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¿Por qué tan pocos estudiantes latinos y afroamericanos toman clases avanzadas en la preparatoria?
from Ed.586
En la Prospect High School de Saratoga, California, los pasillos están llenos de carteles de clubes culturales, hileras de banderas de distintos países y una mezcla diversa de estudiantes recorriendo el campus. Sin embargo, hay un espacio donde esa diversidad prácticamente desaparece: los salones de clases avanzadas de preparatoria.
Aunque el 39% de la población escolar es hispana, solo el 12.1% de los estudiantes que toman clases avanzadas son de origen latino. Entre los estudiantes afroamericanos, la brecha es similar: representan el 4% de la población escolar total, pero apenas el 3% de quienes están inscritos en estas clases.
Para estudiantes como Fiona Aman, quien se graduó en junio, esta falta de representación impacta su sentido de pertenencia. “Era la única persona negra en esa clase. A veces mis compañeros daban la impresión de que yo no debía estar ahí”, contó.
Cifras que reflejan una brecha persistente
Datos proporcionados por el subdirector Evan Carter revelan que, de los 443 estudiantes inscritos en cursos avanzados durante el ciclo 2024-2025, solo 54 son hispanos. Las cifras evidencian que, pese a que la población latina es considerable, su presencia en clases de mayor exigencia académica es muy baja.
“Puede que sea por no conocerme”, dice Aman, “pero en trabajos en equipo llegué a escuchar: ‘No quiero que esté en mi grupo’”.
Prince Barfield Cruz, otra estudiante que se graduó este año, tomó cuatro clases avanzadas. Al igual que Aman, muchas veces fue la única latina en el salón. “Hay personas que tienen prejuicios previos, y es difícil trabajar con eso”, explicó.
Barfield Cruz recuerda haber recibido comentarios sobre ser mexicana o preguntas que cuestionaban su lugar en la clase. “Es un chiste hasta que te preguntas: ‘¿por qué sentiste que debías decir eso?’”, afirma.
“No solo me represento a mí misma”
Barfield Cruz dice que constantemente sentía la presión de demostrar que estaba “al nivel” de los demás. “Quisiera que mis compañeros entendieran lo mucho que me esfuerzo por causar una buena impresión”, agrega. “No soy solo yo: represento a mi cultura y a los estudiantes hispanos de esta escuela”.

Las experiencias narradas por ambas jóvenes evidencian un problema que va más allá del rendimiento académico. El exsubsuperintendente del Distrito Escolar Campbell Union, German Cerda, reconoce que lograr que todos los estudiantes, independientemente de su origen o situación socioeconómica, se sientan aceptados y apoyados en clases avanzadas sigue siendo un reto.
“Queremos ver representación”, señala Cerda, ahora superintendente del Distrito Escolar Alum Rock Union. “Si el 10% de los estudiantes son de color, debería haber un 10% de ellos en esas clases”.
Barreras de acceso y “síndrome del impostor”
Cerda cree que uno de los principales factores que desalientan la participación de estudiantes latinos y afroamericanos es el “síndrome del impostor”: sentir que no pertenecen a esos espacios.
Por su parte, Barfield Cruz considera que la falta de recursos y orientación adecuada es determinante. “Hay una barrera de idioma y de cultura”, explica. “Si no fuera por mis amigos, nunca me habría enterado de que podía tomar esas clases o de lo que ofrecían”.
Ella sugiere que el distrito escolar ofrezca más información sobre los cursos avanzados en español y que se acerque directamente a las comunidades. “Sería excelente que los estudiantes supieran lo que la escuela ofrece y lo aprovecharan. Aunque no todos busquen educación universitaria, estas clases ofrecen muchísimo valor”.
Iniciativas para cerrar la brecha
El distrito escolar ha implementado auditorías de diversidad en clases avanzadas y entrevistas con estudiantes para conocer sus experiencias. Incluso recibió un subsidio de Google para financiar iniciativas que promuevan la participación de mujeres, estudiantes de bajos ingresos y minorías en cursos de mayor rigor académico, especialmente en áreas de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas (STEM).
“Queremos asegurarnos de que todos los estudiantes se sientan apoyados”, insiste Cerda. Pero para Aman y Barfield Cruz, el cambio debe ser también cultural. “Los prejuicios existen”, señala Barfield Cruz, “y eso hace que los estudiantes como yo tengamos que trabajar el doble para ser aceptados”. Con información de The Mercury News