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Pewü · Primavera
Los brotes de luna fría, invierno, tienden su mano a la luna del verdor, primavera.
Tras el largo invierno, el sol vuelve a entibiar la tierra. La naturaleza se despierta, crecen nuevos pastos y de los apretados brotes de los árboles se van desplegando hojas verdes, brillantes.
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El foye o canelo, un árbol venerado por los mapuche, se ilumina con sus pequeñas flores blancas y aromáticas. Los notros estallan con su rojo colorido y el matico se llena de alegres bolitas amarillas. Los cerezos y los ciruelos se cubren de florecillas rosadas; pronto los seguirán los manzanos con sus flores blancas. Sus aromas y colores atraen a los insectos: ha llegado el tiempo de polinizar los campos para que en verano abunden sus frutos.
Por eso, entre los árboles y las flores silvestres se escucha constante el zumbido de las abejas y abejorros frotando sus alas. Las primeras mariposas revolotean por el aire en busca de polen y néctar, mientras los escarabajos y las hormigas las acompañan por tierra en el mismo afán.
Los pájaros que partieron en otoño anuncian ahora el alba con el coro del amanecer. Las aves repiten sus cantos cada día antes de la salida del sol, para atraer a sus parejas. La primavera es la mejor estación para que nazcan sus crías porque hay comida para todos. Las grandes bandurrias se pasean por los prados buscando orugas, ayudando así a las futuras siembras. Es por eso que se las llama aves agricultoras.
Las crías de los conejos se asoman de sus madrigueras a descubrir el mundo, los corderitos que nacieron a fin de invierno todavía se tambalean al lado de sus madres mientras que los terneros, muy despiertos, se paran nada más nacer. También llegan nuevos chanchitos a la primavera, que mientras dependan de la leche de sus mamás se llaman lechones. Las gallinas empollan sus huevos y en veintiún días se asomarán las cabezas de los pollitos.
Es tiempo de remover y airear la tierra de los huertos para las nuevas siembras. Para que nazcan plantas fuertes se abona con estiércol de vacas, ovejas, gallinas o caballos. También se añaden deshechos vegetales de las casas, los que se han ido guardando en un gran hoyo tapado. En estas tareas de preparar la tierra participa toda la familia.