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Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo

Justicia climática con acento latinx: la misión de Álvaro Paz

Lucinda Mosquera - New/Nueva Opinión

Nota del editor: Este reportaje forma parte de la serie Contribuciones y Desafíos de la Comunidad Latinx en Kalamazoo de New/Nueva Opinión. Subvencionada por la Kalamazoo Community Foundation. 

Kalamazoo, MI - "Llegué a Estados Unidos con la ilusión de formar una familia y pronto entendí que también podía ayudar a muchas otras personas como yo”. Así resume Álvaro Paz, originario de Tegucigalpa, Honduras, el inicio de su vida en Michigan. Su historia es la de un inmigrante que no sólo busca adaptarse, sino transformar las condiciones de su comunidad a través del servicio y el trabajo en organizaciones sin fines de lucro.

Con formación en Relaciones Internacionales, Álvaro llegó a Estados Unidos el 20 de diciembre de 2019. “Todo era nuevo. No solo el idioma, sino también el sistema, la forma de trabajar, las reglas... pero desde el principio supe que quería ser parte activa de la comunidad latina aquí”. Su primer paso fue como voluntario en El Concilio, participando en programas radiales en español y actividades comunitarias. Más adelante, desarrolló una radio completamente en español dentro de El Concilio, llamada Mi Gente Radio, con el propósito de informar, conectar y empoderar a la comunidad hispana en su propio idioma.

Esa experiencia lo llevó a convertirse en especialista en organización comunitaria, cargo que desempeñó durante dos años, ayudando a pequeños negocios latinos y promoviendo la participación ciudadana. “El hecho de hablar el mismo idioma y entender las experiencias migratorias me ayudaba a crear confianza. La gente sentía que podía hablar conmigo sin miedo”. Para Álvaro, ayudar a la comunidad latina no es solo un trabajo, sino un deber que asume con compromiso y pasión.

Posteriormente, Álvaro asumió un nuevo desafío al incorporarse al Centro de Derechos de Migrantes de Michigan (MIRC). Allí trabajó directamente con trabajadores agrícolas migrantes, una de las poblaciones más invisibilizadas y vulnerables del estado. Visitaba los campos, muchas veces en zonas rurales aisladas, para entregar información en español sobre derechos laborales, salud, acceso a recursos y programas estatales de ayuda. También participó en la entrega de subvenciones y la documentación de condiciones laborales. Gracias a este trabajo, y en colaboración con FarmWorker Legal Services (FWL Services), logró asistir a más de tres mil personas en el transcurso de un año, brindando apoyo concreto a quienes más lo necesitaban. 

Fue una etapa dura pero gratificante.

Más adelante, Álvaro asumió el cargo de coordinador de recursos comunitarios para jóvenes inmigrantes no acompañados, menores de edad provenientes no solo de países latinoamericanos, sino también de otras partes del mundo. “Estos chicos llegaban sin familia, sin redes de apoyo, muchas veces traumatizados. Mi labor era conectarles con comida, vivienda, educación, y servicios de salud. Fue una experiencia que me marcó profundamente”. Desde este rol, brindó a estos jóvenes, acompañamiento en momentos críticos de su transición migratoria. 

Sin embargo, recortes presupuestarios y congelamientos de fondos en MIRC pusieron fin a ese capítulo profesional. Pero lejos de desanimarse, Álvaro vio en esa pausa una oportunidad para redirigir su energía hacia una causa igualmente urgente: el cambio climático y sus impactos en las comunidades marginadas.

Desde abril de 2025, Álvaro forma parte del equipo de la organización sin fines de lucro Kalamazoo Climate Crisis Coalition (KC3), donde se desempeña como navegador de recursos comunitarios. KC3 trabaja por la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y la promoción de energías limpias, desde una visión centrada en la justicia social, económica y racial. “Me uní a KC3 porque creo que el cambio climático también es una causa social. Muchas veces, las comunidades más afectadas por las condiciones de vivienda o por la falta de acceso a energía limpia son precisamente las comunidades latinas o de bajos recursos”, afirma Álvaro, convencido de que la lucha ambiental también debe ser una lucha por la equidad.

Álvaro forma parte del programa Hogares Holísticos Saludables (HHH), una iniciativa que busca mejorar las condiciones de vivienda en cuatro vecindarios de Kalamazoo: Northside, West Douglas, Edison y Eastside. zonas que históricamente han sido desatendidas en temas de infraestructura y desarrollo urbano. El programa proporciona los fondos necesarios para que los hogares puedan hacer reparaciones esenciales, contribuyendo así a la salud y seguridad de las familias. “También ayudamos a instalar electrodomésticos eficientes y paneles solares. Es un programa que mejora la calidad de vida de las personas”, afirma Álvaro.

A pesar del potencial transformador del programa, un litigio federal obligó a congelar los fondos destinados a HHH, lo que ha limitado el alcance directo de la ayuda. Frente a esta dificultad, Álvaro ha desplegado una de sus mayores fortalezas: la capacidad de conectar a las personas con otras fuentes de apoyo disponibles en la comunidad.

“Una gran parte de mi trabajo es orientar. Aunque no podamos entregar el subsidio directamente, me aseguro de que las familias no se queden sin opciones”, explica. Desde solicitudes hasta auditorías eléctricas e inspecciones previas, su acompañamiento es constante.

Un elemento esencial que destaca en su labor es que el acceso al programa no requiere estatus migratorio ni número de seguro social, lo cual elimina una de las principales barreras para muchas familias latinas. “Eso genera confianza. Las personas sienten que finalmente hay una puerta abierta para ellas, sin importar su situación legal”, comenta Álvaro.

Para Alvaro, los desafíos han sido muchos: aprender inglés, adaptarse a un sistema complejo y enfrentar prejuicios por su acento o su origen. Pero Álvaro ha hecho de esas experiencias una herramienta para fortalecer su liderazgo. “Ser parte de la comunidad latina me permite hablar desde la experiencia. Entiendo el miedo, la desconfianza, la frustración. Y eso me impulsa a servir mejor”, afirma. Su enfoque no es asistencialista, sino de empoderamiento: más allá de resolver problemas inmediatos, busca que las personas conozcan sus derechos, aprendan a usar los recursos disponibles y ganen autonomía. Su presencia en los vecindarios ha sido clave para acercar la misión ambiental de KC3 a las necesidades reales de los residentes. “A veces la justicia climática suena como algo muy técnico, muy lejano. Pero cuando mejoras una casa, cuando reduces la factura de energía de una familia, eso también es justicia”, explica.

Fuera del trabajo, Álvaro es un padre dedicado. Su hija, de casi tres años, es su principal motivación. “Quiero que mi hija crezca sabiendo que su papá luchó por su comunidad, que hablé por quienes no tenían voz. Y también quiero que hable dos idiomas, que sepa de dónde viene”.

Actualmente, el equipo de KC3 está conformado por seis personas, todas comprometidas con la acción climática con equidad. “Somos pequeños, pero trabajamos con corazón. Estamos haciendo un cambio real, casa por casa, historia por historia”.

“Cada vez que una familia me dice ‘gracias por no pedirme papeles’, me doy cuenta de que estoy en el lugar correcto”, concluye. 

Para más información sobre el programa Hogares Holísticos Saludables (HHH), o para conectarse con Álvaro Paz escriba a:  apaz@kzooclimate.org

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