Nuestro Tiempo 675

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Grandes temas La vuelta a casa

La familia, el mejor antídoto contra la crisis En el paisaje de incertidumbre, recortes y paro que ha creado la crisis, la familia se está revelando como el único refugio seguro. Y además de refugio, es también un modelo: si las instituciones financieras o políticas funcionasen con las reglas y los criterios de la familia, es posible que la crisis no se hubiera desatado nunca. texto Marta Mojonero [Com 13], Daniel Velasco [Com 13] y Javier Marrodán [Com 89] ilustraciones Alberto Aragón antonio y elena son marido y mujer. No tienen hijos. Los dos forman parte de ese colectivo de cinco millones de españoles que agrupa a las víctimas más directas de la crisis. Al principio, Antonio y Elena pensaron que ya encontrarían algún modo de salir del desempleo, pero las carencias y los agobios empezaron a crecer. Los padres de Antonio seguían con preocupación las necesidades cotidianas de su hijo. Un día, su madre, quizá superando a la vez su propia vergüenza y la de su hijo, le dio a Antonio un billete de diez euros para que se comprase “algo de comer”. “Estuve a punto de derrumbarme y de echarme a llorar”, confiesa Antonio. “Pero ahora pienso mucho en lo afortunado que soy de tener la familia que tengo”, añade. Poco después, una hermana de Antonio les cedió su segundo vehículo para que pudiesen 32—Nuestro Tiempo  julio&agosto 2012

disponer de coche sin mayores complicaciones monetarias. Y así han ido saliendo adelante en los últimos meses. El caso descrito es apenas una anécdota entre millones de sucesos similares, pero refleja una realidad que la crisis ha puesto de manifiesto de una manera muy significativa: en momentos de adversidad, la familia se convierte en un refugio seguro, ya que es una de las poquísimas instituciones de la sociedad que funciona con unos esquemas distintos al resto. Un informe de la Fundación Encuentro asegura que la familia es el colchón que amortigua la caída de las rentas de muchos hogares, y proporciona un dato que lo avala: uno de cada ocho españoles mayores de 18 años recibe ayuda económica de sus familiares directos. Y un porcentaje aún mayor (puede tratarse en muchos casos de las

mismas personas) se beneficia de apoyo no monetario: comida, ropa o atención. Solo así –concluye el informe– se explica que, con millón y medio de hogares con todos sus miembros en paro, el saqueo y la miseria no se hayan adueñado de las calles. Hay un llamativo consenso sobre el papel de la familia en la actual coyuntura económica: es el imprescindible salvavidas –acaso el único– que permite a muchos náufragos mantenerse a flote. “¿Cómo sobrevive España con ese porcentaje escalofriante de parados? –se preguntaba hace unas semanas la escritora Elvira Lindo en su columna de El País–. ¿Cómo no está a diario la gente en la calle? ¿Cómo no se disparan las cifras de hurtos, de robos, de asaltos?”. Y formulaba a continuación su hipótesis: “Hay algo que no cuadra, te dicen desde fuera. La contención miste-


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