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Pukem · Invierno
La luna de los brotes cenicientos, el otoño, tiende su mano a los brotes de luna fría, el invierno.
El solsticio de invierno, que llega entre el 21 y el 23 de junio, anuncia el final del otoño y la nueva salida del sol y la luna: El We Tripantu, la celebración del año nuevo mapuche. Tras la noche más larga del año, el día comienza a alargarse cada día una pata de gallo y la Ñuke Mapu, Madre Tierra, renace inaugurando un nuevo periodo de brotes y fertilidad.
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Para el We Tripantu las familias se juntan y comparten comida en abundancia: carne de ave, chancho, vacuno o caballo. También se come millokin o pequeñas bolitas de habas o arvejas, mültrün o pancito blando de trigo y rüngal kofke o tortillas al rescoldo. Se toma muday, que es una bebida fermentada de trigo, maíz o piñón, y chupilca, que es harina tostada con vino.
Antiguamente, y aún hoy en día, al llegar el alba toda la familia se baña en un estero, un río o un lago para recibir el nuevo ciclo de renovación de la naturaleza. Después, todavía bajo el Wüñelfe, el Lucero del alba, con una vara se van golpeando los troncos de los árboles frutales para que su savia se despierte. En el transcurso de la mañana cada cual sale a caminar para conversar con la naturaleza. Después, vueltos hacia el Oriente donde habita Ngenechen, el Gran Creador, se hace un llellipun o rogativa para agradecer por todo lo que la tierra nos entrega y pedir que no falte comida y salud para toda la comunidad.
Durante el invierno el campo suele amanecer cubierto por el manto de las heladas. El pasto se vuelve blanco y cruje bajo los pasos. A lo lejos la cordillera se levanta vestida de nieve. Las siluetas de los árboles desnudos dibujan formas de corales oscuros sobre el cielo gris.
Aquí y allá se distingue el verde de los maitenes, laureles y coigües que desafían con sus hojas el frío del invierno. El silencio lo inunda todo. Y de pronto comienza a sonar el konpa kürvf, el viento del norte que anuncia fuertes lluvias. Los esteros recuperan su cauce y van alimentando la tierra con sus aguas.
Los sapitos se han escondido bajo tierra, las culebras duermen enroscadas entre la hojarasca, las abejas se han apiñado en las colmenas y las chinitas entran a hibernar en las casas de los humanos. Otros insectos emigran buscando calor.