NOCHEPOLAR 75

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LA RUTA NERUDA

El intrépido cruce de los Andes de Antonio Ruiz Legorreta por Jimena Mascaró · ilustración de Damián De Amicis

E

n el discurso de agradecimiento al recibir el Premio Nobel de Literatura en 1971, Pablo Neruda dijo: “Mi discurso será una larga travesía, un viaje mío por regiones lejanas y antípodas, no por eso menos semejantes al paisaje y a las soledades del norte... Hablo del extremo sur de mi país. (…) Por allí, por extensiones de mi patria a donde me condujeron acontecimientos ya olvidados en sí mismos, tuve que atravesar los Andes buscando la frontera de mi país con Argentina. Grandes bosques que cubren como un túnel las regiones inaccesibles, y como nuestro camino era oculto y vedado, aceptábamos tan sólo los signos más débiles de la orientación (…) No había huellas, no existían senderos, y con mis cuatro compañeros a caballo buscábamos en ondulante cabalgata —eliminando los obstáculos de poderosos árboles, imposibles ríos, roqueríos inmensos, desoladas nieves, adivinando más bien el derrotero de mi propia libertad (…)Los que me acompañaban conocían la orientación, la posibilidad entre los grandes follajes, pero para saberse más seguros montados en sus caballos marcaban de un machetazo aquí y allá las cortezas de los grandes árboles, dejando huellas que los guiarían en el regreso, cuando me dejaran solo con mi destino”—. Su destino era San Martín de los Andes. Y de ahí el exilio y la libertad en Europa.

Porque me duele si me quedo Todo comenzó cuando Neruda, siendo senador nacional en Chile; el 6 de enero de 1948 pronunció el fuerte discurso “Yo acuso” en contra del Gobierno nacional. El por entonces presidente militar, Gabriel Gonzáles Videla, quien había desatado una ola de represión en contra de los militantes opositores dictó una orden de detención contra el poeta quien pasaría a vivir por un largo tiempo en la clandestinidad. El primer mojón de la ruta del exilio de Neruda se encuentra en el puerto de la ciudad de Futrono en Chile. Neruda llega en diciembre de 1948 en un Chevrolet que llamó la atención de todos los habitantes del pueblo. En Futrono Neruda se hizo llamar Antonio Ruiz Legorreta. Esa noche Antonio durmió ahí. A la mañana siguiente tomó una barcaza que lo condujo hasta Puerto Llifén. Después de varias horas de navegación sobre el lago Ranco, tocó tierra firme.

Luego sería, Puerto Llolles y más luego lago Maihue; hasta llegar a la hacienda Hueinahue. Ahí paso más de 2 meses, esperando las directivas de sus compañeros del partido comunista chileno quienes habían organizado cada detalle de la ruta de su exilio. En Hueinahue aprendió a andar a caballo y escribió su poema “Canto general”. Hasta que un día llegó el día de la orden: Neruda debía cruzar los Andes a caballo. En la desembocadura del lago Maihue, era esperado por unos baqueanos que le mostraron el paso hacia Argentina. A partir de entonces: vadear el río Blanco, el río Curriñe, el río Huenteleifú hasta llegar a las termas de Chihuio. Ahí Neruda descansó. A la mañana siguiente montó una vez más su caballo rumbo, esta vez, a la escala final de su camino hacia la libertad, San Martín de los Andes.

Pero me muero si me voy El poeta cuenta en “Confieso que he vivido” que una vez en San Martín debía encontrarse con un tal Pedrito Ramírez en la plaza Sarmiento, “la hermosa plaza de la ciudad” tal como luego la adjetivaría en el escrito sobre la crónica de su exilio. Ese encuentro nunca se produjo por un mal entendido entre ambos sobre cual era el mejor hospedaje del poblado. Hay quienes afirman que mientras estuvo en la Patagonia argentina se alojó en el Hotel Lacar y otros tantos, que lo hizo en la hostería Parque Los Andes. Lo cierto es que donde hubiera sido, en ese lugar Neruda narra haber entablado un diálogo con un personaje a quien confunde con el Gral. Perón y a la mujer que lo acompaña con Evita. (El evento bien podría ser cierto, ya que Perón y Evita en esos días se encontraban en la ciudad visitando la Escuela 5 y la Escuela 33 de Quila Quina). En la actualidad los poetas de la región se reúnen a recordar el periplo del genial escritor y político con una caravana cultural y un encuentro binacional de poetas con el que reviven la Ruta de Neruda. Mientras que los vecinos de San Martin hinchan el pecho al contar mientras señalan con el dedo los lugares por donde el escritor pasó los días previos a su doloroso pero salvador exilio en Europa. Hoy en la plaza Sarmiento, una placa confeccionada en cerámica y montada sobre un monolito, ubicada a la altura del ex Hotel Lacar recuerda su último paso previo a la libertad. NOCHEPOLAR ABRIL 2015 | 23


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