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Trabajador migrante muere tras cosechar espárragos en Michigan y su muerte pasa desapercibida
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Este artículo se publica en colaboración entre MLive y New/Nueva Opinión
Por Rose White para MLive
Emilio López López dibujó una casa en un trozo de papel. “Esta es la casa que construiré para nuestra familia”, le dijo a su esposa en abril de 2020. La mañana siguiente, López, de 37 años, tomó sus valijas y viajó más de 3.000 km para trabajar en los Estados Unidos.
4 semanas después, López comenzó a vomitar en un campo de espárragos en Michigan.
Tres meses más tarde, López murió presuntamente por insuficiencia renal.
“Nadie sabía lo que pasaría”, explicó su viuda Guillermina López, de 36 años. “Él tenía planeado ganar dinero para construir nuestra casa y estaba emocionado por mejorar nuestra calidad de vida”.
Cinco años después, la pregunta sigue ahí: ¿por qué López enfermó y murió repentinamente?
Según un informe del caso de 453 páginas, obtenido por medio de la Ley de Libertad de Información (FOIA, por su sigla en inglés), un organismo estatal investigaba originalmente la enfermedad de López como una posible exposición a pesticidas, pero no se logró demostrar que los productos químicos tóxicos fueran la causa. Un doctor de la Universidad Estatal de Michigan que analizó el caso cree que la causa de la muerte pudo estar asociada con el calor, pero su opinión tampoco es definitiva. Y aunque un campesino murió, otros tres organismos federales y estatales no investigaron el caso.
Mientras tanto, Guillermina López ganó una demanda de indemnización por accidentes laborales cuatro años después de la muerte de su esposo. Sin embargo, ella aún se encuentra sin respuestas, ya que la investigación sobre los pesticidas concluyó con preguntas no resueltas, con los organismos gubernamentales descargando la responsabilidad entre ellos y dejando una seguidilla de campesinos con temor de hablar.
La defensa dice que la muerte de Emilio López pasó desapercibida por un sistema con protecciones laborales débiles para los campesinos. En Michigan, aproximadamente 49.000 campesinos y obreros de temporada mantienen la industria agraria de 104 mil millones de dólares en marcha. El caso de López vislumbra el punto débil de este sistema alimentario que depende de trabajadores migrantes para realizar las cosechas de frutas y verduras y mantener los supermercados abastecidos.
Como parte de una investigación en curso, MLive examina la vida y las condiciones laborales de los trabajadores migrantes como López que vienen a los Estados Unidos en busca de una vida mejor, pero que no siempre la encuentran.
¿Qué pasó?
López soñaba con construir un hogar para su creciente familia en Chiapas, México. Era un hombre de voz suave, le gustaba pasar las noches en casa con su familia, mirando televisión y abrazando a sus dos hijas, que tenían 3 años y 8 meses cuando falleció.
No fumaba ni bebía y asistía a la iglesia todos los días.
“Él siempre estaba con nosotras”, dijo Guillermina López, su esposa por tres años, cuya entrevista con MLive fue traducida del español al inglés.
Pero como campesino mexicano, López no ganaba lo suficiente para mudarse con su familia de la casa de sus padres hasta que obtuviera su primer trabajo en los Estados Unidos.
Overlook Harvesting, una empresa contratista de granjeros en Florida, contrató a López en mayo de 2020 como un obrero agrícola temporal con una visa H-2A. Él fue uno de los aproximadamente 5.000 obreros con esta visa contratados por Overlook Harvesting durante ese año.
Cosechar espárragos fue el primer trabajo de López en Springdale Farms en Scottville, aproximadamente 13 km al este de Ludington y al norte del Condado de Oceana, la “capital mundial del espárrago”.
Cuando López llegó a Michigan, el trabajo fue duro.
Según el informe del caso, los campesinos se sentaban de lado a lado en las alas de una máquina que pasaba por las hileras de las cosechas a una velocidad de 4 km/h. Con los pies sobrevolando por encima de la tierra, los obreros se encorvaban y arrancaban los tallos gruesos de espárragos de la tierra.
Durante cuatro días de cosecha, los dedos de López formaron ampollas, según la información presentada por Migrant Legal Aid al expediente judicial. Comenzó a tener hemorragias nasales. A veces no lograba seguir el ritmo minucioso del trabajo. Y Guillermina López dijo que él le contó sobre un olor químico “tan insoportable” que dificultaba su trabajo.
El 23 de mayo de 2020, después de trabajar por solo unos días, López comenzó a vomitar de manera incontrolable en un campo.
Un empleado de Overlook Harvesting llevó a López y a otros campesinos enfermos a un hospital en Ludington, según la documentación del MDARD. Después, fue trasladado a Mercy Health en Muskegon debido a una insuficiencia renal aguda. Pasó 15 días internado recibiendo transfusiones, hasta que el hospital le dio el alta.
Luego de eso, López regresó a México.
Él le comentó a un especialista del Departamento de Desarrollo Rural y Agricultura de Michigan (MDARD, por su sigla en inglés) que “su contratista le dijo que regresara a casa” para recuperarse, según el informe del caso.
“Él no quería regresar”, dijo Guillermina López. “Él quería quedarse allá porque le estaban dando medicamentos. Ellos le dijeron que sería mejor regresar a México, así que él regresó”.
Overlook Harvesting discute esto, diciendo que nadie le dijo a López que regresara y que la empresa “esperaba que el señor López se quedara en los Estados Unidos” para recibir atención médica y eventualmente regresar a trabajar.
Mientras tanto en Chiapas, un estado del sur de México donde la mitad de la población vive en áreas rurales, López no podía costear un trasplante de riñón y comenzó a recibir diálisis tres veces por semana. Pero luego, ese tratamiento se volvió también impagable.
Los doctores le dijeron a López que sus riñones no estaban funcionando, según su mujer. Migrant Legal Aid afirmó que él calificaba para un trasplante de riñón, pero que “no podía pagar el precio de 60.000 dólares”. Como resultado, su condición continuó empeorando.
“Día tras día, él se cansaba cada vez más. No tenía la fuerza para levantarse. Así pasó los días antes de morir”, dijo Guillermina López.
Emilio López murió el 19 de agosto de 2020.
La investigación de los pesticidas
Dos semanas después de la hospitalización de López, Migrant Legal Aid comunicó el caso al MDARD.
Una denuncia del grupo de apoyo jurídico, presentada el 9 de junio de 2020, alega que López “podría haber estado expuesto a Paraquat y haber sufrido varias lesiones debido a la exposición. Podría haber numerosos empleados que hubieran estado expuestos”.
Esto desencadenó una investigación de seis meses sobre los pesticidas por parte del MDARD.
Brian Verhougstraete, director del departamento de pesticidas del MDARD, afirma que el objetivo fue recopilar datos y determinar si hubo alguna violación a las normativas sobre pesticidas; no realizar una investigación de un fallecimiento.
“A veces la gente no entiende la autoridad que tenemos”, dijo. “Nuestro trabajo no era necesariamente hallar el motivo de la enfermedad de Emilio, sino determinar si los pesticidas contribuyeron a ella y si alguien cometió un error que resultó en la exposición a pesticidas”.
En junio de 2020, un investigador del MDARD visitó los campos de espárragos de Springdale Farms para evaluar el rociado de pesticidas por parte de la granja.
Levi Schwass, el encargado de aplicar los pesticidas de la granja, le mostró al investigador que compró 140 litros de Gramoxone (un herbicida de Paraquat) para matar rápidamente un campo de trigo fallido en junio de 2019, según el informe del caso.
Paraquat, uno de los herbicidas más extensamente utilizados en los Estados Unidos, está prohibido en más de 70 países. Considerado por la EPA como altamente tóxico, un solo sorbo puede ser fatal y generar una insuficiencia cardiaca, renal y hepática. Es tan peligroso que el CDC recomienda que cualquier persona expuesta al pesticida corte su ropa en vez de correr el riesgo al quitársela pasándola por su cabeza. Y ha sido objeto de escrutinio y litigación intensos por su asociación con la enfermedad de Parkinson.
A pesar de estos riesgos, la EPA concluyó en 2021 que el Paraquat es un herbicida “eficaz, barato y versátil” y que cualquier riesgo para los obreros “se compensa con los beneficios”. Pero, en enero, la EPA solicitó revocar esta decisión, argumentando la necesidad de mayor tiempo para estudiar los riesgos a la salud.
Paraquat es también un pesticida de uso restringido, lo que significa que el público no puede comprarlo y solamente puede ser utilizado por un aplicador autorizado.
En Springdale Farms, los registros de aplicación muestran que el Gramoxone “se utilizó por completo en el campo de trigo” en 2019. No hubo ningún registro de aplicación de Paraquat en 2020. Y la granja declaró que no se ha utilizado en las últimas dos décadas.
Los investigadores estatales consideraron si el pesticida pudo haberse rociado en un campo mientras López estaba allí. Pero el MDARD decidió que “no fue posible” porque habría matado todos los espárragos y el olor habría sido “bastante perceptible”.
Los registros por escrito incluidos en el expediente judicial sobre pesticidas también indicaban que los campos se rociaron con glifosfato, un herbicida, el 24 y 25 de abril de 2020, aproximadamente 3 semanas antes del comienzo de la cosecha de espárragos por parte de los obreros.
Sin embargo, no se examinó ninguna muestra del suelo, ya que habían pasado semanas desde que López se había enfermado.
“El muestreo no fue una opción”, explicó Verhougstraete. “El muestreo no es la única prueba que usamos, pero es un buen tipo de evidencia”.
Durante la investigación, López le contó a un especialista del MDARD que él no vio que se rociara ningún pesticida en Springdale Farms, pero que ocasionalmente notaba un “olor químico muy fuerte”.
El organismo estatal también entrevistó a un grupo de 26 campesinos en Springdale Farms, quienes dijeron que no habían visto que rociaran ningún pesticida. Agregaron que no conocían a nadie más que se hubiera enfermado, según el expediente judicial.
Sin embargo, un campesino que quiso permanecer en el anonimato por temor a represalias por parte de su empleador, dijo que los otros tenían miedo de hablar.
En una declaración que Migrant Legal Aid entregó a la investigación sobre pesticidas, el campesino dijo que los obreros percibieron un “olor químico muy fuerte” en el campo el 23 de mayo de 2020, que los enfermó y que vio “espuma blanca en las llantas de un tractor”.
El trabajador también dijo que su nariz sangró por días después de que López se enfermara.
En la declaración, él afirmó que entendía “la seriedad de sus dichos” y estaba preparado para testificar bajo juramento.
“Toda declaración sobre que los obreros no percibieron ningún producto químico o no tuvieron ninguna reacción a este producto es falsa. Yo noté el olor químico, ví que el resto sintió el olor y tuve una hemorragia nasal”, escribió.
Overlook Harvesting dijo que nunca supo nada sobre esos problemas por parte de los obreros, ya que de haber sabido, “tales denuncias habrían sido investigadas”.
En octubre de 2020, el MDARD llegó a una conclusión: los investigadores “no podían refutar ni verificar” si López se había enfermado por Paraquat. La evidencia señaló que López se enfermó, pero el organismo estatal “reconoció que había diversos motivos por los cuales la insuficiencia renal podría ocurrir”, indicó una carta de disposición.
Su muerte, que no fue citada en el expediente judicial, no cambió el resultado.
“Es horrible, es terrible,” dijo Verhougstraete. “Pero al fin y al cabo, sinceramente, no impacta nuestra investigación, porque solamente buscamos la evidencia para apoyar o negar que las normativas sobre pesticidas fueron violadas”.
Aunque el organismo estatal determinó que no hubo ninguna evidencia de la aplicación de Paraquat en 2020, hubo algunas violaciones a las Normas de Protección Laborales, una regulación federal que busca proteger a los campesinos de la exposición a pesticidas, en la etiqueta del producto pesticida.
Overlook Harvesting y Springdale Farms utilizaron los pesticidas “de manera inconsistente con la etiqueta del producto, una violación a la ley de Michigan”, señaló el informe del MDARD. Esto incluía no mostrar la información de seguridad del pesticida, que entrega formación específica a los obreros sobre el terreno o establece las estaciones de descontaminación adecuadas.
El MDARD emitió advertencias por estas violaciones y creó un plan correctivo.
“No imponemos necesariamente la ley federal”, dijo Verhougstraete respecto de las Normas de Protección Laborales. “Lo que hacemos es hacer cumplir el lenguaje en la etiqueta, porque la etiqueta es un documento legal sobre el cual tenemos autoridad”.
El 10 de diciembre de 2020 se cerró el caso.
Overlook Harvesting, que contrató a López, y Springdale Farms lo llamaron un “trabajador valioso empleado bajo la H-2A” y le dieron a la familia sus condolencias.
Overlook Harvesting y Springdale Farms dicen que cooperaron con la investigación del MDARD, la que muestra que “manejaban correctamente la aplicación de los pesticidas y los periodos de espera para que el señor López, y todos los obreros de la cosecha, no estuvieran expuestos a los pesticidas”, afirmó una declaración conjunta.
La empresa también afirmó que “prioriza la seguridad de los trabajadores, proporciona empleo a largo plazo y trata a sus obreros como si fueran familia”.

¿Por qué Emilio murió?
Casi 5 años después, la causa de la enfermedad y la muerte de López sigue sin resolverse.
Él no tenía ningún síntoma evidente antes de venir a los Estados Unidos, según Guillermina López. No indicó ningún problema médico en su documentación de empleo. Y su mujer afirma que rara vez se enfermaba en México, solo tenía dolor de cabeza a veces.
La investigación realizada por el MDARD no menciona la causa de muerte, solamente que López sufrió una insuficiencia renal en los Estados Unidos. Y el expediente judicial no incluye ninguno de los historiales médicos de México donde López visitó a un nefrólogo, un médico especialista en riñones.
Overlook Harvesting sostiene que “las pruebas mostraron que el señor López estaba gravemente enfermo con una insuficiencia renal preexistente”. Pero López le dijo a una enfermera en Muskegon que no tenía historial familiar de insuficiencia renal y “ningún antecedente médico significativo de enfermedad”, según una declaración entregada por Migrant Legal Aid a la investigación sobre pesticidas.
La muerte de López fue desestimada por otros organismos.
Cuando se le preguntó sobre el caso, un portavoz del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Michigan no encontró ningún registro de que la agencia se hubiera involucrado en la investigación.
El Centro de Control de Enfermedades de los EE.UU., que rastrea la exposición a pesticidas en el trabajo, sugirió contactar al Programa de Rastreo de Enfermedades y Lesiones asociadas con Pesticidas de Michigan, a la Agencia de Protección Medioambiental de los EE.UU. (EPA, por su sigla en inglés) y a otros organismos estatales.
La Administración de Seguridad Laboral y Salud de Michigan, MIOSHA, que no tiene ningún registro de Springdale Farms, señaló que sin una investigación independiente “faltaría información suficiente” para determinar si la muerte de López estuvo relacionada con su trabajo.
Normalmente, la OSHA supervisa la salud de los trabajadores, pero las Normas de Protección Laborales ponen a la EPA a cargo de proteger específicamente a 2 millones de campesinos de la exposición a pesticidas. Luego, la aplicación de estas normas la lleva a cabo organismos agrícolas estatales que tienen la autoridad para “regular el uso y abuso” de los pesticidas.
“La OSHA es responsable de todos los aspectos de seguridad laboral para los campesinos, excepto la exposición a pesticidas”, dijo Laurie Beyranevand, directora del Centro de Agricultura y Sistemas Alimentarios de la Escuela de derecho de Vermont.
Esto significa que por lo general la OSHA no investiga si los obreros se enferman debido a los pesticidas.
En Michigan, MIOSHA dice que las Normas de Protección Laborales “abarcan más en cuanto a la protección de los obreros contra la exposición a los pesticidas” que la normativa vigente. Por lo tanto, el MDARD “habitualmente maneja los casos de presuntos envenenamientos por pesticidas”.
Beyranevand, quien también es coautora en informes sobre la regulación de los pesticidas, dice que este marco jurídico es “complicado y poco claro”. Y ya que no hay muchas salvaguardas en los acuerdos entre el gobierno federal y los estados, ella afirma que “hay cosas que pasan inadvertidas”.
Para López, esto significó que su muerte nunca fue investigada; solamente se investigó si se infringió alguna normativa sobre pesticidas que pudiera haber contribuido a su enfermedad.
“Es muy desolador ver cómo tratan a esta comunidad de obreros en los EE.UU., especialmente porque somos tan dependientes de ellos para obtener la comida de cada día”, dijo Beyranevand.
¿Fue por calor?
Pero podría haber una explicación completamente diferente a la muerte de López, según el Dr. Kenneth Rosenman, médico de la Universidad Estatal de Michigan que rastrea la exposición a pesticidas en el trabajo mediante el Programa de Rastreo de Enfermedades y Lesiones asociadas con Pesticidas de Michigan.
Rosenman, quien revisó la investigación sobre los pesticidas y los historiales médicos del MDARD, cree que López sufría de estrés por calor y que fue esto lo que causó la insuficiencia renal. En un boletín informativo el verano pasado, él escribió sobre el caso explicando que “su condición fue consistente con la insuficiencia renal” detectada en los campesinos en el sur de México y en Centroamérica.
“No creo que fuera por pesticidas. No es el resultado que se esperaría de los pesticidas a los que se expuso”, dijo Rosenman. “Y encaja con esta enfermedad renal aguda producida por el calor”.
La exposición al calor extremo puede ser peligrosa y causar golpes de calor, hipertermia o agotamiento por calor. También puede ser letal, con la cifra de muertes por calor en ascenso en los últimos años debido al aumento de las temperaturas por el cambio climático.
El calor es particularmente peligroso para los campesinos, quienes tienen una probabilidad 35 veces mayor de morir de enfermedades asociadas con el calor que otros obreros. Las investigaciones también han asociado el estrés por calor con la insuficiencia renal en un estudio reciente, donde se estudió la insuficiencia renal crónica en las comunidades de campesinos inmigrantes en Georgia.
Aun así, no existe ninguna normativa federal que proteja a los campesinos de trabajar en climas peligrosamente calurosos.
“Si no existen las normativas, puede ser un escenario horrible, ya que no hay ninguna citación ni multa, no hay necesariamente ninguna investigación porque no existe un motivo por el que citar al empleador”, explicó Rosenman.
El día que López fue internado, la temperatura alcanzaba los 24 °C.
Rosenman admitió que 24 °C “no es tan caluroso”, pero que existen otros factores, como trabajos anteriores en campos a alta temperatura, con extenuantes labores y acceso al agua que pueden contribuir al estrés por calor.
Ya fuera por pesticidas o por calor, Rosenman está convencido de que la muerte de López estuvo relacionada con su trabajo.
Es por esto que Rosenman encuentra el caso “particularmente terrible”, porque López regresó a México en lugar de recibir asistencia médica en los Estados Unidos. Como trabajador con una visa, López tenía derecho a la indemnización por accidentes de trabajo para “pagar una atención médica razonable y necesaria”.

La pérdida todavía duele
La muerte dejó un vacío en la familia de López.
En México, Guillermina López ha pasado los últimos 5 años intentando reconstruir su vida sin su esposo.
“Aunque él murió hace un tiempo, la pérdida todavía nos afecta. Me afecta más porque estoy sola y no tengo su apoyo cuando más lo necesito, ya que nuestras hijas están creciendo”, dijo.
Sus hijas ya tienen 8 y 6 años. López volvió a vivir con sus padres y trabaja en los campos mexicanos cosechando frijoles y maíz para mantener a su familia. Ella también fumiga cultivos con pesticidas.
La familia de López ganó una demanda de indemnización por accidentes laborales cuatro años después de su muerte en noviembre de 2024. Migrant Legal Aid conservó las pruebas de la investigación sobre pesticidas y ayudó a Guillermina López a obtener la asistencia jurídica de un abogado para conseguir un acuerdo.
“A veces la vida es difícil, porque ya no tengo su ayuda, pero agradezco a Dios porque a pesar de todo, yo sigo luchando”, afirmó.
Lucas Smolcic Larson contribuyó a este reportaje. La entrevista con Guillermina López fue interpretada por Roberto Acosto y traducida por Kelsey Trotta de Trotta Translations, con revisión de la versión en español por Carolina Moreira.