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Rimügven · Otoño
La luna de los frutos abundantes, verano, tiende su mano a la luna de los brotes cenicientos, otoño.
En otoño el sol está más bajo, los días son más cortos y las noches más frías.
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Del otro lado de la cordillera llegan los ruidosos choroy a comer castañas, bayas y aromáticas nueces, mientras las tórtolas se instalan bajo los encinos a picotear las bellotas que caen al suelo. Por las noches vuelve a ulular la lechuza killkill, para contarnos que amanecerá con niebla.
Los árboles se adormecen, su savia regresa a la tierra y sus hojas salen a volar formando remolinos y luminosas ondas en el viento que al pasar va diciendo su nombre: kurvf. Cada árbol le responde con su baile particular. Poco a poco el suelo va quedando cubierto por un manto amarillo, naranja y ocre de hojas para transmitir sus nutrientes a nuestra Ñuke Mapu, la Madre Tierra, y darle continuidad a su ciclo natural.
En el otoño aparecen coloridas bayas en los arbustos. Algunas llegaron de Europa, como el anaranjado fruto de la rosa mosqueta, que brilla en los senderos del campo sureño, o la mora, dulce y perfumada. Y otras son nativas, como el chauchau, fruto de la luma, que crece cerca de los esteros con su color morado oscuro, o la aromática üñü o murta que abunda en los valles, todas ellas listas para ser recolectadas y luego convertidas en mermeladas, jugos y dulces.
Las heladas matinales anuncian el final de la recolección y se cosechan de la huerta las últimas papas, cebollas, zapallos y ají. Luego se remueve la tierra y se abona con estiércol para la siguiente temporada. Se guardan las semillas en frascos cerrados y se conservan hasta la próxima siembra. También en otoño se realiza el Yeyipún, que es una pequeña invocación en la cual se ofrendan diferentes semillas para ser intercambiadas dentro de la comunidad.
Tras las primeras lluvias, comienzan a abrirse paso los hongos junto a los árboles, ayudándose mutuamente a absorber los nutrientes que ambos necesitan. Cuentan los abuelos que si vas al bosque a recolectarlos, primero debes invocarlos cantando una canción. Entonces, entre los ñirre y las lengas, se asomará el pike o changle, un hongo amarillo comestible con forma de coral.
Ngüilliu · Piñones







