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Oposición constructiva

ECO OPOSICIÓN CONSTRUCTIVA

Un diputado es un representante. Alguien que vela por los intereses de otro, en este caso, de los vecinos de la Ciudad de Buenos Aires. Una de las principales tareas de la representación es la rendición de cuentas. Por eso, explicar permanentemente cómo se están cumpliendo los objetivos comprometidos es una de las obligaciones centrales de ese rol. La otra, trabajar encarnando los ideales y valores por los que el ciudadano depositó su voto en un determinado espacio político y no en otro, de modo de honrar el pacto tácito de confianza entre el representante y el representado.

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Existen al menos dos señales inequívocas de que en ECO abrazamos esa convicción: por un lado, el ámbito de total libertad que Martín Lousteau procura generar para que todos los legisladores que formamos parte del espacio que lidera podamos trabajar y estudiar los temas con amplitud y profundidad con comodidad; y, por otro, el hecho de que durante todo el año los integrantes del bloque SUMA+ votamos de manera homogénea y coherente con los valores que nos comprometidos a representar.

En ese sentido, el trabajo realizado durante el 2016 y las conclusiones que sacamos de él no hicieron más que reafirmar nuestro convencimiento sobre la necesidad de que la Ciudad tenga una visión clara de lo que debemos construir y una hoja de ruta de cómo llegar a ella en el largo plazo y de modo integral, y no con parches que duran poco.

Nuestro espacio se comprometió a trabajar por una Ciudad moderna y de iguales, y para alcanzarla una de las discusiones fundamentales que dimos y seguiremos dando es qué tipo de planeamiento urbano queremos. En ese sentido, estamos seguros de que hay dos cuestiones que no se pueden negociar: que el espacio público siga siendo público y que se genere desarrollo en los rincones más postergados de la Ciudad. Creo que es aquí donde reside nuestra mayor discrepancia con el oficialismo, porque consideramos que el PRO abusa del recurso de financiar los proyectos sociales a través de la cesión de espacios públicos para el desarrollo de negocios inmobiliarios, sin explorar otras alternativas de financiamiento para los proyectos que encara.

La pregunta que nos hacemos es si la única manera de financiar la integración de la Ciudad es vendiendo pedazos de ella. Creemos que no.

Por otro lado, consideramos que una ciudad moderna y de iguales tampoco se puede construir si no asignamos bien las prioridades. En ese sentido, el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires cuenta con el presupuesto más alto de su historia. Sin embargo, no sólo que eso no se traduce en más salud, más educación, más seguridad, sino que se invierte proporcionalmente menos en temas centrales. Si bien celebramos que el presupuesto en vivienda haya aumentado 161% para el 2017, nos preocupa el retraso en inversión en educación y salud que disminuyeron 4,7% y 2,8% respectivamente su participación en el Presupuesto total desde que comenzó la gestión PRO.

El presupuesto presentado para el año 2017 proyecta un déficit fiscal de $ 6.200 millones, lo que significará el noveno ejercicio deficitario en 10 años del PRO al frente de la Jefatura de Gobierno. En tanto, la deuda pública se multiplicó casi 6 veces (pasará de US$ 571 millones en 2007 a US$ 3.236 millones en septiembre de 2016) y los intereses generados por esa deuda representarán el 4% del total del gasto de la Ciudad, cuando en 2007 sólo representaban el 1%.

El déficit de hoy y el aumento del endeudamiento que genera, significan mayores impuestos o menores gastos en el futuro. Por ello, hubiese resultado relevante que el gasto proyectado posea un sesgo virtuoso hacia educación y salud, de forma de poder ir corrigiendo las marcadas injusticias sociales existentes entre el sur y el norte de la Ciudad.

Señalar estas situaciones que nos preocupan y destacar y acompañar aquellas que consideramos positivas -como mencioné en la carta introductoria- forman parte de nuestra conciencia de que los porteños nos eligieron en 2015 no para gobernar, sino para ser una oposición constructiva. Es decir, una oposición responsable, que acompañe al gobierno en aquello que haga bien, que ofrezca otra mirada en aquello que se pueda mejorar y que señale aquello que esté mal proponiendo siempre alternativas innovadoras y superadoras.

Quienes integramos ECO asumimos esa responsabilidad y trabajamos en esa línea desde los distintos lugares que ocupamos en la Legislatura, el Consejo Económico y Social, la Auditoría General de la Ciudad, la Agencia de Bienes y el Banco Ciudad, entre otros organismos. Teniendo como norte a las prioridades de los vecinos, nos esforzamos para trabajar poniendo al ciudadano en el centro de la escena y profundizando en los temas con coherencia y rigurosidad, con el objetivo de provocar la evolución que queremos ver en nuestra Ciudad.

Tenemos claro que estamos en política para construir una Buenos Aires mejor, y esa es la principal razón por la cual actuamos siempre de forma propositiva, entendiendo que el debate y el intercambio de visiones e ideas es fundamental para poder consolidar un espacio colectivo que, nutrido de la participación de todos, pueda alcanzar el objetivo de gobernar la Ciudad para convertirla en una ciudad más justa y equitativa.

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