagnóstico llegó en julio de 2019 y no has perdido la sonrisa. Como portero, deportista profesional o

entrenador, siempre traté de encontrar el equilibrio, porque las circunstancias hacen que te acostumbres a vivir entre los extremos de una montaña rusa. De modo inconsciente, desarrollé poco a poco esa autodefensa: ni me creía el mejor cuando todo iba bien, ni me hundía frente a la adversidad. Quizá esto ha suavizado el impacto del diagnóstico. Evidentemente, escuchar que la ELA no tiene cura y que te quedan entre tres y cinco años de vida no es fácil de digerir. Cada uno lo afronta como puede. En mi caso, hay una palabra decisiva que surgió desde el primer día: aceptar. Me ha beneficiado muchísimo y también a mi gente más querida, que está tan afectada como yo.

María, tu mujer, siempre ha sido tu principal apoyo, y ahora la necesitas a diario.

Sin ella difícilmente podría tirar hacia delante. Está pendiente de todo lo que necesito. Siempre ha estado muy cerca de

En primera persona

Nombre: Juan Carlos Unzué. Fecha y lugar de nacimiento: Orcoyen (Navarra), 22 de abril de 1967. Una canción: «Tú mandas», de Pau Donés.

Una película o serie: No soy muy cinéfilo. This Is Us

Un libro: Martes con mi viejo profesor. Lo leí hace quince años y no recordaba que el protagonista es un profesor al que diagnostican ELA.

Un rincón del mundo: Los Dolomitas, en Italia. Como aficionado a la bici, es uno de los sitios en los que más he disfrutado y sufrido. Comida favorita: Las verduras, que son muy de mi tierra, y los postres de leche. En casa, mi madre, mi suegra y mi mujer los han cocinado muy bien.

mí y en esta etapa, si cabe, lo está un poco más. Pero es imposible que alguien ayude a su mejor nivel a una persona dependiente las veinticuatro horas durante los 365 días del año. A veces le digo: «Tienes que desconectar». Sobre todo, porque todavía puedo quedarme solo un rato en casa. Cuidar al que cuida resulta clave, porque esta enfermedad les afecta de manera muy directa y muy profunda.

¿Recibís los pacientes de ELA algún tipo de ayuda pública?

En nuestro país son las asociaciones las que, a día de hoy, realizan una labor fantástica y dan la posibilidad a muchas personas de tener una vida un poquito más digna, pero muy lejos de lo que se reivindica y de la necesidad real. Y es ahí donde debe involucrarse la Administración.

Francisco Luzón, que falleció el año pasado y a quien tuve la suerte de conocer, decía que tenemos un problema de base: que a los pacientes de ELA nos derivan a los servicios sociales, por lo que pasamos la enfermedad en nuestros domicilios.

Pero cuando llega el momento en que necesitamos la atención de profesionales sanitarios ¿quién puede pagar 4500 euros al mes? Si multiplicamos esta cifra, que equivale a cubrir un sueldo mínimo de 1500 euros a tres cuidadores al día, por doce o catorce pagas… Además, hay que reformar la vivienda y comprar un montón de aparatos para poder desplazarse y comunicarse. ¿Cómo costear estos gastos con dos sueldos menos? Son muchas las familias en las que dejan de trabajar dos personas: el enfermo y quien le cuida. Por eso necesitamos que la Administración haga cambios para que las ayudas lleguen a los afectados. No podemos permitir que un enfermo decida dejarse ir, que decida morir, porque sienta que es una carga económica inasumible para su familia. Si seguimos tolerando esto, tenemos un grave problema como sociedad, porque se pone en duda el primer derecho y el más importante: el derecho a una vida digna.

¿Cuánto tarda en diagnosticarse la enfermedad desde que aparecen los primeros síntomas?

En mi caso fue un año y medio, lo normal,

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aunque en ocasiones pueden pasar hasta tres. Y no será fácil rebajar ese tiempo mientras se desconozca qué causa la ELA. Si la noticia llega en los primeros doce meses, suele deberse a que la enfermedad es muy agresiva y avanza rápido. Los neurólogos tienen que descartar otro tipo de patologías. Yo les entiendo. Al final, lo que te comunican es casi una sentencia de muerte y se aseguran al doscientos por cien de que no sea otra cosa.

Durante ese periodo de espera, las personas en esa situación experimentan un nivel de incertidumbre y de angustia di-

fícil de sobrellevar. Por si no ocasionara suficiente estrés recibir un diagnóstico así, estos pacientes suman el desasosiego de batallar meses hasta que otro tribunal les reconozca la discapacidad. ¿Por qué no facilitamos los procesos burocráticos? Es de sentido común.

Y la muerte, ¿no te genera inquietud? No. Soy muy de vivir al día, trato de jugar con las cartas que me tocan en cada ronda. Algunas veces me han dicho que parezco frío, y seguramente sea así. Siempre he disfrutado de lo que tenía y he procurado

buscar el lado positivo de las cosas. He vivido lejos de mi familia durante muchos años, y mi madre solía preguntarme: «¿No te da pena no poder venir a este u otro plan?». Y yo le respondía: «Me encantaría, pero tengo otra responsabilidad». En estas nuevas circunstancias, mis cartas son muy malas, pero he decidido jugarlas de la mejor manera. La capacidad de adaptación del ser humano es sorprendente, ni la imaginamos.

La investigación, una apuesta por la vida

La Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) es una enfermedad degenerativa que no tiene cura. Además, puede desarrollarse a cualquier edad y progresa a velocidades muy diferentes en distintos pacientes. Como explica Tomás Aragón, investigador del Cima Universidad de Navarra, no hay otra medicación que el Riluzol, un antioxidante cuyo uso para el tratamiento de la ELA no ha sido aprobado en Europa: «Es un tratamiento paliativo; no detiene el progreso de esta dolencia».

El Cima dispone de una línea de investigación de la ELA, que lidera Aragón junto con Miguel Valencia y Montse Arrasate. Estudian mecanismos celulares y moleculares asociados a enfermedades neurodegenerativas. La ELA progresa por la muerte de las motoneuronas, y eso es precisamente lo que estos científicos intentan comprender. Si lo logran, podrán desarrollar fármacos o vectores de terapia génica que potencien los mecanismos de supervivencia neuronales. Hasta ahora, han identificado un proceso que aumenta in vitro la vida estas células, y en ratones también hay resultados positivos.

Como todas las investigaciones, la de la ELA es lenta y necesita más recursos, de modo que ahora mismo no se puede predecir cuándo tendrá lugar un ensayo clínico. La financiación de este estudio procede del Ministerio de Ciencia e Innovación, el Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra (IdisNa) y de la Fundación para la Investigación Médica Aplicada. Además, el año pasado, Volkswagen Navarra hizo una donación al proyecto a solicitud de sus trabajadores en un concurso interno. Esos cuatro mil euros, que suponen un granito de arena para los costes que acarrea la investigación, son, sin embargo, un motivo de orgullo para el equipo, que destaca la importancia que tuvo para ellos el apoyo de la sociedad navarra.

¿Cuál es el secreto de tu optimismo? La clave está en encontrar un propósito, en sentirse útil. Es indispensable para seguir adelante cada día. Y estar aquí, pero de verdad. Creo que tiene mucha importancia la educación que hemos recibido, tanto en casa como en el colegio o el fútbol. Son valores que se adquieren de forma inconsciente. Nunca hubiese pensado que podría encontrarle sentido a mi vida fuera del deporte; y de pronto aparece una enfermedad que me debilita de verdad. Justamente eso que me ha dado de comer —mis piernas, mis brazos y mis manos— deja de estar activo. Y no me dan la posibilidad de hacer lo mismo que hace tres años.

En los instantes más frágiles, ¿qué es lo que más te ayuda?

Sentirme arropado por mi familia. Esto es vital. En España, con respecto a otros países del mundo, la familia tiene una fuerza y un peso muy importantes para afrontar con una actitud positiva enfermedades como la ELA.

Además, la enfermedad nos ha dado la oportunidad de sentir el cariño y el respeto de muchas personas.

Monseñor Francisco Pérez, arzobispo de Pamplona, se refiere a la enfermedad como maestra de sabiduría, porque «solo quien ha padecido la debilidad entiende el frágil hilo que teje la vida».

Estoy de acuerdo con él. Es curioso: quizá este inesperado suceso lo que está haciendo es sacar lo mejor de mí, como antes me había ocurrido con el deporte. Cuando imparto conferencias a jóvenes les animo a normalizar que la incertidumbre, la de-

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Campus Deportista contra el crono

cepción, la frustración y los contratiempos forman parte de la vida. Incluso les explico que yo he aprendido mucho más de esos momentos difíciles, también en mi carrera deportiva, porque te ofrecen la posibilidad de rebelarte, de sentirte más capaz, de retarte, de dar tu mejor versión. Además, les recalco que, si surge un problema que no podemos solucionar por nosotros mismos, debemos tener humildad para pedir ayuda. Soy de los que cree que siempre hay gente a nuestro alrededor que está dispuesta a echar una mano.

¿Por qué nos llega a atemorizar la idea de mostrarnos frágiles?

Por desgracia, nos cuesta mostrar nuestras emociones, sobre todo la debilidad, y eso tiene que ver con la educación que hemos recibido. Hace no mucho se suponía que siempre había que estar fuertes, que no nos podíamos quejar. Pero no hay nadie que no vaya a encontrar piedras en su camino. La vida es justo eso. Y, ante los problemas que a veces nos parecen insuperables y nos bloquean, es la humildad la que nos permite hacérselo saber a alguien

cercano. Por mi propia experiencia, ya el hecho de transmitirlo alivia y ayuda a resolver la situación.

¿Contribuyen las publicaciones en redes sociales y algunos contenidos televisivos a difundir ese mensaje? Los deportistas conocidos tenemos nuestras alegrías y problemas como cualquiera, aunque solo se muestre lo bonito: lo guapos que salimos en las fotos y el fantástico día que hemos vivido. Evidentemente, algo estamos haciendo mal. Y muchas veces los primeros responsables somos nosotros mismos. De chaval nunca pedí un autógrafo y me sorprendía que los jóvenes se acercasen a mí emocionados. No me considero ningún héroe. Siempre me he sentido una persona muy normal. Solo he tenido la fortuna de haber convertido mi hobby, el fútbol, en mi oficio durante casi cuatro décadas.

¿A quién admirabas de niño?

Mi ídolo era el portero Luis Miguel Arconada. Quería ser como él. Lo conocí hace poco, durante una comida en familia, y me

hizo muchísima ilusión. Nos habíamos enfrentado en un par de partidos a finales de los ochenta, pero dejó el fútbol, le dio a su vida otro rumbo, y no había coincidido con él desde entonces.

Hace un año, en noviembre de 2021, te retrataron en el libro Una vida plena. ¿Tu vaso sigue estando lleno?

Tengo muchos motivos para pensar que mi vida es plena, también después del diagnóstico. Es plena porque ha habido de todo. Al mirar atrás no me reprocho nada, no pienso «Si hubiese hecho…». Siempre que algo me ilusiona, me tiro a la piscina y lo intento. Se vive mucho más tranquilo cuando uno es valiente.

Desde hace dos años he descubierto otra manera de disfrutar y, además, me atrevo a decir que es más satisfactoria que la anterior. Porque, al final, en el deporte estás muy pendiente del resultado, de lo material, de conseguir una prima por aquí o un contrato. Ahora me siento plenamente útil ayudando y recibo, de forma multiplicada, algo mucho más profundo. Nt

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Juan Carlos Unzué a su llegada al encuentro organizado por Alumni e ISSA en el Museo Universidad de Navarra.

MIND THE GAP

Asier Aldea Esnaola

Orwell remasterizado

La novela 1984 aborda cuestiones acerca del individuo, la libertad de pensamiento, la sexualidad, el totalitarismo y la censura del pensamiento crítico que, setenta años después de su publicación, son de plena actualidad.

ACOMIENZOS DE 2022 los medios se hicieron eco de la denuncia en la Universidad de Northampton, en el Reino Unido, de 1984 como un libro ofensivo y perturbador para muchos estudiantes. La institución inglesa advertía a los alumnos acerca de su «material explícito». La escena parece más bien extraída de algún capítulo de la propia novela. Ni al mismísimo George Orwell se le hubiera ocurrido un acto tan redondo para conmemorar el setenta aniversario de la publicación.

La distopía del escritor británico es una de las grandes obras literarias del siglo xx, y su argumento, tan complejo e interesante, se presta a la reflexión y al debate. 1984 presenta un mundo gobernado por el Hermano Mayor, un ente que todo lo ve y todo lo controla. La trama se desarrolla en Oceanía, un país ficticio donde el protagonista, Winston Smith, que trabaja en el Ministerio de la Verdad, comenzará a preguntarse acerca de las mentiras que rigen la vida social. Enfilará un lugar alejado de la mirada inquisidora para poder pensar en libertad y, durante esta búsqueda, conocerá a Julia, una joven perteneciente a la Liga Juvenil Antisexo, quien también actúa al margen de lo permitido.

La inclinación de Winston llevará a la pareja a confabular contra el Hermano Mayor, lo que los volverá indeseables a ojos del Partido. Esta curiosidad parece hoy en día suscitar un recelo, si no idéntico, al menos con ciertas

similitudes. El escándalo de Northampton ya es un indicio. Tal vez Orwell no iba muy desencaminado cuando escribió aquel paisaje político ficticio.

¿Cuánto de Oceanía tiene nuestra época posmoderna? En apariencia no hay muchas semejanzas. Aunque, por ejemplo, nos resulte lejana la idea de una ciudadanía subyugada por un partido tiránico, esta obra se ha convertido en un clásico porque anticipa el dominio de la mente como principal aspiración de todo régimen totalitario. Ese es el objetivo fundamental del Partido en 1984. Lo que hace actual la novela de Orwell es que hoy vemos más cerca que nunca el tenebroso peligro del control de las conciencias, de la merma de nuestra privacidad. Paradójicamente, en las sociedades democráticas y libres de nuestro tiempo también está muy presente el problema de la libertad para pensar.

La intimidad —algo que nace en privado y que luego, a través de la comunicación, ponemos en conjunto con los demás— está mutando en una intimidad colectiva, una identidad de grupo, cuyos individuos apenas comparten sus inquietudes, preguntas o deseos, pues eso rompería con la homogeneidad y unidad del pensamiento que configura la tribu. Existe una especie de soledad —igual que en 1984— donde se cede el mundo interior al colectivo al que se pertenece en busca de una victoria en la conversación pública. Esta pérdida del individuo, de los elementos propios que conforman nuestra alma, podemos detectarla en la novela cuando Winston recuerda las palabras de Julia años después: «“No pueden entrar en ti”, le había dicho ella. Pero sí que podían. “Lo que ocurre aquí es para siempre”, le había dicho O’Brien. Esa era la verdad. Había cosas, tus propios actos, de los que nunca podrías recuperarte».

En un contexto en el que el individuo esconde —mejor dicho, reprime— ciertas actitudes y posturas por miedo a posibles represalias o al aislamiento, cobra fuerza el cuestionamiento de la sinceridad de esa apertura íntima. La comunicación plena, estandarte de cualquier progreso social, queda imposibilitada. El diálogo interpersonal desaparece y da paso a un monólogo ausente de matices y de la riqueza de la diversidad. Dentro de esta espiral, la gente tiende a mostrar una proyección falsa de sí misma para alcanzar una imagen deseada y propicia, impostada y ensayada, que acentúa la carencia de espontaneidad. Así se instalan la duda y la sospecha en cuanto establecemos relaciones sociales.

LA PREGUNTA DEL AUTOR

¿Cree que hay algún personaje de 1984 que represente al ciudadano de 2022?

Cuando la comunicación se desvirtúa surge la transacción de la mentira. Si el diálogo consiste en abrirnos al otro y compartir nuestros mundos interiores, se complica la posibilidad de descubrirnos realmente: los interlocutores se limitan a confirmar sus prejuicios; algo que, en el fondo, ya sabían. Una situación preocupante de soledad, que parece ir poco a poco asemejándose a esa Oceanía de 1984. Tal vez estemos en la precuela.

@NTunav Opine sobre este asunto en Twitter.

Asier Aldea Esnaola [Com 23] colabora en la sección de Cultura de Diario de Navarra, ha sido alumno interno de los departamentos de Comunicación Pública y Periodismo y ha publicado el poemario Raíces, versos y prosas.

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Inmortales en piedra

A golpe de cincel, el artesano tallaba palabras en latín sobre la roca. Había al menos una officina lapidaria en cada ciudad del Imperio, desde Roma hasta el finis terrae de Occidente. Las inscripciones nacieron hace dos mil años para dar testimonio perenne de la vida en aquella época y sus voces resuenan todavía. El proyecto europeo «Valete vos viatores», que capitanea el catedrático Javier Andreu, rastrea la huella del legado epigráfico en los cimientos de la identidad europea. Uno de los frutos de esta investigación es el documental que dirige Quim Torrents [Com 96] y presenta Ane Urrizburu [His Com 23]. Porque, como ellos nos descubren, todas las piedras tienen algo que contar.

en la antigüedad, los romanos creían que mientras alguien reviviera su recuerdo serían inmortales. Con esta idea alzaron miles de epitafios y monumentos funerarios en las vías de entrada a las ciudades del Imperio. Cuando un caminante se detenía a leer las palabras grabadas en la piedra contribuía a que la existencia del difunto no cayera en el olvido. Y aquella memoria continúa renaciendo hoy en día, veinte siglos después, gracias a la labor de arqueólogos y epigrafistas que las desempolvan y tratan de descifrar su significado.

La serie audiovisual Valete vos viatores, dirigida por Quim Torrents, al frente de la productora Clau Creative, nos acerca a estos tesoros de la historia dormidos bajo

nuestros pies. Ya desde el título —«Hasta luego, caminantes»— invita a emprender un viaje en cuatro capítulos por las provincias de Lusitania (Portugal), Hispania (España) y Aquitania (Francia) hasta llegar a la capital del Imperio. La cicerone que acompaña al espectador en esta singular expedición es Ane Urrizburu, una estudiante del doble grado en Historia y Periodismo y del Diploma en Arqueología. Tiene veintiún años y su mirada vibra al conocer sobre el terreno lo que ha aprendido en el aula.

Durante las clases de la asignatura Mundo Clásico, Ane había escuchado al catedrático de Historia Antigua Javier Andreu explicar cómo la epigrafía ayu -

da a saber más sobre nuestros ancestros. Los hallazgos de inscripciones en lápidas, templos o miliarios son fuentes históricas originales que ponen en contacto directo con los individuos que vivieron hace miles de años. Y ahí radica su valor: los expertos en esta disciplina interpretan estos textos y los datan para entender mejor la sociedad romana. A veces, incluso ofrecen pistas sobre nuevos lugares donde iniciar excavaciones.

A solo cincuenta kilómetros del campus de Pamplona, en dirección sudeste, se encuentra la ciudad romana de Santa Criz de Eslava. Y a otros cincuenta, en la provincia de Zaragoza, el yacimiento de Los Bañales de Uncastillo. El profesor Andreu dirige

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Alumni Del yacimiento a la pantalla

—En Portugal. En el Museo Nacional de Machado de Castro (Coímbra) se exhibe la herencia de la ciudad antigua Aeminium. Junto a esta inscripción, y muchas otras, se resguarda un criptopórtico utilizado en época romana.

ambos proyectos, en los que han colaborado cerca de ochocientos estudiantes universitarios. Ane conoce bien estos territorios. En verano, cambia los libros, sus apuntes y el portátil por el paletín, los picos y las palas. También ha colaborado como voluntaria en La Custodia (Viana, Navarra), El Cristo (Caparroso, Navarra), Ampurias (Gerona, Cataluña) y, más recientemente, en Pollentia (Pollença, Islas Baleares).

Acostumbrada a rascar la tierra durante horas, el documental Valete vos viatores le ha dado la oportunidad de realizar su primera autopsia. Haciendo un símil con los exámenes que los médicos forenses practican en las morgues, los epigrafistas

llaman así al acto de observar las inscripciones con sus propios ojos. De la mano de Armando Redentor, profesor de la Universidad de Coímbra, la mirada de Ane —y la del público— se detiene en los detalles de cada grafismo. Un análisis minucioso que lee las frases y se pregunta por los vacíos, si aparecen incompletas. En esta tarea, las nuevas técnicas digitales, como la fotogrametría y la reproducción tridimensional de imágenes, pueden ayudar a determinar una misma autoría, según la presión que se ha ejercido al tallar los mensajes o la forma en la que se terminan los trazados.

Roma fue una civilización epigráfica. Las inscripciones se globalizaron en el

imperio y se convirtieron en el medio de comunicación para dejar constancia de mensajes de naturaleza muy diversa, desde las esferas más íntimas hasta las más públicas. Y por ello, como reivindica Javier Andreu , estos documentos son esenciales para comprender el modelo de vida que, a partir del siglo I a. C., «unió a las tierras del Mediterráneo en una gran casa común que está en la entraña misma de la idea de construcción de una Europa unida».

Para poner este patrimonio arqueológico y cultural a disposición del gran público, la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Navarra impulsó a comienzos de 2021 el proyecto «Valete vos

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—Dos alumni. Urrizburu, la presentadora del documental, se sitúa junto a Torrents para cuadrar un plano en Porta Maggiore (Roma).

—Autopsia. Armando Redentor, profesor de Epigrafía Romana en la Universidad de Coímbra, y Ane Urrizburu en el yacimiento de Idanha a Velha (Portugal).

—Santa Criz. Descubierto en 1917 por el sacerdote Juan Castrillo, en los años noventa se llevaron a cabo las primeras excavaciones arqueológicas.

viatores», gracias al apoyo del programa Europa Creativa. En él han colaborado las universidades de Coímbra (Portugal), Burdeos (Francia) y La Sapienza (Italia), así como el Museo Nacional Romano y el municipio portugués de Idanha-a-Nova. Junto con Trahelium Studio, especializado en tecnología 3D, y la productora Clau Creative han gestado un museo virtual —el repositorio alberga más de ciento ochenta inscripciones—, el primer videojuego de temática epigráfica en Europa y la serie audiovisual que se estrenó en septiembre en RTVE.

En una de las escenas, Ane Urrizburu recorre la Vía Apia, la calzada original de acceso a Roma, dos mil trescientos años después de su construcción. Confiesa que fue uno de los momentos más importantes para ella: «Hay un punto en el que estás tan dentro que casi no escuchas la carretera, simplemente el silencio, tus huellas sobre las piedras, el crujir de las ramas y los pájaros». Ya decía Cicerón que en este sendero «se entra a través del espesor de los muertos», por las inscripciones funerarias que reciben al viajero. Inmersa en esa atmósfera, casi podía escuchar las

voces de piedra que resurgen de las entrañas de la tierra.

Quim, ¿imaginaste que el documental alcanzaría tanta repercusión?

El reto era conseguir la mayor difusión posible para un tema especializado y, sobre todo, atraer a un público joven. Vi claro que sería un formato televisivo, en capítulos. Y también que lo protagonizaría un estudiante universitario, para que trasladara al público sus ganas de aprender.

¿Cuáles fueron los siguientes pasos? Primero tuvimos que aprender qué era la epigrafía. En la fase inicial pensamos qué íbamos a contar y en qué lugares. Ahí ya surgieron dificultades porque los rincones de interés dentro de una misma ciudad eran tantos que no sabíamos cómo abordarlo. En Roma, por ejemplo, nuestro recorrido incluía los Foros Imperiales, el Coliseo, la Res Gestae, el Museo Nacional Romano, el Cementerio del Verano, la Universidad de La Sapienza, el Panteón, Porta Maggiore…

Luego convocamos un casting, en el que conocí a Ane, y organizamos los rodajes,

traslados, alojamientos… Fue un reto porque en cada localización, incluso en Roma, estuvimos muy poco tiempo, unos tres días. Cerca del cierre, ya durante la etapa de posproducción, acabamos de dar forma al guion y se locutó la voz en off

Ane, ¿cómo te embarcaste en el rodaje?

El profesor Javier Andreu me contó que tenía entre manos una idea atrayente porque combinaba periodismo y arqueología: un documental sobre epigrafía. En cuanto mencionó el viaje a Roma, decidí mandar el currículum. Después me entrevistaron y me pidieron que grabara un vídeo explicando algo que me apasionara. Yo elegí las tablillas de maldición romanas, que son placas de plomo delgadas en las que se pedía a los dioses infernales que otros sufrieran daños o se escribían conjuros de magia negra, y parece que gustó.

Recuerdo este proceso con bastante ilusión y miedo. Soy una estudiante de grado y creía que el proyecto me venía grande, pero al mismo tiempo me ilusionaba la posibilidad de aprender muchas cosas nuevas, conocer gente y desarrollar habili-

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Alumni Del yacimiento a la pantalla

—En

dades relacionadas con mis dos pasiones: la comunicación y la historia.

Quim, ¿cuál es la fórmula para que el relato provoque interés y curiosidad?

El lenguaje audiovisual combina la fuerza de imagen con otros ingredientes como la música, el sonido y la voz. Según el momento, los directores y los realizadores de televisión cocinamos un aperitivo ligero o un plato más radical.

Además, el verdadero poder de la imagen es que no solo cuenta algo de un modo objetivo, sino que una escena es capaz de emocionar y de proponer un viaje mental al espectador. A veces, esas sensaciones surgen al margen del guion, de manera inesperada. Del capítulo de Portugal recuerdo cómo una arqueóloga se acercó a Ane, mientras recorría Coímbra con el profesor de Epigrafía Romana Armando Redentor, para enseñarles un dedal que acababan de encontrar.

También pueden generar emoción las palabras de un entrevistado. Por ejemplo, José d’Encarnação , impulsor de la creación del Ficheiro Epigráfico de la Universidad de Coímbra, dijo una frase

que me hizo pensar: «Yo espero en algún momento reencontrarme con aquellos de los que he estudiado sus epitafios». Como narrador audiovisual, mi trabajo consiste en buscar esos momentos tan valiosos y entrelazarlos en una secuencia.

¿Ha resultado difícil guionizar un documental sobre historia?, ¿cómo se conjuga el rigor con cautivar a la audiencia? Quim: La divulgación científica implica un modo de contar. En este caso, hemos tenido la suerte de rodearnos de los mayores expertos en epigrafía del mundo, y saber que ellos avalan el proyecto nos ha dado mucha tranquilidad.

Pero, si quieres traspasar la pantalla, hay que conmover a la gente, conquistar su atención. Nosotros hemos intentado contarles cómo algo que sucedió dos mil años atrás es común, cercano, a lo que vivimos hoy día. Las cosas que le preocupaban entonces a un romano —los hijos, la familia, el trabajo— no son muy distintas de las de ahora.

Ane: Esta narración engancha y no se percibe como una clase de Historia más

gracias a la intrahistoria. El documental no cuenta lo de siempre, sino que busca comprender quién es la persona, por qué actúa, en qué contexto se mueve, qué le motiva… Lo que ocurrió en el pasado fue obra de mujeres y hombres con sentimientos que se parecen bastante a los nuestros. Y por eso considero que la Historia es empatía, porque a través de ella nos identificamos con el relato de las vidas detrás de los hechos.

Por otra parte, escuchar los testimonios de investigadores que aman hasta la locura lo que hacen también facilita que conectes con su mensaje, porque en el fondo te contagian. Son los mejores expertos pero también los más apasionados.

¿Qué parte del proceso exige más creatividad?

Quim: Durante el rodaje se capta todo, y en la fase de posproducción llega el momento de tomar decisiones. Se trata de un trabajo oculto, que nadie ve, pero es ahí donde realmente se cocina el documental. Para contar bien la historia resulta clave tener en cuenta tanto la dimensión científica como la audiovisual. Cada capítulo

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el Machado de Castro. Pedro Carvalho, profesor de Arqueología de la Universidad de Coímbra, con Urrizburu.

dura treinta minutos y, al hacer cálculos, son igual de importantes las entrevistas de los cinco o seis expertos que las escenas de transición. Por este motivo, no se pueden incluir, por ejemplo, las declaraciones completas de los invitados. Con agilidad, sin miedo, debemos acortar sus palabras hasta quedarnos con la esencia. Hay que saber combinar muy bien estos dos aspectos porque si te pasas de científico corres el peligro de perder frescura.

El documental se estrenó en junio en el Museo Universidad de Navarra. ¿Cómo lo acogió el público?

Quim: Era la primera vez que el resto de socios del proyecto comprobaba el resultado y también nos interesaba mucho la reacción de los espectadores. Después de tantos meses de trabajo es una satisfacción que nos transmitan que hemos conseguido superar las expectativas. Los socios se han mostrado orgullosos del documental y no dejan de aportar ideas para amplificar la difusión.

Ane: El día del debut me puse muy nerviosa. Mis padres no quisieron perdérselo y estuvieron muy contentos. Pensé que solo vendrían personas del ámbito universitario o arqueológico y me sorprendió que acudiera gente de Pamplona por el efecto llamada del anuncio en el periódico. Justo

es lo que pretendemos: que alguien que no sepa de qué va la epigrafía sienta curiosidad y quiera ver el documental.

Tres meses después, el proyecto saltó a la pequeña pantalla. ¿Misión cumplida? Quim: Que el espacio La aventura del saber de La 2 haya apostado por nuestra serie es significativo porque se trata de una cadena pública que promueve la divulgación del conocimiento. Me parece que este tipo de documentales sobre un tema especializado pero con una vocación de contar muy universal encaja bien en ese tipo de formatos.

La emisión de Valete vos viatores prueba que el saber no se queda solo en las universidades sino que consigue llegar al gran público. Esto beneficia, en primer lugar, a los espectadores, porque aprenden, y también a los investigadores de una disciplina tan concreta como la epigrafía. Es muy satisfactorio producir proyectos que puedan dejar esa huella.

Ane: El problema es que, si no sabemos identificar nuestro propio patrimonio y reconocer su valor, no lo vamos a proteger. En definitiva, proteger la identidad es proteger el patrimonio. Y ese es el verdadero sentido de la labor que realizan los académicos: cuando sus investigaciones se divulgan nos enriquecemos todos. Nt

—Vía Appia. Se la conocía como Regina Viarum (la reina de las carreteras). Fue construida en el año 312 a. C. y a su vera permanecen restos de monumentos funerarios.

El documental Valete vos viatores repasa las inscripciones romanas de Portugal, España, Francia e Italia a lo largo de cuatro episodios. La serie se enmarca en un proyecto multidisciplinar que lidera Javier Andreu, catedrático de la Facultad de Filosofía y Letras. A través de formatos divulgativos tan actuales como un museo virtual y un videojuego, busca poner de relieve un patrimonio cultural hasta ahora soslayado. Una veintena de expertos —entre epigrafistas, arqueólogos, historiadores, conservadores, divulgadores, técnicos y artesanos— desvelan los entresijos de un fenómeno comunicativo que se globalizó por todo el Imperio. El primer capítulo se estrenó en septiembre en el programa La aventura del saber de La 2 de RTVE y el último se emitirá el 21 de diciembre.

Escanea este código QR para ver el documental en RTVE Play.

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Alumni Del yacimiento a la pantalla SABER MÁS

Aquello de lo que uno nunca se jubila

Juan de la Borbolla nació en Ciudad de México el 7 de mayo de 1952, un mes después de que el Estudio General de Navarra abriera sus puertas. Llegó al campus con 26 años y, como recuerda coincidiendo con este doble setenta aniversario, aquella etapa en Pamplona marcó su vida y la de su familia.

texto Juan de la Borbolla Rivero [PGLA 78 PhD Der 80]

madrid [españa] . Después de toda una vida en México, no me acostumbro aún a escribir el nuevo remite de mis cartas. Aterricé aquí hace unos meses siguiendo la estela de dos de mis hijos, Juan Mariano [Med 09] y Fernando [Com 05], que han echado raíces en Barcelona y Madrid, respectivamente. Se podría decir que los campus son mi hábitat natural. En el entonces Instituto Panamericano de Humanidades me formé, en la Universidad de Navarra despegué y, de vuelta a tierras mexicanas, desarrollé mi trayectoria académica en la Universidad Panamericana durante cuatro décadas. Quizá por ese espíritu universitario que no conoce fecha de caducidad, cuando en 2018 vi la palabra emérito en el horizonte, decidí que no sería un jubilado profesional.

En mi primer paseo por este lado del Atlántico, visité la Universidad Abat Oliba CEU, en Barcelona, y mi deseo de volver a las aulas rejuveneció. En la actualidad, estudio Historia de la Iglesia en la Universidad de San Dámaso, en Madrid. Entre libros y cuadernos disfruto, como un

alumno más, de las maravillas del Madrid de los Austrias. Aquí recibí la invitación para participar en el cincuenta aniversario del Programa de Graduados Latinoamericanos (PGLA).

Solo me separaban de Pamplona trescientos kilómetros y, durante el viaje, recordé uno de nuestros últimos encuentros, el que se celebró en octubre de 2017 en el campus de Guadalajara de la Universidad Panamericana. Como anfitrión, formé parte del comité organizador junto con Georgina Walther [PGLA 78]. Apenas hacía un mes que varios terremotos habían sacudido el país y nos sentimos muy arropados por nuestros colegas. Ahora, cinco años y una pandemia después, nos hemos reunido de nuevo para recordar una de las experiencias más inolvidables de nuestras vidas.

Fue en 1978 cuando don Francisco Gómez Antón me entrevistó como aspirante a la séptima edición del PGLA. El programa había surgido en 1972 gracias al impulso generoso del episcopado alemán a través de la Fundación Aktion Adveniat. Para salvaguardar el papel del periodismo en las sociedades libres, propiciaron que más de cuatrocientos comunicadores de trece países se formaran en Pamplona.

Unas semanas antes de que concluyera mi posgrado, tuve la enorme suerte de charlar con don Ismael Sánchez Bella Aquel 7 de mayo —día de mi cumpleaños— tanto el entonces vicerrector como un servidor habíamos llegado temprano a una cena de antiguos alumnos que iba a celebrarse en el edificio Central.

En lo que parecía solo un simple gesto cortés, me preguntó cómo me había ido durante esos meses, a lo que le contesté, con todo entusiasmo, que tan maravillosamente que ojalá pudiera continuar ahí. Me dijo que lo buscara el lunes a primera hora en su despacho. Y aquella entrevista dio un giro radical a mi vida, porque don Ismael, con su optimismo innato, me hizo ver que podría cumplir esa ilusión desarrollando mis estudios de doctorado.

Esa misma tarde me acerqué a la oficina de Telefónica situada enfrente de la hoy centenaria plaza de toros de Pamplona para llamar a mi novia, María Elena Morán. Tras valorar varias opciones, decidimos

casarnos en Ciudad de México ese verano para poder regresar a Pamplona el 2 de octubre. Fue así como comenzó una apasionante aventura no solo matrimonial sino también académica para ambos.

Mientras yo asistía a los primeros cursos monográficos de doctorado de la Facultad de Derecho, disciplina en la que me había licenciado en México, María Elena se inscribió en diversas iniciativas del Instituto de Educación Familiar y llegó a ser adjunta de la inolvidable profesora Ana María Navarro, esposa del catedrático de Geografía Manuel Ferrer Regales.

Para apoyarme económicamente en esa aventura doctoral me ofrecieron coordinar las ediciones octava y novena del PGLA a las órdenes de Francisco Gómez Antón y Aires Vaz, de quienes tanto aprendí. A pesar de sus ocupaciones, María Elena

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desde... Madrid
Alumni Carta
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k Juan, al fondo, con don Ismael durante las terceras jornadas de antiguos alumnos del PGLA, en mayo de 1978. l Juan y María Elena se lanzaron a la aventura en Pamplona como recién casados para completar sus estudios y formar una familia.

m Tras el PGLA, Juan comenzó la tesis doctoral, que finalizó en 1980. n Dos de sus tres hijos viven en España con sus familias: Juan Mariano y Fernando. o Juan de camino a la Universidad de San Dámaso, donde estudia Historia de la Iglesia.

también se involucró de manera increíble y se convirtió en una auténtica amiga y confidente para algunas alumnas.

Durante mis tres años en Pamplona tuve la suerte de escuchar extraordinarias lecciones —de los profesores Luka Brajnovic, Gonzalo Ortiz de Zárate, Miguel Urabayen, José Tallón, Ignacio Bel, Manuel Casado…— y de contar con grandes directores para mis dos tesis: Alfonso Nieto tuteló la del PGLA y José María Desantes mi investigación doctoral. Por otra parte, no puedo dejar de agradecer la sabiduría y la confianza que también recibí del entonces decano Carlos Soria, con el que colaboré como adjunto en la materia de Derecho a la Información.

regreso a méxico. María Elena, que tenía ascendencia española, ya había vivi-

do un tiempo en este país. Yo estaba versado en la historia de México y de España, pero el contexto en el que formamos nuestra familia quedó para los anales. Recién instalados en Pamplona, seguimos de cerca el nacimiento de la Constitución.

La democracia se abría paso resistiendo los embates del terror. Con nuestro primer hijo en brazos, a principios de octubre del 79 nos inquietamos al conocer que ETA había atacado las oficinas de la Editorial Universitaria EUNSA. Y el 12 de julio de 1980, a solo cuatro días del primer cumpleaños del pequeño Juan Mariano, otro artefacto explotó en el edificio Central. Como supe más tarde, ese año fue el más sangriento de la historia de ETA. En la Facultad de Comunicación también tuvo un gran impacto el atentado que sufrió el 22 de agosto el exprofesor y director de Dia-

rio de Navarra, José Javier Uranga, que sobrevivió a más de veinte balazos.

Con estos recuerdos impresos en la memoria, decidimos volver a México cuando me doctoré. En noviembre de 1980 inicié una nueva etapa en la Universidad Panamericana. Primero en el campus de Ciudad de México, a cargo de cuestiones académicas y de dirección en la entonces escuela —hoy facultad— de Derecho. Luego en Guadalajara, adonde María Elena y yo nos trasladamos en noviembre de 1984 con Juan Mariano, que tenía dos años, y Fernando recién nacido. En la llamada Perla de Occidente, la institución acababa de inaugurar un nuevo campus y allí desarrollé mi trayectoria profesional las siguientes décadas. Después de ejercer como subdirector general y fundador de las escuelas de Derecho y Comunicación, en 2008 me nombraron rector, cargo que desempeñé hasta 2018.

En aquella época, tuve además el honor de presidir durante dos años FIMPES, la federación que agrupa a las ciento diez universidades privadas más importantes de México. Como broche a mi carrera, en agosto de 2018, ya viudo y jubilado, regresé a Ciudad de México, donde me confiaron dirigir la Oficina de Información del Opus Dei hasta 2020.

Con la perspectiva que otorga el paso del tiempo, he podido darme cuenta de que el PGLA constituyó la base para las cosas fundamentales que vinieron después. Y algo de esa atmósfera especial de Navarra debieron de percibir mis hijos, porque eligieron vivir esa experiencia. Juan Mariano se especializó en la Facultad de Medicina y se enamoró de Teresa Rojo [Eco 04]. Fernando estudió Comunicación y conoció a Paula Ibáñez [ADE 09]. Y María José, graduada en Derecho por la Panamericana, pasó un semestre de intercambio en Pamplona y cursó el Máster en Matrimonio y Familia en 2014.

Durante la etapa en el campus los estudiantes florecen, pero, en nuestra familia, el paso por la Universidad de Navarra nos ha transformado en un sentido más profundo. Padres alumni, tres hijos alumni, dos nueras alumni, ocho nietos… Bueno, eso está por ver. Lo que nadie me quitará nunca de la cabeza y ni del corazón es el enorme amor y agradecimiento que le tendré hasta mi último suspiro a esta institución animada por el espíritu de san Josemaría. Nt

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DE TEJAS ARRIBA Mariona Gúmpert

Buenas malas causas

ticos, periodistas e intelectuales españoles, son muy escasas las personas que defienden públicamente que debe discriminarse a alguien por el color de su piel. El problema estriba en que hemos importado de Estados Unidos una cuestión que en nada se asemeja a la idiosincrasia española. En América, por desgracia, sí ha sido —y sigue siendo— un asunto grave. El histrionismo del movimiento antirracista en España, sumado a la corrección política que impide hablar de ciertos temas relacionados con la inmigración ilegal, ha conseguido que, de un consenso claro, se esté zarpa a la greña, discutiendo sobre si está mal o bien que la nueva versión de La sirenita de Disney la protagonice una mujer negra, entre otros absurdos.

«¿Cuántas personas quedan en España que piensen que la mujer es un ser inferior? Los que ondean la bandera del feminismo ignoran que coinciden con sus supuestos enemigos en esto y, sin embargo, apenas favorecen debates necesarios relativos a la mujer»

TENGO ALERGIA a las frases manidas, aunque estén cargadas de razón. Últimamente se cita a Chesterton en bucle, lo que me empieza a generar rechazo automático. Pese a estas manías personales, lo cierto es que se recurre tanto a este pensador y novelista inglés por su gran capacidad para anticipar el punto neurálgico de algunos de los problemas que ahora nos aquejan.

Una de las sentencias famosas de Chesterton —«Cuando se deja de creer en Dios se cree en cualquier cosa»— explica por qué varios de los debates públicos con mayor capacidad para recabar consenso son, paradójicamente, los más polarizados hoy día. Los defensores de determinados ideales los han integrado en su vida como horizonte de sentido con los que llenar huecos existenciales que solía ocupar el hecho religioso. Y, como toda fe, las nuevas confesiones laicas pueden caer —y caen— en errores graves, como la irracionalidad, el dogmatismo o la demonización del hereje. La propia historia del cristianismo nos enseña cómo la mejor de las causas puede pervertirse. Sería conveniente que los desaforados creyentes de movimientos como el antirracismo o el feminismo escarmentaran en cabeza ajena, por mor de aquello que defienden: reivindicaciones justas y en las que, aunque no lo parezca —o no quieran creerlo—, coincidimos todos.

La polémica en torno al racismo resulta sorprendente, pues, al menos entre los polí-

El feminismo no le va a la zaga. El machismo es una reliquia del pasado, al menos entendido en un sentido estricto: a saber, creer que la mujer es inferior al hombre y, en consecuencia, negarle derechos y pensar que no son aptas para determinadas tareas. Que algunos hombres maltraten y maten a sus parejas tiene más que ver con que son superiores en fuerza física que con el machismo estructural. La misma razón por la que también se cometen infanticidios a manos de mujeres y por la que sucede violencia doméstica entre parejas homosexuales (el pez chico se come al grande).

¿Existe alguien que no lamente estas muertes y que no desee poner los medios necesarios para que no se produzcan? ¿Cuántas personas quedan en España que piensen que la mujer es un ser inferior? Los que ondean la bandera del feminismo ignoran que coinciden con sus supuestos enemigos en esto y, sin embargo, apenas favorecen debates necesarios relativos a la mujer, como soluciones reales a la conciliación laboral, la sexualización que nos afecta o la trata de blancas. Algunos temas son incluso desterrados del ágora pública, como el del aborto, que no solo es una tragedia por el nonato, sino también por los efectos físicos y psicológicos que tiene sobre la madre.

LA PREGUNTA DE LA AUTORA

¿Podemos recuperar el consenso en torno a ideas justas en las que debería resultar relativamente sencillo coincidir? @NTunav Opine sobre este asunto en Twitter.

A san Jerónimo no lo cita apenas nadie actualmente, así que puedo traer una frase suya a colación sin ponerme nerviosilla, como me pasa con Chesterton: Corruptio optimi pessima. La corrupción de los mejores es lo peor. Le pasó —y puede seguir pasándole— al cristianismo, y lo mismo les está ocurriendo a los que convierten causas justas y compartidas por todos en un conjunto de dogmas desenfocados que solo alimentan la polarización justo donde no debería haberla.

Mariona Gúmpert [PhD Fia 16] es columnista de opinión y cultura en ABC y Vózpopuli

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Libros

NÚMEROS

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de los libros no venden ni cincuenta ejemplares al año.

logra vender tres mil ejemplares.

«Alto jornal» de Claudio Rodríguez

La poesía del irreemplazable Claudio Rodríguez despierta el vivir agradecido. Otro poeta, con los golpes que le arreó la vida, hubiera escrito lamentaciones jeremiacas. Pero Rodríguez festeja esta gracia de haber venido al mundo.

texto Joseluís González [Filg 82], profesor y escritor @dosvecescuento

Los primeros versos que leí de Claudio Rodríguez (1934-1999) se me quedaron —¿pero a quién no?— por dentro, remansándose: «Siempre la claridad viene del cielo;/ es un don: no se halla entre las cosas/ sino muy por encima, y las ocupa/ haciendo de ello vida y labor propias./ Así amanece el día; así la noche/ cierra el gran aposento de sus sombras».

Pertenecen a Don de la ebriedad , que empezó a escribir a los diecisiete años, andariego a solas por serenas llanuras de Castilla, contemplativo, y apareció en 1954 aunque con pie de imprenta de 1953, justo cuando el poeta acababa de cumplir los veinte y conoce a Clara Miranda, su mujer. El título puede entenderse como la emoción inspirada por un «regalo de entusiasmo, de conmoción, de aclamación».

Con ese original libro, o más bien ese espacioso poema, ganó el Premio Adonáis, en medio de su licenciatura en Filosofía y Letras en la Universidad Central de Madrid, hoy la Complutense. Gerardo Diego,

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FOTO: LLOMPARTLLULL, CC BY-SA 4.0, VIA WIKIMEDIA COMMONS
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a quien de adolescente leyó, José Hierro, Luis Felipe Vivanco, José Luis Cano y el catedrático Florentino Pérez Embid compusieron el jurado, en la séptima vez que se concedió. No figuraba Vicente Aleixandre, que le remitió estas palabras tras aparecer el volumen: «Perdona lo que te voy a decir, pero tú no volverás a escribir más. Tu caso va a ser parecido al de Rimbaud». Por fortuna, quien iba a ser nobel de Literatura un cuarto de siglo después se confundió, como lo confirman los siguientes títulos de Claudio Rodríguez.

Releo «Alto jornal», con la voluntad de que usted se adentre por su cuenta en la poesía de este hombre. Este «romance heroico» (versos endecasílabos donde los pares riman en asonante, aquí en á-o) lo incluyó en su segundo poemario, Conjuros (1958), al poco de titularse en Filología Románica. Escoltado de cerca por Aleixandre, el libro es optimista y en sus líneas resuena esperanza. Aquel octubre Claudio viaja a la Universidad de Nottingham a ejercer de lector: da clases de Lengua y Literatura Españolas, lee, estudia, refina su inglés. El curso siguiente se casa con Clara. En 1960 el matrimonio se traslada a Cambridge, en cuyo campus él enseña. En verano de 1964 volverán a España.

«Alto jornal» lo forma una sola y larga frase encadenada con la conjunción y, como el lenguaje infantil, que cuando cuenta agolpa cosas y cuando pide lo acumula todo: y…, y…, y… Pero es más que una kilométrica y risueña frase.

«Alto jornal», no «Jornal alto», recrea — encarna— una revelación. Un trabajador de repente cambia la manera de ver su oficio, y la vida, ahora resplandeciente aunque igual que antes. El instante iluminador. Algunos poetas celebran el mundo. Dan versiones como canciones ajenas. Otros, tal vez los

más grandes, nos lo hacen descubrir. Entregan lo que de verdad es una palabra: un acontecimiento. No solamente (perdón por la filigrana) un acaecimiento. En estos versos —por suerte, cabrán otras interpretaciones— lo que ese hombre cobra día a día por su trabajo, el jornal, pura etimología, sea cuanto sea, adquiere una dimensión elevada: el dinero no importa tanto como el destellar que se le manifiesta en su labor, donde se entrelazan tarea y gracia. Sentido. Esa revelación se convierte en certeza y, más aún, en plenitud, en un estado de felicidad, de beatitud, de dicha, como se adelanta en el primer verso, de ecos evangélicos a bienaventuranzas. Y al «Beatus ille», el segundo de los epodos de Horacio, y a la versión de fray Luis de León. Conviene entender cabalmente las palabras. El Diccionario de la lengua española recoge la locución verbal de aire coloquial «no caber alguien en el pellejo». Además de «estar muy gordo» indica «estar muy contento, satisfecho». Contento como un niño que recibía en los años cincuenta españoles la Primera Comunión, en expectantes ayunas, como el amanecer. La aldaba es el picaporte para llamar en las puertas de antes, un puño o una argolla. La aldaba es alguien.

Que esté escrito en presente —sale, se va por la calle, mira a lo alto…—, un tempo muy querido en la poesía de Claudio Rodríguez, lo acerca y lo deja quieto en la estación de los instantes, sin vaivenes hacia el pasado. Para Cicerón y Quintiliano, el tempus instans, el presente, lo que se tiene encima, lo que es inminente. Son verbos cortos y de movimiento, que sugieren el trazado de un camino, con su larga simbología lírica, pero a la vez no dan precipitación sino sosiego: «Miserable el momento si no es canto». Lo más minúsculo se hace grandioso. Sin perder su tamaño de realidad. Nt

APUNTES

el poema Dichoso el que un buen día sale humilde] y se va por la calle, como tantos] días más de su vida, y no lo espera] y, de pronto, ¿qué es esto?, mira a lo alto] y ve, pone el oído al mundo y oye,] anda, y siente subirle entre los pasos] el amor de la tierra, y sigue, y abre] su taller verdadero, y en sus manos] brilla limpio su oficio, y nos lo entrega] de corazón porque ama, y va al trabajo] temblando como un niño que comulga] mas sin caber en el pellejo, y cuando] se ha dado cuenta al fin de lo sencillo] que ha sido todo, ya el jornal ganado,] vuelve a su casa alegre y siente que alguien] empuña su aldabón, y no es en vano. ]

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Marta D. Riezu Gerardo Diego Milena Busquets Vicente Aleixandre José Hierro Mariolina Ceriotti

Bosques y sacrificios

Gran literatura desde la Ciudad Santa

Luisiana, 1923

Tim Gautreaux

La Huerta Grande, 2022 418 páginas, 22 euros

Sagaz, el traductor de esta convincente segunda novela de Tim Gautreaux (1947) ha optado por el título de Luisiana, 1923, coordenadas de tiempo y espacio, en vez del complejo The Clearing original. Cuesta arracimar los significados de talar árboles, dejar espacios abiertos, desalojar, absolver… que sugiere el inglés.

Con estilo minucioso y de profundos significados, la narración se llena de acción y resonancias bíblicas. Palizas, disparos, mafia, desatinos, muertes, aire de folletín, duros escenarios. Por encargo de su padre, que compra un aserradero en el sur, Randolph Aldridge tiene que buscar a su hermano Byron, roto tras la Gran Guerra en Francia, y rescatarlo. Y a todos los que se dejen.

En un mundo severo de trabajadores y maldad, el talento de Gautreaux retrata a tres grandes mujeres —Ella, Lillian, cuñadas, y la hermosa mestiza May— y al sheriff Merville. La historia sabe a actual.

Joseluís González

Dolor Zeruya Shalev Acantilado, 2022 384 páginas, 24 euros

El primer amor, si se despedaza, parte en dos una vida. Eso le pasa a Iris una y hasta dos veces, la segunda por un atentado en Jerusalén que la tuvo medio año en cama. La grieta se le ensancha al descubrir que el médico que le trata es el hombre de su juventud.

Shalev describe con precisión de cirujana y levedad de poeta el abismo de dudas, sentimientos, certezas a medias que pueblan un corazón. Esta novela solo puede haberla escrito alguien que ha leído con devoción la Biblia. Shalev, israelí, víctima del terrorismo, nacida en un kibutz en Galilea, es, además de una de las voces más interesantes de las letras semitas contemporáneas, una autora difícil de imitar.

Esta novela sin moraleja fácil deja una ventana abierta a la esperanza. Cosa rara —loable— en los tiempos que corren. Se palpan, en la seguridad de sus párrafos sutiles, la hondura de sus raíces en la tradición y su desparpajo con las formas más actuales.

Teo Peñarroja

Lo elegante, lo sencillo

365 días pasan volando

Agua y jabón

Marta D. Riezu Anagrama, 2022 240 páginas, 11,90 euros

Le preguntaron a Cecil Beaton en qué consistía la elegancia y dijo: soap and water. Quizá es lo mismo que decir que lo fino es lo sencillo, lo honesto, lo de toda la vida; lo que solo ve una mirada atenta, sensible, educada en la modestia de admirar lo cotidiano. Así escribe Marta D. Riezu Agua y jabón. Este cuaderno de campo es una miscelánea de textos, notas y pensamientos que se puede leer en cualquier orden, incluso a saltos.

Resulta un libro estupendo para tomar aire en una época difícil y un alivio —se descansa en la belleza— del atiborramiento digital. Riezu, al descubrirnos lo que le importa, desvela milagros donde el resto de los mortales ven cosas aburridas: lo que le enamora de los hortelanos, de los sábados de sofá y Cine de barrio, de un apartamento en Calafell, de un paseo errante o de una simple cerilla. Miles de gracias revestidas de sentido común.

Ana Gil

Las palabras justas Milena Busquets Anagrama, 2022 134 páginas, 16 euros

Milena Busquets es quien es. Los que hayan seguido su trayectoria no se escandalizarán ante este diario, en el que desmenuza con precisión su 2021.

Sus anotaciones tratan los temas que le han interesado: sus hijos, Héctor y Noé , el amor, el ser enamoradiza —«el octavo pecado capital»—, las distintas relaciones y su devoción por Cadaqués.

Mantiene su cruzada contra la cursilería y defiende la elegancia y la sencillez. Se despacha bien con su oficio y afirma: «En un escritor la modestia es siempre siempre siempre siempre falsa modestia».

Rápida, directa y certera, describe con finura la sociedad actual: «Aburrirse es un problema de la gente frívola, la gente seria lo da por sentado». También: «No estoy comprometida con la actualidad, estoy comprometida con la vida. Es un compromiso muy serio, nos vamos a casar». Busquets logra arrancar sonrisas.

María Tapias Fraile

88—Nuestro Tiempo noviembre 2022 Libros

La búsqueda

de la identidad en el Siglo de Oro

El eje del mundo Gregorio Luri Rosamerón, 2022 352 páginas, 21,90 euros.

Gregorio Luri conoce tan bien el pensamiento español que se diría que conversa con Balmes, Suárez o Góngora . En este libro presenta un recorrido abundoso en nombres de los siglos xvi y xvii: desde san Juan de la Cruz o sor María de Ágreda hasta Tirso de Molina o Isabel Barreto . Nombres célebres y otros poco conocidos que indagaron en la identidad humana y personal durante aquel apogeo político, cultural, teológico y científico de España. El libro puede pasar como un compendio de la intelectualidad, la filosofía, la poesía y la mística de esos siglos: una exploración en los recovecos del alma en que caben dominicos y dramaturgos, Alonso Quijano y los escépticos. Luri expone una mixtura de sus inquietudes y del diálogo con los clásicos hispánicos, pero también presenta de manera divulgativa la riqueza de la pasión, la fe y la razón de quienes habitaron un imperio que era el eje del mundo.

Para que las emociones

nos unan

Vocación poética: hogar, chispazo y serendipia

El alfabeto de los afectos Mariolina Ceriotti Migliarese Rialp, 2022 150 páginas, 15 euros

«Necesitamos encontrar palabras que nos ayuden a entender las emociones, a interpretarlas en nosotros mismos y en los demás, a darles valor y compartirlas», escribe Mariolina Ceriotti, en una frase que sintetiza el propósito del libro. Como una Ariadna que muestra el camino al desovillar el hilo, en cada capítulo se introduce en situaciones cotidianas (por qué nos levantamos cada mañana, una disputa con un hermano…) para desenredar lo que en nuestro interior a veces aparece embrollado.

El lector que aún no conozca a Ceriotti disfrutará un aperitivo de su saber práctico y sugerente. Quienes hayan leído Erótica y materna, Masculino o La familia imperfecta encontrarán un compendio de las ideas clave de esta psicoterapeuta. De un modo u otro, El alfabeto de los afectos puede ser un libro de consulta cuando necesitemos sensatez sobre temas como la interdependencia, el buen humor, la ternura, la complementariedad o la gratitud.

Lucía Martínez Alcalde

Inclinación de mi estrella Enrique García-Máiquez Los Papeles del Sitio, 2022 56 páginas, 24 euros

Inclinación de mi estrella habla de llegar, por fin, al hogar, un trayecto que comenzó con Casa propia. Ahonda GarcíaMáiquez en sus temas vitales: la devoción esponsal, la muerte y su chispazo extrañamente luminoso y, por supuesto, la vocación poética, que desde el título se configura como inspiración, serendipia y un destino que consiste, más que en hacer, en dejarse hacer, como se refleja en «Inspiración» y «Beatus ille». No abandona el autor los juegos que marcaron sus primeros libros. Lo hace con un lirismo que convierte un juego de palabras en caligrama y obra maestra, como en «Nocturno». Hay hueco incluso para algún pequeño portazo en «A un irritado», que nos trae un Enrique humano, incluso ácido.

Pero son poemas tan encendidos como «Aniversario», tan lúcidos como «Sex» o tan líricos como «Alfilerito», escritos a unos pocos años de las bodas de plata, la joya no tan escondida del libro. Versos de amor conyugal, pura emoción decantada y madura.

Para mamá

Canción de cuna

Jesús Montiel Pre-Textos, 2022 68 páginas, 10,45 euros

Regar las azaleas, hablar por teléfono, colocar los platos, apartar la cafetera de la vitrocerámica. Esta vez la mirada de Jesús Montiel se posa en detalles diminutos de la vida cotidiana para arrullar a su madre con sus palabras. La mece con ese don suyo que, en muy poquitas palabras, retrata la vida, halla luz en la muerte y reaviva la infancia.

Aunque el poeta de Granada escribe desde y hacia su madre, cualquier lector puede entrar en la intimidad de Canción de cuna y aprender a mirar como él. Ver en los hilos de agua de la luna del coche las lágrimas de su madre; en la noche estrellada, el consuelo del carrusel de la cuna de un bebé. Atisbar en las flores que acaba de recuperar de la basura el amor reconquistando la nada. Cualquier lector puede pasar a esta casa de tinta, cerrar el libro unos segundos, cerrar también los ojos, sonreír y dejarse acunar.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —89

Para alcanzar el éxito

De dónde sale la publicidad

Pasos que dan las personas poderosamente positivas Ramón José Vallvé Bethencourt 2022, 372 páginas, 24,90 euros

Muchos libros de autoayuda equiparan la felicidad con una vida autosuficiente, y el éxito se identifica entonces con una independencia individualista. En esta lógica, necesitar a los demás es síntoma de debilidad y frustración, de modo que la mejor versión de uno mismo se alcanza solo por la autodisciplina.

En Pasos que dan las personas poderosamente positivas para encontrar el camino de la verdad, Ramón José Vallvé cambia el foco para mostrar que el éxito reside en darse a los demás. Para eso, y no para otra cosa, conviene conquistarse a uno mismo.

Sus casi cuatrocientas páginas son un camino: una serie de pasos que este coach adereza con ejemplos, historias y cuentos para confirmar el verdadero desarrollo personal que encierra su planteamiento. Al fin y al cabo, también necesitamos a los demás para ser mejores personas.

Rocío García de Leániz

La nueva publicidad y su incidencia en la comunicación y los medios J. Benavides, E. Fernández 2022, 299 páginas, 17,90 euros

Este libro —en coautoría con Fernández Blanco— es una demostración de la amplia trayectoria de Benavides Delgado. El catedrático hace gala de la transversalidad de sus conocimientos: no se limita a repasar la publicidad como herramienta comunicativa, sino que también establece referencias a la esfera histórica o el impacto que el management tiene en ella. Si bien el ensayo cumple con creces su objetivo —un análisis completo de la esencia y evolución de publicidad sin caer en tratados eternos—, peca a la hora de definir el target, por emplear su vocabulario. Aunque la obra pretende ser una herramienta de divulgación, los abundantes esquemas y mapas propios de esta disciplina y el uso de términos técnicos y complejos para el lego en publicidad evidencian que un doctorando, un profesional de la materia o un académico lo aprovecharán mucho más que cualquier average Joe.

Conversar para crecer

Sembrar y cultivar amistades Ricardo González-Iturria 2022 158 páginas, 14,90 euros

Los amigos son imprescindibles para la felicidad, y cuantos más tengamos, mejor, defiende Ricardo González . Por eso recomienda, en cualquier situación, lanzar ganchos para construir relaciones, «un movimiento inicial de generosidad y sacrificio», una buena conversación que fije y persiga metas.

El autor propone a G. K. Chesterton y Bernard Shaw, que «pasaban horas enteras ventilando amigablemente sus diferencias», como ejemplo de vínculo basado en las buenas conversaciones. González invita a trabajar este arte en un mundo en el que se ha perdido la materia prima del diálogo sustituyéndolo por chats, pantallas, redes sociales y una actitud negativa que envuelve el presente.

Todos llevamos dentro el anhelo de crear lazos con quienes nos rodean. El amor, como forma de entrega a otra persona, lo ejercemos, según González, con especial libertad con los amigos , a quienes elegimos.

Raquel Menéndez

La buena vida

El sentido de la moral

Alfredo Cruz

2022 170 páginas, 14,90 euros

Quizá en una época de fragmentación personal y social resulta especialmente necesario resaltar la manera de entender la moral que hunde las raíces en Aristóteles y en Tomás de Aquino y que Alfredo Cruz, profesor de Filosofía Política, expone en estas páginas. Una visión que se aleja del sentimentalismo, del intelectualismo y de las corrientes que sitúan en la voluntad el único motor o la ley como principio fundante de la bondad de un acto.

Adquirir la virtud facilita integrar la voluntad, la razón, los afectos y la sensibilidad para lograr el bien al que tiende la persona: la felicidad. Virtuoso no es quien realiza actos aislados buenos con mucho esfuerzo sino quien obra el bien de manera fácil, constante y con gusto porque la virtud es una segunda naturaleza, un modo de ser. Este libro interesará a filósofos, pero también a formadores, en un contexto en el que la educación del carácter cobra cada vez más importancia.

Lucía Martínez Alcalde

90—Nuestro Tiempo noviembre 2022
Libros Novedades EUNSA

Cartas a un joven poeta Rainer Maria Rilke Rialp, 2016 96 páginas, 9 euros

La pasión de escribir

Desde hace muchos años, el libro que más he recomendado —y a menudo regalado— a mis estudiantes que querían dedicarse a escribir ha sido Cartas a un joven poeta de Rainer Maria Rilke (1875-1926), publicado originalmente en 1929. Se trata de las diez maravillosas cartas que Rilke le remite entre el 17 de febrero de 1903 y el 26 de diciembre de 1908 a Franz Xaver Kappus, un cadete de la academia militar austriaca que deseaba ser poeta. Con la primera carta Kappus le envía unos versos y Rilke, desde París, después de disculparse por su demora en contestarle, le responde: «En sus versos echo en falta una voz propia, si bien contienen los callados y encubiertos balbuceos de algo personal». A renglón seguido, con rotundidad le recomienda al joven que desista de su afán por hacer versos, salvo que se adentre en sí mismo y descubra que se moriría si se le prohibiera escribir.

La cantante Lady Gaga se tatuó —en alemán antiguo— esa frase de la primera de las cartas para recordar todos los días, según explicó, que para ella «escribir canciones es como respirar». Muchos

jóvenes de hoy pueden descubrir también en la lectura de estas cartas el sentido de su vocación artística, el alma de su vida intelectual. Son una atractiva invitación a volcarse hacia adentro, a construir toda la existencia en torno a esa necesidad de escribir. «Su vida debe convertirse —propone Rilke —, hasta en sus aspectos más indiferentes y nimios, en signo y testimonio de esa pasión».

Después, Rilke aconseja a Kappus que renuncie a los poemas de amor y no aborde temas generales sino los que le proporcione su día a día: «Si su vida cotidiana le resulta pobre, no la acuse a ella; cúlpese a usted mismo, dígase que no es lo suficientemente poeta como para extraerle sus riquezas. Para el verdadero creador no hay pobreza ni lugares comunes».

Estas cartas, remitidas hace más de cien años, siguen siendo frescas y actuales. Son útiles tanto para quienes quieran ser poetas como para quienes aspiren a convertir su vida en una obra de arte.

DIEGO FERMÍN noviembre 2022 Nuestro Tiempo —91
Libros
Clásicos: otra mirada

Cine

Ama a tus personajes

99

títulos ha rodado Godard, fallecido en septiembre de 2022 a los 91 años.

puntos más que los críticos han concedido, los espectadores a las películas más taquilleras del año.

En la vida, como en el cine, querer a quienes pueblan el guion es la única forma de hacerlos humanos, creíbles, auténticos. Aunque las comparaciones son odiosas, Los perdonados y La isla de Bergman nos enseñan cómo construir un buen personaje y cómo echarlo a perder

texto y críticas Ana Sánchez de la Nieta

«Ama a tus personajes». Con esta frase resume el gurú del guion Robert McKee el método más eficaz para construir papeles creíbles y con gancho. Es imposible pensar que Indiana Jones, E.T., el mago de Oz o incluso Vito Corleone hayan salido de un escritor indiferente y desganado. No se puede crear un buen personaje si no se le quiere, si no se le respeta.

Pensaba en la frase de McKee porque he visto recientemente dos películas, en cierto modo parecidas y que, sin embargo, están a años luz en su capacidad de conmover. Los perdonados se estrenó en España en julio y adapta la novela homónima de Lawrence Osborne: la historia de un matrimonio maduro —él médico

y ella escritora— que viajan a Marruecos para participar en una fastuosa fiesta llena de excesos. Pretenden, de paso, recuperar su maltrecha relación. En el trayecto atropellan y matan a un joven marroquí y este suceso trastocará sus vidas. La película esgrime dos protagonistas de lujo —Ralph Fiennes y Jessica Chastain— y, sin embargo, recibió un potente y merecido varapalo por parte de la crítica, porque el guion naufraga en un aspecto clave: el diseño de los dos protagonistas. En ningún momento llegamos a entender sus motivaciones ni sus metas, las razones por las que actúan. Lo que se cuenta es dramático, pero resulta casi imposible empatizar con ese drama.

92—Nuestro Tiempo noviembre 2022
NÚMEROS 19
Jessica Chastain y Ralph Fiennes protagonizan un drama en el que resulta difícil empatizar con los personajes.

Pocos días antes, Mia Hansen-Løve guion y dirección— estrenó La isla de Bergman, una historia escrita y dirigida por ella y protagonizada por otro matrimonio —esta vez de cineastas americanos— que viaja a la isla de Faro, el lugar donde Igmar Bergman escribió la mayoría de sus películas, en busca de inspiración. Tenemos una pareja en crisis, aunque de menor intensidad, y otro viaje exótico.

Sin embargo, la indefinición de los protagonistas de Los perdonados y la falta de empatía que produce en el espectador se vuelve todo lo contrario en La isla de Bergman. Conocemos y comprendemos a los personajes, a pesar de que el incidente detonador —el primer punto de giro que hace avanzar la acción— es mucho más fuerte en el primer film que en el segundo. ¿Qué hace diferente la cinta de HansenLøve?

Robert McKee señala la importancia de que el guionista saque de su propia experiencia, de su intimidad, de su autoconocimiento, la interioridad, las razones de los personajes, su vulnerabilidad y su valía. Eso hace Hansen-Løve: un trabajo muy cuidado de desarrollo de los papeles y, sobre todo, la cineasta se ha enamorado de sus protagonistas. Los ha creado a su imagen y semejanza, a partir de sus recuerdos y sentimientos, de sus inseguridades y de sus afirmaciones. No puede no amarlos porque, en cierto modo, son ella misma. Y ese amor se traslada del libreto a la pantalla, y también de la pantalla al espectador.

No diría yo que a un personaje así creado se le perdone todo. Con ese mimo, algunos guionistas han escrito papeles perversos, cínicos y malvados. De la pluma de autores enamorados han salido Hannibal Lecter, el Joker o Darth Vader. Los espectadores los hemos temido e incluso he-

mos llegado a odiarlos… pero no pudimos despreciarlos y nos resultan imposibles de olvidar. Por más que lo hayamos intentado, no hemos conseguido que nos parezcan indiferentes. Quizás porque, en el fondo, los hemos comprendido: hemos descifrado la herida del hijo en el Joker o la del padre en Darth Vader y, aunque nos horrorice el canibalismo de Hannibal Lecter en El silencio de los corderos, algo nos dice —como a la psicóloga Clarice Starling— que ese absoluto descoloque de piezas puede tener una razón que no sea solo la maldad. Intuimos también que, con toda probabilidad, Thomas Harris, al inventar a Lecter, trabajó sobre todo el motivo último de su comportamiento. Para entenderle y, si no podía amarle, al menos para tratar de redimirle. Si eso se hace con un villano, qué no hará un guionista con su héroe. Su trabajo es el de un artista que extrae de su propia humanidad los resortes para infundir espíritu a sus creaciones.

En la vida real, todos tenemos algo de guionistas cuando nos enamoramos de los personajes que pueblan nuestro día a día. Del portero que nos saluda al salir del edificio, de la taxista que quizás no habla porque le preocupa su futuro e incluso de ese vecino que siempre encuentra algo que recriminarnos antes de pronunciar un buenos días. Si conocemos sus historias, sus metas, sus dolores y fallos, será más fácil entenderlos y enamorarnos. Y convertirlos en héroes y construir con ellos la mejor película, la de la propia vida. Nt

TELEGRAMAS

a por el óscar Carla Simón ha sido la primera española en ganar el Oso de Oro en la Berlinale con su película Alcarràs. Quizá por alcanzar ese hito la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas la ha elegido para representar a España en los Óscar 2023, que se celebrarán en Los Ángeles en marzo.

vuelve el terror

El Festival de Sitges, el más importante de cine fantástico y de terror en España, se celebró entre el 6 y el 12 de octubre. Se proyectaron en torno a doscientos largometrajes. Entre los premiados destacan el italiano Dario Argento, que recibió el Golden Honorary Award, y cineastas como Quentin Dupieux, Ti West o Masaaki Yuasa

crítica vs. espectadores 2022 es el año en el que las valoraciones de los críticos de cine y las del público más difieren en las últimas dos décadas. Una de las posibles explicaciones es que estos meses se han estrenado más películas de acción de lo habitual, que suelen ser menospreciadas por los profesionales y alabadas por los espectadores.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —93
Carla Simón Sylvie Ohayon Quentin Dupieux George Clooney Julia Roberts

El blanco que cantaba como los negros

Elvis

Guion: B. Luhrmann, C. Pearce, J. Doner, S. Bromell

Dirección: Baz Luhrmann

Reino Unido, 2022

Para amantes del rock and roll

Había mucha expectación por ver qué había hecho el director de Moulin Rouge, Romeo y Julieta y El gran Gatsby con el biopic de Elvis Presley. Es conocido el gusto de Baz Luhrmann por lo abigarrado, lo barroco y lo excesivo. Y la vida del rey del rock and roll —llena de música, drogas y purpurina— no podía conectar mejor con las obsesiones del cineasta australiano. El autor de algunos de los fashion films más famosos de Chanel lleva su estilo al culmen en Elvis

Luhrmann aborda la biografía del músico desde la relación que tuvo con Tom Parker, su manager durante dos décadas. Tom Hanks clava el personaje de Parker, un hombre astuto y algo maquiavélico que supo descubrir el talento de Presley cuando solo era un chaval pero que mantuvo después una insana lucha de poder con el cantante. La interpretación de Austin Butler como Elvis también es sobresaliente.

La película está diseñada como un gran espectáculo para ver en pantalla grande. Los va-

lores de producción —desde el vestuario, la puesta en escena y, sobre todo, la música— son apabullantes. Igual que el trabajo de edición. Elvis está editado como un larguísimo videoclip: con ritmo, velocidad e intensidad. Y eso, que en principio puede verse como un piropo, acaba pasando factura a la película, que se alarga hasta unos excesivos 159 minutos de imágenes sin pausa.

La incombustible y clásica guerra de sexos

Viaje al paraíso Guion: Daniel Pipski, Ol Parker Dirección: Ol Parker Reino Unido, 2022 Si añoras el cine clásico.

David ( George Clooney ) y Georgia (Julia Roberts) llevan veinte años divorciados y no se pueden ni ver, pero viajarán juntos a Bali para impedir que su hija se destroce la vida. La novia de América y el heredero de Cary Grant habían coincido antes en tres películas —Ocean´s Eleven, Ocean´s Twelve y Money Monster—. La cinta opta por seguir al dictado las normas de la comedia romántica, con su narrativa clásica, sus réplicas rápidas, su guerra de sexos, sus escarceos con el slapstick (o comedia física) y su happy end

Viaje al paraíso es uno de esos films que quizás no pasen a la historia del cine por su originalidad, pero a la que hay que otorgarle el mérito de presentar un relato atractivo de segundas oportunidades, muy bien interpretado y cuidado con mimo en su producción. Con otras palabras, un magnífico divertimento, que eso, en el fondo, es lo que es el cine.

El superpoder de mantener una pareja unida

Una historia de amor italiana

Guion: P. Genovese, R. Ravello

Dirección: Paolo Genovese Italia, 2021

Para hablar después de la peli.

El título original de esta dramedia romántica —Superhéroes— hace referencia a la dificultad de mantener una pareja unida. La película nos cuenta los vaivenes de Anna y Marco durante diez años, desde su apasionado primer encuentro hasta la madurez de su relación.

Es cierto que a la cinta le sobra, en algunos tramos, un exhibicionismo que, narrativamente, aporta poco y rompe la elegancia del relato. Pero esta frivolidad —aunque oscurece— no llega a ocultar el interesante planteamiento de fondo: un análisis de cómo el dolor y el sufrimiento —inevitables, y que vienen en forma de enfermedad, crisis o simplemente paso del tiempo y desgaste— terminan siendo muchas veces el ingrediente definitivo para la unión de dos personas.

La fragmentación exige un espectador atento. Las interpretaciones están llenas de naturalidad y las subtramas funcionan para plantear un escenario muy actual, cínico en ocasiones pero abierto a la esperanza.

94—Nuestro Tiempo noviembre 2022 Cine

Familia no hay más que una

Héroes de barrio

Guion: Ángeles Reiné, Antonio Prieto

Dirección: Ángeles Reiné España, 2022

Cine familiar que divierte y enseña.

A sus nueve años, Paula sueña con ser futbolista y con volver a ver juntos a sus padres, separados desde hace tiempo. Un día, el padre de Paula presume delante de sus amigos de conocer a Joaquín, el famoso delantero del Betis, y lo que parecía una inocente broma termina convirtiéndose en una hilera de problemas y malentendidos.

El cine familiar español está en racha y esta película es un nuevo ejemplo. Se construye en torno a un acontecimiento muy sencillo —el sueño de Paula— y, a partir de ahí, se desarrollan los personajes fundamentales, las subtramas y el mensaje.

No hay cuento sin moraleja, tampoco los de Pixar. Y aquí la lección es una defensa a ultranza de la verdad, de ser auténticos, de ir de frente y sin miedo a las consecuencias… porque siempre serán preferibles a las de la más pequeña de las mentiras.

Aventura adrenalítica

Dior y sus modistas

Rescate en las profundidades

Guion y dirección: E. Chai, J. Chin EE. UU., 2021

Cómo contar de nuevo un suceso mediático que llenó las portadas.

En el verano de 2018 una inocente excursión adolescente se vuelve la pesadilla de trece jóvenes atrapados en una cueva de Tailandia. El rescate fue uno de los acontecimientos mediáticos más importantes de los últimos años y ha dado lugar a multitud de reportajes, una película (Trece vidas, dirigida por Ron Howard ) y este documental, quizás la producción más inestimable de las que se han centrado en este suceso.

El largometraje, premiado en los festivales de Sundance y Toronto, cuenta con unos valiosísimos testimonios de los protagonistas del suceso, que sirven para conocerlos y entender la motivación de su trabajo. Los gráficos e infografía —muy cuidados— ayudan a comprender la complejidad de la operación. Al final, pese a su carácter periodístico, el documental se consume como una apasionante película de aventuras.

Alta costura

Guion: S. Ohayon, S. Verheyde Dirección: Sylvie Ohayon Francia, 2021 Si te gusta el cine elegante.

Curiosa mezcla de drama glamuroso y cine social. La película ahonda en la relación entre Esther, la jefa de costureras del taller de Dior en París, y Jade, una chica con talento que vive en los suburbios de la capital francesa. Al principio, la relación es conflictiva y desconfiada, pues se mueven en dos mundos muy diferentes, pero Esther es consciente del talento de Jade y no quiere soltarlo.

Sin dejar de subrayar la magia que envuelve el mundo de la alta costura, la guionista y directora del film, Sylvie Ohayon, se centra en su parte más desconocida: la de la labor de las costureras, que son, en definitiva, las verdaderas protagonistas de cada colección.

La cinta es muy clásica desde la perspectiva narrativa, está muy bien interpretada y cuenta con momentos de una estética muy elegante —como no podía ser de otra manera en una película sobre Dior—. Y, sobre todo, al final, es un homenaje a la belleza del trabajo bien hecho, también a aquel que no se ve.

El síndrome del nido vacío

Mis queridísimos hijos

Guion y dirección: Alexandra Leclère Francia, 2021

Comedia francesa con moraleja.

El cine francés vuelve a conquistar al público y a la crítica con esta comedia generacional que cuenta la treta que inventa un matrimonio maduro para conseguir que sus hijos —abducidos por sus trabajos y compromisos sociales— les visiten. La broma sacará a la luz, por una parte, la soledad de muchas personas mayores que lo han dado todo por unos hijos incapaces de corresponder cuando son adultos. Y, por otra, la necesidad de estos jóvenes adultos de seguir contando con el referente de sus padres.

Además del hilarante trabajo de los veteranos Josiane Balasko y Didier Bourdon y de algunas situaciones francamente divertidas, la película brilla por su lúcida radiografía de una sociedad demasiado materialista, sin apenas recursos morales y con unos ideales de vida paupérrimos.

noviembre 2022 Nuestro Tiempo —95

Series

Más series que lentejas

NÚMEROS

1000 11%

más

La guerra del streaming ha traído una inabarcable hemorragia de títulos. ¿Estamos viendo series por encima de nuestras posibilidades?

La mayor repercusión del modelo Netflix —el gigante del streaming que revolucionó las reglas del juego seriéfilo hace menos de una década— es que el espectador ha pasado de reinar a gobernar. La audiencia ostenta hoy mucho más poder ejecutivo: decide cuántos capítulos seguidos ver y escoge el horario. Para colmo, el seriéfilo está emancipado del aparato televisivo en torno al que, durante décadas, se organizaba el salón de casa. Ahora vemos las series también en un móvil, una tablet o un ordenador, en el tren, en la habitación o en el baño. Aunque se podían grabar

millones de dólares es el presupuesto que se calcula para Los anillos de poder. La primera temporada ya ha costado 462 millones.

los episodios para disfrutarlos después o verlos en DVD cuando la serie hubiera terminado, las plataformas de streaming le han pegado una voltereta al proceso. Lo que antes era una posibilidad hoy es la norma.

Como ocurre en cualquier innovación, la competencia se ve obligada a renovarse o morir. El terremoto que supuso el éxito de Netflix forzó a mover ficha: cadenas generalistas que reforzaron su plataforma (CBS All Access en EE. UU., HBO creando filiales regionales que, además, apostaban por el contenido local, como en el caso

96—Nuestro Tiempo noviembre 2022
de hogares en 2021 han pagado por plataformas como Netflix, HBO o Amazon Prime, comparado con datos de 2020. texto Alberto N. García [Com 00 PhD 05], profesor titular de Comunicación Audiovisual y crítico cultural La eclosión de nuevas plataformas ha modificado las reglas tradicionales de la pequeña pantalla. FOTO: BASTIAN RICARDI, UNSPLASH.

de Patria), empresas nativas de internet que producen contenidos seriales propios (Hulu, Amazon, YouTube), conglomerados que apuntalan sus estrategias de consumo online (Movistar Plus en España, Stan en Australia) o, por citar el último en llegar a la fiesta, multinacionales tecnológicas que empiezan a crear series de boutique (Apple).

Esta generalización del modelo Netflix —que, como evidencia el reciente estancamiento de sus suscriptores, parece haber tocado techo— ha fortalecido una tendencia que la serialidad llevaba más de una década alimentando: la globalización de los contenidos. Todo el mundo quiere ver el último episodio de The Mandalorian o La casa del dragón cuanto antes, por lo que ya hace años que se acortaron los tiempos entre la emisión en un país y otro. Pero con la generalización del streaming la cosa ha ido un paso más allá: series que hace años tendrían un público muy reducido y local cuentan ahora con muchas más posibilidades de viajar por los seis continentes. Por ejemplo, Netflix ha popularizado una estupenda y vibrante producción israelí (Fauda) o ha convertido en fenómenos planetarios la española La casa de papel y la coreana El juego del calamar. Hay decenas de casos similares en todas las plataformas con lo que, a pesar de lo que predican los apocalípticos, una vez más se demuestra que la globalización y el libre movimiento de ideas y productos… ¡benefician la diversidad en lugar de constreñirla!

Este nuevo paisaje de cadenas, plataformas, cuentas compartidas y fondo de armario ha convertido la ficción televisiva en un universo ingente, inmanejable. Como investigó Mikel Labastida en un reportaje publicado en Las Provincias, en

junio de 2022 un español tenía a su alcance un catálogo de 4382 series. Ante esta situación, habrá quienes sufran ansiedad y caigan en un lamento de rico: que si la burbuja va a estallar, que si se estrena mucha morralla, que si la edad dorada ha pasado, etcétera. Es una queja que se puede hacer desde el privilegio: el precio que paga el público por la abundancia, por la facilidad de acceso a las grandes series clásicas en los archivos de las plataformas, por propuestas muy segmentadas para sus nichos de edad o de gustos, el precio, decíamos, es que las horas del día son limitadas. Peor es trabajar en una mina.

Sí, puede que la inmensa oferta esté haciendo que el umbral de aguante del espectador mengüe, puesto que existen tantas otras cosas interesantes por ver que, vaya, uno puede cambiar de serie más fácilmente. Pero si le damos la vuelta al argumento también emergen beneficios: se ofertan más teleficciones con una longevidad mayor. Quizá ya no recordemos que antes nos gustaba un relato y, de repente, zas, lo cancelaban en su noveno capítulo por su escasa audiencia. Eso ya no ocurre en el streaming; la temporada completa está asegurada. De igual forma, ahora tenemos acceso a muchas historias minoritarias que sobreviven precisamente porque no solo hay más abundancia de series para el público, sino que hay más abundancia de públicos para las series. Así, ese producto que solo ven cuatro gatos en Estados Unidos, al sumar cientos de gatos en otros países, se convierte en rentable y puede terminar de contar su arriesgada historia en una segunda temporada. De modo que, ante la pregunta de la entradilla, bastaría con traer la sabiduría del refranero español: «Si tienes pan y lentejas, ¿de qué te quejas?». Nt

La noche más larga

APUNTES

‘hermanos de sangre’ de la aviación

Steven Spielberg y Tom Hanks regresan a la pequeña pantalla. Si Band of Brothers y, en menor medida, The Pacific han sido hitos, parece que Masters of the Air volará alto. La miniserie narra las aventuras de los pilotos aliados que lucharon contra los alemanes en la II Guerra Mundial. Épica.

jodie foster en ‘true detective’ Desde aquella primera temporada con McConaughey y Harrelson patrullando las marismas de Luisiana, True Detective se ha reseteado por completo en cada nueva entrega. Para su cuarta temporada contará con Jodie Foster, que investigará la desaparición de seis hombres en el largo invierno de Alaska. Gélida.

quedan horas de ‘la noche más larga’ Una de las series españolas recientes más efectivas ha sido La noche más larga. Este infartado thriller —inspirado en el clásico Río Bravo de Hawks— narra el asalto a una prisión psiquiátrica. Disparos, persecuciones, acción y dilemas morales que tendrán segunda temporada. Adrenalínica.

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Masters of the Air True detective

Música

RÉCORD ANTES DE SALIR

«Go Your Own Way» fue el primer single en publicarse, pero antes de hacerlo marcó un hito para Warner: se prerreservaron 800 000 ejemplares, la mayor cantidad de la historia de la compañía.

Fleetwood Mac y la cadena que no se rompió

Se cumplen cuarenta y cinco años del lanzamiento de Rumours, uno de los discos más vendidos de la historia. Su éxito no se entiende sin la intrahistoria de Fleetwood Mac durante la grabación.

texto Daniel Dols Bruno [His Com 19]

Hay un momento en The Dance, el concierto que dio Fleetwood Mac en 1997, en el que Stevie Nicks se gira hacia su exnovio, Lindsey Buckingham , que está a la guitarra, y le canta «Silver Springs» como si fuera el epitafio que quisiera dejar en la tierra: «You’ll never get away from the sound of the woman that loves you. / Time cast a spell on you, / but you won’t forget me». Ella le había querido, él había querido a otra, y ahora ella le maldecía. La canción se había publicado veinte años antes, aunque al principio quedó excluida

de Rumours, un disco que reventó todas las listas de éxitos y marcó una época. Sí apareció como single, sin embargo, «Go Your Own Way», la canción que Lindsey Buckingham le dedicó a Stevie Nicks y en la que ella tuvo que hacer los coros y cantar luego en directo: «You can go your own way/ You can call it another lonely day».

No siempre fue así. Buckingham y Nicks se habían conocido en el 68, y en el 73 sacaron su primer y único disco como dúo, que pasó desapercibido por parte del

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De izquierda a derecha: Mick Fleetwood, Christine McVie, John McVie, Stevie Nicks y Lindsey Buckingham.

público y la crítica. El sueño de dedicarse a la música declinaba cuando llegó la oferta de unirse a la banda británica Fleetwood Mac. Uno de sus fundadores, Mick Fleetwood, había echado de la agrupación al cantante y guitarrista por acostarse con su mujer y contactaron con Buckingham, que exigió que la oferta incluyera también a Nicks. La banda inglesa, que ya había cambiado diez veces a alguno de sus integrantes, aceptó por necesidad: tenía que acabar la gira en la que andaba inmersa y preparar su siguiente álbum.

La historia de Fleetwood Mac durante la grabación del disco es tristísima: el bajista, John McVie, se estaba divorciando de la teclista, Christine McVie , por los problemas con la bebida de él y la infidelidad de ella con un productor de Iron Maiden; el batería y líder, Mick Fleetwood, había descubierto que su mujer le engañaba con un amigo y tampoco podía controlarse su adicción al alcohol; y Lindsey Buckingham y Stevie Nicks, que habían terminado su relación por los cuernos de él a ella, entraron en una espiral tóxica en la que ambos llevaban a sus ligues al estudio para dar celos al otro. La guinda a semejante fusión de desamores y odios la pusieron el alcohol y las drogas: su única forma de cumplir con lo que les exigía el contrato con Warner. Fleetwood llegó a proponer la idea de incorporar al camello de la banda en los títulos de crédito del disco.

La grabación comenzó en 1976 en los legendarios estudios de Record Plant, en Sausalito (California). A ninguno le apetecía estar ahí. Las chicas de la banda decidieron quedarse en un apartamento y los chicos en otro. «La casa en la que estábamos era como un burdel con habitaciones oscuras, gruesas alfombras, tanques de alcohol y una generosa variedad de dro-

gas», dijo Mick Fleetwood. El horario de grabación comenzaba a eso de las siete de la tarde, cuando llegaban al estudio para escribir y probar sonidos. Después se iban de fiesta, cada uno por su lado. De madrugada volvían a juntarse para grabar y cuentan que todos los días al menos uno de ellos terminaba llorando.

Las letras, a cargo de Christine McVie, Nicks y Buckingham, son el diario en el que volcaron lo que estaban atravesando. Los dardos de Buckingham están presentes en canciones como «Never Going Back Again», «Go Your Own Way» o «Second Hand News» («Una cosa creo que deberías saber: no te voy a echar de menos cuando te vayas»). Los de Nicks en «I Don’t Wanna Know», «Silver Springs» o «Dreams» («Escucha con atención el sonido de tu soledad»). Los de McVie, la menos agresiva, en «Don’t Stop» o «Songbird» («Y te deseo todo el amor del mundo, pero sobre todo lo deseo para mí»).

Y entre todos esos mensajes cruzados surge «The Chain», la única canción firmada por todos y una de las más conocidas y versionadas. Con una melodía firme y llena de rabia, la letra aparece como una declaración de intenciones en donde se habla de una cadena que nunca se rompe y que les mantiene juntos.

En 1977 se publicó Rumours, titulado así por todas las noticias que aparecieron publicadas en la prensa mientras lo grababan. Estuvo ocho años en el top 100 de ventas de Reino Unido y es el noveno disco más vendido de la historia. El batería de la banda, Mick Fleetwood, dio así por zanjado el asunto: «Nuestros traumas y esfuerzos dejaron de importar en cuanto Rumours alcanzó el número uno de ventas el 21 de mayo de 1977, y desbancó a Hotel California, de los Eagles». Nt

APUNTES

¿mereció la pena? No solo Mick Fleetwood confesó que todo lo ocurrido fue necesario para sacar su mayor éxito. «Las canciones nunca habrían aparecido sin todas las cosas malas que sucedieron entre nosotros. Todos estábamos tratando de romper lazos, y cuando estás así no quieres ver a esa persona, no quieres cruzarte con él, no quieres verle al día siguiente, y así durante trece meses», afirmó Nicks, que al año siguiente casi muere por una sobredosis y ahora es una firme activista contra las drogas. Buckingham contó que «puedes escuchar Rumours y decir que el álbum es brillante y soleado, pero todo lo que había debajo era oscuro y turbio». «No nos dimos realmente cuenta del drama que significó hasta que escuchamos el resultado y vimos lo que teníamos entre manos, que compensó la miseria y depresión de todos durante la grabación. Si todo hubiera sido maravilloso, si nos hubiéramos llevado bien, las canciones no habrían sido tan buenas», dijo Christine McVie

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DISCOGRAFÍA
Rumours (1977) Tusk (1979) Fleetwood Mac (1975) Mirage (1982) Tango in the Night (1987)

Escena

La otra resurrección

El

Tras el éxito de hace tres años con el Réquiem de Mozart, Romeo Castellucci vuelve a Aix-en-Provence con una escenificación de la Segunda Sinfonía de Mahler.

texto Felipe Santos [Com 93] @ultimoremolino fotografía ©Monika Rittershaus

«Cuando uno encuentra bajo su tierra, en su propio suelo, un cuerpo enterrado, sospecha que no está solo». En la novela Centroeuropa el escritor Vicente Luis Mora se pregunta por esas huellas de la historia que vuelven a nosotros cuando alguien decide sepultar a un ser querido en lo que años atrás fue un campo de batalla. El protagonista encuentra el cadáver de un soldado en un lugar indeterminado de la frontera entre Prusia y Polonia cuando se disponía a cavar una tumba para su esposa recién fallecida. El relato juega con la atemporalidad de un pasado que se hace presente y

romeo castellucci, en el programa de ‘resurrección’ «Nadie podría haber previsto esta dolorosa superposición de arte y realidad, que hoy parece una profecía atroz. ¿Cómo soportar la exactitud inconsciente de estas imágenes en el escenario?»

lo cambia por el inapelable efecto de la memoria. «Nada empieza en un punto exacto —dirá más adelante—. Nuestra vida no comienza del todo en nuestro nacimiento».

Ese mismo resorte, la tierra como trasunto de una memoria inestable que muta el presente, configura la propuesta de Romeo Castellucci de la Segunda Sinfonía de Gustav Mahler, llamada Resurrección. El director de escena italiano ha rehabilitado para esta representación el estadio de Vitrolles, en la Provenza francesa: un inmenso edificio de hormigón abandonado y vandalizado, obra del arquitecto

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estadio de Vitrolles llevaba viente años sin uso hasta que Castellucci lo rehabilitó dejando intactas las huellas del tiempo.

Resurrección, Sinfonía n.º 2 de Mahler. Estrenada el cuatro de julio en el estadio de Vitrolles.

Director de escena, escenografía, figurines e iluminación: Romeo Castellucci

Director musical: Esa-Pekka Salonen Soprano: Golda Schultz

Contralto: Marianne Crebassa Coro Joven, Coro y Orquesta de París. Una grabación de esta producción puede verse gratis en arte.tv.

Rudy Ricciotti. Desde su inauguración en 1994 había caído en desuso —todavía están a la vista los grafitis que se han ido dibujando con los años— y se llenó de toneladas de tierra para este espectáculo. De ella emergen los cuerpos mal enterrados que, como los malos recuerdos, terminan siempre por aflorar a la superficie. Primero una mano, luego el brazo, hasta que algún transeúnte lo encuentra en un inocente paseo. Aquí lo hace un gran caballo blanco, como sacado de una partida de ajedrez, que contrasta con la oscuridad del espacio que se convertirá después en una fosa común de una matanza cualquiera, en un país cualquiera, en un momento histórico cualquiera.

Estos enterramientos urgentes, masivos y descuidados pretenden tapar los crímenes. Pero los cadáveres se resisten a desaparecer sin más y vuelven una y otra vez como si se revolvieran para una última resurrección: la que otorga la memoria colectiva, la vindicación de una injusticia que quedó pendiente de reparación.

Romeo Castellucci empezó a trabajar en este proyecto en verano de 2021. Él mismo confiesa en las notas al programa lo que entonces era inimaginable: que el estreno pudiera realizarse mientras un país invadía otro y amenazaba la estabilidad mundial. Por desgracia, la historia se repite. A Camboya, Darfur, Srebrenica o Ruanda hay que añadir hoy poblaciones como Bucha o Izium en Ucrania, la primera de ellas a escasa media hora en coche del célebre barranco de Babi Yar, en las afueras de Kiev, donde las tropas nazis asesinaron en la Segunda Guerra Mundial a unas cien mil personas en su avance hacia Rusia.

Durante cincuenta y dos minutos, la primera mano que desentierran los voluntarios de Naciones Unidas deja paso a la

exhumación de ciento sesenta cadáveres. El proceso es tedioso, lento, cansado y desafía, a medida que avanza, la lógica más pura del teatro, que demandaría mayor ritmo y brío a la historia. Pero aquí el mensaje también es el medio. El goteo de cuerpos, entre los que podemos distinguir varios bebés, parece interminable. Es difícil sustraerse al recuerdo de cualquier imagen que represente el juicio final.

Cuando suenan los primeros compases de Urlicht, el lied que abre el cuarto movimiento, todos parecen detenerse para escuchar la cálida y bella voz de Marianne Crebassa al cantar los primeros versos: «¡Oh, pequeña rosa roja, los hombres pasan tanta necesidad, tanto dolor! Me gustaría estar en el cielo». Igual que los espigadores de Millet, los voluntarios reanudan poco a poco sus trabajos después de este trance. Con los compases del quinto movimiento, las tareas han concluido en la fosa, y los cuerpos, hasta entonces alineados en los alrededores, se introducen en varias furgonetas. Tan solo una voluntaria se resiste a abandonar el lugar; no se fía de su vista y sigue removiendo la tierra compulsivamente.

El coro en pianissimo entra cuando la voluntaria se despoja de su traje protector y lo abandona en el escenario, como si fuera un sudario olvidado o aquella piel desinflada del san Bartolomé que Miguel Ángel pintó en el frontis de la Capilla Sixtina y a la que dio su propio rostro. El lugar se vacía de personas, y los últimos vehículos salen hasta dejarlo en penumbra. La grabación audiovisual de la producción utiliza aquí imágenes sin público, sin orquesta, para desplegar la última metáfora visual: la de un diluvio sobre la tierra removida que ahora es purificada, bautizada, sin cuerpos fuera de su lugar. Nt

APUNTES

Sobre el director

Tres años han pasado desde que Romeo Castellucci presentó con gran éxito su versión escenificada del Réquiem de Mozart De aquel momento dimos cumplida cuenta en esta sección (Ver Nuestro Tiempo, 704), y al director italiano le han llovido ofertas desde todos los festivales de renombre para que forme parte de su programación. El primero fue el Festival de Salzburgo, que, tras un Don Giovanni algo descafeinado en 2021, volvió este año con un programa doble: El castillo de Barbazul, de Bartók, y la cantata-oratorio De temporum fine comoedia, de Carl Orff, en los que continúa su exploración del sentido de la muerte y, al igual que hizo meses antes en Aix-en-Provence, de la vida más allá del fin.

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FICHA ARTÍSTICA

Arte

el reverso de la biografía «Soy la única mujer que dejó a Picasso, la única que no se sacrificó al monstruo sagrado», escribe Françoise Gilot en Mi vida con Picasso. El libro de memorias de la artista —la única de las amantes del genio que terminó bien— resulta un documento fascinante como relato psicológico. De alguna manera toca el contrapunto de las biografías de él.

Prohibido pintores inmorales

Una ola revisionista busca mirar el arte más allá del cuadro. La moralidad de los artistas parecía una pregunta desfasada, pero hoy no se juzga solo la calidad de una pintura sino también el comportamiento de su autor.

El libro La anatomía topográfica del hombre, de Eduard Pernkopf, se considera el mejor manual de dibujos anatómicos del mundo por el nivel de detalle que rebosan sus láminas, pero su contexto es estremecedor. Para dibujarlo, Pernkopf, austriaco afiliado al partido nazi, diseccionó durante el año 1939 centenares de cadáveres de personas asesinadas por el régimen. Esos son los tendones, los músculos, los párpados retratados en el mejor mapa anatómico de la historia. ¿Es lícito usar un libro como ese para aprender la medicina?

Cuando le piden a un niño pequeño que dibuje un coche, siempre le pinta las cuatro ruedas. De hecho, es imposible ver al mismo tiempo todos los neumáticos, pero el niño no pinta con los ojos: pinta con la cabeza. Sabe que el coche tiene cuatro ruedas y quiere que su dibujo sea realista, así que va y las estampa en el papel. En cierto sentido, cuando nos horroriza el Atlas de Pernkopf lo miramos como ese niño que pinta: no podemos evitar sentir repugnancia por el contexto del libro. Esta actitud ante las formas de creación, y en particular

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Fränzi ante una silla tallada, Ernst Kirchner, 1910. Se conserva en el Thyssen.

reescribir la historia

El feminismo revisa los cánones del arte. Un ejemplo reciente es el libro Las invisibles de Peio H. Riaño, que analiza dieciocho obras del Prado para sostener la tesis de que los museos tergiversan la historia, ignoran a las artistas, corrompen el sentido de las obras, ocultan la violencia contra las mujeres y eliminan el contexto. En una entrevista en 20minutos, el escritor asegura que hay que «repolitizar» los museos, abrir la comprensión del arte «a algo más que los pinceles y los colores» y «revisar el pasado con los ojos del presente».

ante el arte, es específicamente contemporánea. El revisionismo histórico de obras y autores se propugna hoy desde distintos púlpitos, y uno frecuente es el feminismo.

La historiadora española Déborah García hizo notar en Twitter a finales de septiembre un dilema de algún modo similar sobre el pintor Ernst Kirchner. A Kirchner, uno de los padres del expresionismo alemán y fundador del grupo Die Brüke [El puente], se le conoce principalmente por su técnica pictórica y porque los nazis quemaron parte de su obra al considerarla «arte degenerado». Lo que no cuentan con frecuencia sus fichas biográficas son las sospechas bien fundadas de los abusos sexuales que cometió contra niñas pequeñas. García muestra en la red social varios cuadros y dibujos en los que usó como modelos a las hermanas Fränzi y Marzella, que con diez años ya posaban desnudas para Kirchner y otros artistas del grupo. La historiadora, después de indicar el dato de que el autor instaló su estudio en la zona más pobre de Dresde porque las modelos resultaban más baratas, reflexiona así: «Tampoco debería costarnos agregar esta información a nuestra mirada para que al mirar estos cuadros los veamos de una manera diferente. Yo amo este cuadro [Chica con gato], pero nunca será igual».

La liebre ya saltó en Francia en 2017 tras el estreno de la película Gauguin, viaje a Tahití, a la que algunos medios acusaron de blanquear la biografía del pintor. Paul Gauguin, en efecto, convivió durante un año y medio con una niña de trece años en Tahití, cuando él tenía cuarenta y tres. Además de que ya estaba casado, la diferencia de edad resultaba llamativa incluso entonces. Ella, Tehura, aparece retratada en la película por una actriz de diecisiete. De aquella relación turbia proceden obras

maestras de la pintura como Tehemana tiene muchos padres, Mujer con un mango o El espíritu de los muertos vela. Gauguin cuenta en Noa Noa, su libro de memorias, que se casó con ella por el rito tradicional tahitiano y que fue su esposa y modelo. A mediados del siglo xx, el antropólogo Bengt Danielsson siguió la pista de Tehura hasta determinar que murió por la gripe de 1918. Sin embargo, la historiadora del arte Linda Goddard, de la Universidad de Saint Andrews de Escocia, piensa que las pruebas no son concluyentes y que es probable que Tehura fuera más que nada un invento de Gauguin, una especie de amalgama de la mujer polinesia perfecta. Su opinión es minoritaria entre los expertos.

Últimamente la polémica la protagoniza Picasso, ya que en 2023 se va a cumplir medio siglo de su muerte y tanto España como Francia celebrarán el Año Picasso. Las mujeres de su vida, a las que maltrataba psicológicamente según multitud de testimonios —dos se suicidaron y otras dos acabaron sus vidas con graves enfermedades mentales—, fueron también las modelos de muchas de sus obras, y los ministros de Cultura de ambos países se han apresurado a disculparse por adelantado por rendir homenaje a un hombre así.

La pregunta por la moralidad en el arte y en los artistas parecía desfasada, pero el feminismo ha vuelto a ponerla encima de la mesa. El periodista Charles McGrath escribió en The New York Times una tribuna en 2012 titulada «Good Art, Bad People» en la que sostiene que la dinámica del arte —del más elevado, puntualiza— lleva por necesidad a comportamientos inhumanos. Si resulta que tiene razón, vivimos una mala época para el arte. Hoy, lo queramos o no, todos miramos las cuatro ruedas del coche. Nt

APUNTES

fränzi en el thyssen En el Museo ThyssenBornemisza de Madrid se conservan ocho cuadros de Ernst Kirchner, entre los que se cuentan paisajes y retratos expresionistas de primer orden. Uno de ellos, Fränzi ante una silla tallada, muestra a una de las niñas de las que el pintor abusó. La ficha de la obra en la web de la pinacoteca no hace ninguna referencia a la relación entre la modelo y el autor. ¿Debería?.

el planeta o el lienzo Otros movimientos también la han tomado con el arte en los últimos tiempos. Con apenas cuatro días de diferencia, dos activistas ambientales pegaron sus manos embadurnadas de pegamento a la Masacre en Corea de Picasso en Melbourne y otros dos lanzaron un bote de sopa a Los girasoles de Van Gogh en Londres. En noviembre le tocó el turno al Prado: dos activistas se pegaron a los marcos de las majas de Goya. Los ecologistas abrieron esta falsa dicotomía: ¿qué tiene más valor: el arte o la vida?

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HISTORIAS MÍNIMAS Ignacio Uría Sin hacer nada

«“No hagan nada”, nos decía el maestro Alejandro Llano con cara de metafísico asturiano, que ya es decir. “Así se piensa mejor. Todo lo más —concedía— pasear. Pasear pensando”»

NO HACER NADA YA ES HACER ALGO. Porque es imposible no hacer nada, afirmación que sonaba —y suena— a trueno bíblico: «¡Israelitas, no estáis haciendo nada!».

También es verdad que, a veces, el culpable es uno mismo. Por ejemplo, en la adolescencia, cuando entrabas en casa de puntillas porque no querías ver a nadie. Entonces, la patrulla materna comenzaba su ronda hasta encontrarte. «¿Qué haces?», preguntaba ella mientras clavaba su pupila en tu pupila azul. Tú, incauto e inexperto, caías en la trampa cual elefante en una trampa para elefantes: «¿Yo?», respondías bajando la mirada, consciente ya de tu culpa, intentando ganar tiempo. «¿Hay alguien más en este cuarto?», decía la inspectora con sarcasmo de fiscal soviético. «Nada, no hago nada». Acababas de delatarte y nadie tiene piedad de los soplones. Al menos, desde que el cine es cine y James Cagney, el enemigo público número uno. «Pues haz algo, alma de cántaro, que no se puede estar mano sobre mano». Ah, la productividad, enemiga nuestra de toda la vida. A continuación, te ponía a limpiar zapatos o bajabas a comprar el pan (y tabaco, noble encargo que se podía cumplir con doce años sin condenarse al fuego eterno).

«No hagan nada», nos decía el maestro Alejandro Llano con cara de metafísico asturiano, que ya es decir. «Así se piensa mejor. Todo lo más —concedía—, pasear. Pasear pensando». Lo afirmaba alegremente. «Hay que ser filósofos ambulantes». Hurra. Y se quedaba tan ancho el zorro peripatético, mientras un brillo socarrón inundaba sus ojos.

Ese nihilismo me resultaba sospechoso porque nunca me gustó Sartre, que tenía mirada de camaleón. También el padre Rivas, SJ, desconfiaba de él en aquellas inolvidables clases de Literatura. «El nihilismo es cosa de alemanes y franceses, que se toman demasiado en serio. A ver qué le cuenta Heidegger a Dios cuando se lo encuentre». Roma locuta, causa finita

Con el paso del tiempo, me di cuenta de que se pueden hacer muchas cosas cuando no haces nada. Cosas valiosas por inútiles. Por ejemplo, dormir la siesta a la sombra de un sauce o andar en bici sin rumbo aunque tengas medio siglo. También, jugar al mus (a cuatro reyes), hablar con el perro o escribir una carta. Qué maravilla mandarla y qué milagro recibirla. Ahora solo las envían los bancos o los alegres caníbales de Tráfico, funcionarios con helicóptero.

En mi primera vida, yo escribía cartas. Solía hacerlo en clase de Administrativo, mientras fingía tomar apuntes. Era una asignatura horrible, pero el tono monocorde del profesor no te distraía. Todo un detalle. También en Derecho Civil I (Obligaciones y contratos), que impartía José Antonio Doral, genio incomprensible y sonriente. Doral no se fijaba en nada, así que podías escribir cartas o llevar casco vikingo. Para él, todo estaba bien. Quizá por haber nacido en Frechilla (Palencia) «cuando era partido judicial» o por las horas que se regaló avistando pájaros en La Nava.

En esta posmodernidad líquida que pretenden que nos bebamos, la verdad es una cuestión de perspectiva. Nada más y nada menos. De modo que las cosas no son lo que son, sino lo que nosotros opinamos (o sentimos, que es peor). Acepto la premisa. Por eso me parece excelente no hacer nada.

Nada como abrazar a un padre que ha perdido la memoria, nada como visitar a los amigos. Nada como escribir esta columna mientras me baño en la música acuática de Händel. Nada como ver una de Pasolini, por ejemplo, El Evangelio según san Mateo

Nada como un gol rojiblanco en El Molinón o andar en vespa por los Pirineos. Nada como llamar por teléfono para ver cómo están, sin pedir nada ni esperar nada a cambio. Por amor o pura amistad, que es lo mismo.

LA PREGUNTA DEL AUTOR

¿Resulta vergonzoso no hacer nada o debemos hacerlo?

@NTUnav Opine sobre este asunto en Twitter.

Nada como el olor a salitre, infantil y cantábrico. Nada como perderse en la sierra de la Culebra, que aún sobrevive. Nada como huir del peligro, cobardemente pero lleno de audacia. Nada como descubrir que nada es fruto del azar y que todo lo que ocurre conviene. Nada como pescar en el puente de Toralla y no pescar nada. Nada como ignorar lo urgente, que debe esperar. Nada como un gin-tonic con gin y tonic. Sin nada más. Hielo y basta. Nada como buscar el misterio en una vieja iglesia. Y encontrarlo y hablar sin ruido de palabras. Como si todo, como si nada.

Ignacio Uría [Der 95 PhD His 04] es profesor de Historia Contemporánea en la Universidad de Alcalá.

104—Nuestro Tiempo noviembre 2022

Natalidad: tan lejos, tan cerca

Las crisis económicas, la precariedad laboral, el retraso de la maternidad, los gastos que implica criar a un hijo, los problemas para conciliar, una pandemia… son algunas de las causas de la falta de niños. Pero también el no haber encontrado a la persona adecuada con quien formar una familia, no querer ser padres, el orden de prioridades, la infertilidad y la imagen no demasiado atractiva que en muchas ocasiones y desde diferentes lugares se da de la paternidad y la maternidad. ¿Por qué no tenemos más hijos? ¿Cuál de todos estos factores pesa más? ¿Por qué al Estado debería importarle la escasez de nacimientos? ¿Por qué muchas medidas para promover la natalidad no funcionan?

LUCÍA MARTÍNEZ ALCALDE

[Fia 12 Com 14], redactora de Nuestro Tiempo y escritora.

la natalidad cae en picado en la mayor parte de Occidente y esto, aunque sea noticia, no es una novedad; la tendencia se ha agravado por la pandemia, pero la curva descendente venía de antes. En España, en los primeros seis meses de 2022 nacieron 159 705 niños, el dato más bajo desde 1941, cuando empezó el registro del INE1. La tasa de fecundidad es menor que la tasa de reemplazo (2,1) desde los años ochenta.

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Además, quienes ahora están en edad de ser padres forman parte de una generación menguada: los que llegaron al mundo en los noventa, cuando la tasa de fecundidad tocó fondo, con un 1,13 hijos por mujer en el peor año de esa década. Actualmente es de 1,19; dentro de Europa solo está peor Malta (con 1,13)2. Francia, conocida por sus políticas familiares generosas, presenta la cifra más elevada con 1,82. En Reino Unido, llevan desde los setenta debajo del 2,1; fue de 1,56 en 2021. Estados Unidos va en descenso desde 1991: era de 1,66 en 2021.

Latinoamérica sigue los pasos de Europa y varios países ya no llegan a la tasa de reemplazo. En un artículo para Aceprensa, Alejandro Macarrón , director de la Fundación Renacimiento Demográfico, menciona a Brasil, Colombia, Uruguay, Chile y Argentina. Despunta a la baja Puerto Rico con un hijo por mujer.

En África, las tasas de fertilidad más elevadas son las de Níger (6,75), Chad (6,22) y Somalia (6,20). La tasa mundial se situaba en 2020 en 2,4. Las previsiones señalan que para 2100 será 1,93. La ONU calcula que el África subsahariana habrá triplicado su población ese año y alcanzará más de tres mil millones. Ocho de cada diez habitantes vivirán entonces entre Asia y África, y solo uno de cada diez en Europa y Norteamérica.

Tras décadas de penalizaciones, China abandonó en 2015 su política de hijo único, pero los nacimientos han seguido cayendo, incluso a pesar de las ayudas del Gobierno. Su tasa de fecundidad de 1,3 constituye un ejemplo de cómo las leyes impactan también en la mentalidad de las personas, no solo en sus conductas. Los expertos indican que dentro de poco la India desbancará a China como país más poblado, aunque su tasa de fertilidad se sitúe ya por debajo del umbral de reemplazo.

quiero tener hijos, pero ¿con quién? Muchas familias desearían más hijos. Y los países necesitan más nuevos ciudadanos para asegurar el reemplazo generacional. En España las mujeres quieren 2 hijos4 pero tienen 1,19. Madrid ya cuenta con más perros y gatos registrados que niños menores de diez años.

Antes de los treinta, el motivo principal más señalado por las mujeres sin hijos, según la Encuesta de Fecundidad del INE (2018), es que se consideran demasiado jóvenes. El 88,1 por ciento de las menores de treinta no había sido madre aún. A partir de esa edad, la razón primera más seleccionada es no haber tenido pareja o que esta no fuera la adecuada6. Estos motivos los comparten los hombres en las mismas franjas de edad.

En España hay casi catorce millones y medio de solteros. ¿Por qué cuesta tanto encontrar pareja —o la pareja idónea—? El miedo al compromiso, la cultura del sexo ocasional y las expectativas inalcanzables por la actitud del «siempre puedo encontrar a alguien mejor» son algunas de las cuestiones que no ayudan a construir relaciones duraderas.

Acompañando al declive de nacimientos en España, otra línea desciende en las gráficas: el número de matrimonios ha disminuido cerca del 27 por ciento desde 1981 a 2021, según datos del INE. Aunque cada vez nacen más niños de parejas no casadas —casi el 50 por ciento del total en 2021—, Alejandro Macarrón asegura que «los matrimonios tienen más hijos que las parejas de hecho y que los hogares monoparentales, y, además, se rompen menos»7. A pesar de eso, las políticas de las últimas décadas no han ido encaminadas a incentivar el matrimonio ni a fortalecer los vínculos familiares ni a defender los derechos de los niños.

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ILUSTRACIONES: ALBERTO ARAGÓN

ENSAYO

Queremos: 2. Tenemos: 1

palos en las ruedas. «Si la brecha entre lo deseado y lo real es tan grande, esa situación nos habla de las carencias de una sociedad», afirma Mariona Lozano, del Centro de Estudios Demográficos, en un artículo de El País, y añade: «Una sociedad que no tiene hijos no se quiere lo suficiente, y eso es responsabilidad de la sociedad, no de las mujeres».

Al 60 por ciento de las mujeres les gustaría o les habría gustado tener más hijos; incluso la mitad de las madres de dos hijos querrían más, pero la falta de tiempo y de dinero se lo impiden, según recoge un estudio de la Asociación Yo No Renuncio. A estos dos motivos, se suman la precariedad laboral, el difícil acceso a la vivienda y el retraso de la maternidad.

El dinero no lo es todo, pero es importante: el coste de criar a un hijo en España ha aumentado un 14,5 por ciento en cuatro años, con un gasto medio de 672 euros al mes8. Como informa Business Insider, el 64,5 por ciento de los trabajadores tienen un salario bruto que ronda los 1.800 euros como mucho. En 2020, casi el 20 por ciento de los empleados ganó el salario mínimo interprofesional. Más de la mitad de las familias monoparentales en España están en riesgo de pobreza.

Otro motivo: la falta de tiempo. Muchos progenitores se plantean si tiene sentido que casi todo su sueldo se vaya en pagar una guardería que cuide de su hijo para que ellos trabajen todo el día… para pagar la guardería de su hijo. En España, siete de cada diez mujeres habrían tenido más hijos si hubieran contado con medidas de conciliación9. Y en Europa, uno de cada cinco trabajadores reconoce vivir un equilibrio pobre entre familia y trabajo10

En tercer lugar, la precariedad laboral y el difícil acceso a la vivienda en España posponen la edad de emancipación (casi el 85 por ciento de los menores de treinta viven con sus padres11) y, por tanto, el comienzo de un proyecto familiar. El paro juvenil es de un 31 por ciento y el porcentaje de jóvenes con vivienda en propiedad ha caído a la mitad en nueve años12. De las mujeres que han tenido su primer hijo más tarde de lo que consideraban ideal, el 22 por ciento señala como motivo primero los factores laborales y de conciliación, un porcentaje similar al que selecciona la opción «Porque no tenía una relación sentimental estable» (25 por ciento).

Casi la mitad de las mujeres (42 por ciento) han tenido su primer hijo más tarde de lo que habrían querido. Los datos del INE sitúan la media de edad en 32,6, una de las más altas del mundo, junto con Italia, Corea y Japón, entre otros países. Antes de los treinta, las españolas se consideran demasiado jóvenes para ser

madres, aunque, en realidad, biológicamente hablando, están en su mejor momento. Son los años también del despegue profesional y, en una sociedad que ve la maternidad con sospecha y donde tener un hijo puede suponer un parón en esa carrera, postergar ese deseo se muestra como lo más «sensato». Pero si el primer hijo llega pasados los treinta, las posibilidades de que venga un segundo disminuyen. A veces, al final, el «no se puede» atribuido a las circunstancias acaba siendo una realidad marcada por la biología.

el peso del dinero. Cuando en la opinión pública y en los medios se habla de baja natalidad, el factor económico parece uno de los más decisivos a la hora de decidir tener o no un hijo. Aunque solo el 9,16 por ciento de las mujeres en la encuesta del INE lo marca como motivo principal por el que no tienen hijos13, casi el 25 por ciento lo selecciona como uno de los tres motivos más relevantes14. ¿De verdad es tan crucial? Algunas voces lo cuestionan y destacan que los nacimientos son escasos tanto en familias con medios como en hogares con menos ingresos.

Un estudio del think tank Funcas15 afirma que la natalidad «parece haberse desvinculado del ciclo económico»; como prueba, subraya que, incluso durante los cinco años previos a la pandemia en los que hubo una mejora del empleo, los nacimientos siguieron bajando. Un concepto que otros estudios sí ligan a la natalidad es el de incertidumbre: cuanto peor es la percepción del propio futuro, menos hijos.

Alejandro Macarrón no niega que existan problemas económicos reales pero también incide en que «no hay diferencia entre momentos de prosperidad y de dificultad, entre países megarricos, por ejemplo Singapur, Luxemburgo o Suiza, y España»16 Macarrón vincula el fenómeno demográfico más bien a valores culturales: «Se han desvalorizado en exceso la natalidad y la familia estable en los anhelos sociales mayoritarios y en las leyes»17

queremos hijos, pero no son nuestra prioridad. Las intenciones de fundar una familia han crecido en un año de un 26 por ciento a un 46 según el barómetro publicado en 2022 por The Family Watch. Una de las justificaciones que esta organización aporta es el incremento de cómo se percibe la relevancia de la familia y de los cuidados, acrecentada a raíz de la pandemia. Aunque el informe también señala que formar un hogar no entra en el pódium de prioridades: se queda en el puesto cuatro, por detrás de prosperar en la vida profesional, viajar y ampliar estudios.

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Para explicar la baja natalidad a pesar de la estima que los ciudadanos muestran hacia la familia, una de las hipótesis que plantea el estudio de Funcas es que «el coste de oportunidad de “tener familia” resulta demasiado elevado, incluso inaceptable, para desarrollar el tipo de vida que se desea».

En la encuesta del INE, el 10 por ciento de las mujeres marcan la opción «Supone perder libertad y no tener tiempo para realizar otras actividades» entre las tres razones principales para no ser madre. Como dice Fabrice Hadjadj en Por qué dar la vida a un mortal: «La cuestión de la felicidad ha causado muchos daños a la fecundidad desde el momento en que se ha tratado como una vida serena y sin inquietudes, y de la propia realización en cuanto individuo».

La afirmación «Puedes tenerlo todo» se demuestra cada vez más como un mito y, si hay que elegir, otras prioridades pasan por delante de tener un hijo. Pero, entonces, ante la brecha entre hijos deseados e hijos nacidos, ¿sería más correcto decir que no se puede o que no se quiere? ¿O tal vez no se quiere tanto? Sobre quienes no tienen hijos parece cernirse a veces un

destino insalvable: «Antes de los treinta es imposible», «Criar más de uno es implanteable», «No me lo puedo permitir»… son algunas frases frecuentes. Cierto que el sistema no ayuda. Pero también vemos familias con rentas modestas o con un solo sueldo que parecen desafiar los augurios.

«Si quieres tener más hijos —quiero decir, si tienes una voluntad clara de que quisieras tenerlos—, es más probable que busques hacer lo que facilite más ese deseo», escribe Laura Indart, filósofa, madre de seis hijos. Indart admite que, si bien se necesitan tanto unos medios económicos como una situación personal que lo permita, «creo que nos han colado una gran mentira: que los hijos son un lujo asequible solo para algunos». De esta mentira habla también Ricardo Calleja en El Debate: pensar que «tener hijos es una opción privada y —a los efectos de las leyes y políticas públicas— un capricho que ha de pagarse cada uno» desdibuja la realidad de que es «una exigencia de estricta justicia que la sociedad apoye la paternidad y la maternidad, y una condición de su propia supervivencia a medio plazo».

ENSAYO

Queremos: 2. Tenemos: 1

la sociedad también quiere hijos... y los necesita. Cuando se piensa en la importancia de la natalidad desde la perspectiva social la primera palabra que salta a la conversación es pensiones. Quienes defienden que no existe una relación ineludible entre ambos hechos señalan que los posibles problemas futuros se pueden solucionar aumentando la productividad o retrasando la edad de jubilación.

Otros esgrimen como respuesta la inmigración, pero, como afirmó la escritora y periodista Ana Iris Simón en su famoso discurso en Moncloa en mayo de 2021: «A mí se me ponen los pelos de punta cada vez que se habla de necesitar inmigrantes que nos paguen las pensiones, como si las personas fueran divisas. Mientras, no les estamos permitiendo pagar la de sus padres y abuelos en sus países de origen».

Nos hacemos mayores: una de cada seis personas en el mundo tendrá a mitad de siglo más de 65 años, según la ONU. La ratio en Europa y Norteamérica será una de cada cuatro. Y Forbes sitúa España entre los países más envejecidos del planeta en 2050. El Banco de España señala que para afrontar el reto que supone el envejecimiento poblacional para el sistema de bienestar y para las pensiones se necesita una estrategia multidisciplinar «que, entre otros aspectos, incentive la participación de los trabajadores de más edad, acompase la política migratoria a las necesidades del mercado laboral y fomente la natalidad»18.

Socialmente, el problema va más allá de las pensiones. Alejandro Macarrón habla de «un empobrecimiento afectivo por la falta de niños y por la ruptura familiar que es la epidemia de soledad. Se ha multiplicado por seis el porcentaje de españoles que viven solos en los últimos cincuenta años. Y en todo Occidente es igual»19. Una muestra llamativa de esto: la creación en 2018 en Reino Unido del llamado «ministerio de la soledad». No se trata de tener hijos «para tener quien me cuide cuando sea mayor» sino de un problema más hondo: las personas estamos hechas para los vínculos y resulta mucho más atractivo vivir en un mundo que sabe cuidar sus relaciones: amistades y familias sólidas, estables, basadas en el amor incondicional y el compromiso. Ahí es donde florecemos, como seres humanos y como sociedad.

más allá de parches y tiritas. Cheques-bebé, beneficios fiscales, guarderías gratuitas, flexibilización en los horarios laborales, permisos de maternidad y de paternidad suficientes y pagados, apoyo a la conciliación y al acceso al empleo y a la vivienda… ¿Qué ayudas del Estado impulsan más la natalidad?

Algunos expertos se muestran escépticos contra los incentivos económicos puntuales. Un estudio de 2021 del Observatorio Social de la Fundación la Caixa señala que «las políticas con las que se ha intentado aumentar la fecundidad a través de transferencias de efectivo a corto plazo no han tenido éxito y solo han afectado de forma temporal al momento en que se han producido los nacimientos». Según Santiago Carbó, director de Estudios de Funcas, la solución residiría en ayudas combinadas, como las implementadas en Francia y Suecia. Y destaca un factor clave para el éxito de esas políticas: su mantenimiento en el tiempo20.

Francia, por ejemplo, ofrece un paquete de ayudas que incluye apoyo a las parejas jóvenes para el acceso a la vivienda, rebajas en las cotizaciones de las mujeres que trabajan, conciliación, permisos de maternidad y favorecer el empleo de los nuevos matrimonios21. Entre las medidas económicas directas, se encuentran los subsidios familiares por hijo a cargo (hasta que el hijo cumple veinte años), una prima de pago único por nacimiento o adopción, el «complemento de libre elección de actividad» (por el que, si uno de los progenitores deja o reduce su actividad profesional para cuidar de su hijo, se le ofrece una compensación económica) y el complemento familiar (para quienes tienen a su cargo, como mínimo, tres hijos de más de tres años).

Para apostar realmente por la natalidad se requiere invertir: Francia dedica un 3,6 por ciento del PIB a los incentivos y ayudas a la familia. Alemania o Dinamarca más de un 3. España un 1,48, lo que la sitúa en la cola de la OCDE: ocupa el lugar 24 de 30, solo por encima de Portugal, Irlanda, Chipre, Países Bajos, Italia y Malta22

Por otra parte, el informe More Work, Fewer Babies, de la socióloga Laurie DeRose y el economista Lyman Stone, señala que la mayoría de los estudios han constatado que cada dólar que un Estado invierte en subsidios en metálico aumenta la tasa de fertilidad más que los dedicados a la financiación de guarderías. Esto se debe a que las ayudas directas «permiten a las familias reducir el tiempo dedicado a la profesión, mientras que las políticas universales de cuidado infantil normalizan aún más los modelos familiares centrados en el trabajo». Los autores añaden que los subsidios unidos a la flexibilización laboral facilitarían el volver a priorizar la familia.

Algo parecido defiende The Family Watch: ampliación de los 100 euros de ayuda por hijo hasta los dieciocho años y que se adopte una perspectiva de

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familia en las administraciones, ya que «hasta que las familias no estén en el centro de las decisiones políticas, no lograremos revertir esta situación».

La crianza no solo implica dinero sino también tiempo. A comienzos de este curso, la propuesta de abrir los colegios de Madrid de siete a siete levantó numerosas críticas que denunciaban que políticas de este tipo más que favorecer la conciliación real contribuyen a perpetuar un sistema en el que todo gira en torno al trabajo. Meter dinero en el bolsillo de los padres junto con otras medidas que acompañen ayuda a la natalidad, pero no basta. Lo verdaderamente determinante es el paradigma cultural en el que nos movemos, que necesita darse la vuelta como un calcetín para que el atractivo de la familia se haga palpable.

la revolución del relato. «La maternidad se plantea como una carga. Hace falta un cambio en la percepción de la sociedad. Probablemente, si existiera de verdad un sistema que fomente la natalidad no te plantearías ser madre como una catástrofe, como una renuncia a todo», apunta Rocío Periago, periodista de 34 años, en un artículo en El País.

Hace falta un cambio en la sociedad y también un cambio en la narrativa sobre el ser padres. El papel del relato, en un momento de auge de la desmitificación de la maternidad, no consiste en negar los aspectos arduos y pintarlo todo de rosa, sino más bien en mostrar el valor inherente de tener hijos de tal manera que los jóvenes perciban que vale la pena apostar por ese anhelo, que entiendan que «bello es el riesgo», como puso Platón en boca de Sócrates

Lyman Stone también se pregunta por la relación entre los valores culturales y la tasa de fertilidad. En un artículo de Public Discourse, confirma el papel que desempeñan los medios de comunicación pero también la religiosidad de las personas, y asegura que «existen sólidas pruebas empíricas de que las personas “aprenden” los ideales de fertilidad de sus padres y de sus comunidades inmediatas»23

Mientras entendamos la maternidad y la paternidad como una carga o como un lujo, será difícil conseguir el cambio cultural que ayude a que la natalidad aumente. Porque, si no vemos a los hijos como un bien —no solo para sus progenitores y su familia, sino también para toda la sociedad—, ¿cómo justificar la inversión de dinero y esfuerzos para que las personas tengan los hijos que querrían tener? ¿Qué deseos van a impulsar a las nuevas generaciones a priorizar en su vida la creación de la familia que quieren por delante de otros proyectos? Nt

1 Instituto Nacional de Estadística (INE).

2 Eurostat (2022).

3 World Population Prospects 2019. ONU.

4 Encuesta de Fecundidad del INE (2018).

5 Opción marcada por el 59,40 de las mujeres menores de 25 años, y por el 29,69 de las mujeres entre 25 y 29 años. Encuesta de Fecundidad del INE (2018).

6 Así lo indican un 26,15 por ciento de las encuestadas de entre 35 y 39 años, un 22,01 por ciento de entre 30 y 34, y casi un 25 por ciento entre los 40 y los 44 y entre los 45 y 49 años. Ídem.

7 «Crece el número de personas que viven solas en España» (2022). Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo Alfa y Omega

8 El coste de la crianza en 2022, informe de Save the Children.

9 Informe Las Invisibles (2020). Asociación Yo No Renuncio.

10 Demographic challenges in the EU in light of economic and development inequalities (2020). IFFD.

11 Observatorio de Emancipación del Consejo de la Juventud de España. Segundo semestre de 2021.

12 Banco de España.

13 Encuesta de Fecundidad del INE (2018).

14 Cálculos de elaboración propia a partir de las tablas de microdatos del INE.

15 La pandemia y las familias: refuerzo del familismo y declive de la institución familiar (2021). Luis Garrido y Elisa Chuliá. Funcas.

16 Entrevista a Alejandro Macarrón en esRadio, 21 de agosto de 2022.

17 «Alejandro Macarrón: “La baja natalidad obedece sobre todo a valores culturales no económicos”» (2022). John Müller . ABC.

18 Informe Anual 2018, Banco de España.

19 Entrevista a Alejandro Macarrón en esRadio, 21 de agosto de 2022.

20 «Incentivos a la natalidad. En busca de la fórmula mágica» (2021). Belén Huertas. Aceprensa.

21 «Francia dos, España uno (2022). Rafael Puyol El Debate

22 Mapa de la Maternidad 2020. TFW Report Nº 44, febrero 2022. The Family Watch.

23 «What Makes People Have Babies? The Link Between Cultural Values and Fertility Rates» (2019). Lyman Stone Public Discourse.

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VAGÓN-BAR Paco Sánchez

Luscofusco

«El luscofusco es una luz inquietante, en especial en la anochecida, quizá por su imponente espectacularidad, quizá porque aplana las figuras: primero les quita la sombra, después diluye sus defectos y luego las reduce a meras siluetas sin relieves ni matices, sin perspectiva»

HAY PALABRAS QUE ENCANTAN por su eufonía o porque las asociamos a lo bello o a lo bueno o porque nos hacen gracia. Con luscofusco me pasan las tres cosas y puede que alguna otra. En gallego y en portugués nombra un tipo de luz en transición hacia la oscuridad o desde la oscuridad. Una luz que se enciende o se apaga despacio, casi sin que se advierta, como si obedeciera a un mecanismo de esos que regulan la intensidad. El término sirve también para identificar los dos momentos en los que comparece esa luz: el ocaso, cuando el mundo se apacigua, y el amanecer, cuando se despierta y canta. La puesta del sol y su salida son dos intervalos deslumbrantes, gloriosos, bellísimos y, tal vez, los más fotografiados, porque esa luz indirecta hace estallar los rojos por la tarde, y los blancos y los azules por la mañana. En inglés llaman a esa entreluz twilight, sobre todo para referirse a la del ocaso.

El luscofusco es una luz inquietante, en especial en la anochecida, quizá por su imponente espectacularidad, quizá porque aplana las figuras: primero les quita la sombra, después diluye sus defectos y luego las reduce a meras siluetas sin relieves ni matices, sin perspectiva. Es la hora de la ambigüedad y, por tanto, del recelo sobre lo que es y lo que parece, lo que se aparenta y lo que se es. Una luz que engaña: prende fuego rojo en las nubes blancas y las deja renegridas como tizones, como si ya no fueran las mismas nubes blancas de antes.

Una luz contradictoria, que aquieta e incomoda. Peligrosa, especialmente para quien tiene que conducir con ojos cansados o sigue con las gafas de sol puestas: perdemos la luz tan sin darnos cuenta que nos volvemos invisibles en la carretera hasta que nos cruzamos con las ráfagas o los bocinazos atemorizados de otro conductor.

El luscofusco asusta porque tememos caer en la noche, y la noche siempre cae. El declive del día y del mundo conocido nos recuerda que nos acabamos. Tenemos miedo a que se borre nuestro paisaje y a que nos borren. A quedarnos a oscuras en el descampado, solos y sin ropa de abrigo ni señales ni mapas.

La respuesta instintiva lleva a acelerar el paso, quizá sin dedicar el tiempo necesario a fijar bien las referencias. Luego, cuando ya no queda luz, se echa mano de la linterna, que siempre ayuda. Pero quien no sabe leer el cielo o prefiere aferrarse a su linterna pequeña y cercana antes que fiarse de un faro remoto corre un riesgo bien sabido: el del bucle, caminar en círculo por falta de indicadores externos, agotarse en un inútil avance, en un desquiciante regreso repetido al punto de partida. Claro que, sin linterna, se puede tropezar mucho o acabar en el fondo de una poza o de un barranco. Cabe también la solución de los niños: reconocer su incapacidad, buscar refugio y esperar el amanecer, algo que los adultos aceptan solo raramente y con más resistencia. Porque son optimistas y reinician su empeño circular o desisten y bajan las manos, se dejan ir. O enloquecen. Mientras que el niño sabe que no puede pero tiene esperanza. No piensa que muy probablemente amanecerá y lo encontrarán. Sabe que será así. Sabe cómo acaba. Está seguro. Al final disfruta del ocaso quien anda con otros, quien fija las referencias y aprende a usar la brújula y los mapas, quien tiene la humildad, como aquel piloto en el maravilloso libro de Del Giudice, de llamar a la torre de control y reconocer que está perdido. Recurro muy poco al GPS del coche. Antes lo usaba más, porque cuando llevaba a mi hermano él me lo pedía a veces: «Pon a la chica», decía. No sé si le gustaba su voz o le daba seguridad, pero quería escucharla aunque transitáramos por una ruta habitual, de sobra conocida. Luego pensé que, como veía poco, a lo mejor aquella voz le ayudaba a situarse, a saber por dónde íbamos. No sé. Quizá solo quería hacerme reír, como cuando decía aposta: «Abre el tejado», para referirse al techo solar.

Paco Sánchez [Com 81 PhD 87] es periodista y profesor titular de la Universidade da Coruña. @pacosanchez

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