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LA BELLEZA Y EL DOLOR

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CABIN BOREAL

CABIN BOREAL

POR: FERNANDO BERNAL

EL ACTIVISMO DE LA FOTÓGRAFA NAN GOLDIN CONTRA LA INDUSTRIA DE LOS OPIÁCEOS, CAUSANTE DE MEDIO MILLÓN DE MUERTES EN UNA DÉCADA, ES LA BASE DEL DOCUMENTAL DE LAURA POITRAS QUE, ADEMÁS, REIVINDICA SU ESENCIAL E INFLUYENTE PRESENCIA DENTRO DEL MUNDO DEL ARTE CONTEMPORÁNEO.

“es fácil crear relatos a partir de tu vida, pero resulta mucho más difícil contar con recuerdos reales. Me refiero a la diferencia entre un relato y el recuerdo real. La experiencia real huele y está sucia, y nunca se cierra con finales simples. Los recuerdos reales son los que en este momento de mi vida me conmueven”. Son palabras que pronuncia Nan Goldin (Washington DC, 1953) en el documental La belleza y el dolor, mientras se proyectan las imágenes del carrusel de diapositivas que conforman La balada de la dependencia sexual (1983-2022), quizá la obra antológica que mejor define su trabajo como fotógrafa, prolongación de su vida privada y de la gente que forma parte de ella. Un diario íntimo que ha marcado su apasionante y radical trayectoria. “Existe la noción popular de que el fotógrafo es por naturaleza un voyeur, el último en ser invitado a la fiesta. Pero no me estoy equivocando: esta es mi fiesta. Esta es mi familia, mis amigos”. Porque el eje de su obra son las personas que la rodean, el sufrimiento y el disfrute de esa gente y el de la propia Nan Goldin: “Hombres y mujeres que viven su vida y a los que no les importa lo que está pasando alrededor”. Hace cinco años la mítica artista, una de las figuras decisivas de la contracultura de los setenta y ochenta e icono de la fotografía contemporánea de corte biográfico, fundó el grupo de activismo PAIN (Prescription Addiction Intervention Now). Su objetivo era conseguir que varias instituciones se desligaran -y rechazaran las aportaciones económicas- de la familia Sackler, dueña de la farmacéutica que comercializa OxyContin, un opiáceo que se calcula que a partir de finales de los noventa y durante una década fue responsable de medio millón de muertes.

La propia Goldin sucumbió al alto poder adictivo del fármaco -a pesar de consumirlo de acuerdo a la prescripción médica- y cuando, a sus casi setenta años, consiguió desengancharse tuvo claro que su objetivo sería luchar contra esta lacra sanitaria y social. Como “su- perviviente” de la crisis de los opiáceos, comenzó su lucha al frente de PAIN para atacar a los Sackler apuntando a su supuesta filantropía, a un dinero manchado que trataban de lavar mediante las donaciones a grandes museos de todo el mundo.

Para conseguir que el “recuerdo real” de esta lucha no se quede en simple relato, Goldin cuenta con la complicidad de la directora Laura Poitras, que ha documentado su lucha en la imprescindible La belleza y el dolor, galardonada con el León de Oro en Venecia. La cineasta estadounidense, que ya ganó el Oscar por Citizenfour (2014), su investigación fílmica a propósito de Edward Snowden y sus filtraciones sobre los programas de vigilancia de la inteligencia de EEUU, comienza su relato registrando una de las últimas acciones del grupo que lidera la fotógrafa, antes de conseguir sentar en el banquillo de los acusados a los culpables. Goldin y su grupo realizan una performance en el MET de Nueva York en marzo de 2018, en la sala que patrocina la farmacéutica (The Sackler WIng), yacen en el suelo y simulan su muerte.

Ese prólogo de documentalismo de acción da paso a los recuerdos de la propia Goldin. En ese punto, y como si se tratara de una proyección de diapositivas con las que se convirtió en icono del arte underground, Goldin comparte imágenes de archivo sobre las que Poitras elabora el discurso del filme a partir de la reflexión de la artista. “Tomar una fotografía es una for- ma de tocar a alguien, es una caricia. Creo que, en realidad, puedes darle a la gente acceso a su propia alma a partir de la fotografía”. Las fotos de su infancia, cuando ella todavía no había pensado ponerse detrás de la cámara, revelan un drama que marcó el resto de su vida: el suicidio de su hermana mayor Barbara. Después, en el momento en que sus padres deciden separarse de ella, llegará el peregrinaje por espacios de acogida, hasta que con tan solo 14 años conoce a su amigo el fotógrafo David Armstrong y entra en contacto con la comunidad gay de Provincetown. La cámara ya nunca la abandonará. Tras graduarse en arte en Massachusetts, se instala en el bohemio Bowery de Nueva York, en el entorno del mítico bar Tin Pan Alley, el centro cultural de la década de los setenta, para convertirse en cronista de aquella escena gracias a fotografías en color que rompen con el canon de las imágenes en blanco y negro y verticales del documentalismo de la época. Una superviviente, en el documental Nan Goldin llega a confesar que ejerció la prostitución para vivir, y que la fotografía siempre ha sido su forma de caminar a través del miedo. “Tomar una foto es una especie de protección”. Quizá su mayor éxito no consiste tanto en un carrusel de diapositivas como en conseguir que el MET, el British Museum, los museos Guggenheim o The Serpentine rompieran finalmente sus vínculos con la familia Sackler. Ahí donde hay belleza el dolor no puede existir.

LA BELLEZA Y EL DOLOR (10 marzo)

Estados Unidos. 2022.

Documental

Distribuidora: Elastica Films

Dirección: Laura Poitras

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