12
octubre_de_2014
P E R S O N A J E S
SAMY KHALIL / ACTOR
Un príncipe de la escena Tras intervenir en una famosa serie de Telecinco, el joven intéprete sigue volcado en el teatro Una entrevista de ÓSCAR RESINO BELLO Pregonero de las pasadas fiestas patronales de Parla, a caballo entre la televisión y el teatro, Samy Khalil Fernández (Madrid, 1990), no tiene apenas tiempo para el descanso. Hijo de padre palestino y madre asturiana, actor vocacional e intérprete de éxito en la serie de televisión El príncipe, en la que representa el papel de Abdu, un terrorista hermano de Fátima (Hiba Abouk) en una trama que se desarrolla en problemáticos barrios de Ceuta. Tras estudiar en el colegio Calasanz de Pinto, ciudad donde reside, se adentró en el fútbol base de dicha localidad. Posteriormente, accedió a la Joven Compañía de Parla, donde se curtió representando obras como Fuenteovejuna o Ciudadanía. Samy, un joven con gran futuro, sabe que tiene dentro mucho talento que explotar. Y que el tren del éxito le ha reservado ya un billete. -PREGUNTA: ¿Cómo llegó al mundo de la interpretación? -RESPUESTA: Desde pequeñito hacía representaciones en el colegio Calasanz de Pinto, donde todos los años se celebra una Semana del Teatro. Desde casi los 5 o 6 años he estado haciéndolo. Luego ya cuando salí, me comentaron la posibilidad de entrar en la Escuela de Teatro de Parla y comencé a asistir a sus clases. Después llegó la oportunidad de incorporarme a la Joven Compañía. Ese ha sido el ca-
mino, aunque he seguido formándome en el estudio de Juan Codina, por ejemplo. Para mí, salir al escenario todos los días, supone la mayor formación posible. -¿Qué experiencia está teniendo en esta compañía parleña? -Parece una marcianada que una obra del inglés Mark Ravenhill, un autor europeo tan importante que aquí en España prácticamente no se ha interpretado, la represente una joven compañía de un pueblo. Eso ha llamado mucho la atención. Y por parte de la gente, como Ciudadanía es una obra tan fresca y tan actual, que le llega tanto a los jóvenes, ha tenido una gran aceptación en las salas, como hemos visto. Hemos ido con ella a sitios como Soria, donde tuvo un exitazo tremendo. Estoy contento, ya que una obra así, interpretada por jóvenes de Parla y de un dramaturgo como éste, ha sido un triunfo. -¿En qué proyectos está inmerso actualmente? -Ahora estoy centrado en la próxima obra que vamos a interpretar con la Joven Compañía nacional, que también dirige José Luis Arellano. El 11 de noviembre estrenamos Punk Rock, de Simon Stephens, un autor que se está representando en todo el mundo y
“Soy muy maniático. Intento analizar bastante bien lo que el personaje quiere decir”
El actor madrileño Samy Khalil, miembro de la Joven Compañía de Parla.
que es ahora el más importante. El mismo día que nosotros la estrenamos en Madrid, en el Conde Duque, también se estrena en Brodway, en Belfast y en otras ciudades. En Londres se ha representado durante estos años millones de veces. En esto es en lo que estoy volcado. El 20 de octubre, se estrena por fin la película La cosecha, dirigida por Roberto Santiago, y que tenemos muchas ganas de ver, físicamente, en una sala. En televisión también existen cosillas. Estamos trabajando para ver si se concretan pequeños proyectos. -La serie El príncipe, de Telecinco, en la que usted interviene, le está deparando mucho reconocimiento. ¿Cómo está llevando la popularidad que esto supone? -La verdad es que bien. Al princi-
pio, pasar del anonimato a la fama es un poco chocante, pero luego hay que acostumbrarse. Creo que sigo siendo el mismo, continúo viendo a los mismos amigos, a mi familia, sigo viajando de la misma forma, en Metro, y yendo a los mismos sitios. He intentado no cambiar nada. Simplemente, tienes que adaptarte. El último capítulo, en el que tengo más protagonismo, lo vieron casi 6,3 millones de personas. Ha sido un éxito. Todos los episodios han tenido una gran audiencia. Vas por la calle y hablan de ello, te preguntan cuándo vuelve la serie. Y en las redes sociales se interesan sobre cuándo empieza la segunda temporada, se conoce a todos los personajes, hay clubs de fans por todos los lados. Estoy contento porque cuando se hace
una producción nueva siempre te preguntas cómo va a funcionar. Nosotros no nos podemos quejar. -¿Las audiencias en televisión esclavizan o condicionan de alguna forma a los actores en su trabajo o no influyen tanto? -Los actores, sin el público, no podríamos existir. Si hiciéramos un trabajo para nosotros mismos, creo que sería una masturbación propia e individual. El espectador está ahí y es el que decide. No haces un trabajo para que lo vea poca gente, sino para la mayoría y para que guste. En el teatro ocurre igual, evidentemente. Por eso, muchas veces es absurdo mantener algunas series o representaciones teatrales que las ven cuatro personas. No soy partidario de eso. El público es soberano y es el que nos da de comer. -Es usted muy perfeccionista preparando los papeles de los diferentes personajes que interpreta. ¿Tiene algún método especial? -Soy muy maniático. Intento analizar bastante bien lo que el personaje quiere decir y que el guión no sea algo casual, que tenga la importancia que el autor ha querido dar en cada palabra, sin manifestar un énfasis desmesurado, para ser lo más profesional posible, con mucha dedicación. Muchas veces me quita horas de sueño o de comer, pero es algo que hago con gusto y no me puedo quejar. -Es usted un joven valor de la gran pantalla, con muchísimo futuro. ¿Se ve haciendo cine en Hollywood dentro de pocos años o eso queda lejos? -No me gusta contemplar grandes expectativas. Prefiero otras cosas. Yo pienso en el día de hoy y en el de mañana. No paso de ahí. Sé que hoy y mañana tengo que ensayar. Cometería un gran error si estuviese pensando en el futuro. El trabajo diario te pone en tu sitio, con dedicación. Quiero seguir haciendo cine y televisión y que confíen