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Clarissa Corral: Una voz que transforma la seguridad alimentaria en Southwest Michigan
from Ed.584
Publicado por New/Nueva Opinión gracias a una subvención de la W.K. Kellogg Foundation
Lucinda Mosquera - New/Nueva Opinión
Battle Creek, MI - Clarissa Corral, quien se identifica como Mexicana americana, es parte de una generación de jóvenes líderes latinos que están marcando una diferencia tangible en sus comunidades. Nacida en Chicago de padres mexicanos, Clarissa llegó a Battle Creek en el año 2000 junto a su familia, quienes encontraron en esta ciudad un nuevo hogar gracias a la presencia de otros familiares y una comunidad creciente.
Desde muy joven, Clarissa se sintió impulsada a participar activamente en causas comunitarias. “En mi escuela secundaria era una de las pocas latinas en mi grado, y eso me motivó a involucrarme más con la comunidad”, recuerda. Inspirada por el ejemplo de su madre —quien siempre estuvo comprometida con su comunidad, participando en juntas escolares, actividades parroquiales y cívicas— Clarissa creció escuchando que era muy importante dar la voz en todos los aspectos de la comunidad, un mensaje que la marcó profundamente. Así, se unió al Consejo de Jóvenes de la organización Voces. Desde ahí, organizaba actividades para jóvenes, recaudaba fondos y colaboraba en proyectos de ayuda social. Su liderazgo se hizo notar rápidamente.
Egresada de Western Michigan University en plena pandemia del 2020, Clarissa inicialmente pensó en seguir una carrera en aviación. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que su verdadera vocación era estar cerca de la comunidad. “Quería ayudar a que más personas conocieran los recursos disponibles y cómo acceder a ellos”, explica. Fue así como encontró su camino en la sociología, donde descubrió y entendió las injusticias sociales dentro de un contexto histórico. Luego profundizó sus estudios en liderazgo de organizaciones sin fines de lucro y relaciones raciales y étnicas.
Esa preparación la llevó a trabajar profesionalmente en Voces, enfocada en conectar a la comunidad latina con recursos esenciales. Pero su mayor desafío llegó en 2023, cuando fue contratada por el Southwest Michigan Food Bank como Project Manager, especializándose en la redacción de subvenciones y fortalecimiento de relaciones con donantes y aliados estratégicos.
Clarissa desempeña un papel clave en un equipo de desarrollo que busca asegurar fondos para combatir la inseguridad alimentaria en ocho condados del suroeste de Michigan. Para ella, este trabajo es profundamente personal: “Cuando era niña, mi mamá y yo recibimos alimentos del food bank. Ahora soy yo quien busca los fondos para asegurar que otras familias también tengan acceso a comida”.
Una de sus principales preocupaciones es que muchos latinos no acceden a estos recursos por desconocimiento, barreras del idioma o, incluso, por una percepción errónea de que no “merecen” la ayuda. “Existe un tabú en nuestra comunidad de que debemos arreglárnoslas solos. Pero la realidad es que la inseguridad en la comida sigue creciendo y hay recursos disponibles, gratuitos, y están ahí precisamente para quienes los necesitan”, dice Clarissa con firmeza. “Sabemos que cuando una persona en el hogar pasa hambre, lo más probable es que el resto del hogar también. Y lo más importante: no se requiere identificación para recibir nuestros servicios”, enfatiza.

Desde que asumió su rol, ha impulsado la traducción de guías y materiales informativos al español, ha abogado por mejorar el acceso telefónico en ese idioma y ha promovido la inclusión de alimentos culturalmente relevantes, como Maseca, frijol y arroz, en las despensas locales. “Queremos que la comunidad participe activamente. Si no vemos participación, es más difícil justificar cambios o ampliar los servicios”, advierte. “Queremos oír a la comunidad; es muy importante que la gente nos haga saber qué alimentos les gustaría que repartiéramos, qué horarios son los más convenientes para ellos, para así mejorar los servicios”, añade.
El Food Bank no entrega directamente la comida al público; trabaja a través de partners —organizaciones comunitarias, iglesias, escuelas— que tienen despensas locales. Clarissa y su equipo se aseguran de que los alimentos y materiales lleguen a estos puntos, y buscan constantemente maneras de fortalecer esa red. Durante el último año, el Southwest Michigan Food Bank sirvió a un total de 123,250 personas, lo que refleja la magnitud del trabajo que realizan en conjunto con la comunidad. “Síganos en las redes sociales @smfoodbank, comenten, envíenos mensajes, hablen con los empleados de las despensas y den sus opiniones. Esta es la manera más directa y rápida en que podemos hacer cambios para poder servirlos mejor”, invita Clarissa con entusiasmo.
Para Clarissa, el futuro pasa por construir una comunidad más informada, participativa e inclusiva. “Lo que hacemos es vital. Pero necesitamos que más personas latinas se acerquen, se informen y aprovechen los recursos. Hay comida, hay apoyo, y es para todos”.
Su historia no solo refleja su compromiso con la justicia social, sino también el impacto generacional del liderazgo comunitario. Como bien dice ella, “antes era una niña que recibía alimentos con su mamá. Hoy soy parte de quienes hacen que esa ayuda llegue”.
Clarissa Corral es un ejemplo poderoso del cambio que ocurre cuando el compromiso con la comunidad se transforma en vocación profesional. Su historia inspira, no solo por lo que ha logrado, sino por todo lo que representa para la próxima generación de líderes latinos en Michigan.